Hace un año, el periodista Miguel Mendoza fue desterrado de Nicaragua sin oportunidad de despedirse. El 9 de febrero de 2023, el régimen de Daniel Ortega liberó a 222 presos políticos, los envió en un avión a Estados Unidos y les quitó su nacionalidad.
En ese grupo estaba Mendoza quien pasó casi dos años en prisión. El periodista había sido detenido el 21 de junio de 2021 y luego sentenciado a nueve años de prisión por haber cometido supuestamente, según la justicia nicaragüense, los delitos de conspiración y diseminación de noticias falsas.
“Tengo un año aquí y me parece que este año se ha ido veloz. Parece que ha pasado un mes o dos meses de nuestra liberación y todavía cargamos con estas secuelas de la prisión. Secuelas físicas, pero más que todo mentales”, contó Mendoza a LatAm Journalism Review (LJR).
Mendoza pasó 598 días en la prisión “El Chipote”, conocida por las torturas que se realizan en el lugar. Allí vivió, según sus denuncias, con poco acceso a la luz solar, aislado, en una celda llena de insectos, sin acceso a inodoro, sin posibilidad de saber la hora ni poder leer.
“En Nicaragua la escalada de represión criminal es brutal. Superior a cualquier otra. Los métodos que emplean Ortega y Rosario Murillo [vicepresidenta y primera dama] son brutales, no dan respiro y son todos los días. Hoy amanece y mañana hay otro incidente”, dijo Mendoza.
Para el nicaragüense no hubo un momento o razón específica que lo llevara a su encierro y posterior destierro, sino un cúmulo de situaciones. A pesar de ser un periodista deportivo, en su programa de radio y a través de sus cuentas de Twitter y Facebook denunciaba violaciones a derechos humanos y era crítico con el gobierno de Ortega.
Según contó Mendoza a LJR, pesar de las amenazas que recibía no se imaginó jamás que iba a ser uno de los primeros periodistas en ser enviado a prisión.
“Yo decía: ‘todavía hay gente muy conocida allá afuera’. Inclusive, una vez platicando con colegas les dije: ‘cuando metan preso a Carlos Fernando Chamorro, al día siguiente corremos todos’. Esa era nuestra medida. Lo que no me imaginaba era que el mismo día que fueron por Carlos, me meterían preso a mí”, contó.
A pesar de lo vivido, Mendoza no ha dejado que el miedo lo afecte.
“No me arrepiento de nada. Yo estaba haciendo periodismo, no estaba inventando noticias”, dijo él.
El periodista confesó que antes de ser liberado de la prisión, lo primero que pensó es que recibiría casa por cárcel. Dijo que no procesó que estaba libre hasta algún tiempo después.
“No es algo que se procese rápido. No fue que dije ‘ya estoy en un avión, voy a la libertad’. No, yo lo procesé como a la semana. A la semana me di cuenta que podía seguir, podía ordenarme, podía conseguir herramientas y podía seguir ejerciendo”, dijo Mendoza.
Mendoza era solo un niño cuando triunfó la Revolución Popular Sandinista (RPS), en 1979. Su decisión de ser periodista estuvo influenciada por su consumo de los pocos medios de comunicación que había en los años 80 en su país y sobre todo por su deseo de escribir crónica deportiva.
“En 1981, uno de mis hermanos tenía una zapatería. Allí ponían la radio y empecé a escuchar el programa de deportes Doble Play dirigido por el periodista Edgar Tijerino. Así se me pegó la inquietud por el béisbol y me convertí en un oyente de todos los días”, dijo Mendoza.
En 1989, después de evadir el servicio militar, Mendoza se trasladó a Managua para matricularse en la Universidad Centroamericana (UCA) y estudiar periodismo.
“Tenía notas destacadas como estudiante de secundaria, pero yo era muy bueno en matemáticas, incluso gané unas olimpiadas. Mis profesores se sorprendieron cuando opté por el periodismo, porque decían que nada tenía que ver con números”, contó el periodista.
Al salir al mundo laboral, Mendoza inició sus pasos como cronista deportivo en el canal del gobierno, luego en un periódico, hasta que en 1995 la vida lo llevó a trabajar con su ídolo de la niñez Edgar Tijerino, en el mismo programa que escuchaba mientras crecía: Doble Play. Estuvo allí 26 años y sólo se marchó tras ser detenido.
“En ese programa hablábamos de todo. Era un programa independiente donde Edgar pagaba el espacio, así que no teníamos que rendirle cuentas a los dueños de los medios. Me sentía en libertad de decir las cosas”, explicó Mendoza.
En 2023, Mendoza fue galardonado con la Mención Especial del Premio Maria Moors Cabot. La periodista Nayeli Roldán, de Animal Político de México, también recibió la Mención Especial.
Según el Jurado Cabot, la mención “honra a periodistas de Nicaragua y México, países donde el periodismo independiente está amenazado, por su compromiso de informar la verdad frente a los ataques”.
El periodista, en su discurso durante la entrega del galardón en la Universidad de Columbia en Nueva York, hizo una comparación del momento con el deporte que ha marcado su carrera: “este es mi jonrón, este es mi serie mundial y en Nueva York”.
Mendoza expresó a LJR su entusiasmo por el reconocimiento y explicó que en su discurso quería resaltar la crisis de medios en su país, que está marcada por la persecución, la falta de libertad de expresión y ahora el exilio.
El periodista se encuentra en la actualidad en Estados Unidos bajo la figura de un parole humanitario y en proceso de solicitud de asilo político. No puede regresar a Nicaragua pero se mantiene lo más conectado posible a su país.
“Veo los partidos de béisbol de Nicaragua, sigo a los muchachos que vienen a pelear aquí [boxeo], sigo el deporte nicaragüense, sigo los acontecimientos de la política, leo a los medios independientes que están en el exilio. Lo único que no hago es ver los medios de propaganda de la dictadura”, dijo.
Los colores azul claro y blanco de la bandera de Nicaragua lo acompañan detrás de muchas de las entrevistas que da o pública en su canal de youtube, El Informante. Sus contenidos en otras redes sociales también continúan con foco en Nicaragua.
“No me he despedido, todos los días pienso sobre lo que haría si todo cambiara en Nicaragua. Ayer precisamente platicaba con Margin [mi esposa] sobre decidir si quedarnos o regresarnos de inmediato, sobre las cosas que quedaron inconclusas. Mi hija todos los días recuerda su colegio, su idioma”, dijo Mendoza. “La verdad es que no me he despedido y creo que cuando la deje ir [a Nicaragua], si algún día se da esa situación, voy a descansar”.