En el transcurso de la cobertura del complicado y violento conflicto armado de Colombia, el periodista Hollman Morris fue acusado de ser “cómplice del terrorismo” y fue amenazado y perseguido.
Pero en la reciente rectificación del expresidente Álvaro Uribe, Morris ve “un mensaje de que no se puede pasar por encima de la libertad de expresión”. Además, le dijo al Centro Knight para el Periodismo en las Américas que la rectificación significa que “los señalamientos irresponsables desde el poder presidencial afectan y tienen graves implicaciones contra las instituciones […], pero sobre todo contra la vida de las personas”.
Ante la Corte Suprema de Justicia el pasado 29 de julio, el expresidente Uribe rectificó sus declaraciones anteriores en las que vinculó a Morris con el terrorismo.
“El doctor Hollman Morris me ha manifestado en el día de hoy que no hace parte, ni ha hecho apología al terrorismo; se lo creo y si lo he dicho, lo rectifico”, dijo Uribe. “¿Por qué lo dije? Porque las palabras y actuaciones de Hollman Morris en relación con mi gobierno, mis compañeros, mi familia y mi persona, y su coincidencia con detractores me hicieron pensar lo que hoy rectifico”.
En una reunión del Comité del Senado en 2014, Uribe se refirió a los medios de noticias Canal Capital y Telesur como “instrumentos serviles del terrorismo”, según El Espectador. Uribe, además de expresidente, era en ese momento - y hoy lo continúa siendo - un senador por el partido Centro Democrático.
Morris, quien era el director de la cadena de televisión pública de Bogotá Canal Capital en ese momento, demandó posteriormente a Uribe por injuria y calumnia. Pero, junto con la reciente rectificación de Uribe, él y Morris firmaron un acuerdo para evitar que la Corte Suprema iniciara un proceso formal en contra del expresidente Uribe por una demanda interpuesta por Morris.
“Acepté la rectificación del expresidente Uribe. No fue fácil después de lo vivido por sus señalamientos, pero el abrazo de la gente, el estrechar la mano de la gente que valora este acto me llena de satisfacción, no mirando el pasado, sino mirando el futuro de las próximas generaciones y el presente en el que debemos construir el nuevo país de La Paz”, dijo Morris al Centro Knight.
El periodista dijo que el magistrado Eugenio Fernández Carlier “nos hizo el llamado de atención diciendo que esa querella podía solucionarse por la vía del diálogo”. Morris describió la conversación de casi cuatro horas como “duro, pero sereno”.
El exdirector de Canal Capital dijo al Centro Knight que “me la jugué por los periodistas y trabajadores de dicho canal, les expliqué la gravedad de los señalamientos en su momento y hoy con satisfacción les digo que este gesto de rectificación también es para ellos”.
Aparte de afectar el “buen nombre” de la cadena de televisión pública, Morris dijo que las acusaciones de Uribe afectaron la vida de los empleados a través de amenazas, señalamientos en la calle, la cancelación de arrendamientos y matoneo a través de redes sociales.
“Vale la pena recordar que a lo largo de la historia de Colombia, sumida en un largo conflicto armado interno este tipo de señalamientos preceden el asesinato de personas y allí, insisto, en la gravedad de los señalamientos teniendo en cuenta la influencia y el poder del expresidente Uribe”, dijo Morris.
“El gesto, la rectificación, es un mensaje de que a la prensa libre se respeta, que al contradictor político se respeta y que no van a quedar impunes señalamientos de este tipo, lo que tanto mal le han hecho a Colombia”, agregó Morris.
Morris tiene una larga historia con Uribe y su gobierno.
A partir de 2003, Morris dirigió y presentó un programa de noticias en televisión llamado Contravía, que dejó el aire brevemente a debido a problemas de financiación y amenazas. El programa se centraba en temas de derechos humanos y el conflicto interno de Colombia.
El programa “descubrió vínculos entre líderes paramilitares e importantes políticos y empresarios colombianos”, según el Centro para el Periodismo Investigativo.
Morris ha recibido amenazas de muerte a lo largo de los años por sus reportajes. Estas inclusive lo obligaron a dejar el país temporalmente. Algunas de las amenazas lo acusaban de estar afiliado a la guerrilla de las FARC.
Por ejemplo, en 2007, Morris viajó fuera de Colombia luego de recibir un correo electrónico en el que se le calificaba de “antipatriota, miembro de las guerrillas y soplón”, según reportó el Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ por sus siglas en inglés) en aquel tiempo. Esta organización indicó que el correo señalaba que Morris se había ganado una rifa en la que el premio era un ataúd.
Las acusaciones sobre supuestos vínculos con el terrorismo vinieron también de altos funcionarios del Gobierno colombiano.
En febrero de 2009, Morris y otros dos periodistas entrevistaron personas cautivas por las FARC que estaban a punto de ser dejadas en libertad. De acuerdo con una carta que el CPJ y Human Rights Watch enviaron a Uribe, Morris había planeado estar en el sureste de Colombia para entrevistar a miembros de las FARC sobre secuestros en el país, y no previó estar allí justo en el momento de la operación de rescate. Una vez libres, las personas que habían sido secuestradas indicaron que miembros de las FARC los habían coaccionado a dar declaraciones. El CPJ reportó que ante esta situación Morris dijo que no publicaría los testimonios de estas personas.
No obstante, el vicepresidente de Colombia, Francisco Santos Calderón, dijo que Morris había actuado “sin objetividad ni imparcialidad”; el Ministro de Defensa y actual Presidente de la República, Juan Manuel Santos, sugirió que era “afín a las FARC”; y Uribe subrayó su calidad de "cómplice del terrorismo", según CPJ.
Morris mostró al CPJ las cadenas de correos electrónicos que recibió luego de estos eventos.
Por otra parte, Morris fue uno de los periodistas que fue víctima por años de espionaje telefónico ilegal perpetrado por agentes del Estado durante la gestión de Uribe.
En noviembre de 2009, Morris presentó una petición ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos a favor de su familia y de sí mismo. La Comisión reportó que Morris dijo que él y su familia eran víctimas de amenazas y hostigamiento, vigilancia ilegal y estigmatización pública, y que el responsable era el Estado colombiano, particularmente a través del ahora difunto Departamento de Administración de Seguridad (DAS). La petición de Morris fue finalmente admitida en enero de 2016.
En 2011 Morris fue temporalmente impedido de recibir la beca Nieman de la Universidad de Harvard porque el gobierno de Estados Unidos le negó la visa amparándose en las disposiciones sobre actividades terroristas del Patriot Act, según reportó The Washington Post. Periodistas y organizaciones de derechos humanos de distintas partes del mundo apoyaron a Morris, y el Gobierno estadounidense eventualmente cambió su decisión.
En 2013, en un foro sobre la historia de violaciones a la libertad de expresión y de prensa, el actual Presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, reconoció la labor periodística de Morris. El Espectador reportó que Morris recibió el apoyo de Santos como los primeros visos de una “reparación simbólica”.
Morris dejó la dirección de Canal Capital en 2014 y se convirtió en concejal de la ciudad de Bogotá en 2015.
Nota del editor: Esta historia fue publicada originalmente en el blog Periodismo en las Américas del Centro Knight, el predecesor de LatAm Journalism Review.