Tras la disrupción que viene causando la pandemia de COVID-19 en la normalidad de la vida cotidiana de las personas en todo el mundo, algunos medios latinoamericanos están dedicando espacios para darle voz a aquellos que quieren compartir sus historias, especialmente a los que están en primera línea.
A principios de abril, el diario brasileño Folha de S. Paulo decidió utilizar la plataforma que su equipo de contenido interactivo había creado para contar cómo vivían los inmigrantes en São Paulo, para compartir esta vez las historias de los trabajadores esenciales sin los cuales la gente que guarda cuarentena no podría sobrevivir.
“El proyecto Trabajadores esenciales contra el coronavirus empezó a publicarse el 3 de abril, con los perfiles de cuatro profesionales: una farmacéutica, un oficial de policía, un conductor de taxi de aplicativo y un barrendero de calles”, dijo Dhiego Maia, reportero del Folha de S. Paulo, al Centro Knight.
La serie fue idea de la editora de diversidad del diario, Alexandra Morais, cuyo departamento fue creado en 2019 para reflejar la diversidad de la vida social y la vida cotidiana del país en la redacción. De acuerdo con Maia, desde el principio, la intención de la serie fue reproducir la historia del entrevistado, “en una secuencia completa y lógica”, sobre su vida diaria durante la pandemia.
“Tampoco empezamos el proyecto con doctores y enfermeras, profesionales que naturalmente fueron destacados en esta guerra por la vida”, contó Maia. “La idea era sacar a la luz los roles olvidados, pero tan importantes para la salud de la metrópolis, como la persona que recoge la basura”, agregó.
Maia tiene la ardua tarea de buscar las historias de aquellos que con su trabajo alivian, de alguna manera, el sufrimiento de la mayoría. Según dijo Maia, contar estas historias desde el lugar en donde tienen lugar enriquece mucho el relato. Junto a la fotógrafa Karime Xavier, y con todos los protocolos de seguridad y distancia, Maia va a entrevistar a los personajes que contacta o que le refieren instituciones públicas y privadas.
El formato de las historias, contó Maia, guarda relación visual con el formato de las redes sociales para enganchar más a los lectores. Las historias de los entrevistados, que se publican más o menos cada dos días, son presentadas con diez fotografías que van acompañadas de diez frases de 230 caracteres cada una.
“Esta extensión de texto es esencial para motivar la lectura del contenido en un móvil”, dijo Maia. “Somos uno de los países con mayor consumo de redes sociales en el planeta, entonces cuando nuestros lectores abren la plataforma, especialmente desde sus celulares, se encuentran con una plantilla muy similar a la de las redes sociales, y hacen clic y leen todo”, contó.
“Trabajadores esenciales contra el coronavirus”, tendrá un capítulo especial entre su serie dedicado al detrás de cámaras de la realización de las entrevistas a sus personajes. “Esta selección presentará las historias más impactantes y los riesgos que Karime y yo corrimos, además del sentimiento de caminar en otra São Paulo – una vacía y triste”.
Los periodistas de Ojo Público, un sitio de periodismo investigativo peruano, empezaron a pensar en un espacio para darle voz al ciudadano de a pie poco después de que empezaron las medidas de aislamiento para mitigar el contagio del virus, contó Nelly Luna, cofundadora y editora general de Ojo Público, al Centro Knight.
“Diario de la cuarentena: las historias de todos”, fue lanzado el 12 de abril. “El objetivo fue abrir un espacio de encuentro de diferentes voces, desde su cotidianidad, sus miedos y esperanzas. Estas voces no estaban representadas en los medios, por eso dos semanas después del inicio de la cuarentena elaboramos el proyecto junto al editor de audiencias, Carlos Bracamonte, que fue el más entusiasta impulsor de este proceso”, dijo Luna.
En este espacio, según contó Luna, se publican todos los días y en primera persona las historias de “padres de familia que se han quedado desempleados por las crisis, adultos mayores que ahora viven solos y deben ingeniárselas para comer, o simplemente mantenerse activos”. También, añadió, las historias de “pequeños comerciantes que están viendo morir el negocio que construyeron con años, personas con ansiedad que han tenido que suspender su terapias o familias que ven también a la cuarentena como una oportunidad de estar juntos, o mujeres que ahora trabajan el triple: el teletrabajo, la clases virtuales del colegio y, además, cocinar o hacer otros quehaceres del hogar”.
En su correo electrónico creado para el proyecto, dijo Luna, reciben decenas de testimonios, algunos cortos, otros extensos, a veces hasta reciben los diarios completos que algunas personas empezaron cuando comenzó la cuarentena. “Uno puede notar la necesidad de hablar del tema, del aislamiento y cómo nos está afectando a todos”, relató.
“No eres tú diciéndoles qué temas son más relevantes, son ellos ahora contándote a ti lo que más les importa. Es un gesto maravilloso de confianza”, contó Luna. “Eso me emociona muchísimo, el primer día que comenzaron a llegar los correos, los leí toda la noche y lloré, sentí que debíamos hacer más. Una mezcla de impotencia y al mismo tiempo, incertidumbre sobre qué responderles. La incertidumbre es la gigante sombra sobre la que estos días tenemos que trabajar y convivir”.
Las historias recibidas son leídas y respondidas por el editor de audiencias, quien se encarga de verificar datos y la identidad de quién las envía. Algunas personas que trabajan en entidades públicas piden no poner sus apellidos por temor a represalias, dijo Luna. Luego las seleccionan, las editan respetando la oralidad de los autores, y la artista gráfica del equipo, Claudia Calderón, propone y realiza una ilustración para cada una. “Cada correo que llega nos interpela y obliga a pensar en la necesidad de reafirmar el compromiso y contrato social del periodismo con el servicio público”, expresó Luna.
“Como reporteros, uno está acostumbrado a muchas situaciones de estrés, largas horas de trabajo y carga emocional, pero abrir este diario nos abre una situación diferente, es como si estuvieras compartiendo el aislamiento simultáneamente con cada uno de ellos. … La responsabilidad es el triple”, comentó.
En Salud con Lupa, un sitio periodístico peruano especializado en temas de salud, la publicación de los testimonios surgió de la necesidad de los propios protagonistas, médicos, enfermeras y trabajadores de hospitales y centros de salud que están en la primera línea de combate contra el coronavirus.
“Salud con Lupa empezó a recibir correos y mensajes por inbox por sus cuentas de redes, de trabajadores de salud y personal de limpieza que relatan situaciones muy graves y también hacían pedidos de ayuda. En muchos casos, las personas preferían el anonimato porque a mediados de abril --cuando ellos mismos empezaron a filtrar imágenes y testimonios en videos en redes sociales-- EsSalud, el Minsa (Ministerio de Salud) y otras sanidades les prohibieron hablar con los medios bajo amenaza de sanciones o despidos”, dijo Fabiola Torres, fundadora y directora del sitio, al Centro Knight.
La documentación de las historias de “En primera línea” que reciben tiene tres objetivos: darles espacio para relatar sus vivencias en primera persona, recoger sus denuncias y hacerles seguimiento para convertirlas en posibles reportajes o notas informativas con reporteo que ofrezcan soluciones a esos problemas, y documentar las historias de luchas extraordinarias y ejemplares que suceden en los servicios de salud y de las que poco se sabe.
Para editar sus historias, dijo Torres, cuentan con la ayuda de un doctor independiente, Daniel Rojas, que entrevista al personal de salud que acude a ellos, y que verifica desde sus conocimientos, la información y datos que se envían en los testimonios para su correcta edición antes de ser publicados en el sitio.
“Escuchar o leer las voces de quienes están en la primera línea de acción nos permite hablar de las historias de vida, de lo que estamos pasando para comprender la dimensión de la pandemia. Ninguna cifra o estadística cuenta una historia. Las estadísticas que nos reportan a diario las autoridades no dicen nada si no comprendemos las historias”, comentó Torres.
Hay algunos testimonios que son muy duros y otros que dan más esperanza, contó Torres citando la historia de la enfermera que “recuperó el ánimo cuando su paciente en UCI levantó la mano para saludarla luego de días de estar postrado”.
En el futuro, esta serie de Salud con Lupa, sería una libro que contenga una antología de todos los testimonios publicados, como una “forma de documentar un momento histórico que no debemos olvidar, sino sacar lecciones para no volver a repetir errores”, dijo Torres.
Los planes a corto plazo es que este espacio se convierta en un proyecto colaborativo que incluya testimonios del personal de primera línea de otros 10 países latinoamericanos, como parte de un esfuerzo de cobertura regional que liderará Salud con Lupa, contó Torres.