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Caso Fernando Báez Sosa en Argentina: una muestra de cómo los medios en América Latina no saben cómo cubrir el racismo, dicen expertos

 

Joven con un birrete y su madre

Fernando Báez Sosa y su madre. (Foto: Cuenta de Twitter Justicia por Fernando Báez Sosa)

Durante el mes de enero se realizó el juicio penal por el crimen de Fernando Báez Sosa, el joven asesinado a golpes hace tres años por ocho jóvenes en la provincia de Buenos Aires. La víctima era hijo de inmigrantes paraguayos y los victimarios un grupo de jugadores de rugby de la clase media. Los especialistas afirman que la cobertura mediática del juicio es “emblemática en términos étnico-raciales”, y que los medios reaccionan ante los hechos de mayor violencia racista sin explicar el fenómeno en profundidad. 

Báez Sosa tenía 18 años cuando fue a veranear con amigos a la ciudad costera de Villa Gesell. La noche del 18 de enero de 2020 salieron a un boliche bailable donde tuvieron un altercado con otro grupo de jóvenes -ninguno superaba los 21 años-, por lo que los guardias de seguridad del local los escoltaron a todos hacia la salida. Una vez en la calle, el mismo grupo de ocho -popularmente conocidos como “los rugbiers”- lo atacaron a golpes de puños y patadas. Si bien recibió asistencia de testigos que presenciaron el hecho, murió esa misma noche

En los medios de comunicación la víctima es presentada como el joven de origen humilde y familia inmigrante, alumno becado de un colegio al que sus padres no podían pagar la cuota mensual, estudiante de Derecho, y asesinado al grito de “negro de mierda”. Los victimarios como los jugadores de rugby blancos de clase media argentina, con lazos familiares entre sí, que actuaron salvajemente en grupo para asesinar a Báez Sosa una vez que estaba tirado en el piso, y que luego fueron a comer hamburguesas a un local de comida rápida. 

El juicio tuvo grandes repercusiones a nivel judicial, político y social. Generó una avalancha de artículos, opiniones, comentarios e información. La transmisión en vivo rompió todos los índices de métrica y ratings. Posiblemente fue la noticia con más audiencia y más clics de los últimos meses en el país sudamericano. La sentencia de cadena perpetua, que finalmente se emitió el 31 de enero contra cinco de los ocho imputados, fue celebrada de forma masiva por la sociedad y los medios de comunicación. 

A group of men in a courthouse in Argentina waiting to hear the verdict, surrounded by guards and other people

Veredicto en el caso Báez Sosa case en Argentina, el 6 de febrero, 2023. (Captura de pantalla, video CNN en español)

A pesar de la espectacularización del juicio -hay quienes utilizaron la etiqueta de “infoentretenimiento”-, medios alternativos y organizaciones de la sociedad civil reflexionan sobre clasismo, machismo, punitivismo y, en última instancia, racismo en la sociedad argentina. Uno de ellos es Identidad Marrón, un colectivo argentino con siete años de militancia antirracista -contra el racismo en todos sus planos- que visibiliza la existencia de las “personas marrones”, aquellas que tienen la piel amarronada y antepasados indígenas, mestizos, migrantes o campesinos. 

Los sin nombre, sin historia

El de Báez Sosa es “un caso emblemático en términos étnico-raciales”, Alejandro Mamani dijo a LatAm Journalism Review (LJR). El abogado e integrante de Identidad Marrón sostiene que “los medios siempre han sido el gran amigo del silencio respecto al racismo en Argentina y América Latina”. En este caso, si bien “muchos medios toman la cuestión de los insultos raciales”, tanto “en los medios tradicionales como en el fallo, la querella y la fiscalía, el racismo no aparece como un tópico”. 

“Este es un marcador de cuál es el estado del debate público”, resalta Mamani. La razón de este silencio, según él, es que es aún un “tópico complejo: pensamos que el racismo es ciencia ficción, que es lo que nos muestra Hollywood, y va mucho más allá de eso”. Más allá de la faltante de “jugadores negros” en la selección argentina que hace referencia recientemente un artículo del Washington Post, o más allá de la lucha de clases representada con la imagen de un muñeco blanco con una porción de sushi y un muñeco negro con un “choripán” (sándwich de chorizo) del medio argentino La Nación. 

Sin embargo, Mamani hace algunas puntualizaciones positivas desde una perspectiva antirracista en la cobertura del juicio por el crimen de Báez Sosa. Para el crimen de una persona racializada, “es la primera vez que en diferentes medios se enuncia el nombre de la víctima”. Porque cuando una persona es racializada -que sufre el impacto del racismo debido a su categoría racial-, el nombre desaparece. Los ejemplos en América Latina abundan: la histórica placa roja del medio argentino Crónica Tv: “Mueren dos personas y un boliviano”, o el programa colombiano Noticias Caracol que durante las protestas sociales de 2021 anunció: “Ciudadanos e indígenas se enfrentaron”. 

“Los racializados en los medios de comunicación pierden el nombre, la individualidad, la historia, la identidad. Es la no humanización del sujeto racializado”, dice Mamani. 

Desde Identidad Marrón observaron que algunos medios alternativos sí plantearon el tópico del racismo, aunque sea de forma “limitada” o “tímida”. Lo que, según Mamani, “no es correcto para el movimiento antirracista, pero es un punto para una Latinoamérica hispanoparlante que no ha debatido el racismo”. El abogado considera que “esto forma parte de una continuidad de militancias de muchos colectivos y organizaciones” en Argentina y el continente. “Estamos en un punto donde la sociedad se está empezando a preguntar qué es el racismo”, agrega.  

 

Los racismos que no son noticia

“Hay una idea muy fuerte de que el racismo es como una enfermedad que afecta solo a unos malos individuos que son racistas. Y cada vez que estos individuos enloquecen y cometen actos racistas el periodismo lo cubre”, dice Marco Avilés, periodista peruano que cubre desde hace años temas de racismo y discriminación, a LJR. “Esta es una visión totalmente errada”. 

Para el periodista, “el racismo no es una enfermedad que afecta a unas personas sí y a otras no. Es un conjunto de ideas, un sistema que envuelve a toda la sociedad. Todos nos educamos en este sistema. Las evidencias de este sistema racista no solo son los insultos o los asesinatos, es la pobreza y la falta de oportunidades en las que viven los pueblos y comunidades racializadas”. 

Si bien crímenes como el de Báez Sosa son lo “más noticioso, lo más espectacular dentro de los matices que tiene la violencia racista, hay una serie de racismos que no son noticia y que son parte de la vida cotidiana de América Latina”, resalta Avilés. 

Por eso, para él, es importante pasar a una forma proactiva de cubrir el racismo: “empezar a explicar cuál es la relación entre la pobreza, la desigualdad y el racismo en nuestros países; la violencia racista en las escuelas y la falta de educación antirracista; o la relación entre racismo y xenofobia”. 

 

La importancia de redacciones más diversas

Para que medios de comunicación y periodistas puedan mejorar las coberturas sobre racismo, es importante entender que “el racismo es un problema real que forma parte de América Latina”, explica Mamani. Y agrega: “Pensar que los asesinatos a las personas racializadas son asesinatos sin ningún trasfondo nos habla de la necesidad de tener una perspectiva antirracista en los medios de comunicación”. 

Para eso, según el abogado, son claves la visibilización del tópico; la formación y sensibilización en las universidades y cursos de periodismo; y la integración en las redacciones de editores expertos en diversidad y racismo.

En América Latina “necesitamos hablar de racismo de forma local”, resalta Mamani. “Los medios necesitan entender que el racismo es local y su solución también lo es. Les falta formación localizada que pueda entender su contexto. La solución es escuchar a los grupos de activistas expertos que trabajan el tema”. 

En su caso, Avilés hace hincapié en el hecho grave de que la gestión de las noticias en América Latina “suele estar en manos de personas blancas o mestizas”. Margaret Sullivan, exeditora en The New York Times, decía que “en una redacción que no es diversa los sesgos que tienen las personas individuales se van sumando”, explica el periodista. Por eso es que tener muchos hombres heterosexuales en una redacción generan un gran sesgo, lo mismo se puede decir si se tiene muchas personas blancas en una redacción. 

“Cuando las personas blancas gestionan la comunicación con este poder, invisibilizan las denuncias y las experiencias de las personas racializadas. Pensando en soluciones: las salas de redacción, los canales de televisión y los programas de radio tendrían que diversificarse de una manera más agresiva”, explica Avilés. Y dice: “Más personas racializadas haciendo periodismo van a poder crear espacios para discutir sobre racismo”.

 

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Florencia Pagola es una periodista independiente de Uruguay. Investiga y escribe sobre derechos humanos y libertad de expresión en América Latina.

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