Cuando el proceso de paz con la guerrilla Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc) comenzó en 2015, el equipo de la Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP) del país quiso medir el impacto que el conflicjto armado habría tenido en el periodismo local.
Entre sus hallazgos, publicados en el informe “Cartografías de la información”, se encuentra que 8.8 millones de colombianos viven en zonas de silencio, lo que significa que no tienen acceso a la información local.
Para el informe, el equipo echó un vistazo al ecosistema de medios del país
“Cuántos habían cerrado, dónde no había medios”, dijo Jonathan Bock investigador del Centro de Estudios de la FLIP y coordinador del proyecto, al Centro Knight. “Y empezamos a hacer una prueba de este proyecto en los departamentos que habían sido más afectados por el conflicto como Arauca, Putumayo y la zona del sur del país, y lo que nos encontramos es que había muchos municipios donde no había ningún medio de comunicación”.
Después de esta mirada inicial, el equipo vio que se trataba de un problema que se extendía por todo el país.
“A lo mejor hay alguna emisora que solamente produce música, o un canal de televisión que solo da películas, pero que no da información local”, dijo.
En Colombia, 585 de los 994 municipios mapeados por FLIP están “en silencio”. Además, según Bock, los medios se concentran en las capitales.
“La guerra entre los actores armados dejó en la mayoría de municipios del país un miedo latente para hablar abiertamente sobre temas de interés público; estos lugares continúan siendo desiertos de información”, dice parte de una exhibición que lanzó el informe en el Festival Gabriel García Márquez de Periodismo 2018 en Medellín.
El equipo pasó tres años recopilando información de cerca de 1.000 municipios para producir el informe. También entrevistaron a más de 2.000 periodistas de 1.800 medios de comunicación.
Existe el caso de San José de Uré, en el norte de Colombia, donde solo hay dos medios: una cartelera sostenida por dos varas de madera dirigida por un líder comunitario y una estación de radio comunitaria que ha tratado de ser legalizada sin éxito. Según la FLIP, en la ciudad, hay cosas de las que la gente no habla: paramilitares, narcotraficantes, bandas criminales (conocidas como bacrim), sicarios, entre otros.
En Jericó, en el departamento de Antioquia, una estación de radio depende en gran medida de la publicidad proporcionada por una compañía minera local, según el informe. Por el contrario, un periódico local que no recibe publicidad de esa compañía, u otros similares, no puede pagar a sus empleados.
Durante el prolongado conflicto armado, las estaciones de radio administradas por las fuerzas de seguridad llegaba a las ciudades con fines militares y comerciales. Son utilizadas para desmovilizar a los guerrilleros y aumentar la moral, como explica el informe de la FLIP. Y en muchas ciudades afectadas por el conflicto armado, son la única fuente de información local en la radio.
El equipo de FLIP descubrió dos características comunes de las zonas de silencio: la falta de recursos para equipo y operación, y la censura. En el caso de este último, la FLIP dice que ciertos intereses obligan a la censura y que los periodistas también se callan debido a la publicidad que necesitan para sobrevivir.
Más allá de observar áreas sin acceso a información local, la exhibición analiza el conflicto entre las estaciones de radio militares y comunitarias. Los dos son desiguales en términos de financiamiento, infraestructura y apoyo institucional, según la FLIP. Además, dice que las estaciones de radio militares – de las que hay 108 – se han pensado en términos de apoyo a la lucha armada, no de proporcionar información a los ciudadanos. Y en algunos casos, las estaciones de radio comunitarias han sido estigmatizadas, según FLIP.
El informe también analiza el estado de la conexión a internet en el país y su impacto en los medios. "En 12 departamentos en Colombia, la velocidad de internet es entre 60 y 100 veces más lenta que en Bogotá", explicó la exposición.
Para ciertas áreas, esto significa que es imposible lanzar un medio digital enfatizó el informe. Como ejemplo, solo 171 de los 1.805 medios investigados fueron digitales.
Y, por último, el informe analiza las condiciones financieras con las que trabajan los periodistas. De los 1.805 medios analizados, “340 pagan menos de un salario mínimo”.