Perú es el país del mundo con el más alto número de muertes por COVID-19 por cada 100.000 habitantes y aún continúa en el último lugar en Latinoamérica en aplicar la vacuna. Sin embargo, dado que el gobierno ha asegurado más vacunas, hay otro virus que afecta especialmente a los pueblos indígenas en regiones remotas del país: la desinformación y las terroríficas teorías conspirativas sobre las vacunas.
LatAm Journalism Review (LJR) habló con seis periodistas de estaciones de radio comunitarias en la Amazonía peruana que han estado trabajando para combatir la desinformación que gira en torno a las vacunas para COVID-19.
Desde Loreto, la región más extensa de la Amazonía con 28 grupos étnicos
Hablar con los Quechuas, Boras, Ticunas, Maicunas y otros grupos étnicos de la Amazonía en más de 40 comunidades indígenas de las regiones Loreto y Pucallpa. Esta fue la primera tarea de Katya Zevallos Ynmenso, periodista y comunicadora de la Organización Regional de los Pueblos Indígenas del Oriente (ORPIO), cuando empezó a entender los miedos, prejuicios e interrogantes alrededor de la vacuna y proponer crear un plan de comunicaciones para las comunidades indígenas
“Los hermanos Indígenas saben que los van a vacunar, pero como no llega información, tienen miedos, prejuicios”, le dijo la periodista a LJR. “En las iglesias evangélicas locales les han dicho que el COVID-19 es obra del diablo, que les van a introducir un chip para controlarlos o matarlos, también que es suficiente con su medicina tradicional frente a la pandemia. Hay sobreabundancia de información falsa que no es corroborada. En las comunidades, no hay internet fluido para usar celulares o tablets, el único medio que comunica fuerte es la radio. Los hermanos Indígenas se desplazan a lugares para buscar señal”.
La labor de difusión e información ha sido ir comunidad por comunidad, regresar a la comunicación básica con el objetivo que todos los pobladores tengan el mismo acceso a la información oficial para que decidan vacunarse sin ánimo de imponerles nada.
Ellos han traído infografías con información en lengua nativa, con gran empatía, para crear vínculos. Incluso decidiendo el espacio donde esta infografía es colgada es un acuerdo con la escuela, en los locales comunitarios.
Coger el altoparlante, usar la radio comunal para transmitir información propositiva y con mensajes directos es parte de las acciones de los propios comunicadores de las mismas comunidades, pues saben además que la dinámica de la comunidad empieza a las 4 o 5 de la mañana. También vienen creando información gráfica, con cómics y dibujos, para los pobladores que no tienen tanta facilidad de lectura. Los dibujos hacen más entendible el proceso.
En la provincia de Nauta, en la región Loreto, al norte de Perú, el periodista Henry Vela le contó a LJR que desde iniciada la pandemia la radio Inspiración Nauta ha dedicado buena parte de su programación a recibir llamadas desde las comunidades, redireccionar pedidos a las instituciones del Estado para aclarar dudas sobre las vacunas, transmitir información verificada sobre el COVID-19 o llamadas provenientes de las comunidades Achuar, Kukama, Kiwcha y otras.
Desde el programa que dirige, “Inspiración en la Noticia”, que se transmite de lunes a viernes de 6 a.m. a 9 a.m., Vela ha enlazado a los pobladores con las autoridades de salud en emisiones en vivo, donde ellos han respondido a diversas preguntas.
Para Vela, asegurarse de que los agentes de salud estén disponibles para recibir preguntas ha sido prioritario, no sólo a través de llamadas, también los reporteros van a las comunidades a recoger las inquietudes y transmitir las preguntas, de ser posible con emisión en directo.
Los temas son diversos: la ausencia de personal de salud, puestos de salud inundados de agua por la crecida de los ríos, carencia de medicinas o que llegan después de dos meses, adultos mayores que no se han vacunado, ausencia total de mascarillas o kits de prevención que se informó se habían distribuido. Todo es información verificada con testimonios de los apus o autoridades.
La geografía es muy extensa en esta zona de frontera, las comunidades pueden estar a una semana de transporte por río, lo que dificulta la señal de celular, el uso de internet y muchas veces la llegada de señal de radio o televisión.
Una comunidad pidió que fuera un reportero, pero el viaje demoraba tres días y la radio no contaba con presupuesto. La comunidad, con el apoyo de un emprendedor local, juntó dinero para hacer posible el gasto de transporte. Así se logró hacer un reportaje sobre las dudas por la vacunación.
Para Vela, producir contenido y spots de radio ha sido un reto y compromiso personal. Ha tenido que contar con el apoyo de traductores voluntarios de lenguas nativas para producir información que cree consciencia acerca de las vacunas.
“No se puede traducir todo en el idioma nativo, en algunas palabras se emplea por ejemplo, el achuar, pero cuando tienes el mensaje claro explicas en mestizo, o sea, mitad idioma nativo y mitad español”, dijo Vela. “Por ejemplo en un pueblo, de 100 pobladores, 30 son achuar y 70 mestizos, entonces el apu o autoridad no habla todo en achuar, en partes habla castellano, así es en todas las comunidades. Esa es la ventaja que tengo para comunicar porque yo conozco a todas las comunidades del río Corrientes”.
En otra zona de la región Loreto, la más extensa del país andino, radio La voz de la selva, que pertenece al Vicariato Apostólico de Iquitos, desde hace 20 años tiene como prioridad visibilizar y llegar a los pueblos originarios de la amazonía.
Ricardo Dávila Tuanama, comunicador de 21 años, le dijo a LJR que en esta etapa de la pandemia y de vacunación, el rol de sus periodistas ha sido sobre todo mantener la comunicación fluida con las organizaciones indígenas, sus dirigentes, sus federaciones o representantes mayores.
Sobre todo, han tenido que incidir en desmitificar información falsa.
“De 6 a 9 a.m., bien temprano, desde la radio nos conectamos con los corresponsales de regiones como Nauta, Caballococha, Trompeteros, Islandia, y difundimos la vacunación”, dijo. “Explicamos cómo se realiza, si sabemos que hay alguna duda, temor. Al día siguiente en el programa tenemos un representante del sector salud que aclare esas dudas sembradas en las comunidades. Lo tratamos desde la comunicación, vemos que los invitados no sean tan especialistas, que sean personas que hablen como nosotros mismos, en lenguaje sencillo, que trasmitan el mensaje principal”.
Como saben que el acceso a internet es difícil, producen materiales o spots radiales con esas grabaciones que editan, o que convierten en mensajes de mayor incidencia de acuerdo con la cultura e idiosincrasia de las comunidades.
“La dirección de salud nos dan spots radiales en español, que sólo anuncian o informan el día a vacunarse”, dijo Dávila. “No son producidos en idioma nativo, entonces los traducimos, los convertimos en información que atraiga, es para radio, tiene que tener un impacto auditivo, tenemos que hacer que el oyente se convenza y entienda. También realizamos ficciones, simulando una conversación entre dos personas, que hablen sus dudas, y allí luego ponemos los mensajes informando”.
Dávila destaca el gran aprendizaje que ha significado informar sobre la pandemia, darle un enfoque intercultural a los mensajes.
“Para una persona que es de ciudad, que no comprende la forma de vida en comunidades le puede parecer algo loco, disparatado, la forma como el comunicador tiene que manejar la información”, dijo. “Los comunicadores tenemos que comprender que hay una forma de vida y realidad muy distinta a la de cada uno, hemos aprendido la forma como ven las enfermedades en los pueblos, la enfermedad para ellos puede ser un brujo malo”.
Desde el Ucayali, cerca a la frontera Brasilera
En la región Ucayali, frente a la falta de presupuesto del Estado para invertir en contenidos y difusión para pueblos originarios, el principal reto para los comunicadores interculturales es producir mensajes de confianza.
LJR conversó con Ronald Suarez Maynas, presidente del Consejo Shipibo Conibo Exeja, director de Radio y TV shipibo conibo, ubicado en la ciudad de Pucallpa, región Ucayali, la más devastada por la tala ilegal y el tráfico de madera en la Amazonía.
Suarez, quien además es fundador de la Red de Comunicadores Indígenas, explicó cómo han venido haciendo sus coberturas.
“A través de la confianza que ponen en los comunicadores interculturales los pobladores, nosotros traducimos esta información en una campaña para llegar al sentimiento, al oído, al corazón de la gente, porque ellos, las personas tienen miedo, y nosotros los llevamos de una manera más directa a informarse, discutir, decidir”, señaló Suarez. “El rol del comunicador es muy importante en la toma de decisiones de las comunidades”.
“Con apoyo de ONGs, nosotros mismos y las comunidades hemos elaborado spots publicitarios para promover la campaña de vacunación del COVID-19, que han traído buena repercusión, impacto e información con nuestras comunidades. Confiamos más en el apoyo y en la cooperación internacional”, dijo. “El Estado tiene sus propias reglas de juego para otorgar publicidad, lo respetamos, seguimos trabajando y difundiendo sin ningún presupuesto de su parte”.
Desde Madre de Dios, y la frontera con Brasil y Bolivia
En la región Madre de Dios, al sur este de Perú, que tiene frontera con Cusco y con Brasil, donde viven siete pueblos originarios, el panorama para los periodistas y comunicadores para informar la vacunación en estos pueblos no ha sido muy óptimo.
Pavel Martiarena, fotoperiodista y colaborador de la radio Madre de Dios, habló sobre el poco acceso que han tenido a incursiones [campañas] de vacunación de parte de la institución local de salud.
“Para nosotros, que poco somos medios fortalecidos y los espacios de transmisión son autogestionados con los propios recursos, movilizarnos con nuestro dinero es imposible en una región tan extensa, diversa y con problemas de transporte que obliga a gastos de combustible que el medio ni los comunicadores pueden sostenerlo”, dijo Martiarena a LJR. “Por ello, sobre todo nos hemos limitado a informar la coyuntura local como información diaria: la llegada de la primera cajita de vacunas, el primer indígena vacunado, información a la mano en una población que sobre todo sigue muchas noticias falsas que se producen en redes sociales”.
Desde Lima, la red Ama Llulla se encarga de la verificación de datos y la producción de contenidos en idiomas indígenas a través de su iniciativa ‘Fact-checks en lenguas’. Cuenta con la participación de medios independientes como Ojo Público y Convoca, así como una red de corresponsales.
Creada a inicios de año, Ama Llulla extendió su cobertura a temas del COVID-19 y la vacunación en pueblos originarios, contando con una red interna de 19 radios aliadas en las diversas regiones.
Gianella Tapullima, periodista y fact-checker de la red, le dijo a LJR que entre la desinformación esparcida en las comunidades circula que las vacunas alteran los genes o causan esterilidad. Además, algunas organizaciones indígenas pensaban que la vacuna contenía un chip.
La red, conformada por periodistas y comunicadores interculturales, tuvo que producir verificaciones para erradicar estas y otras creencias, explicando de una manera muy empática estos temas. Han creado contenidos en cinco lenguas: shipibo conibo, awajún, kukama, quechua y aymara.
El contenido o spots que fueron transmitidos en las estaciones de radio comunitarias ha sido elaborado mano a mano entre los traductores locales y los periodistas de Ama Llulla, utilizando información de los comunicadores locales de la red.
“Hemos tratado de crear una cultura de verificación de datos con respeto, con reuniones de comunicadores, nos cuentan cuáles son sus problemas. Hemos impartido talleres con ellos, tienen mucho ímpetu por aprender, tienen herramientas para informar mejor a sus comunidades, el compromiso de la Red es hacer llegar información que sea confiable”, afirmó.
Tapullima habló sobre la experiencia del comunicador en la red Yanua Atamain. En su comunidad, promovida por evangélicos, el uso de Ivermectina es masivo. La red realizó una verificación sobre el uso de esta droga. Esta fue transmitida por el altavoz comunal, advirtiendo los efectos adversos de su uso. La comunidad, sorprendida por la información, agradeció a la comunicadora y a la red.
“Ama Llulla es un crecimiento de ambos lados: la iniciativa de difusión de los comunicadores radiales, que eran nuestros aliados, hacían su antesala del tema sobre todo cuando se habló de la poca efectividad de la vacuna Sinopharm”, dijo Tapullima. “En el país, hay mucha desigualdad, no todos acceden a la información de manera equitativa, a las comunidades les llegaba información después de meses. Nosotros hemos avanzado de la mano de los comunicadores, nos han ayudado a poder entender la cosmovisión, la realidad en que viven, cómo les afecta los problemas específicos de salud, nosotros pensamos se puede decir ‘lávate las manos’, y allá en las comunidades no tienen agua…”.