La reciente orden ejecutiva del presidente Donald Trump de suspender la ayuda financiera de Estados Unidos a organizaciones extranjeras desató una batalla en el periodismo en República Dominicana.
Algunos comentaristas y medios digitales han acusado a periodistas de recibir miles de dólares de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID, por sus siglas en inglés), mientras que locutores o presentadores de televisión han exigido la publicación de listas de beneficiarios.
Esta controversia refleja cómo las narrativas políticas en Estados Unidos tienen eco en América Latina, y pueden alimentar campañas de desinformación y descrédito. Incluso dirigentes de países latinoamericanos han acusado a los medios de comunicación y a los periodistas que aceptaron el apoyo financiero de organizaciones respaldadas por Estados Unidos de ser menos independientes.
La retórica de que USAID opera como una red de corrupción y propaganda "woke" ha sido promovida por funcionarios estadounidenses y ha encontrado terreno fértil en países como República Dominicana- aunque es algo que ha sido negado por los periodistas.
“Estas personas que ahora se dicen anti Usaid, anti Estados Unidos, son las personas más conservadoras de la sociedad dominicana”, dijo a LatAm Journalism Review (LJR) Adalberto Grullón Morillo, profesor de periodismo de la Universidad Católica Madre y Maestra en Santiago. “Y han encontrado con el nuevo gobierno de los Estados Unidos un gran espaldarazo”.
Los periodistas atacados en redes sociales han sido acusados de ser antinacionalistas, de defender una agenda LGBTI y apoyar la “invasión haitiana”. Ellos han negado públicamente haber recibido dinero de USAID.
“Todos coincidimos en que somos críticos y defendemos los derechos humanos, los derechos de la mujer o derechos de los migrantes”, dijo a LJR Altagracia Salazar, una de las periodistas atacadas.
El comentarista dominicano Johnny Arrende acusó, a principios del mes de febrero, al menos a media docena de periodistas, afirmando que recibían pagos mensuales y actuaban como agentes especiales de USAID. Más tarde se retractó de sus declaraciones y las calificó de "grave error".
Sin embargo, los ataques en línea contra los periodistas siguieron a sus declaraciones iniciales. No solo procedían de bots, sino también de cuentas de medios digitales.
“Rata”, “Traicionero”, “Vendido”, “¿Cuánto cobraste”, fueron algunos de los mensajes que recibían y para impulsar el alcance se usaron hashtags como #marcorubio #periodistasdominicanosenunsaid #SehundeElGobiernoDelCambio.
Según publicó el medio Diario Libre, los periodistas acumularon miles de menciones en X y docenas en Youtube.
“Debo confesar que las informaciones vertidas me fueron servidas por una fuente en la que anteriormente confié, pero esta vez no tuve el rigor de validad, y por lo tanto carecen del sustento debido”, dijo Arrendel en un comunicado nueve días después de la primera publicación. “Mi grave error fue producto, en gran parte, de la efervescencia nacionalista derivada del momento político”.
Además, borró todas las publicaciones donde mencionaba a los periodistas.
LJR contactó a Arrendel solicitando comentarios, pero este se negó.
Los programas de radio y televisión en República Dominicana se llenaron de debates sobre lo sucedido.
“Arrendel es obligado a pedir disculpas”, “Difamación a periodistas”, “¿Periodistas acusados caso USAID deben demandar? fueron algunas de las temáticas de estos programas.
“En el país se está dando un fenómeno muy fuerte de una invasión de personas que participan en los medios de comunicación sin ser periodistas”, dijo Grullón Morillo. “Ellos dirán que son comunicadores o locutores pero algunos son empresarios, abogados y hasta dirigentes de las instancias superiores de los partidos políticos. Hablan todos los días en medios periodísticos y ya se consideran periodistas”.
En República Dominicana no es obligatorio estar colegiado o poseer un título universitario en periodismo para ejercer la profesión.
Los periodistas atacados en estas campañas han dicho publicamente que el trasfondo de estas acusaciones es político.
“Los periodistas que usualmente mantenemos una posición crítica somos atacados incluso por compañeros periodistas que no asumen posiciones tan claras en temas sociales”, dijo a LJR la periodista Angely Moreno, quien también fue víctima de los ataques en redes sociales.
La mayoría de los periodistas blanco de las acusaciones de financiamiento tienen décadas ejerciendo y apoyaron abiertamente lo que se conoce como La Marcha Verde, un movimiento social en 2017 contra la corrupción y la impunidad en República Dominicana.
“Fuimos voces contra la corrupción fundamentalmente en la administración de Danilo Medina [del Partido de Liberación Dominicana quien ejerció durante 2012-2020]”, dijo Salazar.
El Colegio Dominicano de Periodistas (GDP) y el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa (SNTP) han expresado su apoyo a los periodistas afectados.
A su vez, hicieron un llamado al gremio a no dar crédito a denuncias sin la debida verificación y confirmación de la veracidad de los hechos, ya que de lo contrario incurren en la violación de la Ley, de la Constitución y del Código de Ética del Periodismo dominicano.
Según los periodistas entrevistados para este reportaje, no es la primera vez que reciben ataques en redes sociales.
“En 2021 estuve desde el 28 de octubre 13 días como tendencia #1 en Twitter con una campaña similar, luego obtuve un análisis de redes donde se comprobó que fui atacada desde más de 26 países con bots”, dijo Moreno. “Las razones siempre han sido las mismas, posiciones sobre temas políticos, críticas sociales o mis ideas sobre el país que entiendo debemos tener”.
Las mujeres periodistas no solo son criticadas por su trabajo, también reciben ataques contra su familia, sexualidad o aspecto físico. Por ejemplo, a Moreno la acusaban de haber usado el dinero de USAID para hacerse operaciones estéticas.
“Puedes bajar el perfil para evitar que manipulen todo lo que hagas o dices. Por ejemplo, yo ya no posteo mucho en Twitter [X]”, dijo Salazar. “Pero parece una estrategia estructurada. Los bots y otros que se montaron en la ola de ataques lograron mantener el tema activo durante todo febrero”.