Teresita Paredes se dedicaba a la elaboración y venta de tejidos artesanales de su comunidad, en el territorio autónomo guaraní Charagua Iyambae, al sur de Bolivia, cuando se enteró que en su localidad había abierto la Escuela de Periodismo Indígena (EPI). Era octubre de 2020, en plena pandemia de COVID-19.
Preguntó si podía inscribirse, pero le dijeron que ya no había cupo. Si quería tomar las clases, ella tendría que hacerse cargo de sus alimentos y transporte. Estaba tan interesada en el programa, que no le importó prescindir de ese apoyo que se le daba a los estudiantes inscritos.
“Como a mí me gustaba el tema del periodismo, quería saber más acerca de eso”, dijo Paredes a LatAm Journalism Review (LJR). “Las cosas que hablaban ahí eran similares a lo que a mí me interesaba, que era gobernanza en autonomías indígenas, derechos de nuestros territorios y conocer nuestro territorio”.

La EPI ha contribuido a moldear el sentido de identidad y comunicación de los estudiantes, dijo su coordinador. (Foto: Cortesía organización Oré)
Tras su paso por la EPI, Paredes dijo haber cambiado de ser una joven tímida a una profesional capaz de conducir un programa de radio y hablar en público con confianza. Ahora, con 24 años, ha dejado los tejidos para asumir el cargo de responsable de comunicación del Consejo de Capitanes Guaraníes de Santa Cruz, una organización indígena que representa a varias unidades territoriales del pueblo guaraní en el departamento de Santa Cruz, donde se ubica Charagua.
Como Paredes, otros jóvenes indígenas han visto sus vidas cambiar al tiempo que las comunidades indígenas en la región de Charagua y alrededores cuentan con más opciones de información desde la fundación de la EPI, según el coordinador de la escuela y sociólogo guaraní Elías Caurey. La escuela vincula la labor periodística con las identidades indígenas, la supervivencia de lenguas originarias y la defensa del territorio.
“Ha cambiado la vida de los jóvenes que han sido parte de la escuela. Los ha formado en la identidad y en la comunicación”, dijo Caurey a LJR. “Algunos ya trabajan también en instituciones, hacen de comunicadores de su institución, manejan páginas de su organización. Otros están creando ya sus propios productos”.
Con financiamiento de varias organizaciones internacionales, la EPI nació en octubre de 2020, como una iniciativa de Oré, una organización en pro de la consolidación de las autonomías indígenas en Bolivia. Las autonomías son un modelo de autogobierno reconocido por la Constitución boliviana que permite a los pueblos originarios administrar sus territorios, instituciones y normas de acuerdo con sus propias tradiciones y formas de organización. No obstante, en la práctica, enfrentan falta de recursos, trabas burocráticas y apoyo institucional del Estado para su funcionamiento pleno.
En 2017, Charagua se convirtió en la primera entidad territorial de Bolivia reconocida legalmente como autonomía indígena. La EPI surgió con el fin de formar comunicadores indígenas capaces de informar desde y para su comunidad, y contribuir así a fortalecer la autonomía indígena de Charagua.
“Nuestro objetivo en la Escuela es apoyar el proceso autonómico”, dijo Caurey. “Darles [a los estudiantes] herramientas técnicas para que puedan ejercer a partir de eso”.
Cada ciclo lectivo, la EPI convoca a las capitanías indígenas de Charagua para que postulen a jóvenes a inscribirse en el programa. Cada capitanía envía a sus representantes con el compromiso de que al graduarse apliquen lo aprendido en pro de su comunidad, agregó.
Cada generación es generalmente de 28 estudiantes, quienes cursan de 10 a 11 módulos. Las clases se llevan a cabo en las instalaciones de la Fundación Centro Arakuaarenda, donde los estudiantes permanecen de jueves a domingo una vez al mes durante seis meses.
La currícula incluye, además de la formación en redacción, investigación y redes sociales, un componente político, con materias como gobernanza, derecho indígena, medio ambiente y autonomía, dijo el coordinador.
“A veces los jóvenes vienen a entender que ser indígena en estos tiempos a veces es difícil. Y más todavía hablar tu idioma, más cuando sos joven”, dijo Caurey. “Entonces hay que formar muy fuerte la parte identitaria y a partir de ahí también la parte política”.

Los estudiantes de la EPI se alojan en un centro educativo en Charagua de jueves a domingo una vez al mes durante un periodo de seis meses. (Foto: Cortesía organización Oré)
Los instructores, dijo Caurey, incluyen tanto a profesionales de la comunicación especializados en redacción, investigación periodística y manejo de redes sociales, como a autoridades y miembros de la propia autonomía indígena de Charagua, quienes imparten temas de gobernanza de las autonomías, pero también sobre las tradiciones y la cosmovisión de las comunidades.
“Yo creo que [la Escuela] ha profundizado eso muchísimo, lo que hace que una persona se interese y que sepa que nuestro territorio es muy importante para nosotros”, dijo Paredes. “No tan solo para conocerlo, sino cuidarlo”.
Antes de la fundación de la EPI, la gente en Charagua se enteraba de lo que sucedía en el país principalmente a través de la radio, dijo el comunicador indígena guaraní Alex Pancho, egresado de la EPI.
Sin embargo, rara vez la radio transmitía la realidad de las comunidades indígenas, agregó.
“Los medios no decían la vivencia, la situación que pasa en nuestra comunidad. Entonces era muy difícil que la información llegara. Por la radio [llegaba] muy poco”, dijo Pancho a LJR.
En cinco años, la EPI ha creado varios medios y plataformas informativas que han creado un impacto positivo en las comunidades indígenas a las que sirven, dijo Caurey.
Una de esas plataformas es Paso a Paso con la Autonomía Charagua Iyambae, una página en Facebook que informa sobre temas locales y cuenta con más de 11 mil seguidores. El medio es supervisado por Caurey y por el periodista guaraní Demetrio Mariano Vaca, pero es administrado por cerca de 20 jóvenes. La página se nutre con notas que estudiantes y egresados producen sobre lo que sucede en sus comunidades, tanto en español como en lenguas indígenas.
“Los jóvenes que vienen de distintas zonas hacen despacho de lo que está pasando en sus zonas. Si hay asambleas, si hay algún campeonato, si hay ciertas demandas, necesidades, entonces eso se reporta en esta página”, dijo Caurey.
Así, el sitio muestra noticias de hechos como bloqueos de carreteras, eventos deportivos, asambleas de las capitanías y eventos culturales.
También existe “Ñande Ñee”, un proyecto de radio digital cuyo nombre significa “Nuestras Voces” en guaraní. Consiste en dos programas de una hora que se transmiten los fines de semana e incluyen noticias, comentarios e interacción con la audiencia, dijo Caurey. Los viernes se hace en idioma chiquitano, del pueblo originario del mismo nombre que habita al noreste de Santa Cruz, y los sábados en guaraní.
La EPI también ha producido podcasts informativos y una revista impresa titulada Revista Informativa Charagua Iyambae que se publica ocasionalmente, agregó Caurey.
“Las notas que se publican, la demanda que hay, los productos comunicacionales y audiovisuales, los podcast [han convertido a la EPI] en un referente de creación de contenido”, dijo Caurey.
Pero además, los productos periodísticos derivados de la EPI favorecen la revitalización de las lenguas indígenas de la región, dijo Pancho.
“Hoy en día hay una debilidad en el tema de los idiomas [indígenas], ya no los hablan mucho los jóvenes”, dijo Pancho. “Nosotros como periodistas indígenas promovemos el idioma mediante reportajes en guaraní”.
A raíz de su formación en la EPI, Pancho consiguió un trabajo traduciendo y grabando contenido en guaraní para la red boliviana de radiodifusoras de comunicación educativa Erbol. No obstante, constantemente reporta para los medios de la EPI sobre hechos de la comunidad Itanambikua, de donde es originario, en el municipio de Camiri.

Ñande Ñee es un proyecto de radio digital gestionado por estudiantes de la EPI cuyo nombre significa "Nuestras voces" en guaraní. (Foto: Ñande Ñee en Facebook)
Otra de las prioridades de la EPI es promover la defensa de territorios indígenas. Por ello, los productos comunicacionales de la escuela incluyen también producciones audiovisuales artísticas que buscan transmitir la importancia de cuidar las áreas protegidas de Charagua, dijo Caurey.
Y para ello, han optado por una narrativa similar a la que siempre han usado los guaraníes para transmitir la forma de entender su mundo: mediante cuentos, leyendas y mitos. Este año, la EPI produjo el mediometraje “Tarema”, que desde la ficción retrata la defensa del territorio y las áreas protegidas de Charagua desde la mirada indígena.
“Si creas áreas protegidas y la gente no las conoce, no las siente, no las van a defender. Nosotros creemos que la mejor forma de aportar como periodismo indígena en la comunicación es mostrando estas áreas protegidas”, dijo Caurey. “Los datos técnicos la gente a veces no los digiere, entonces hemos optado por hacerlo mucho más artístico, mucho más poético. [...] Es una partecita de lo que hacemos, que no es lo fundamental, pero lo hacemos también”.