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Pese a inundaciones y apagones, periodistas del centro de México mantuvieron a sus comunidades conectadas

Juan Ricardo Montoya falleció haciendo lo que, según sus colegas, más le gustaba hacer: periodismo de trascendencia social.

El periodista mexicano, de 55 años, perdió la vida el 28 de octubre mientras daba seguimiento a una nota que había publicado el día anterior en el periódico La Jornada, del cual era corresponsal en el estado de Hidalgo.

La nota era sobre el regreso de pobladores a la comunidad hidalguense de Chapula, una de muchas poblaciones devastadas por torrenciales lluvias en el centro-este de México.

Montoya resbaló por una ladera mientras caminaba por Chapula y cayó varios metros hasta la orilla de un río, de acuerdo con La Jornada. La caída le causó una fractura craneoencefálica, por lo que fue trasladado en helicóptero a un hospital, donde horas más tarde murió, agregó el diario.

“Siempre se caracterizó por ser muy ‘inquisidor’ en sus preguntas; es decir, cuestionaba fuertemente a las autoridades, era directo, sin pelos en la lengua”, dijo a LatAm Journalism Review (LJR) Adela Garmez, reportera de La Jornada Hidalgo. “Llegó a ser muy incómodo para algunos funcionarios, pero él solo hacía su trabajo”.

La muerte de Montoya ocurrió en medio de una emergencia climática que puso en evidencia la vulnerabilidad del periodismo local ante desastres naturales.

Remanentes del huracán Priscilla provocaron fuertes precipitaciones a partir del 6 de octubre en gran parte de México. Inundaciones y deslaves causaron severos daños en viviendas e infraestructura en los estados de Veracruz, Puebla, Hidalgo, Querétaro y San Luis Potosí.

Hasta el 1 de noviembre las autoridades seguían reportando 83 personas fallecidas y 16 desaparecidas, mientras que 43 comunidades seguían incomunicadas.

Pérdida y aislamiento

La tempestad  aisló a periodistas y medios que, pese a la falta de electricidad, conectividad y vías de acceso, buscaron mantener informadas a sus audiencias y dar voz a quienes quedaron incomunicados.

“Nosotros quisimos ir, intentamos ir, pero la dificultad que se tuvo es que los caminos estaban cerrados”, dijo a LJR Jorge González Correa, director editorial de La Jornada Hidalgo. “Una reportera pudo adentrarse ahí en varios poblados, pero ya fue como unos 4 o 5 días después”.

González Correa dijo que los primeros días de la tragedia, su equipo basó su cobertura en datos oficiales, autoridades locales y fuentes infiltradas dentro de los gobiernos.

Medios locales también se vieron impedidos de acceder a algunas comunidades dentro de sus propios municipios. Kattia Vera, directora del medio digital Puntos de Enfoque, con sede en Veracruz, dijo que varios de sus colegas quedaron atrapados en sus casas a causa de las inundaciones, e incomunicados por falta de energía eléctrica, lo que les impidió enviar información a sus redacciones.

Mexican journalist Kattia Vera a board a military rescue vehicle holding a camera and a microphone during a coverage. (Photo: Courtesy Kattia Vera)

Kattia Vera, directora del medio digital Puntos de Enfoque, informó sobre el desastre desde Poza Rica, Veracruz, una de las ciudades más afectadas por lluvias e inundaciones. (Foto: Pablo Espidio)

En consecuencia, en los primeros días de la emergencia, muchos medios locales basaron su cobertura en lo que recogían de redes sociales, agregó Vera.

“A nosotros que nos encargan hacer transmisiones, no podíamos transmitir porque no había buena señal de internet”, dijo Vera a LJR. “Algunos compañeros cercanos que vivían en el tercer piso no pudieron salir de sus casas hasta el segundo día o después, hasta que bajó el nivel del agua”.

Vera dijo que se considera afortunada porque en su colonia el agua solo subió hasta la altura de las rodillas. Mientras que ella tuvo algunas pérdidas materiales, algunos colegas perdieron todo su equipo de trabajo, dijo.

La ciudad de Poza Rica, donde vive Vera, fue una de las más afectadas en Veracruz debido al desbordamiento del río Cazones. Ahí, el apagón duró al menos cuatro días, y los reporteros tuvieron que buscar áreas con cobertura celular y establecimientos con plantas de electricidad para poder hacer su trabajo.

“Tuvimos que movernos a las colonias del centro”, dijo Vera. “Teníamos que ir a restaurancitos o así a lugares más establecidos donde venden comida para poder cargar celulares”.

Una voz en medio del silencio

La noche del jueves 9 de octubre, José Canales, productor y locutor de la estación universitaria Radio UAEH San Bartolo, ya no pudo volver a su casa. Había llovido intensamente los tres días anteriores, y ese día las cosas se complicaron considerablemente.

La energía eléctrica se había ido en San Bartolo Tutotepec, el municipio de Hidalgo donde se ubica la radiodifusora, en la sierra Otomí-Tepehua. Tampoco había servicio de internet ni telefonía celular, y las carreteras de acceso estaban bloqueadas por derrumbes. La región había quedado prácticamente incomunicada.

Esa noche, Canales tuvo que quedarse a dormir en una de las cabinas de la estación, la cual pertenece a la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo. Al despertar al día siguiente, se dio cuenta de la magnitud de la emergencia.

“Tres de mis compañeros que también viajan de otros municipios a las instalaciones de la estación ya no llegaron porque se había desbordado un río”, dijo Canales a LJR. “Otra de mis compañeras no se presentó tampoco a trabajar porque ella fue la que se vio más afectada: el río se llevó su casa con todas sus cosas”.

Canales y el único colega que pudo llegar a la estación decidieron salir a documentar con sus teléfonos lo que había sucedido en San Bartolo Tutotepec. Se encontraron con devastación total: viviendas destruidas, vialidades bloqueadas por escombros, vehículos volcados y fragmentos de carreteras desprendidos.

De regreso en la cabina, comenzaron a transmitir tanto en la radio como en Facebook Live para contar lo que habían visto. Fue gracias a que la estación cuenta con una planta generadora a diésel y un servicio alterno de internet satelital que la estación pudo seguir operando.

“No puedo decirte como tal que hayamos diseñado una estrategia para cubrir todo lo que pasó porque nosotros estábamos inmersos en ello”, dijo Canales. “Simplemente nos fuimos moviendo conforme iban avanzando las horas”.

De inmediato comenzaron a recibir mensajes vía WhatsApp y Facebook Messenger de personas fuera de San Bartolo Tutotepec preguntando por familiares de ese municipio con los que no podían comunicarse o cuyo paradero desconocían.

La cantidad de mensajes se volvió abrumadora, dijo Canales, por lo que tomaron la decisión de abrir las puertas de la estación a los pobladores para que cargaran sus teléfonos, se conectaran a internet y pudieran comunicarse con sus familiares.

Pronto la estación se llenó de personas, algunas provenientes de comunidades a dos o tres horas de distancia, dijo el periodista.

“Todas las áreas de nuestra estación estaban llenas de personas conectadas. Hubo momentos en los que ya no nos alcanzaban los enchufes”, dijo.

A su vez, esas personas se convirtieron en fuentes de información para la radio. Ellos mismos reportaban las afectaciones que había dejado el temporal en sus comunidades, a las que todavía no habían llegado los medios de comunicación.

Journalist René Martínez, director of university radio station Radio UAEH San Bartolo, carries cans of diesel during a floods emergency in Hidalgo, México.

René Martínez, director de Radio UAEH San Bartolo, y miembros de su equipo salieron a buscar diésel para evitar quedarse sin electricidad. (Foto: Captura de pantalla de Facebook Live)

También empezaron a llegar a la estación mensajes de personas pidiendo ayuda, denunciando escasez de alimentos y medicinas, o solicitando apoyo para trasladar a familiares al hospital, dijo Canales.

“Nos convertimos en voceros de las necesidades que ya estaban surgiendo tras el paso de este huracán Priscila”, dijo Canales. “Nuestras transmisiones en vivo también se convirtieron en un momento en el que las personas aprovechaban para preguntar y nosotros en el momento responder”.

Las horas pasaban y el diésel de la planta generadora de electricidad comenzaba a agotarse. El director de la estación decidió limitar el tiempo de transmisión a seis horas al día, en periodos de dos horas.

“Queríamos administrar al máximo nuestro diésel, porque decíamos: ‘no podemos quedarnos ningún día sin decir algo de lo que está pasando aquí’, porque notamos la constante necesidad de las personas por saber lo que le estaba pasando a sus familias en esta región”, dijo Canales.

El lunes 13 de octubre, cuando miembros del equipo emprendieron una caminata de casi una hora para traer diésel, se restableció la energía eléctrica en San Bartolo Tutotepec.

Durante esos cuatro largos días, Radio UAEH San Bartolo fue el único medio cubriendo la emergencia en la sierra Otomí-Tepehua, dijo Canales, quien permaneció en la estación día y noche durante siete días.

La tragedia puso en relieve el valor que tiene para la comunidad una emisora universitaria como Radio UAEH San Bartolo, dijo Canales.

“Creo yo que la población, a partir de esto, va a valorar más el tener una radio universitaria”, dijo. “Se están dando cuenta de que es un medio que pueden utilizar, que [su valor] no solo se queda aquí en las cabinas”.

Pero la experiencia también les dejó aprendizajes, como la importancia de salir más de las cabinas y tener contacto directo con la gente, dijo Canales.

“[Esta experiencia] nos da pauta a darnos cuenta que somos un elemento muy importante y que debemos demostrar más compromiso hacia fuera, hacia nuestra audiencia”, dijo. “Nuestra forma de ayudar fue esta, ser la voz de ellos hacia afuera. Ser ese llamado de auxilio de esta región que, históricamente y tristemente, es una de las regiones más olvidadas”.

Este artículo fue traducido con la ayuda de IA y revisado por el equipo de LJR

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