Últimamente, cada vez que una organización internacional reconoce o premia a un periodista mexicano por su labor, frecuentemente se trata de una mujer. Ahí está la ganadora del Pulitzer Alejandra Xanic Von Bertrab, o la periodista Marcela Turati, quien recientemente fue honrada por los Becarios Nieman en Harvard por sus relatos sobre las víctimas del crimen organizado. La editora del semanario Zeta Adela Navarro, quien tomó el cargo cuando el editor anterior fue asesinado en 2004, fue nombrada una de los 100 Pensadores Globales de la Revista Foreign Policy. Sobra recordar a la emblemática Lydia Cacho, constantemente amenazada por denunciar a una red de pederastas; las reporteras Sandra Rodríguez Nieto y Rocío Idalia Gallegos, del Diario de Juárez; Anabel Hernández, quien vive escoltada por sus investigaciones sobre crimen organizado; así como Ana Lilia Pérez, exiliada por sus investigaciones sobre corrupción en la empresa de petróleo Pemex. Y la lista puede seguir. Incluso "Lucy", la mujer periodista que reveló haber fundado en forma anónima el Blog del Narco.
Las mujeres ya conforman un número importante en los medios de comunicación en México. Según un estudio de la organización Comunicación e Información de la Mujer, A.C. (CIMAC), hay más mujeres periodistas en la radio y la televisión que hombres. Además, ellas firmaron un tercio de las notas de los tres principales diarios nacionales y sus colegas masculinos firmaron otro 42% (el resto fueron noticias de agencia cuyo género es indefinido). Y aunque la distribución aun no es equitativa, las mujeres cada vez ocupan más cargos de liderazgo. Casi 15% de los puestos directivos en los medios están ocupados por mujeres, como es el caso de Carmen Lira, directora del diario La Jornada.
Pero las mujeres no sólo ocupan más espacios en los medios en México, también se dedican con más frecuencia a investigaciones de largo alcance. “Ellas hacen un periodismo que pone más el dedo en la llaga de los problemas urgentes”, dice al Centro Knight para el Periodismo en las Américas la periodista María Elvira García, autora de Ellas tecleando su historia, un libro que recopila historias de 14 de las mejores periodistas en México.
“Ellas quieren hacer periodismo para denunciar, lo hacen por congruencia, porque creen que es lo que deben hacer”, agrega la experta. En su opinión, ellas tienden a fijarse más en temas sociales y los llevan a la agenda de los medios de comunicación tales como el abuso sexual, el maltrato infantil, las injusticias o los casos de corrupción.
Ellas también son blanco de amenazas, despidos o demandas por su trabajo periodístico. Las mujeres también se empeñan en publicar sus investigaciones a pesar de que los medios les cierren las puertas, y muchas de ellas son autoras de libros que revelan redes de corrupción o del crimen organizado.
“Salir de mi país es el costo por no haber aceptado sobornos ni callar las investigaciones que he realizado”, dijo Ana Lilia Pérez, autora de los libros Camisas azules, manos negras y El cartel negro, en una entrevista reciente con el Centro Knight.
Y aunque son muchos más los nombres masculinos en la lista de 71 periodistas asesinados en México, fue el brutal asesinato en 2012 de la corresponsal de Proceso en Veracruz, Regina Martínez, el que desencadenó un movimiento más solidario por exigir un alto a la impunidad de los ataques contra la prensa. Martínez realizaba investigaciones sobre corrupción y abusos de poder en Veracruz. Un año antes fue decapitada la periodista María Elizabeth Macías, por sus denuncias anónimas en internet sobre las actividades del crimen organizado en la ciudad de Nuevo Laredo, y la periodista del diario Cambio en Michoacán, María Esther Aguilar Casimbe, continúa desaparecida desde el 11 de noviembre de 2009.
“Si en México hoy las mujeres están siendo perseguidas, amenazadas de muerte y asesinadas es porque son ellas las que están haciendo el mejor periodismo, el que necesita nuestro país para que abramos todos los ojos de quiénes son los que nos gobiernan (...)”, escribió García para el sitio Clases de Periodismo.
Nota del editor: Esta historia fue publicada originalmente en el blog Periodismo en las Américas del Centro Knight, el predecesor de LatAm Journalism Review.