Por primera vez en la historia del Premio Gabo ganó un trabajo periodístico colombiano en la categoría texto. El galardón se lo llevó la periodista afrocolombiana Beatriz Valdés Correa. Se lo ganó en una Colombia que sigue siendo de los países más peligrosos del continente para los periodistas. Y se lo ganó con un reportaje publicado en El Espectador que visibiliza la situación de las mujeres afro víctimas de violencia sexual en el contexto del conflicto armado. A pesar de que en Colombia la vicepresidenta es una mujer afro -Francia Márquez-, el racismo sigue firme en los cimientos de la sociedad, según expertos. Frente a esta situación cabe preguntarse, ¿cómo cubren los medios de comunicación masivos los hechos de la población afro en Colombia?
“Los medios masivos en Colombia únicamente, casi exclusivamente, cubren a la población afrocolombiana cuando se trata de un tema complejo, por no decir de desastre y violencia”, responde Beatriz Valdés en entrevista con LatAm Journalism Review (LJR). La periodista considera que esta población está subrepresentada en la agenda de los medios de comunicación, y pone algunos ejemplos de cuándo sí le ponen atención.
Ella dice que esto ocurre “cuando hay un hecho de muchísimo impacto como un gran accidente o cuando hay hechos violentos en estas poblaciones”. Otro aspecto que analiza la periodista es que cuando las poblaciones afro se manifiestan, que también pasa con la población indígena, el cubrimiento mediático se enfoca en “la afectación que puede surgir de esa manifestación”. Por ejemplo: “si los manifestantes cierran una vía, se cubren las pérdidas económicas o las personas que no lograron llegar a los lugares que debían viajar, pero no se cubre con tanta fuerza, ni se mira, por qué se está dando esa manifestación y cuáles han sido los reclamos”, explica.
El hecho de que los medios no cubran los reclamos que hacen las poblaciones en sus territorios o que normalicen la violencia del conflicto armado que pone a las poblaciones en confinamiento con frecuencia en departamentos como Chocó o Cauca, demuestra el sesgo racial que tienen. “Hay un sesgo racista con esa forma en la que se mira a los pueblos afro. Se sigue con la idea de que allá lo que existe solo es pobreza y violencia. Es menos importante porque es lo que le sucede a los negros”, dice Valdés.
En entrevista con LJR, la politóloga y afrofeminista colombiana, Sofía León Oñate, explica que en Colombia “la presencia negra no es solo un tema del conflicto armado o de la ruralidad”. O como dice Valdés: “es falso que las poblaciones negras no producen conocimiento. Los medios y los periodistas no escuchan a las comunidades como voces expertas o capacitadas para hablar de ciertos temas”.
León Oñate sigue explicando: “Los medios han reforzado la idea de que las comunidades negras son comunalizadas en lo rural y que era extraño que construyeran ciudades. Lo cual es racista porque Cartagena de Indias es una ciudad construida por negros desde la época colonial”.
Francia Márquez es toda una novedad en la política colombiana. Ella es oriunda del Cauca, una zona del pacífico colombiano que sigue sufriendo las consecuencias de un conflicto armado que ya lleva más de 60 años en el país. También es una mujer afro y de origen pobre, líder social y defensora del ambiente y de los derechos humanos, que se recibió de abogada, y que en agosto de 2022 llegó a la vicepresidencia del país con Gustavo Petro como presidente.
“Ha habido críticas racistas a lo que hace o no hace Francia Márquez, y es muy claro en la medida en que son críticas que no se le hacen, o no se le habían hecho, a otros funcionarios y funcionarias”, sentencia Valdés. La carrera política de Márquez no ha sido convencional, y en este escenario periodistas y activistas antirracistas coinciden en que sus opositores y los medios de comunicación masivos le han cuestionado con un sesgo racista y clasista casi todo: lo que dice, cómo lo dice, a dónde va y cómo va.
“Perdónenme los colombianos por decirlo así, pero de malas. Soy la vicepresidenta de este país y mientras lo sea, el Estado tiene la responsabilidad de brindarme todas las garantías de seguridad necesarias para yo cumplir con mi tarea como vicepresidenta”. Este es un fragmento de la respuesta de Márquez cuando la directora de la revista Semana, Vicky Dávila, le preguntó en entrevista por la polémica que generó el uso que hace de un helicóptero del Estado para viajar a su casa.
No es la primera vez que a Márquez le preguntan por este tema. Desde que asumió el cargo, ha tenido que dar todo tipo de explicaciones sobre la casa en la que vive o el helicóptero en el que se traslada. Otro ejemplo es este video que se viralizó. Márquez recién había salido electa como vicepresidenta y la presentadora Claudia Palacios, del noticiero CM&, le preguntó si vivir en la casa vicepresidencial sería “vivir sabroso”. Esta es una filosofía de vida que está arraigada a las creencias ancestrales de los pueblos afrodescendientes del pacífico colombiano, que pone a la vida en el centro, y que Márquez ha convertido en su eslogan de campaña. La vicepresidenta acusó a la presentadora de hacerle una pregunta clasista.
Con respecto al uso del helicóptero, Márquez ha explicado más de una vez que todos los presidentes y vicepresidentes del país han usado las aeronaves del Estado para resguardar su seguridad, y que a principios de año se realizó un atentado fallido contra su vida, cuando su equipo de seguridad halló más de siete kilos de explosivos en la carretera que la lleva a su residencia. “¿Por qué la vicepresidenta pobre y humilde, que viene de abajo, no los puede usar?”, cuestiona en la entrevista con Semana.
“El cubrimiento de Francia Márquez ha sido muy racista. Solo se enfoca en los gastos que tiene”, dice León Oñate. Ella se refiere a que los medios masivos se han ocupado de cubrir cuánto le cuesta al Estado colombiano el esquema de seguridad de la vicepresidenta, o el viaje que hizo al continente africano en mayo de 2023. En estas coberturas solo se ha dado “un dato aislado pero no se presenta un comparativo, por ejemplo, de cuánto cuesta la seguridad de otras figuras presidenciales. Cuando das un dato descontextualizado es un cubrimiento sesgado”.
Una vez que salió al aire la entrevista con la revista Semana, a la vicepresidenta se le volvió a criticar su “respuesta arrogante”, y por usar la expresión “de malas”. “En las entrevistas notamos un agotamiento de Francia Márquez, y es una manera de expresarle al pueblo que esto no está bien y que no lo va a tolerar. Ella vino a trabajar y no a rendirle cuentas a cada señor que quiera juzgar su rol”, dice Carolina Rodríguez Mayo, escritora y educadora antirracista, a LJR.
En este sentido, León Oñate agrega que el hecho de que desde los medios se esté fiscalizando el tono de la vicepresidenta no hace más que reforzar “el estereotipo de la mujer negra brava que siempre está enojada o que debe responder de una manera dócil a ciertos cuestionamientos”. Para ella, también se “la crítica por cómo se viste y lo que transmite su vestimenta. En términos personales se cuenta su historia sin contextualizar lo que ella representa”. Pone como ejemplo esta opinión editorial de El Espectador en la que se hace referencia a la “pésima costumbre de responder con agresividad” de la vicepresidenta.
El viaje que realizó Márquez con una comitiva al continente africano en mayo de 2023 tuvo una gran atención mediática. En ocho días Márquez visitó Sudáfrica, Kenia y Etiopía con el fin de afianzar las relaciones diplomáticas, económicas, políticas y culturales de Colombia con esos países. Las entrevistadas coinciden en que esta cobertura periodística fue muy sesgada, y que se enfocó principalmente en el costo del viaje y no en su pertinencia o en los beneficios que pueda implicar para las relaciones internacionales de Colombia.
Por ejemplo, este artículo de WRadio se centra en el gasto que implica el viaje y lo califica como un “derroche”. Otro es el de la revista Semana, que cuestiona –y hasta se burla- del “vivir sabroso”, y de la decisión de la mandataria de que se enseñe la lengua suajili en Colombia. Algunos medios colombianos y usuarios de redes sociales han asociado el vivir sabroso con “pereza, malgastar recursos, y con ser altanero y grosero”, relata Rodríguez Mayo. “Ahí vemos un tremendo racismo. Es esa negación de todo el trabajo filosófico que hay detrás de un pensamiento afrocentrado que está hermanado con el Ubuntu” de África. Al cierre de este artículo la revista Semana no había contestado a las solicitudes de aclaración sobre sus notas y sus declaraciones sobre Francia Márquez.
Frente a esta situación, para ella, “es fácil leer que no hay un ejercicio periodístico, hay decires que están fundados en hipótesis. No creo que ninguna persona con la formación en periodismo pueda decir que esto no está hecho de mala fe. Los medios masivos tienen un trabajo ético y enorme que es informar a un país. Se tiene que poner sobre la mesa que lo hagan de una manera crítica, ponderando los hechos y no simplemente las preguntas”.
“Los periodistas y los medios debemos estar mucho más familiarizados y capacitados en el cubrimiento de las poblaciones étnicas”, sentencia Valdés. “Dudo que los periodistas del día a día en Colombia entiendan lo que significa el territorio para la población negra, entiendan cuáles son los puntos claves de la Ley 70, y por qué las poblaciones afro tienen consejos comunitarios y grandes extensiones de tierra. Eso es clave para entenderlo. Muchas veces el sesgo racista viene de un tema estructural, pero muchas veces es desconocimiento”.
Para la ganadora del Premio Gabo, también debe haber un esfuerzo por parte de los medios en crear salas de redacción más diversas, en las que los periodistas estén capacitados en abordar los reclamos y la cultura de la población afrocolombiana, saliendo de los lugares comunes y racistas. “Hay un cubrimiento que se basa mucho en mostrar a las poblaciones afro como gente alegre que cocina rico, cuando hay muchísimo más ahí”, agrega.
Sobre el seguimiento mediático de la vicepresidenta, Rodríguez Mayo considera que es necesario que los “medios alternativos confronten al público y a los medios masivos sobre la campaña de desinformación con la que se han comprometido desde la candidatura de Márquez”. Lo otro que critica es la “falta de educación antirracista en los medios en general, y la necesidad de pararse desde otros ángulos para poder hacer un mejor trabajo”.