Investigaciones académicas recientes sobre el periodismo latinoamericano revelan un panorama difícil marcado por amenazas a la libertad de prensa que van más allá de las dictaduras y se extienden a democracias liberales a través de tácticas de desinformación y silenciamiento. Académicos se reunieron para discutir algunos de los principales desafíos durante el panel “Investigaciones académicas del periodismo latinoamericano”, celebrado el 29 de marzo durante el 18º Coloquio Iberoamericano de Periodismo Digital en la Universidad de Texas en Austin.
Entre los temas abordados estuvieron ataques a la libertad de prensa, la desinformación, el sensacionalismo y cambios en el periodismo latinoamericano. Los panelistas también abogaron por un mayor diálogo entre la academia y las redacciones, así como nuevas formas de cooperación para fortalecer el periodismo.
El primer investigador en hablar fue Erich De La Fuente, profesor de relaciones internacionales y ciencias políticas de la Universidad Internacional de la Florida, quien presentó un estudio sobre cómo la libertad de prensa se deteriora en democracias liberales a través de cambios sutiles, a menudo invisibles para la sociedad en general. De La Fuente defendió la importancia de identificar precozmente estos signos, haciendo una analogía con la medicina preventiva y los chequeos médicos.
La investigación abordó principalmente el caso de Argentina, observando cómo una democracia considerada libre puede ver paulatinamente amenazada su libertad de prensa. Entre las señales identificadas en su investigación, De La Fuente destacó la utilización de la publicidad estatal como mecanismo de control, no sólo retirando anuncios de medios críticos, sino también utilizando recursos y empresas públicas para crear o comprar nuevos medios favorables al gobierno, citando el caso de la expresidenta y vicepresidenta de Argentina Cristina Kirchner.
“La publicidad estatal no solo era la del gobierno, sino usar Aerolíneas Argentinas o YPF [empresa de petróleo y gas] o inclusive otras entidades estatales para usar esos recursos para crear medios y crear una entidad de medios”, dijo De La Fuente. “No solo algunos de cero, sino para comprar medios, por medios de grupos privados”.
El investigador destacó cómo los gobiernos presionan a las empresas privadas para que retiren la publicidad de medios independientes, no mediante órdenes directas, sino mediante inspecciones y auditorías selectivas.
“A los medios, les decían: esa luz que está ahí ¿está bien puesta? Entonces, si sigues dando esto, vamos a mandarte un inspector para [revisar] esta luz y para esta luz, para esta fábrica”, dijo.
Otras tácticas identificadas contra la libertad de prensa incluyen el uso de demandas judiciales como medio de desgaste, incluso cuando el gobierno sabe que las perderá; el descrédito sistemático de los medios de comunicación; y el despliegue de “trolls” para ataques digitales a periodistas.
Como soluciones, De La Fuente citó la adquisición de nuevas habilidades por parte de las redacciones; la adopción de la gestión empresarial; desarrollar capacidades para identificar campañas de desinformación; la inclusión de la educación en medios desde la escuela primaria; apoyo a modelos de negocio alternativos para el periodismo y que las plataformas digitales remuneren a las empresas periodísticas.
“La medicina preventiva tiene que aplicarse a la libertad de prensa temprano porque si no atacamos ese mal, se convierte en un cáncer, y la historia nos dice que es muy difícil revertirlo”, aseguró.
El profesor Gerson Luiz Martins y el estudiante de maestría Silvio Monteiro Junior, de la Universidad Federal de Mato Grosso do Sul de Brasil, presentaron una investigación sobre los desafíos del periodismo digital en la cobertura de desastres aéreos y el combate a la desinformación en ese contexto.
“Soy periodista desde el dedo gordo del pie hasta el último cabello”, dijo Martins en portugués, antes de enfatizar la importancia de la autocrítica en el trabajo periodístico. El estudio presentado analiza la tensión entre el sistema de medios y el sistema experto de la aviación, particularmente en el uso de fuentes y expertos.
Silvio Monteiro, quien tiene 30 años de experiencia en el sector de la aviación como piloto y coordinador de operaciones de búsqueda y rescate, analizó cómo la cobertura de accidentes aéreos ofrece una ventana a cómo se comporta el periodismo durante las crisis sociales.
“Un accidente aéreo es traumático, es una tragedia. Un accidente aéreo altera el ritmo de la sociedad, rompe con la cotidianidad de las personas”, dijo. “Es una catástrofe, y entre la catástrofe y la sociedad, ahí está el periodismo contemporáneo en su papel de mediación”.
El análisis se centró en el caso del accidente del avión Voepass 2283, ocurrido el 9 de agosto de 2024 en Brasil, que ilustra graves problemas de desinformación. Quince minutos después del accidente, las agencias de control del tráfico aéreo anunciaron que había 62 personas a bordo. Media hora después, la aerolínea confirmó esta cifra. Sin embargo, sin saber dónde, los medios de comunicación comenzaron a informar la cifra de 61 víctimas. La discrepancia tenía el potencial de dañar a personas cercanas a las víctimas, dijo el investigador.
“¿Y los más afectados, quiénes serían? Las familias”, dijo Monteiro. “Sí, porque ahora había un pasajero que podría no estar embarcado”.
Al día siguiente del desastre, la prensa se dirigió al ministro de Defensa brasileño para que se pronunciara sobre el accidente, a pesar de que no tenía la experiencia necesaria para evaluar la situación, ignorando a las autoridades aeronáuticas competentes.
Además, hubo sensacionalismo por parte de la prensa. Rede Globo incluso afirmó que tuvo acceso a las cajas negras del avión y reveló detalles inquietantes sobre los momentos finales de los pasajeros. Los datos de la caja negra están protegidos por estrictos estándares de protección de datos de la Organización de Aviación Civil Internacional.
“Me gustaría invitar a todos ustedes que por un momento se pongan en la situación de las familias de las víctimas. Imagínense ahora leyendo una información en cadena nacional que sus familiares murieron gritando”, dijo Monteiro. “¿Eso es periodismo? Esa es la desinformación que necesitamos combatir”.
El investigador finalizó invitando a los asistentes a reflexionar con una pregunta.
“La pregunta no es sólo cómo se difunde la desinformación, sino qué estamos haciendo todos nosotros para combatirla”, concluyó.
La profesora Vanessa de Macedo Higgins Joyce de la Universidad Estatal de Texas concluyó el panel presentando un panorama de las investigaciones del Centro Knight para el Periodismo en las Américas sobre las transformaciones del periodismo en América Latina durante la última década. Como graduada de la Universidad de Texas en Austin y una de las primeras integrantes del equipo del Centro Knight, Higgins Joyce aportó una valiosa perspectiva histórica.
“Siempre tenemos esa preocupación acerca del periodismo de Latinoamérica y con una preocupación no solo de hacer entrenamientos y noticias acerca de los retos y de las cosas que acontecen en América Latina, pero también en presentarlas en las tres lenguas”, explicó Higgins Joyce, destacando el compromiso del Centro Knight de publicar en español, inglés y portugués.
Higgins Joyce describió cómo estos estudios comenzaron de manera “orgánica” en 2009, cuando el Centro Knight estableció contactos con periodistas de diferentes medios que comenzaban a trabajar exclusivamente en plataformas digitales.
“En esa época se estaban empezando a trabajar más exclusivamente en los medios digitales y cómo esto estaba por cambiar el periodismo”, dijo. Incluso entonces, los investigadores identificaron cambios significativos en la relación con las audiencias, que se volvieron “mucho más próximas”, y en la creciente importancia de las tecnologías digitales.
El Centro Knight ha publicado más de 20 trabajos sobre el tema a lo largo de los años, incluyendo un libro reciente que recopila parte de esta investigación. Higgins Joyce dijo que su enfoque siempre ha sido no solo estudiar el periodismo latinoamericano, sino también las diferencias regionales y comparativas, llevando los estudios latinoamericanos a publicaciones académicas internacionales.
“Siempre hemos mantenido una preocupación central por dialogar con académicos del periodismo y llevar los temas a publicaciones en español, inglés y portugués”, dijo.
Luego, Higgins Joyce presentó los resultados de un estudio comparativo realizado junto con la directora asociada del Centro Knight, Summer Harlow, y la profesora Amy Schmitz Weiss de la Universidad Estatal de San Diego, en más de 20 países latinoamericanos, analizando la evolución del periodismo desde 2013 hasta 2021. Basado en la teoría de la “jerarquía de influencias”, el estudio examinó las transformaciones en las plataformas utilizadas, el tamaño y alcance de los medios, y las iniciativas de colaboración entre medios.
Entre las principales transformaciones identificadas estuvo la marcada migración de los periodistas desde los medios analógicos y tradicionales, como la radio y la televisión, hacia plataformas digitales.
“Hemos visto una disminución de periodistas que trabajan para periódicos o que se identifican como periodistas de periódicos, y un aumento muy grande de periodistas que dicen trabajar en medios digitales, incluyendo medios nativos digitales”, dijo Higgins Joyce. Este cambio refleja no solo transformaciones tecnológicas, sino una reconfiguración completa del ecosistema periodístico de la región.
Los datos también revelaron una tendencia clara hacia redacciones más pequeñas, muchas de ellas operando con solo entre uno y cinco periodistas, y una disminución en la cantidad de periodistas en grandes organizaciones mediáticas.
La encuesta también analizó el uso de redes sociales por parte de periodistas latinoamericanos, indicando una creciente dependencia de estas plataformas para la labor informativa y, cada vez más, para la promoción institucional.
Finalmente, la investigación encontró un aumento significativo en la incorporación de mujeres a la profesión y una tendencia hacia periodistas más jóvenes. Según Higgins Joyce, estas transformaciones demográficas “influyen en gran medida en el tipo de periodismo que se hace en América Latina”.
Higgins Joyce concluyó destacando la innovación y la creciente colaboración internacional entre periodistas latinoamericanos, “para no enfocarnos solo en los aspectos negativos”, dijo.
La colaboración “tiene implicaciones para la seguridad, pero también para la difusión de información y el impacto de las noticias que se presentan”, dijo Higgins Joyce.