La fotoperiodista venezolana Gabriela Oraa fue premiada este pasado 16 de mayo por el World Press Photo en la categoría individual por la región de Sudamérica, gracias a su fotografía “La última esperanza".
En la imagen se ve a la líder de la oposición venezolana María Corina Machado saludando desde el techo de un vehículo a una multitud de simpatizantes que extienden sus manos hacia ella. La foto, de colores vibrantes, tiene como nombre una frase que, según ha dicho Oraa en entrevista, escuchó una y otra vez por parte de seguidores de la política: “María Corina, eres nuestra última esperanza”.
“Con un acceso poco frecuente en Venezuela”, dijo el jurado del premio, “esta foto capta un momento político significativo que ningún otro fotógrafo podría haber documentado, destacando la conexión de Machado con sus seguidores”.
Por tercer año consecutivo, la organización —que reconoce y celebra el mejor fotoperiodismo y fotografía documental— premia a una fotoperiodista venezolana. En 2023 fue el turno de Fabiola Ferrero y en 2024 de Adriana Loureiro Fernández.
Sin embargo, no ha sido un camino fácil para ninguna de ellas en una profesión en la que las mujeres siguen bastante subrepresentadas. Según datos de Women Photograph, organización que monitorea la representación de mujeres y personas no binarias en la industria, en 2023 solo el 21% de las fotografías publicadas en grandes medios fueron tomadas por mujeres o fotógrafos no binarios. En 2017, esta cifra era apenas del 13,4%.
El estudio incluyó medios como The New York Times, The Wall Street Journal, The Washington Post, Los Angeles Times, The San Francisco Chronicle, The Globe and Mail, Le Monde y The Guardian.
El jurado de World Press Photo 2025 decidiendo los ganadores. (Foto: World Press Photo)
Y aunque el World Press Photo ha registrado un aumento leve en las postulaciones de mujeres, aún hay una gran distancia hacia la paridad de género. Para la edición de 2024, un 77% de los participantes se identificó como hombre y solo el 22% como mujer. Una diferencia de 3 puntos porcentuales con respecto a 2021, donde el 19% de las postulaciones fueron realizadas por personas que se identificaban como mujeres.
“Las mujeres pensamos y procesamos las cosas de forma distinta a los hombres, y eso influye sin duda en cómo interpretamos las situaciones y tomamos decisiones cuando cubrimos una noticia”, dijo Oraa en una entrevista con el taller de fotografía Roberto Mata. “Probablemente soy una de las pocas mujeres que dirían que ser mujer en esta profesión tiene algunas ventajas, sobre todo a la hora de acceder a la gente. Sin embargo, mentiría si dijera que no ha habido retos en el camino”.
LJR entrevistó a tres fotoperiodistas que han cubierto conflictos en Venezuela, El Salvador y Perú, para conocer cómo enfrentan los desafíos que conlleva ejercer esta profesión siendo mujeres en América Latina.
De izquierda a derecha, las fotoperiodistas Fabiola Ferrero, Gabriela Oraa y Adriana Loureiro Fernández. (Foto: Centro de Investigaciones y Estudios Fotográficos Venezuela)
Existe una idealización de que el fotógrafo es un hombre aventurero, tipo Rambo, que se adentra en territorios peligrosos para conseguir la historia, según comentó Ángela Ponce, fotoperiodista documental con base en Perú.
“Este es un trabajo masculinizado y la mayoría de las historias están contadas desde una mirada de macho”, dijo a LJR. “Siempre hay esa mirada de que la mujer puede hacer menos cosas en ambientes rudos o peligrosos y que solo por el hecho de ser hombre ya tienes esa capacidad innata”.
Ponce afirma que esta visión ha influido negativamente en su carrera, tanto en medios internacionales como locales. Aunque ha sido entrenada para cubrir violencia, ha tenido que enfrentar actitudes condescendientes por parte de colegas hombres.
“Algunos colegas cubriendo marchas o situaciones de violencia me decían: ‘no te preocupes, tú quédate junto a mí que yo te voy a cuidar’”, contó Ponce. “Y no lo decían por camaradería sino porque al ser mujer piensan que tienen que cuidarme y quizás no voy a tener la misma habilidad que todos ellos”.
Esa percepción machista también la ha vivido Fabiola Ferrero en Venezuela. “Una vez me hicieron un ‘chiste’ preguntando dónde estaba mi otro lente, si lo tenía en el escote, porque ese día no usé una camisa holgada como acostumbro”, contó.
En El Salvador, la presencia de mujeres fotoperiodistas ha crecido de forma lenta en los últimos años, según dijo a LJR Jessica Orellana quien en 2020 cofundó ImPrudencia Colectiva, la primera agrupación de mujeres fotógrafas salvadoreñas.
“Siempre hay esa mirada de que la mujer puede hacer menos cosas en ambientes rudos o peligrosos y que solo por el hecho de ser hombre ya tienes esa capacidad innata”, dijo Ángela Ponce, fotoperiodista documental con base en Perú. (Foto: Cortesía).
“Allí nos dimos cuenta de que muchos de nuestros referentes eran hombres”, dijo Orellana. “Desde hace unos cinco años es que vemos más mujeres ejerciendo el fotoperiodismo en El Salvador”.
No obstante, todavía hay medios de renombre donde no hay mujeres en el equipo fotográfico, y en las agencias internacionales, su presencia es ocasional. “A mí me tomó ocho años llegar a donde estoy”, explicó Orellana, quien hoy colabora como freelance para medios como Reuters, la Agencia de Prensa Alemana, El País y Foreign Policy.
Ponce recuerda que hace diez años, cuando empezó a trabajar en un medio local en Lima, de los 30 fotógrafos solo cinco eran mujeres. “Luego los editores empezaron a dar más oportunidades, pero nunca hemos llegado al 50/50”, comentó.
Esta desigualdad también se refleja en la relación con las fuentes. Muchas veces, las comunidades se sorprenden al ver a una mujer fotógrafa en situaciones de conflicto.
“A veces la gente que fotografío o entrevisto no entiende cómo hay una mujer metida en ciertos sitios. Me preguntan mucho dónde está mi esposo”, dijo Ferrero.
Pese a estos retos, todas coinciden en que ser mujer puede facilitar un acceso distinto y valioso. “Por ejemplo, si voy a la casa de una mujer que ha pasado por una situación de violencia, es más fácil que me permita ingresar y tener esa mirada más íntima”, dijo Ponce. “En el caso de los hombres, establecer esa confianza les toma más tiempo”.