“El Día del Periodista no fue un día de celebración en Venezuela. Los trabajadores de la prensa, censurada, perseguida, malpagada y casi extinguida, tienen ahora el deber de exigir la libertad de unos 20 de sus compañeros detenidos por el régimen.
El pasado 4 de julio escenificaron un elocuente episodio al desplegar en la fachada del Colegio Nacional de Periodistas una valla con los rostros de todos los que están tras las rejas. Pero la pancarta no duró ni 48 horas. En la madrugada del domingo [6 de julio], una horda de motorizados, vestidos de civil, sometieron con pistolas a los dos únicos vigilantes desarmados del edificio y procedieron a tumbar la gigantografía”.