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Cuatro mujeres periodistas hablan de la violencia digital en El Salvador de Bukele

“Pendeja”, “inservible”, “loca”, “perra”, “escort”, “sinvergüenza” son algunos de los insultos que recibe de forma constante, a través de sus redes sociales, la periodista salvadoreña Wendy Monterrosa. 

Monterrosa, cofundadora y directora de la plataforma de periodismo de profundidad Voz Pública, tiene una trayectoria de más de 20 años en televisión y es una de las caras más visibles del periodismo en El Salvador. 

En los primeros tres meses del año pasado, también se posicionó como la periodista salvadoreña más atacada en redes sociales según el informe sobre violencia digital basada en género publicado por la Asociación de Periodistas de El Salvador (APES).

Desde que el presidente Nayib Bukele asumió el cargo en 2019, El Salvador ha experimentado un grave deterioro del acceso a la información y un aumento del acoso contra los profesionales de los medios de comunicación. Pero son las periodistas del país quienes se han llevado la peor parte de los ataques. La violencia en línea contra las mujeres -a diferencia de contra sus homólogos masculinos- contiene un elemento significativo de misoginia y lesbofobia. Casi uno de cada cinco comentarios contra mujeres periodistas implica violencia sexual, según la APES.

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Wendy Monterrosa, cofundadora y directora de la plataforma de periodismo de investigación Voz Pública. (Foto: Cortesía)

“Los ataques tienen una manera más intensa y más cruel hacia las mujeres”, dijo Monterrosa a LatAm Journalism Review (LJR). “Difamaciones y calumnias que muchas veces están vinculadas con el tema de nuestro aspecto”.

 

Amenazas de violencia sexual

En 2021, Gabriela Cáceres, periodista de investigación del medio digital El Faro, participó junto a los periodistas Oscar y Carlos Martínez en la investigación que reveló las negociaciones del gobierno del presidente Nayib Bukele con las pandillas

Los teléfonos de los tres reporteros fueron interceptados con el software de espionaje Pegasus. Pero, Cáceres, a diferencia de sus colegas hombres, recibió amenazas de violación y otras agresiones sexuales. 

“Ellos recibieron muchos ataques también pero eran más mensajes de burla o bullying pero no de índole sexual como a mí”, dijo Cáceres a LJR. También circularon en redes sociales montajes de imágenes de la periodista junto a pandilleros. 

Desde el año pasado, Cáceres ha sufrido ataques también por una condición de discapacidad temporal. “Tuve un accidente que me dejó en silla de ruedas y eso añade una capa adicional al riesgo de vulneración”, dijo ella. “Cuando publiqué una investigación sobre los hermanos de Bukele, me llegaron a enviar comentarios de que mejor me quede en una silla”. 

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Gabriela Cáceres, periodista de investigación del medio digital El Faro. (Foto: Cortesía)

Y no solo sucede con las periodistas, las fuentes mujeres también corren el riesgo de recibir este tipo de mensajes. “En una ocasión entrevisté a una magistrada, que ha sido abiertamente crítica, y cuando se publicó la nota todos los mensajes en redes sociales en su contra eran sobre sexo”, dijo Cáceres. “Me toca prepararlas y advertirles que eso puede pasar”. 

Cáceres dijo que estos ataques tienen un trasfondo cultural. “El Salvador es una sociedad bien machista”, dijo. “Al mismo tiempo, quienes atacan se sienten respaldados por el presidente de la república”.

 

Maquinaria comunicacional

Durante el gobierno de Bukele, los trabajadores de la prensa han enfrentado un incremento en la persecución judicial,  espionaje y censura. 

Inclusive investigaciones periodísticas han confirmado la existencia de “granjas de trolls”, administradas por el oficialismo, encargadas de manipular el discurso político en línea 

“El gobierno emplea toda su maquinaria de comunicación para atacar a periodistas”, dijo Monterrosa. “Y a toda me refiero a cuentas de diputados, funcionarios, personas afines, operadores políticos y youtubers”.

Claudia Ramírez, jefa de información de Prensa Gráfica, tiene 11.000 seguidores en X.  Cuando publica un reportaje sobre el gobierno o alguna opinión sobre la situación del país puede llegar a recibir cientos de comentarios intimidatorios. 

“Son ataques orquestados”, dijo Ramírez a LJR. “Provienen de cuentas que tienen pocos seguidores y que no tienen fotos ni nombres que los identifiquen”. 

El pasado 3 de febrero, Ramírez publicó un tweet que decía “no pudimos ser una potencia tecnológica, ni cripto, seamos una mega cárcel entonces”. Esto después de que Bukele ofreciera aceptar deportados de Estados Unidos de cualquier nacionalidad, incluidos ciudadanos estadounidenses, en sus prisiones.

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Claudia Ramírez, Jefa de Información de La Prensa Gráfica. (Foto: Cortesía)

Recibió unas 65.000 visualizaciones y más de 140 respuestas que iban desde “periodista de quinta” hasta “cállese, perra”.

“No puedo asegurar si estos trolls reciben un pago o no. Pero, a veces, pareciera que se les acaba el presupuesto porque desaparecen por un tiempo”, dijo Ramírez. “Ahora están activos porque hay muchos temas sobre la mesa. En época de elecciones aumentan también”.

 

Mantener un bajo perfil

Desde hace unos años, la periodista de investigación especializada en temas de género Karen Moreno ha decidido minimizar sus interacciones en las esferas digitales debido a los ataques constantes. 

“Prostituta de la comunicación” es uno de los mensajes que registró la APES contra la periodista en su informe sobre violencia digital. Moreno aparece como la segunda periodista más atacada de El Salvador. 

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Karen Moreno, periodista de investigación especializada en temas de género. (Foto: Marvin Romero).

“Decidí dejar de expresar mi opinión públicamente o limitarme en cuanto a la publicidad de mis propias investigaciones”, dijo Moreno a LJR. “Los mensajes de odio han sido exagerados. Trato de hacer caso omiso a los comentarios pero, aún teniendo formación en género y conocimiento sobre el tema, es abrumador y me afecta”.

Moreno dijo que, además de publicar menos en redes sociales, limita quienes pueden responder a sus publicaciones y evita publicaciones sobre su vida personal. “En una ocasión sacaron fotos de mi Instagram, las hicieron públicas y dijeron que yo tenía una pareja de oposición”, contó. 

También recomienda asistir a terapias psicológicas para drenar y evitar que afecte otras áreas de la vida. 

Hay otras periodistas que han llegado a limitar sus salidas e interacciones en persona por miedo a que las amenazas pasen del ámbito digital a la realidad. 

“Yo he dejado de asistir a ciertos lugares e intento trabajar más en casa y salir solo a sitios puntuales si es necesario. Prefiero no exponerme”, dijo Monterrosa. “El miedo existe y eso es parte de un activo de este gobierno: utilizar el miedo como herramienta, como estrategia para paralizar”.