La investigación periodística conocida como “La Estafa Maestra” cimbró el sistema político mexicano al exponer un esquema de corrupción en el que estaban involucrados integrantes del gabinete del entonces presidente Enrique Peña Nieto.
Publicada en septiembre de 2017 en los medios digitales Animal Político y Mexicanos Contra la Corrupción e Impunidad (MCCI), la investigación tuvo impacto mediático y político que atrajo la atención de la editorial Planeta, la cual se acercó a los autores para ofrecerles publicar su trabajo como libro. Los periodistas Nayeli Roldán, Miriam Castillo and Manu Ureste aceptaron.
Cinco años después, Roldán y Ureste publicaron otro libro, “La estafa maestra: la historia del desfalco”, con un minucioso seguimiento a la investigación original.
Nayeli Roldán y Manu Ureste, periodistas del medio Animal Político, publicaron dos libros basados en una investigación periodística que cimbró la política en México. (Foto: Captura de pantalla)
Ambos libros aumentaron el impacto de su trabajo periodístico y lo llevaron a públicos diferentes de los que la leyeron en Animal Político y en MCCI, además de que dieron a los autores prestigio y exposición mediática.
“[Publicar un libro] te sitúa con el tema en los medios de comunicación”, dijo Ureste a LatAm Journalism Review (LJR). “Eso a mí me me repercute en un mayor conocimiento de la gente que me sigue o me lee”.
LJR consultó a periodistas de investigación en México, los cuales coinciden en que la publicación de libros otorga visibilidad extra a su trabajo. Esto, dicen, es especialmente relevante en un país donde los intentos de desprestigio al periodismo son constantes y donde los reporteros enfrentan múltiples tipos de peligro y violencia.
Los autores consultados dicen que los libros basados en periodismo investigativo pueden representar también una mayor protección contra intentos de censura comparado con la publicación en medios tradicionales, así como ingresos extra para los periodistas.
En años recientes, el periodismo de investigación en México ha sido blanco de personas en el poder que buscan desacreditarlo, así como de grupos políticos y criminales que lo amenazan, dijo la periodista Sandra Romandía, autora de los libros de investigación periodística sobre grupos del narcotráfico en la capital mexicana “Narco CDMX” y “Las siete mafias chilangas”.
“Hacer libros para plasmar ahí historias de no ficción y de periodismo, e investigaciones particularmente, es un canal y un formato válido, pero aparte muy utilitario para nuestros tiempos, especialmente en el contexto mexicano”, dijo Romandía a LJR. “La elaboración de esas historias en un libro, en un documento necesario, importante, que a los lectores les pueda ser de referencia, de interés, es una opción importante”.
Los libros ofrecen a los periodistas espacios mucho más amplios para desarrollar temas importantes con mayor profundidad que la que permite el ritmo del día a día en las redacciones de diarios, revistas o medios digitales, dijo Enrique Calderón, director literario de la editorial Grijalbo, que tiene en su catálogo numerosos libros de investigación periodística sobre temas de política.
“La importancia del libro se adquiere cuando el libro logra sintetizar de alguna manera el caos informativo”, dijo Calderón a LJR. “A lo que aspiramos para volver un libro relevante es esa síntesis que realiza el periodismo, que pueda apelar a un lector, que busque un entendimiento más profundo, aunque no necesariamente sea una novedad noticiosa”.
Los libros también dan a los periodistas más espacio para reflexionar sobre los temas que investigan. Es esa reflexión lo que hace que los libros de investigación periodística reúnan en un solo documento todo lo que está disperso sobre un tema en los medios o en las redes sociales, dijo Calderón.
“La principal aportación de los libros es la serenidad, poner un poco de pausa y generar algún tipo de reflexión dentro de ese mismo caos, la velocidad de la información”, dijo. “El libro lo que aporta es precisamente un espacio de reflexión sobre el presente”.
La oportunidad de reflexionar también da al periodista la posibilidad de echar mano de su creatividad e inspiración para crear un contenido que va más allá de lo informativo para convertirse en un producto de esparcimiento.
Por esa razón, el periodismo narrativo y géneros como la crónica y el ensayo son los que mejor se adaptan al formato del libro, coincidieron los periodistas consultados.
“El libro se presta más para hacer crónica, para hacer este periodismo narrativo, para describir escenas, diálogos, personajes… Y eso hace de la información que el lector va a adquirir algo mucho más enriquecedor”, dijo Romandía. “Echar la pluma libre, dar rienda suelta a la creatividad, a la inspiración para poder contar lo que vimos, lo que documentamos, lo que investigamos de una manera más interesante, más atrayente al lector, es uno de los puntos positivos de hacer una obra periodística”.
Ureste dijo que una investigación periodística en libro debe incluir datos duros, pero contados de forma más digerible y atractiva para el lector. Su libro “La estafa maestra: la historia del desfalco” inicia con una escena narrada como si se tratara de secuencia de una película, para la cual incluso los autores contaron con el apoyo de un guionista de cine. No obstante, agregó, tanto él como Roldán siempre tuvieron cuidado de no faltar al rigor periodístico ni alejarse de la realidad.
La periodista Sandra Romandía ha publicado dos libros con investigaciones sobre el tráfico de drogas en Ciudad de México. (Foto: Capturas de pantalla)
“Supimos adecuar todo el trabajo periodístico que teníamos para contarlo de una manera mucho más atractiva para el lector”, dijo Ureste a LJR. “Eso creo que es lo que le llama mucho la atención a la gente. Pero tenemos claro que no somos autores de ficción, somos periodistas y entonces no cabe ni una licencia siquiera.
Incluso las escenas dialogadas que aparecen en “La estafa maestra: la historia del desfalco” están 100 por ciento apegadas a los testimonios de las personas implicadas en este caso, a los cuales Ureste y Roldán tuvieron acceso gracias a una exhaustiva cobertura de los juicios derivados del caso de corrupción.
“La gente al final quiere, de alguna forma, enterarse, informarse, pero si en el camino además le planteas un texto atractivo de leer, que creo que se puede lograr sin faltar a lo que es el rigor periodístico, pues obviamente es mucho mejor”, dijo Ureste.
Calderón, por su parte, dijo que los libros de investigación periodística en su sello editorial que mejor se mueven actualmente en México son los que abordan temas como política, narcotráfico y corrupción. Pero de éstos, los que generan mayor conversación son los que incluyen denuncias contra el poder.
“Eso es lo que buscamos. Si hay, por ejemplo, una investigación sobre narcotráfico, funciona cuando hay una denuncia concreta contra una instancia del poder público”, dijo Calderón. “Insistimos en que nuestros libros se crucen no nada más con una sensibilización de un tema sensible, como pueden ser corrupción, violencia, inseguridad, etcétera, sino que también tenga una especie de exigencia de revisión de cuentas a alguna figura pública”.
Investigar sobre presuntos crímenes y corrupción, sin embargo, no está exento de riesgo.
Los libros de periodismo investigativo de la renombrada periodista mexicana Anabel Hernández han sido objeto de demandas. Una de las más recientes fue la que interpuso la actriz y cantante Ninel Conde luego que Hernández reportó en su libro “Emma y las otras señoras del narco” que Conde supuestamente mantuvo una relación con el narcotraficante Arturo Beltrán Leyva y habría colaborado con él para lavar dinero.
En diciembre de 2024 se dio a conocer que la actriz perdió la demanda, por la cual exigía a la editorial que editó el libro un pago millonario por supuesto daño moral. El equipo de abogados que llevó el caso dijo que la libertad de expresión prevaleció frente al derecho a la propia imagen de una figura pública.
Publicar investigaciones periodísticas bajo un sello editorial importante tiene la ventaja que los autores están respaldados por equipos legales en caso de demandas o intentos de censura, cosa que no siempre ocurre en medios de comunicación, mucho menos aquellos pequeños o independientes, dijo Romandía.
“En México, los medios de comunicación y los periodistas que trabajamos de manera independiente, no tenemos grandes despachos de abogados que nos defiendan”, dijo la periodista. “Lo que yo veo de positivo es que los libros, en el caso de las editoriales, las más fuertes sobre todo, sí tienen al menos sus áreas jurídicas, de modo que tú como periodista sabes que al menos te van a acompañar en una posible demanda”.
Romandía dijo que, aunque nunca ha sido demandada por sus libros, sí ha sido víctima de amenazas en el proceso de investigación de algunos de ellos. Pero sí sabe de colegas que han recibido amenazas de demandas para intentar frenar sus indagaciones.
La periodista dijo que, en su experiencia, el protocolo que existe en las casas editoriales para verificar que toda la información que se publica esté respaldada por evidencia es muy meticuloso.
“Para que un libro salga a la luz significa que está acreditada la información, existe un proceso y una metodología para revisar que esa historia fue real, por tanto pues no deberían de existir [las demandas], pero pues las hay”, dijo Romandía. “En ese sentido sí hay un acompañamiento como mucho más estrecho”.
La periodista Alejandra Ibarra sostiene una copia de su libro "Causa de Muerte: Cuestionar al Poder". (Foto: Captura de pantalla del sitio web de Alejandra Ibarra)
Calderón dijo que casas editoriales como Grijalbo están preparadas para posibles demandas en el caso de libros que pudieran tocar intereses de terceras personas. Existen protocolos de revisión jurídica de los textos antes de su publicación y acompañamiento legal a los autores en caso de demandas, agregó.
“Tenemos un despacho que nos ayuda a leer los manuscritos y esos abogados especializados en libertad de expresión, entre otras cosas, van señalando algunos pasajes que pueden ser problemáticos”, dijo Calderón. “No se trata de borrar información o de quitar alguna historia, sino más bien de cuidar la manera en la que se formula, en la que se cuenta historia”.
Alejandra Ibarra, periodista y autora de los libros de investigación periodística “Causa de muerte: Cuestionar al poder” y “El Chapo Guzmán: el juicio del siglo”, coincidió en que los libros están menos expuestos a los intentos de censura porque, en general, suelen tener más visibilidad que los reportajes en medios tradicionales. Sobre todo si las editoriales y los autores cuentan con cierto reconocimiento y prestigio.
“Si hablamos de censura en términos de violencia física, creo que la visibilidad del libro y del autor van a jugar un papel importante”, dijo Ibarra a LJR. “Si el autor ya es muy reconocido, la editorial va a ser grande y la visibilidad del libro y el autor se potencian y pueden servir como medida de protección. Es difícil que a alguien muy visible, muy reconocido y muy famoso lo ataquen físicamente”.
Ibarra dijo que algo similar ocurre con los intentos de censura a través de campañas de descrédito o ataques a la reputación de los periodistas, que en México suele ocurrir desde las altas esferas del poder. La fama y prestigio de los autores juegan roles importantes, ya que es más difícil que una campaña de descrédito contra alguien a quien la gente quiere y en quien confía tenga éxito, agregó.
Los autores consultados coincidieron en que publicar investigaciones periodísticas en libros otorga prestigio y, en ocasiones, exposición mediática. Pero, ¿qué tanto representa una fuente extra de ingresos?
Las ganancias económicas por regalías editoriales también dependen de factores como la fama y la trayectoria del autor. Pero actualmente, tener una audiencia propia o cantidades significativas de seguidores en redes sociales juega un papel importante en el nivel de ingresos que pueda generar un libro, dijo Ibarra.
“Si tienes una audiencia propia que te sigue y te cree y le gusta lo que haces, es muy probable que compren tus libros. También es muy probable que una editorial grande te publique y te promocione”, dijo Ibarra. “Si estás en ese feliz escenario, supongo que la venta de libros sí puede ser un porcentaje significativo de tu ingreso”.
Los periodistas que no entran en esa categoría y los que publican sus investigaciones en editoriales pequeñas o independientes suelen incluso poner de su bolsillo para el proceso de producción de sus libros, dijo Ibarra.
“Existen los que no tenemos una cantidad significativa de seguidores y que no publicamos best sellers anuales. En estos casos, los libros que se trabajan tienen una inversión de recursos considerable del propio autor”, dijo Ibarra. “Cuando es así, las regalías pueden ser un ingreso extra anual valioso, pero no es el sustento principal”.
Ibarra dijo que entre más se le invierta a construir una comunidad en redes sociales, a la investigación en sí y al proceso editorial, mejor se pueden aprovechar los recursos de las editoriales y mayor va a ser la ganancia de los autores.
Romandía dijo que la precarización del trabajo de los periodistas en México se extiende también a la industria editorial. No obstante, si bien pocos son los periodistas que pueden vivir únicamente de publicar libros, las regalías sí pueden llegar a ser un ingreso importante.
“Son ingresos extras que siempre se agradecen en una en una industria que está tan precarizada”, dijo Romandía. “Son simplemente ingresos de apoyo que a lo mejor no podrías tener así de golpe en tu medio o publicando un reportaje en otro lado. [...] Definitivamente, al menos en mi caso y en el caso de mis colegas cercanos, no vemos que se pueda vivir de hacer libros periodísticos en México”.
El libro "Emma y las Otras Señoras del Narco", de la periodista de investigación Anabel Hernández, fue causa de demandas. (Foto: Captura de pantalla)
Ureste dijo que la carga de trabajo extra y el tiempo que se le deben dedicar a la publicación de un libro de investigación periodística no es equiparable a la paga que se obtiene por éste. Por ello, la mayoría de los autores en México lo hacen más por el prestigio que les otorga que por la ganancia económica.
“Yo recuerdo que me levantaba todas las mañanas tipo 5 de la mañana y hasta las 9:30 lo invertía en el desarrollo del libro. Y el resto del día hacía mi trabajo cotidiano, en Animal Político”, dijo Ureste. “La inversión de tiempo, esfuerzo, recursos, etcétera, que tienes que hacer como periodista para poder escribir un libro con los estándares de calidad del nivel de Animal Político es muy superior, pero por muchísimo, a la retribución económica que se pueda recibir”.
Los libros de no ficción fueron los más vendidos en 2024 en México, con 43.5 por ciento de la venta total de ejemplares, de acuerdo con la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana (Caniem). No obstante, la gran mayoría en este rubro corresponde a libros de educación y de superación personal, y solo un 1.7 por ciento corresponde a libros con temática de temas sociales.
Sin embargo, los niveles de producción y ventas de los libros de investigaciones periodísticas se han mantenido a través de los años, dijo Calderón. Esto se debe, en parte, a que en los últimos 20 años ese tipo de libros ha logrado forjar un público fijo, agregó.
“Hay una cantidad más o menos fija de este tipo de libros que se publican al año, unos con más suerte, otros con menos”, dijo Calderón. “Yo creo que sí van a mantenerse. No van a tener un crecimiento, pero tampoco es que se vayan a terminar ese tipo de libros en el corto o mediano plazo”.
Ureste concuerda en que en México existe un nicho de gente que consume periodismo de investigación, pero no es un público masivo como el que tienen otros tipos de libros de no ficción, dijo. Sin embargo, las editoriales siguen apostándole al periodismo de investigación por la calidad y el prestigio que estos libros aportan, agregó Ureste.
“Evidentemente son empresas y quieren vender libros al por mayor, pero también están apostándole a títulos que, si bien saben que no ganan tanto, les dan un salto de calidad en su sello editorial con periodismo de investigación”, dijo el periodista.
Romandía e Ibarra coincidieron en que publicar este tipo de libros acerca el periodismo de investigación a públicos distintos a los que consumen reportajes en medios de noticias.
“Te dan la posibilidad de acceder a lectores que probablemente no estén en el día a día de las noticias o no están todo el tiempo consumiendo medios de comunicación, pero sí les gusta tener acceso a información, a una historia bien documentada, atractiva, que tenga algo que ver con ellos, con su entorno, con sus intereses, con sus prioridades”, dijo Romandía.