Una investigación periodística sin precedentes en Brasil, el Projeto Escravizadores de Agência Pública mapeó los antepasados de 116 políticos brasileños para averiguar si tenían alguna conexión con el pasado esclavista de ese país.
Desde la idea inicial hasta la publicación del material, pasaron 16 meses de trabajo que involucró a un equipo de 31 personas. ¿La conclusión? Al menos 33 de los funcionarios analizados tienen antepasados directos que habrían esclavizado personas, utilizado mano de obra esclavizada o actuado para contener revueltas de personas negros y pobres durante el Brasil colonial e imperial.
“Creo que el periodismo tiene mucho que ver con mostrar otras formas de contar la historia y mostrar historias que no se han contado, que no son oficiales. Todavía estamos tratando de determinar cómo hablar de la esclavitud y de las reparaciones por la esclavitud, pero es un primer paso”, dijo Bianca Muniz, una de las coordinadoras del proyecto, a LatAm Journalism Review (LJR).
La inspiración para la iniciativa fue el reportaje especial “Slavery's Descendants” (Descendientes de la Esclavitud)”, publicado por Reuters en junio de 2023. La agencia de noticias examinó el linaje de más de 600 titulares de cargos públicos en Estados Unidos, incluidos presidentes, miembros del poder legislativo, gobernadores y jueces, y descubrió que más de 100 tenían antepasados esclavistas. En julio del mismo año, el equipo de Pública empezó a diseccionar la metodología utilizada para estudiar cómo podría replicarse el reportaje en Brasil.
“Si esto se ve allá [en Estados Unidos], donde la esclavitud era muy fuerte, ¿qué podríamos encontrar en Brasil? El poder en Brasil se mantuvo gracias a la esclavitud, la gente se enriqueció gracias a ella. La política aquí está muy orientada a la familia y esto se ha perpetuado a través de las generaciones”, dijo Muniz.
Reuters hizo alianza con laboratorios de investigación e investigadores para analizar documentos, pero en su caso las bases de datos y la documentación estadounidenses estaban más estandarizadas.
En Brasil, la información estaba dispersa, sin estándares y con diferentes niveles de acceso en cada estado, lo que hacía imposible seguir el paso a paso utilizado por los investigadores extranjeros y ponía de manifiesto la necesidad de crear una metodología adaptada a la realidad local. Ante el reto de establecer un sistema de investigación desde cero, el equipo decidió analizar a presidentes elegidos desde la redemocratización, senadores de la actual legislatura y gobernadores en funciones.
“Pensamos en el número de brazos que teníamos y en el volumen de trabajo. Ya era un conjunto muy grande de personas investigadas para poder verificar y reverificar en el tiempo que teníamos. También nos interesa investigar a los diputados, pero de inicio decidimos empezar con estos otros funcionarios para corroborar la metodología antes de pasar a analizar más de 500 nombres”, explicó Muniz.
El proceso comenzó con una investigación inicial para evaluar la viabilidad del proyecto, llevada a cabo por un equipo mixto dirigido por Muniz en una colaboración sin precedentes. Este primer equipo estaba formado por dos periodistas y cuatro investigadores de la Universidad Federal de Paraná (UFPR), supervisados por el profesor Ricardo Costa de Oliveira, especialista en genealogía política. A lo largo de tres meses, el equipo cartografió las fuentes disponibles y creó un banco con documentos como un tipo de censo realizado en el siglo 19 e inventarios en los que se detallaban los bienes dejados atrás, incluidas las personas esclavizadas.
“Nunca habíamos hecho esto antes, no teníamos experiencia en genealogía. Así que tuvimos una formación previa con gente de la UFPR y aprendimos varios métodos de investigación genealógica, como la numeración Sosa-Stradonitz. Nunca imaginé que tendría que poner padres e hijos en Excel, pero cuando llegas a la séptima generación se vuelve muy confuso, y Ricardo nos enseñó a organizar estos datos para poder encontrar a las personas más adelante”, explicó Muniz.
La principal herramienta de búsqueda del proyecto fue FamilySearch, una plataforma gestionada por la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días que permite acceder a millones de registros históricos, incluidos documentos de inmigración, certificados parroquiales y civiles, censos y otros registros de varios países. También se utilizaron las bibliotecas estatales y nacionales, así como DivulgaCand (la base de datos de candidatos del Tribunal Superior Electoral), los bancos genealógicos estatales y Google Scholar.
“Hoy podemos realizar investigaciones genealógicas de las familias de Brasil de los últimos siglos con gran rigor científico, porque la cantidad y la calidad de las bases de datos han aumentado mucho con la digitalización de los materiales”, dijo a LJR el profesor Ricardo Costa de Oliveira. “Pero se trata también de una cuestión social, porque cuanto más importante sea el individuo y la familia, más datos, más documentos, más información tendremos. Cuanto más modesto sea el origen, más difícil será construir una genealogía”.
La genealogía del siglo XIX en Brasil se basaba enteramente en documentos de la Iglesia, que utilizaba los registros de bautismo, matrimonio y defunción para registrar la demografía de la época, explicó Oliveira. Y en el caso de personas negras, indígenas y campesinos, había menos documentación disponible porque a menudo no se casaban por la iglesia, por ejemplo.
“Esto es muy importante para que entendamos el poder, la sociedad y la desigualdad en Brasil. Tenemos pocos políticos negros y a menudo ni siquiera podemos remontarnos al bisabuelo o bisabuela de la persona. Las familias humildes de Brasil vivían bajo una lógica social diferente. Cuando se trata de alguien que proviene de familias poderosas, con capital social, puedes remontarte muchos siglos atrás”, dijo Oliveira.
Para visualizar la información recopilada, Muniz utilizó programación para crear diagramas visuales y compartir los hallazgos más fácilmente con los reporteros que harían las investigaciones y comprobaciones necesarias en las siguientes fases. También se utilizó la inteligencia artificial para ayudar a comprender lo que estaba escrito en documentos antiguos de difícil lectura.
Tras la etapa inicial, la investigación genealógica de todos los políticos seleccionados tardó casi un año en completarse. Este trabajo se realizó entre octubre de 2023 y septiembre de 2024. A lo largo de la elaboración del informe, se analizaron alrededor de 500 documentos y se registraron más de 200 relaciones, además de comprobar todo el material, realizar entrevistas, hacer un seguimiento de los políticos mencionados y revisar la información histórica encontrada. En total, doce periodistas y cinco investigadores académicos trabajaron en el proyecto.
“Para todas las genealogías encontramos documentación que acreditara nombres y apellidos, como actas de nacimiento, bautismo, matrimonio y defunción. Reunimos varias fuentes documentales que hablan de la misma familia como político, tanto registros parroquiales como registrales, blogs, disertaciones y otras investigaciones académicas. Esto añade solidez a nuestras conclusiones”, dijo Muniz.
Al igual que Reuters, el equipo de Pública también se preocupó por buscar a los políticos citados y darles un tiempo razonable para analizar toda la documentación y comentar los resultados. Muchos de los políticos contactados no hicieron comentarios. También hubo casos de negación, de intentos de distanciamiento del pasado esclavista y de quienes condenaban las actitudes de sus antepasados y querían mostrar las medidas adoptadas en favor de la población negra.
“No pretendemos responsabilizar a los políticos de hoy. De hecho, es muy difícil que conozcamos generaciones pasadas tan lejanas. Y la gente no tiene la culpa de lo que hicieron sus antepasados. Pero ahora que la persona lo sabe y es una figura en una posición de poder, con relevancia, ¿qué hará con esta información? No hay una respuesta correcta, pero creo que es muy significativo que no quieran hablar. Es una herida abierta y la sociedad aún no sabe cómo afrontarla, incluso tanto tiempo después”, dijo Muñiz.
Para el periodista Tiago Rogero, creador del Projeto Querino, una iniciativa de periodismo multimedia que pretende volver a contar la historia de Brasil desde una perspectiva afrocéntrica, el informe Pública se ha convertido en una referencia para los periodistas por investigar una parte muy poco explorada de la historia de Brasil y del propio periodismo, incluso en relación con la ejecución.
“Espero que haya nuevos trabajos como este, porque es un tema que todavía puede revelar mucha información con la que aún no hemos tenido contacto”, dijo Rogero a LJR.
Entre sus planes para el futuro, Pública quiere investigar a los diputados, así como ampliar su trabajo a otras áreas relacionadas con la esclavitud y su mantenimiento, como la falta de información sobre las personas esclavizadas.
“Hicimos un informe que habla de la dificultad de reunir la genealogía de las personas negras, pero hay una fuente documental, las cartas de liberación, que cuentan mucho sobre las historias de las personas esclavizadas”, dijo Muniz. “Creo que uno de nuestros próximos pasos es buscar estos otros documentos y contar estas historias no contadas”.