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Panameños protegen a su diario más antiguo y piden a Estados Unidos sacarlo de la Lista Clinton

Son 167 años de historia periodística panameña los que podrían llegar a su fin toda vez que la continuidad de las operaciones de los diarios La Estrella de Panamá y El Siglo es incierta a causa de un problema legal con el Departamento del Tesoro de Estados Unidos.

La agonía de los diarios comenzó en mayo de 2016 cuando Abdul Waked, principal propietario de los diarios, fue incluido en la Lista Clinton que realiza el Departamento del Tesoro de ese país. Esta lista, que busca luchar contra el lavado de activos, establece que las empresas de las personas que entran en ella y que se encuentran en jurisprudencia de Estados Unidos quedan congeladas. Asimismo, las personas en el territorio estadounidense tienen prohibido entrar en relaciones comerciales con ellos.

Sin embargo, durante estos ocho meses, los diarios han podido continuar con sus operaciones con “múltiples limitaciones” debido a que la Oficina de Control de Activos (OFAC por sus siglas en inglés) del Departamento del Tesoro les ha otorgado licencias para hacerlo, según le dijo al Centro Knight Eduardo Quirós, presidente del Grupo Editorial El Siglo y La Estrella (GESE).

La más reciente de estas licencias fue anunciada en la tarde del pasado 5 de enero para que los diarios puedan realizar “ciertas transacciones y actividades” hasta el 13 de julio de 2017.

A pesar de que esta resolución permitió que los diarios no se vieran obligados a cerrar sus puertas la medianoche del 5 de enero, como se había pensado, para Quirós solo se trata de la extensión de “una sentencia de muerte no ejecutada”.

Desde ese mayo, se les anunció que los diarios no estaban bajo investigación por parte de las autoridades estadounidenses, según Quirós. No obstante, tampoco han sido removidos por completo de esta lista, un hecho que les genera restricciones comerciales y económicas.

Según dijo, a pesar de contar con licencias, el hecho de estar incluidos en la lista les dificulta cualquier actividad, una de ellas por ejemplo, vender pauta publicitaria. Usualmente los contratos se hacen anualmente, dijo, no obstante como las licencias de la OFAC son por menos tiempo, es difícil hacer algún contrato en esta materia. Asimismo comprar la materia prima, como papel y tinta, es un problema pues la importan de Estados Unidos. Y eventualmente tener funcionando sus páginas digitales podría complicarse toda vez que los servidores están localizados en ese país norteamericano.

La situación de los medios no ha pasado desapercibida en la sociedad panameña. La Estrella de Panamá está considerado el “decano del periodismo” en el país. Fundado en 1849 bajo el nombre de The Panamá Star, el diario ha contado la historia del país durante 167 años, antes de que Panamá fuera una república independiente. Por su parte, El Siglo cumple esta año 32 de fundado y se ha convertido en una voz más en el espectro mediático del país.

Su cierre además habría significado la pérdida de trabajo a 250 empleados con los que cuetan ambos medios. Durante estos ocho meses pasados, ya se habían visto forzados a prescindir de 50 trabajadores, a cambiar una revista de distribución semanal a mensual, y a reducir su paginaje.

No es de extrañar entonces que diferentes organizaciones se hayan unido a su lucha. Desde la Cámara de Comercio del país, como diferentes universidades, así como la Iglesia Católica han manifestado su apoyo a los diarios, según explicó Quirós. Incluso la Asamblea Nacional aprobó una resolución en la que manifiestan su apoyo a los diarios y le expresaron al Congreso de Estados Unidos su preocupación en este tema.

En el editorial del 6 de enero, un día en el que se pensaba se iba a imprimir la última edición, La Estrella agradeció a Panamá por el apoyo demostrado, pero agregó que esa licencia no es la solución que necesitan.​

“Se nos ha otorgado una licencia por seis meses más para que operen sin problemas tanto La Estrella de Panamá como El Siglo. No es lo que exigimos, sino la exclusión total de la lista”, dice el editorial.

Para ser excluidos, como ha sucedido con otras dos empresas también propiedad de Waked, las autoridades estadounidenses han sugerido que los medios sean vendidos. Una opción que han rechazado de manera contundente al interior de los diarios.

“Yo, en mi condición de presidente de los periódicos, manifesté que en estas condiciones era el peor momento para la venta porque va a afectar la línea editorial del periódico. La Estrella de Panamá no solo es el diario más antiguo del país, sino hoy por hoy, el diario más independiente de Panamá”, aseguró Quirós. “Y en esa posición nos mantuvimos”.

Quirós explicó que vender un periódico no se asemeja a vender “una tienda por departamentos” pues está en riesgo la independencia de los periodistas.

“Lo más importante de un medio de comunicación es su línea editorial, es la independencia, la libertad que tengan los periodistas para hacer su trabajo. Si el periódico es vendido, así en esquema de remate y en una sociedad pequeña como la panameña donde no hay una fila de gente con interés de comprar un medio de comunicación, salvo alguien que esté cerca del poder, es realmente preocupante. Nos preocupa mucho la posibilidad de una venta que termine conllevando a alterar la línea editorial del periódico”.

Una posición que también comparte el Colegio Nacional de Periodistas de Panamá (Conape). Para su presidenta, Blanca Gómez, la decisión de vender los medios no puede ser impuesta por Estados Unidos, especialmente porque no hay una investigación clara en contra de los periódicos.

“Consideramos que se está violando el término de soberanía nacional”, aseguró Gómez al Centro Knight. “Esta es una empresa panameña, es una empresa nacional, y el embajador [de Estados Unidos en Panamá] ha estado dando declaraciones diciendo que la empresa tiene que cambiar de dueños, que tiene que cambiar de capital, que ahí está la respuesta para la situación. Él no es el que tiene que venir a dictar eso aquí. Él tiene que mantener su posición de diplomático, y dejar en todo caso que sean las autoridades que tengan que tomar sus decisiones”.

Según dijo Gómez, el Ministerio Público de Panamá investigó esta empresa y determinó que no había vinculación directa con actividades ilícitas. “Se le ha pedido al Departamento del Tesoro de Estados Unidos que presente las pruebas que tenga y no las ha presentado, y lo único que ha señalado el señor embajador es que contra de la empresa per sé no hay nada. Entonces no entendemos por qué se sigue acosando y se sigue manteniendo a estos dos medios de comunicación en esa Lista Clinton”.

Tanto para Gómez como para Quirós esta situación no solo es un tema económico y comercial. Para ellos se está afectando la libertad de expresión de los panameños. Por eso, les parece que la actitud de los gobiernos de ambos países no ha sido la ideal.

Para Gómez, el gobierno panameño ha fallado en tener un rol más activo ante el de Estados Unidos. Un aspecto en el concuerda Quirós para quien Panamá “podía haber sido un poco más contundente”.

No obstante, la Presidencia de Panamá señaló a través de un comunicado que la licencia más reciente fue concedida gracias al trabajo de la Comisión de Alto Nivel que fue creada por el gobierno para atender esta situación.

El comunicado señaló también que el presidente “continuará trabajando para proteger los empleos de los panameños en aquellas situaciones que por diferentes factores se vean en riesgo”, pero agregó que, según el Ministro de Economía y Finanzas, el futuro de los medios depende de las “decisiones que tomen sus accionistas” tal como en el caso de las otras empresas que salieron de la Lista Clinton.

Por su parte, la Embajada de Estados Unidos en Panamá también se pronunció sobre la más reciente licencia en su cuenta de Twitter. En el comunicado la embajada señala su compromiso con la libertad de expresión, pero asegura que la intención de esta prórroga es darle tiempo a las empresas estadounidenses a “desvincularse de su relación comercial con GESE” en caso de que no se logre “una solución permanente en donde GESE no necesite ninguna licencia”.

Por ahora, Quirós y Gómez esperan que esta licencia les dé el tiempo que necesitan los medios para lograr que Estados Unidos cambie de posición frente a la situación de los periódicos.

“No puede ser posible que el país que ha sido un estandarte en materia de democracia para el mundo entero pretenda hacer eso con un medio de comunicación en un país pequeño como el nuestro y donde nosotros hemos dado muestras 100 por ciento de todas las veces de que nosotros hemos sido un pueblo por demás pacífico, y que siempre hemos tratado de mantener buenas relaciones y buenos términos con todos nuestros hermanos países”, dijo Gómez.

“Estados Unidos es un país que comprende y entiende bien el significado de la libertad de expresión”, finalizó por su parte Quirós. “La democracia de los Estados Unidos está construida sobre el pilar fundamental de entender que la libertad de expresión es la libertad de libertades. Sin embargo, en este caso ha habido demasiada incongruencia por parte de ese gobierno. Ojalá que esa actitud cambie y podamos salvaguardar lo que más que un periódico es un patrimonio, una institución de la República de Panamá”.

Nota del editor: Esta historia fue publicada originalmente en el blog Periodismo en las Américas del Centro Knight, el predecesor de LatAm Journalism Review.

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