"Desde los inicios del brote, la libertad de expresión y el derecho a la información se convirtieron en una víctima más de la pandemia. A nivel global, la desinformación y el discurso de odio se expandieron poco a poco atravesando fronteras y provocando miedo, estigmas y perjuicios contra diversas poblaciones, principalmente asiáticas, así como contra las víctimas de la enfermedad".