texas-moody

En Brasil, políticos bombardean a periodistas con demandas por coberturas desfavorables

Desde 2021, la congresistal brasileña Júlia Zanatta ha abierto al menos 15 procesos judiciales contra periodistas.

Entre los objetivos de la diputada se encuentran comentaristas de televisión que la acusaron de xenofobia, reporteros que expusieron información comprometedora basada en datos públicos, un periodista que la llamó “Barbie fascista” tras la publicación de una foto portando armas de alto calibre.

El acoso judicial, el abuso de medidas judiciales para silenciar las voces críticas, se ha convertido en una de las herramientas más utilizadas para intimidar a la prensa en Brasil, según la Asociación Brasileña de Periodismo de Investigación (Abraji, por su acrónimo en portugués).

Al menos 416 casos en contra de periodistas fueron abiertos entre 2020 y 2023 en el país, según Abraji.

La táctica de Zanatta ya tiene precedentes y le aseguró a la congresista un lugar en el Monitor de Acoso Judicial contra Periodistas de Abraji. Abraji la cataloga como una “litigante contumaz”, es decir, alguien que demanda a múltiples periodistas.

“El efecto es amedrentador. Es el llamado ‘chilling effect, que impide que información de interés público sobre estos testarudos litigantes llegue a la población e inhibe futuras investigaciones”, dijo la coordinadora jurídica de Abraji, Letícia Kleim, a LatAm Journalism Review (LJR). “A menudo, esto hace que el periodista piense que debe prepararse para un proceso judicial incluso antes de publicar”.

Los litigantes más prolíficos, según Abraji, son el empresario Luciano Hang con 53 demandas, seguido del abogado Guilherme Henrique Branco de Oliveira con 47, y la asociación de defensa de armas Associação Nacional Movimento Pró Armas con 17.

Derrotas en los tribunales

Zanatta, miembro del Partido Liberal de Brasil y ferviente partidaria del expresidente Jair Bolsonaro, ha presentado más casos contra periodistas que nadie en Brasil en 2024, según Abraji.

Al ser contactada, Zanatta afirmó que su accionar está justificado y busca protegerla de ataques injustos.

Uno de sus objetivos fue el comentarista de CNN Brasil y profesor de Periodismo de la Universidad Federal Fluminense Felipe Peña, quien respondió ante el tribunal por un comentario que hizo al aire el pasado 25 de abril.

En el programa Arena, Peña dijo que Zanata tuvo un discurso xenófobo el día anterior cuando comparó su estado, Santa Catarina, con Maranhão.

Menos de un mes después, Zanatta presentó demandas contra Peña y otros dos comentaristas de Arena,  Pedro VenceslauTatiana Farah, por presuntos delitos de calumnia, difamación e insulto. En la demanda contra Peña, los abogados de Zanatta afirmaron que él “distorsiona la realidad de los hechos al decir que la demandante tuvo un discurso ‘xenófobo’, ‘racista’, ‘misógino’, cuando en realidad la demandante sólo relató datos científicos y hechos”.

El argumento no convenció al tribunal. El 6 de septiembre, el juez Edmar Ramiro Correia, del 3º Juzgado Especial Civil de Brasilia, desestimó la demanda por infundada.

En la sentencia, el juez afirmó que “del mismo modo que la demandante tiene derecho a la libre expresión de pensamiento, diciendo prácticamente lo que quiera, aunque provoque indignación entre muchas personas, cualquier ciudadano tiene el mismo derecho a opinar y criticar a la demandante por sus palabras, incluidos los periodistas, cuya función es revelar los hechos relevantes y aportar sus opiniones”.

Esta no fue la única derrota de Zanatta en los tribunales. A finales de julio, un juez de Santa Catarina negó que el periodista Guga Noblat debiera compensar a Zanatta por llamarla “Barbie fascista”.

Pese al triunfo en los tribunales, Peña considera que los procesos tienen un efecto intimidatorio.

“Estos procesos crean problemas en la vida de cualquier periodista”, le dijo a LJR. “Nos hacen autocensurar. Intento evitarlo, pero se vuelve un fantasma, sigues pensando cómo la persona va a inventar un proceso”.

En busca de un ejemplo

Este tipo de intimidación es, según abogados especializados en libertad de prensa, el efecto deseado. Basta ganar un caso para intimidar a muchos periodistas, dijo a LJR el abogado Taís Gasparian, que defendió a varios periodistas de las acciones de Luciano Hang.

“Cuando alguien abre muchos casos, existe la posibilidad de que gane un caso, no exactamente porque tenga razón, sino porque se enfrenta a un juez que no ve la situación como la de un litigante contumaz y entiende que el la persona tiene razón en quejarse de eso”, dijo Gasparian. “Una sola condena basta para satisfacer a un litigante contumaz, porque la intención es silenciar a los demás”.

Además de presentar demandas, en algunos casos Zanatta también realizó solicitudes al Ministerio Público Federal (MPF) de investigar a periodistas. A finales de julio, el MPF decidió archivar un pedido de investigación presentado por la congresista contra los periodistas de la Revista Fórum Luiz Carlos Azenha e Ivan Longo.

“Ella no sólo está promoviendo denuncias penales, está pidiendo investigaciones por delitos contra el honor. El cargo de congresista le permite solicitar investigaciones al MP, quien abre la investigación por obligación”, dijo a LJR el abogado André Matheus, que representó a la dupla de periodistas y a Felipe Peña.

La movilización de las disparidades es algo recurrente cuando se trata de acoso judicial contra periodistas, dicen los abogados. No todas las acciones contra periodistas son casos de acoso o uso abusivo con el objetivo de silenciar.

Sin embargo, en casos de acoso, quienes acuden a los tribunales también movilizan diferentes palancas de poder.

“Consideramos que estas acciones son infundadas porque son desproporcionadas. Hay un desequilibrio cuando los poderes políticos, económicos, jurídicos o asociativos son movilizados por quienes presentaron las demandas”, afirmó Letícia Kleim, de Abraji.

Sin jurisprudencia

En mayo, el Supremo Tribunal Federal (STF) estableció un precedente sobre acoso judicial válido para todos los tribunales brasileños.

Según el tribunal, “el acoso judicial ocurre cuando se inician varias acciones judiciales contra el mismo periodista o medio de comunicación, en diferentes ciudades y estados, basadas en el mismo hecho, con un objetivo silenciador o intimidante”.

Según Abraji, ese es el más común tip de acoso judicial: cuando varias personas dirigen sus demandas en contra de un mismo periodista, como fue el caso de los miembros de la Iglesia Universal del Reino de Dios.

El precedente, sin embargo, no protege a periodistas de los litigantes contumaces.

“El STF definió lo que yo llamo ‘acoso judicial cuantitativo’, determinado por el número de acciones contra la persona”, afirmó André Matheus.

El abogado afirma que los casos de litigantes contumaces caen bajo otro tipo de acoso, que no cubre la decisión del STF.

“Pero también hay acoso judicial cualitativo. Si hay una o dos o tres acciones y no hay pruebas mínimas que las respalden, ya es acoso”.

Parte de la decisión del STF, sin embargo, puede tener repercusiones en los litigantes contumaces. Según el tribunal, el periodista demandado “podrá solicitar la realización de todas las acciones en el juzgado de su domicilio”. Sin embargo, se desconocen los detalles de cómo debería suceder esto, porque esto depende de la publicación del fallo, lo que podría demorar varios meses o incluso años.

Los procesos como “respuesta necesaria”

Contactada por LJR, Júlia Zanatta respondió que sus acciones son una forma de defensa contra ataques que considera deshumanizantes.

“La pregunta que hay que hacerse es: ¿qué motiva a una persona que, por desacuerdo político, acusa a otra de ser fascista o nazi”, dijo Zanatta a LJR. “Como ciudadana y ser humano, tengo el derecho natural y legal a defenderme de acusaciones que pretenden, primero, deshumanizarme y, segundo, destruirme”.

Zanatta dijo que si bien la libertad de expresión es importante, debe ir acompañada de responsabilidad. “Las acciones que presenté son una respuesta necesaria a ataques que van más allá de la crítica legítima y se convierten en difamación personal”, dijo.

La congresista negó que sus acciones fueran de carácter intimidatorio. “El número de demandas es proporcional al número de ataques recibidos y no es un intento de intimidar o silenciar a la prensa”, dijo.

Consultada sobre posibles impactos en la labor periodística, Zanatta, que aseguró ser licenciada en periodismo, respondió que son “consecuencias de ataques injustificados” y que su postura es “meramente defensiva”.

“Mi intención es defender mi honor, integridad y la verdad de los hechos”, dijo. “La justicia es una institución esencial para la democracia y sólo seguirá siendo fuerte si sus mecanismos se utilizan de manera justa".

 

Traducido por Silvia Higuera Flórez
Lineamientos para reproducir artículos de LJR

Artículos Recientes