Por primera vez en sus 21 años de historia, el Simposio Internacional de Periodismo Online (ISOJ) se celebró exclusivamente en línea en 2020. Para ver este panel en inglés, haga clic aquí. Para ver otros paneles en su idioma original (inglés), haga clic aquí.
Fiel a su tradición de unir a la academia con periodistas y ejecutivos de medios, la tarde del 23 de julio, el 21º Simposio Internacional de Periodismo Online (ISOJ) presentó su panel de investigación académica “Poder, privilegio y patriarcado en el periodismo: dinámicas de control, resistencia y renovación de los medios” donde se discutieron los resultados de artículos académicos revisados por pares y que fueron publicados en #ISOJ – la revista oficial el Simposio que se publica cada año en inglés. La revista está cumpliendo 10 años de existencia.
El panel fue moderado por Alfred Hermida, profesor y director de la Escuela de Posgrado de Periodismo de la Universidad de British Columbia (Canadá) y editor invitado de la revista #ISOJ.
Hermida comenzó explicando que las manifestaciones de las comunidades indígenas en British Columbia fue una de las razones para la elección del tema de este año. Según dijo, hubo un debate sobre cómo los medios hacían referencia a estas comunidades, unos medios les llamaban “manifestantes” y en otros “protectores de la tierra”. Explicó que algunas críticas hacia los medios señalaban que al decir “manifestantes” se creaba la idea que no tenían un “reclamo legítimo sobre esa tierra”.
“Y fue un ejemplo de cómo el lenguaje que usan los periodistas, las decisiones que toman en términos de cómo referirse y enmarcar eventos como estos dan forma a la historia. El lenguaje utilizado por los periodistas refleja las estructuras de poder y los prejuicios integrados en las estructuras de los medios”, explicó Hermida.
En esa línea, las investigaciones presentadas responden a preguntas como a quién le sirve el periodismo, quién se beneficia y a quién afecta. Las respuestas a estas preguntas podrían ayudar a “evidenciar el racismo y la cobertura de género sesgada tanto en las redacciones como en las aulas”, agregó Hermida,
Ryan Wallace, de la Universidad de Texas, presentó “‘Somos el 200%’: Cómo Mitú construye la identidad latinoamericana a través del discurso”. Según Wallace, el tema de #ISOJ de este año lo hizo pensar no solamente en los medios principales tradicionales sino también en los medios que consumen comunidades particulares, como por ejemplo la latina.
Mitú es un medio nativo digital presente en diferentes plataformas de redes sociales que busca hablarle a lo que ellos llaman “el 200%”, personas que son 100% estadounidense y 100% latinas. Wallace buscó responder hasta qué punto Mitú logra construir una identidad latino-estadounidense y si su discurso desafía el patriarcado y otras nociones de hegemonía.
Uno de los hallazgos de Wallace se relaciona con Guardaro una especie de mascota que tiene el sitio y que según él es “una metáfora de la participación significa de la comunidad latino-estadounidense tanto en producción y consumo de la cultura estadounidense”. Wallace concluyó que Mitú está “creando activamente una nueva identidad latino-estadounidense” al ofrecer a las comunidades latinas “similitudes en lugar de diferencias”.
Sin embargo, considera que ciertas decisiones de Mitú podrían estar excluyendo a ciertos latinos como por ejemplo el uso de español o usar referencias con las que nuevas generaciones pueden no sentirse tan identificadas como por ejemplo “las telenovelas”. Una situación que podría crear cámaras de eco.
La situación para los periodistas en Rusia no es fácil, ellos deben lidiar con amenazas, arrestos ilícitos y censura, entre otras situaciones. Esa es la razón por la que algunos reporteros han decidido crear lo que Olga Lazitski, de la Universidad de California, llama “periodismo profesional alternativo” (APJ, por sus siglas en inglés). Según explicó, uno de las primeras victorias de los APJ fue lograr la liberación de un periodista a quien habían arrestado por presuntamente poseer drogas luego de grandes campañas en línea y fuera de ella.
Durante su presentación “Periodismo profesional alternativo en la Rusia pos Crimea: resistencia en línea a la propaganda del Kremlin y al status quo”, Lazitski dijo que era importante estudiar estos medios porque “pueden ayudarnos a comprender las formas en las que el periodismo puede reconfigurar las relaciones de poder dentro de la sociedad en regímenes no democráticos y contribuir al desarrollo de las esferas públicas en contextos no occidentales”. Con su investigación, Lazitski quería saber quiénes eran los que hacían este periodismo, cómo lo hacían y a quiénes iba dirigido.
Uno de los hallazgos que le llamó la atención fue la tensión que sienten estos medios entre el “rol de observadores neutrales y el rol de activistas cívicos”. Dijo que aunque la mayoría sabe que hay algo contra lo que se debe luchar (censura, amenazas, etc.), también quiere regirse por la tradición periodística de Estados Unidos: con la idea de imparcialidad y los dos lados de un historia.
“Se posicionan afuera del sistema, pero no como contra-propaganda”, dijo Lazitski. “Es una manera de protegerse a sí mismos, evitar ser llamados parciales o de ataques en cualquier momento. Infortunadamente eso es lo que pasa actualmente en Rusia”.
“Periodismo participativo y la hegemonía de los hombres” fue la investigación de Mark Poepsel de la Universidad Southern Illinois Edwardsville en la que revisó la literatura del periodismo digital participativo que pueden hacer visibles temas como género en las salas de redacción.
Poepsel habló como podrían mejorar técnicas de periodismo participativo que permitan una verdadera discusión sobre por ejemplo derechos de las mujeres. Así por ejemplo, usar redes sociales en busca de mujeres que “desafíen la hegemonía de hombres en los medios” como fuentes para cualquier tipo de historias podría ser un buen ejercicio.
El periodismo participativo, según Poepsel, crea reciprocidad en un momento en el que los medios necesitan recuperar confianza y la audiencia necesita algo en qué confiar. Sin embargo, concluye que en los medios todavía no hay espacio para temas de género e incluso las mujeres que hablan de derechos son vistas como “no profesionales”.
“El campo del periodismo profesional está luchando por sus vidas. Si tienes que elegir, ¿prefieres proteger la red hombres en las salas de redacción o la capacidad de proporcionar información de supervivencia para su audiencia? ¿Prefieres servir a la democracia informando al público o preservar el patriarcado del poder de los hombres sobre ciertas nociones de qué significa ser hombre o qué significa la masculinidad?”, dijo.
Kirsi Cheas y Maiju Kannisto junto con Noora Juvonen, de la Universidad Turku en Finlandia, presentaron “#MarchForOurLives: Voces de adolescentes tuiteadas en noticias en línea” en donde analizaron cómo los medios cubrieron el tiroteo en un colegio de Parkland, estado de la Florida en Estados Unidos. Su investigación buscaba determinar si este hecho transformó la discusión pública sobre la violencia por armas a través del activismo en Twitter.
Según explicó Kannisto el tiroteo de Parkland tuvo una gran actividad en Twitter comparada con otros tiroteos. En este sentido, también los medios dieron más atención a la información que allí se publicada. Medios como The New York Times o CNN publicaron un gran número de tuits como parte de su cobertura, agregó Kannisto. La investigación determinó que los estudiantes de Parkland fueron escuchados.
Sin embargo, explicaron las investigadoras, la línea editorial de los medios influyó la manera como estas voces fueron escuchadas. Por ejemplo los medios más conservadores daban voz a jóvenes activistas pro armas mientras que los más liberales citaban a quienes buscaban regulaciones más fuerte en la venta de armas. Pero en definitiva “las redes sociales cambiaron significativamente la cobertura del tiroteo de Parkland y sus consecuencias”.
Carolyn Nielsen, de la Universidad Western Washington, ver un tuit del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en el que se refería a cuatro mujeres congresistas de color de manera racista, y luego escuchar en un rally como sus seguidores cantaban “devuélvanla” sobre una de ellas, le generó una pregunta: “como los periodistas van a reportar esto”.
Así nació su investigación “Devuélvanla: Narrativas de noticias, interseccionalidad y el surgimiento de mujeres de color políticamente poderosas” en la que analiza tres medios en cuatro aspectos: si llamaban directamente “racismo” estos actos; si podían ver la interseccionalidad de mujeres como la congresista Ilhan Omar (quien es nacionalizada estadounidense y quien es la primera mujer musulmana en llegar al Congreso); si podían ver las acciones del Presidente como parte de un sistema o lo veían común un acto personal; y si los medios reflejaban los valores que decían defender.
Nielsen estudió el caso para The Washington Post, VOX y Buzzfeed. El primer medio es un ejemplo de lo considerado media legacy (algo así como “medio de legado”), VOX que se muestra a sí mismo como “periodismo de explicación” y Buzzfeed que se centra en lo que se conoce como Periodismo 3.0, es decir, que se centra en lo que está hablando la gente para reportarlo.
Para Nielsen el medio tradicional hizo una mejor tarea al tratar estos temas, sin que signifique que no tiene problemas. “Los nuevos tipos de periodismo hablan de nuevos valores, pero no los demuestran”, dijo Nielsen, quien agregó que la cobertura de VOX por ejemplo no fue “periodismo explicativo” como aseguran hacerlo. Sin embargo, aseguró que en los medios “hay potencial para romper con el racismo”, y que hay “buenas noticias desde el periodismo tradicional”.
Tras las presentaciones, Amy Schmitz Weiss, directora de investigación académica de ISOJ, anunció el Premio ISOJ que fue para Ryan Wallace.