En México se vive una epidemia silenciosa de transfeminicidios que los medios de comunicación no están contando. Esa es una conclusión a la que llegaron los periodistas Emma Landeros y Joel Aguirre tras casi dos años de una investigación que quedó plasmada en su libro “Transfeminicidio”.
Solo en 2024, 55 mujeres trans fueron asesinadas, la cifra más alta en tres años, de acuerdo con la organización Letra S. Y en lo que va de 2025 se han registrado al menos seis transfeminicidios, según cifras del Observatorio Nacional de Crímenes de Odio contra Personas LGBT, el más reciente apenas hace dos semanas.
“El transfeminicidio es un crimen de odio. Y los crímenes de odio en México lamentablemente reciben poca cobertura, o no son atendidos, o pasan invisibilizados”, dijo a LatAm Journalism Review (LJR) Aguirre, coordinador editorial de Newsweek en Español. “El medio que se atreve a darle cobertura, lo hace de una manera tan infame, tan fuera del tono que exige el día de hoy, que resulta muy grosero. Desde ahí nosotros empezamos a ver que había un problema”.
El libro de Emma Landers y Joel Aguirre incluye 12 historias que retratan la brutalidad que viven las mujeres trans en México. (Foto: Edson Vázquez)
En su investigación, los autores encontraron que en varios estados de México, las noticias sobre asesinatos de personas trans se cubrían sin considerar la identidad de género de la víctima, y con lenguaje estigmatizante y revictimizante. En algunos medios hiperlocales, por ejemplo, las víctimas siguen siendo descritas como “hombre vestido de mujer”, e incluso se usan adjetivos peyorativos e insultos, dijo Aguirre.
Su libro, publicado en febrero de 2025, incluye 12 historias que retratan la brutalidad que viven las mujeres trans en México, a través de entrevistas con psicólogos, abogados, activistas, sobrevivientes y familiares de víctimas. El libro afirma que el odio que motiva la mayoría de esos crímenes tiene que ver con una serie de circunstancias culturales como el machismo y el patriarcado predominante.
“Desde nuestro punto de vista periodístico, creemos que ese mismo detonante del machismo es lo que lleva a muchos medios y a muchos sectores de la sociedad a invisibilizar el tema del transfeminicidio y los ataques contra los derechos humanos de las personas transexuales”, dijo Aguirre.
Las conclusiones de los autores coinciden con la percepción de investigadores y organizaciones de defensa de las poblaciones LGBTIQ+ en México.
La organización de apoyo a personas trans y no binarias Impulso Trans, con sede en Guadalajara, ha encontrado que muchos medios de comunicación cubren los asesinatos de mujeres trans con un enfoque deshumanizante y sensacionalista.
Las coberturas de la prensa mexicana tienen un enfoque heteronormado, estereotipado y con prejuicios que contribuye a la perpetuación de la violencia contra personas trans, en lugar de contextualizar el fenómeno como parte de una problemática estructural, dijo Izack Zacarias, director de Impulso Trans.
“En la forma en que lo sacan vemos que abona a seguir, de entrada, culpabilizando a la persona [trans]. No le dan el tratamiento adecuado, no se respeta el nombre [elegido] de la persona, los pronombres’”, dijo Zacarias a LJR. “Hay medios de comunicación que intentan hacerlo lo mejor posible, pero son los mínimos”.
Dijo que este enfoque sensacionalista da pie a que la gente escriba comentarios de odio en las notas o en redes sociales, lo cual termina por amplificar la estigmatización y revictimización.
“No veo que [los medios] hagan nada por cortar los comentarios o bloquearlos o sacar un comunicado para aclarar a la gente que no es así”, dijo Zacarias.
Landeros dijo que durante su investigación para “Transfeminicidio” encontraron muchísimos comentarios de odio en notas sobre asesinatos de mujeres trans, desde los que se burlan o ironizan sobre el tema, hasta los que celebran la violencia contra esa población.
Desde que Landeros y Aguirre iniciaron la investigación para su libro, se toparon con la dificultad de encontrar estadísticas de los asesinatos de mujeres trans en México.
"Transfeminicidio" fue publicado en febrero de 2025. (Foto: Cortesía)
No existen conteos oficiales públicos de transfeminicidios en el país. Esto, dijo Aguirre, tiene que ver con el hecho de que, hasta el momento, el transfeminicidio solo está tipificado como delito en cinco de los 32 estados del país.
Las organizaciones de defensa de derechos de las poblaciones LGBTIQ+ que intentan llevar un registro indican que en México son asesinadas entre 50 y 70 personas trans al año. Sin embargo, fundaciones como Letras S alertan que existe un subregistro de casos, dado que algunos asesinatos no se reportan oficialmente o no se registran como asesinato a persona trans por motivos de identidad de género.
Esta invisibilización de cifras en las instituciones es una de las razones por las que los periodistas no le dan al problema la cobertura que requiere, dijo Aguirre. El periodista compara la situación con lo que sucedía con los asesinatos de mujeres, delito que también registra alta incidencia en México, hasta hace unos años.
“Solamente en las últimas décadas, cuando al feminicidio se le empezó a dar visibilidad por medio de las cifras, que siempre son muy escandalosas, fue cuando se volteó mediáticamente al tema y se han escrito miles de reportajes, estudios, investigaciones”, dijo Aguirre. “Con el transfeminicidio no está pasando eso. ¿Por qué? Porque no hay cifras, para empezar”.
No obstante, las cifras no son indispensables para abordar el fenómeno desde el periodismo, dijo Aguirre. Existen múltiples evidencias de que existe un problema estructural de violencia contra la población trans que debe ser cubierto de forma correcta, agregó.
“No importa si son 400, o si son 10, o si es uno al año. Es un fenómeno, existe. Es un problema social. Entonces, desde que es un problema social, la obligación del periodista es atenderlo”, dijo.
El 13 de febrero de 2024 fue hallado el cuerpo de Elisa Cortez, una mujer trans de 24 años, en una ranchería del estado de Tabasco. Algunos medios locales que cubrieron el crimen lo hicieron revelando su nombre de nacimiento y malgenerizándola, de acuerdo con el medio periodístico regional especializado en temas de género y diversidad sexual Agencia Presentes.
Cerca de un mes después, Landeros y Aguirre entrevistaron a la madre de la joven como parte de su investigación para “Transfeminicidio”. Esa entrevista, dijeron, les enseñó la importancia de tener empatía cuando se cubren problemáticas como esta.
“Para ser un periodista que entrevista a la madre de una mujer que acaba de ser asesinada se necesita tener la mayor empatía del mundo, la mayor paciencia. Pero sobre todo, para lograr eso necesitamos ser periodistas humanos”, dijo Aguirre.
Tener empatía en la cobertura incluye desde saber escuchar a las víctimas o a sus familiares, disponer del tiempo suficiente para las entrevistas, hasta llevar la vestimenta y actitud adecuadas para inspirar confianza y cercanía a las fuentes, dijo Landeros.
Solo con esa empatía, dijo Aguirre, los medios pueden aspirar a que el periodismo sea un factor de visibilización y entendimiento del problema entre la sociedad, y así dejar de contribuir con los estigmas y la violencia.
No, @DiariodeMorelos. No asesinaron a un hombre vestido de mujer. Mataron a una mujer trans.
Los medios y periodistas tienen una gran responsabilidad de informar sin estigmatizar a comunidades vulneradas. La transfobia se normaliza con esta deficiente ética periodística. pic.twitter.com/UDQLGhTgZP
— Alex Orué (@Alex_Orue) April 6, 2021
“Si le explicamos al lector por qué una mujer transexual es transexual, por qué sus mismas circunstancias las empujan al trabajo sexual, por qué tienen que vivir en la precariedad, por qué su mundo muchas veces son las drogas... Si todo eso lo ponemos en una historia, aspiramos a que cuando el lector lo lea, sea empático y con esa empatía podamos empezar a cambiar las actuales circunstancias”, dijo.
Además, Zacarias dijo que los periodistas que cubren violencia contra poblaciones trans deben entender la responsabilidad que implica la forma en que comunican el tema. Eso incluye capacitarse en temas de sexualidad, género, derechos humanos y perspectiva de género, agregó.
“Creo que hace falta ese tipo de formación, porque eso puede sumar a que la gente se vaya concientizando y sensibilizando en todas estas temáticas”, dijo. “Y deben entender que el lenguaje incluyente no quiere decir utiliza la ‘x’ o la ‘e’ [al final de las palabras]. Realmente lo que implica es incluir a la diversidad de identidades, e incluir a todas las personas sin caer en prejuicios, estereotipos y estigmas”.