En Haití, el periodismo es una profesión de alto riesgo. De unos años a la fecha, miembros de la prensa enfrentan amenazas de muerte, agresiones físicas y secuestros, principalmente por parte de pandillas que tienen el control de gran parte del país caribeño. Además, los asesinatos de periodistas han aumentado y la mayoría de los casos quedan sin resolver.
Apenas el 24 de diciembre, dos periodistas perdieron la vida en un ataque de una pandilla a un hospital en Puerto Príncipe.
Ante la crisis social, política, económica y de seguridad que afecta a su país, no son pocos los periodistas haitianos que han optado por el exilio
Tres periodistas que salieron de Haití para salvar sus vidas explicaron a LatAm Journalism Review (LJR) lo que significa ser un periodista haitiano en el exilio.
Cuando Roberson Alphonse, jefe de noticias nacionales del icónico periódico haitiano Le Nouvelliste y director de información de la estación de radio Magik9, vio que pandillas habían incendiado el hospital Bernard Mevs, en Puerto Príncipe, en diciembre de 2024, revivió la angustia que sintió dos años atrás, cuando estuvo internado en ese mismo nosocomio.
Alphonse había sido víctima de un intento de asesinato en el que fue atacado a balazos en su automóvil cuando se dirigía a trabajar, en noviembre de 2022. Fue trasladado a Bernard Mevs, considerado en su momento el hospital de trauma y cuidados intensivos más importante del país, donde el periodista se sometió a dos cirugías.
Una vez fuera de peligro, Alphonse y su esposa, la también periodista Nathalie Cardichon, se dirigieron directo del hospital al aeropuerto Toussaint Louverture de Puerto Príncipe y tomaron un avión hacia Estados Unidos, donde hasta la fecha permanecen exiliados.
“Fue un tanto impactante ver imágenes de ese hospital, al que yo considero mi último refugio en Haití. Es el último lugar donde dormí antes de abandonar el país de mis antepasados”, dijo Roberson a LJR.
Alphonse y Cardichon pasaron ocho meses en Miami, mientras el periodista terminaba de recuperarse. En agosto de 2023, la pareja se mudó a Michigan luego de que Alphonse recibió la beca Knight-Wallace para Periodistas. En esa ciudad fue sometido a otra cirugía para intentar retirar piezas de bala que le quedaron incrustadas en el brazo.
Aunque nunca recibió amenazas explícitas, previo a su atentado Alphonse sabía que su trabajo estaba causando incomodidad en distintos sectores. Había investigado el presunto mal uso de fondos públicos relacionados con Petrocaribe, el acuerdo para el abastecimiento de petróleo a precios reducidos entre Venezuela y países del Caribe.
“Sabía que un día vendrían a por mí. Y la razón es muy sencilla: Investigué denuncias de malversación que habían hecho críticos del poder,” dijo Alphonse. “Como resultado de mi investigación y de otras protestas públicas, hubo grandes manifestaciones para desafiar a Petrocaribe, preguntando a dónde fue a parar ese dinero”.
Para la última pieza que escribió antes de ser atacado, el 24 de octubre de 2022, entrevistó a familiares de personas asesinadas por pandillas. Alphonse dijo recordar claramente el título del que hubiera sido su último artículo de haber muerto en el atentado: “Comme si le sang devait s’abreuver de silence” (Como si la sangre tuviera que beber del silencio).
“No sabía que, después de aquellas entrevistas, yo iba a ser el objetivo, y que estuve tan cerca de vivir la misma experiencia que aquellas personas sobre las que escribí”, dijo. “Las pandillas me odian, los funcionarios corruptos me odian. Por hacer mi trabajo, me convertí en el blanco de ellos”.
Alphonse dijo que amenazas directas de líderes de pandillas han sembrado el miedo entre sus colegas haitianos, lo que ha llevado a algunos a incluso dejar de cubrir ciertos temas.
En septiembre de 2024, Jimmy Cherizier, conocido como “Barbecue”, un expolicía convertido en uno de los líderes de pandillas más influyentes de Haití, y quien encabeza la alianza de pandillas “G9 et Famille”, fue explícito al pedir la vida del periodista Widlore Mérancourt, editor del medio AyiboPost. Cherizier lanzó similares amenazas contra los periodistas Guerrier Dieuseul, Johnny Ferdinand, Loucko Désir y Essaue César a través de TikTok.
“‘Barbecue’ fue muy claro y firme en sus amenazas al decir que pedía a todas las pandillas afiliadas que le llevaran a esos periodistas para asegurarse de que procesarlos y juzgarlos”, dijo Alphonse. “Eso ha creado preocupación, miedo y una especie de autocensura por parte de algunos de mis colegas”.
Ya en el exilio, Alphonse decidió que no iba dejar que sus atacantes lograran su cometido de silenciarlo y retomó su profesión. Actualmente está al aire de lunes a viernes en Magik9 y trabaja a distancia con la redacción de Le Nouvelliste.
Eso le ha permitido no solo mantenerse al tanto de las noticias en Haití, sino también tener un ingreso mientras espera su cita en el Servicio de Ciudadanía e Inmigración de Estados Unidos en relación a su solicitud de asilo.
“Sigo manteniendo una buena relación con las fuentes de Haití. Para algunas tareas, cuento con mis colegas para hacer el trabajo en el terreno, cuando es necesario. Intento arreglármelas para ser productivo y eficiente como periodista mientras sigo en el exilio”, dijo Alphonse.
Le Novelliste enfrenta sus propios retos. En abril de 2024, las oficinas de varios medios de comunicación, incluido el diario, fueron tomadas por delincuentes. El director del periódico decidió mover a varios de los empleados fuera de la capital haitiana, dijo Alphonse, por lo que gran parte de la redacción trabaja ahora de forma remota.
La inseguridad y la crisis económica obligaron a Le Nouvelliste a cesar su edición impresa. Aunque cuenta con más de 110 mil suscriptores en su versión digital y más de un millón de seguidores en redes sociales, la ausencia del producto en papel impactó en las finanzas del medio, dijo Alphonse.
“Es duro. Puedo decirte que no es fácil. No tenemos suficientes suscriptores para pagar los gastos, los sueldos y sobrevivir. Es un momento muy crítico financieramente para Le Nouvelliste”, dijo Alphonse. “Como medio privado, vivimos de la publicidad y ésta se está reduciendo drásticamente”.
Roberson se mudó recientemente a Chicago, donde vivirá al menos un año como profesor visitante en la Escuela de Periodismo Medill de la Universidad Northwestern. Todavía tiene pendiente una cirugía más para remover cuatro fragmentos de bala que todavía le quedan en el brazo.
Alphonse ha batallado también para alcanzar la recuperación emocional. Aunque se ha sometido a terapia, el periodista cree que sucesos contra la prensa como los que han ocurrido recientemente en su país le hacen revivir el trauma una y otra vez.
“Si alguien sobrevive a un intento de asesinato o ha sido herido físicamente, puedes ver sus heridas físicas, pero no puedes ver las heridas emocionales, que son crueles, insoportables y dolorosas de tratar”, dijo. “Para mí, no hay cura para la angustia emocional. Se puede aprender a vivir con ello. Puedes mitigarla, pero verás cómo vuelve”.
Alphonse admite que le tomó varios meses tan solo poder verbalizar el hecho de ser un periodista en el exilio. Ese, dijo, ha sido uno de los procesos más difíciles.
“Es una determinación personal de cada uno decir 'estoy en el exilio'. Para mí fue duro”, dijo. “Cuando logras aceptar emocional y psicológicamente que estás en el exilio, llegas a aceptar que te han desarraigado, echado violentamente de tu país, de la tierra de tus antepasados. Es un trauma. Estar en el exilio es una de las experiencias más violentas que alguien puede vivir”.
Días después de cubrir actos de una pandilla en Puerto Príncipe en junio de 2021, el fotoperiodista Dieu-Nalio Chery, entonces fotógrafo de Associated Press, fue alertado por un colega que miembros de una pandilla estaban preguntando por él. Esto, luego que una de sus fotografías mostró a miembros de pandillas presuntamente asesinando personas.
“Sé lo que estas pandillas pueden hacer y sé que tienen poder, que pueden hacer cualquier cosa. Tenía dos niñas, una de 11 años y otra de cinco, y me dije: 'No puedo dejar a estas niñas sin padre'”, dijo Chery a LJR. “Dije ‘OK, es momento de mudarme de Haití si quiero dar otra oportunidad a mis hijas’”.
Después de recibir la noticia, Chery y su familia abandonaron su casa. Con apoyo de las organizaciones Fondation Connaissance et Liberté (FOKAL), que cuenta con un programa de apoyo a periodistas, y Open Society, Chery pudo conseguir una beca para asistir a la Escuela de Posgrado de Periodismo Craig Newmark de la City University of New York (CUNY) y viajar a Estados Unidos con una visa de estudiante.
Al concluir su programa en CUNY, un año después, Chery solicitó asilo político. Su familia había crecido con la llegada de su hijo menor. En 2022, se mudó a Detroit, Michigan, gracias a una beca de dos años para trabajar en City of Asylum, una organización que apoya a escritores y artistas exiliados por sufrir persecución a causa de su trabajo.
Chery tampoco permitió que el exilio le arrebatara la posibilidad de ejercer su profesión. Durante su tiempo en Estados Unidos ha seguido trabajando como freelance para medios como The New York Times, Reuters, The Washington Post y The Haitian Times. Su dominio del inglés y su experiencia por más de 10 años con Associated Press le han abierto muchas puertas, admitió.
Chery sabe que posee ventajas que otros periodistas haitianos en el exilio no tienen.
“Muchos periodistas que llegaron de Haití a Estados Unidos abandonaron su profesión porque no tenían las mismas posibilidades que yo”, dijo. “Cuando llegué, contacté a The New York Times, Reuters y a Associated Press otra vez, y me dieron asignaciones como freelance”.
Incluso en Haití, Chery se consideraba afortunado. Mientras que la mayoría de los periodistas que trabajan para medios nacionales enfrentan precariedad salarial y de condiciones de trabajo, los profesionales que trabajan para medios o agencias extranjeras reciben un pago que, en opinión de Chery, no tiene comparación con los salarios locales.
Un informe de la UNESCO de 2022 indicó que muchos trabajadores de la prensa en Haití están mal pagados o incluso trabajan de forma voluntaria y son forzados a ejercer con actividades a la par.
“Trabajar para medios internacionales y trabajar para medios locales en Haití es como el día y la noche”, dijo Chery. “Yo tenía un salario internacional con The New York Times cuando me daban asignaciones. Ya sea que estés en Nueva York o en Haití, te pagan lo mismo. Igual sucede con las agencias, puede que basen [sus tarifas] en la economía del país, pero aun así te pagan mucho, mucho mejor que los medios locales”.
A la par de su trabajo como freelance, Chery ha dedicado su tiempo en Estados Unidos a un proyecto personal de fotoperiodismo sobre la diáspora haitiana en ese país. La primera parte, sobre la práctica de la religión vudú en Nueva York, fue publicada en The Washington Post. La segunda, publicada en The New York Times, abordó la gentrificación que sufren los habitantes de Little Haití, en Miami.
Una tercera parte está en proceso, sobre el futuro que enfrenta la comunidad haitiana en Springfield, Ohio, tras la llegada de Donald Trump a la presidencia, luego que el nuevo mandatario hiciera comentarios estigmatizantes contra esa comunidad durante un debate presidencial.
Cuando terminó su beca en Detroit, en 2024, Chery se mudó a Ann Arbor, Michigan, tras ser aceptado como becario Knight-Wallace en la Universidad de Michigan, donde cursará un año académico, mientras espera una cita para su solicitud de asilo.
“Establecerse en un nuevo país realmente no es fácil. Y cuando no tenías un plan para salir de tu país e irte a otro, es un reto muy grande”, dijo Chery. “Me costó mucho establecerme aquí, porque tengo una familia relativamente grande. A veces las cosas van muy bien, pero otras no tanto. Así que estoy intentando hacerlo bien, estoy intentando conseguirlo”.
Una noche en 2022, un grupo de personas estuvo disparando por más de cuatro horas afuera de la casa del periodista Jacky Marc en Croix-des-Bouquets, una comuna a 13 kilómetros de Puerto Príncipe.
“No puedo decir que fuéramos el objetivo, pero sucedió delante de mi casa, durante más de cuatro horas. Después de ese día, no nos sentimos seguros de permanecer allí”, dijo Marc a LJR.
El periodista y su familia se mudaron a la casa de la madre de éste en la comuna cercana de Pétion-Ville. Menos de un año después, Marc decidió dejar a su familia y salir de Haití. Fue aceptado para estudiar un Masters en la Universidad de Ottawa, en Canadá, donde vive desde 2023.
Marc no solo dejó en Haití a su familia -la cual finalmente pudo reunirse con él a finales de 2024 en Canadá-, sino también la posibilidad de ejercer su profesión. Antes de salir de su país, trabajaba como periodista de radio, además de ser delegado internacional de la Asociación de Periodistas de Haití (AJH, por sus siglas en francés) y profesor de periodismo en diferentes instituciones.
Actualmente solo produce un podcast que distribuye gratuitamente.
“Todo el país y la capital están controlados por tipos armados de pandillas. Así que nada es fácil para los periodistas que viven allí. Es muy difícil hacer nuestro trabajo con seguridad”, dijo. “Muchos de nosotros hemos sido agredidos o intimidados. Entonces, por esas razones, tenemos que abandonar el país”.
Marc dijo que, pese a que es sabido que las pandillas no ven con buenos ojos el trabajo de la prensa, los periodistas no toman las debidas precauciones al realizar sus coberturas.
“Los periodistas no prestan atención o no tienen realmente información precisa de la situación, por lo que se exponen”, dijo. “Algunos periodistas son víctimas porque no tienen en cuenta la peligrosidad de la situación. Por ejemplo, no prestan atención a la seguridad cuando van a un bloque controlado por bandas, no llevan chalecos antibalas, no toman buen control de la situación”.
Las organizaciones de defensa del periodismo y la libertad de prensa como la AJH tienen capacidades muy limitadas para ayudar a sus agremiados ante las amenazas de las pandillas, dijo Marc. La mayoría se limitan a estar al pendiente de las necesidades de periodistas víctimas de amenazas y agresiones, y de facilitar el apoyo de organizaciones internacionales.
Sin embargo, considera que no hay mucho que las organizaciones nacionales o internacionales puedan hacer para ayudar a los periodistas, ya que la situación de inseguridad y crisis afecta al país en su conjunto.
“Es todo el país el que tiene problemas. Los periodistas están dentro de la sociedad. Viven en los barrios pobres, utilizan el transporte público. La inseguridad que enfrentan, todo el país también la enfrenta”, dijo Marc. “Quizá cuando tenemos un periodista víctima, las organizaciones pueden asistirle con ayuda económica. Pero en realidad, querríamos algo estable para todos, una solución al problema principal, que es la inseguridad”.
Marc dijo que la AJH no lleva un registro de los periodistas que han salido exiliados de Haití ni cuántos de ellos están en procesos de solicitud de asilo político. En muchas ocasiones, dijo, se enteran de la partida del país de sus colegas hasta meses después.
“Cuando se van, no lo sabemos realmente sino hasta después de algún tiempo. Algunos de ellos pueden ser trasladados porque tienen visas estadounidenses. Podemos estar en contacto con ellos y nos comunican que han solicitado asilo”, dijo Marc. “Lo que sí sabemos es que muchos de ellos viven fuera del país, pero no todos solicitan asilo”.
Marc espera poder solicitar una residencia permanente en ese país cuando su visa de estudiante venza. Si eso no resulta, dijo, no descarta pedir el asilo político.
Marc considera que, sin importar el estatus migratorio, el exilio en cualquiera de sus formas es casi siempre la única opción para escapar de la cruda realidad del país de origen.
“Algunos estamos fuera pidiendo asilo. Otros han optado por estudiar. Pero en realidad, sea lo que sea, todos estamos fuera en el exilio”, dijo.