“Vivir deja huella” es el lema de la nueva revista digital Impronta, fundada y dirigida por periodistas LGBT de América Central y lanzada el 7 de marzo. Y es esa la marca que el medio quiere contarle al público: cómo es ser LGBT en países como Belice, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua y Panamá.
“Cuando uno va viviendo, va cambiando y dejando huella en la sociedad, y nosotros queremos hablar de cuáles son esos cambios, qué cosas están abriendo, transitando, mejorando o empeorando en la sociedad. Lo que decimos es que las personas LGBT están interviniendo y cambiando, o sea, hacen cosas en las sociedades que vivimos”, explicó el periodista guatemalteco Daniel Villatoro, director editorial de Impronta, a LatAm Journalism Review (LJR).
Según dijo, el objetivo es salir de la cobertura estereotipada, que muchas veces aborda los asuntos LGBT en contextos de violencia transfóbica y homofóbica, algo común en la región. De acuerdo com una investigación de la red regional Sin Violencia LGBTI, entre 2014 y 2019, murieron de forma violenta más de 1.300 lesbianas, gays, bisexuales, trans e intersexuales, en nueve países de América Latina y el Caribe – eso sin contar los datos de Brasil, donde se estima que fueron 1.600 asesinatos en el mismo periodo. O sea, todos los días, al menos una persona LGBTI es asesinada en la región.
De acuerdo con el reporte, Honduras, Colombia y El Salvador tienen los mayores índices de muertes violentas por habitante (nuevamente excluyendo a Brasil). En Guatemala, ya hubo ocho asesinatos de personas LGBTI en solo este año.
Esa marca que la revista quiere contar incluye también cómo los individuos son impactados por estar expuestos a esa violencia cotidiana. “En nuestro ser hay huellas de esa exclusión social, ante la discriminación y el cierre de espacios. Y eso se va manifestando en los textos”, afirmó Villatoro.
Villatoro señaló que “es imposible no abordar la violencia, porque es parte del miedo de ser LGBT en Centroamérica”, pero es necesario hablar de las “narrativas de vida”.
“Las personas LGBT solo nos suelen llamar cuando nos morimos o cuando estamos siendo excluidos. Y también creemos que hay que proponer narrativas desde nosotros, o sea, no desde otras personas contándonos. Y narrativas de vida, qué es lo que está pasando y lo que las personas están pensando”.
El foco de Impronta es la cobertura de asuntos de cultura, entendida como algo más amplio, y no solo sobre entretenimiento o artes. “La cultura abarca todos los aspectos de nuestra vida, es también el machismo, la corrupción de las instituciones públicas. Al final la cultura es cómo se siente vivir acá y cuáles son las dificultades que las personas encuentran en sus territorios”.
El periodista sostuvo que uno de los temas que la revista suele tratar, por ejemplo, es la intersección entre el racismo y la discriminación de las personas LGBT, con “un enfoque político”.
“Hay varias crónicas sobre qué significa ser maya y LGBT en Guatemala. La otra semana nuestra nota principal es el perfil de una activista en el lugar que más asesina personas LGBT en Guatemala. Digamos, la cobertura es más sobre cuál es el impacto cultural, cuál es la impronta que al hacer esas acciones está dejando en el lugar con más violencia”.
Como revista digital, publican sus historias todos los domingos. Impronta apuesta por un “periodismo más lento”, a profundidad y reflexivo, “una conversación con el lector”, afirmó Villatoro.
“Queremos pasar un poco de la nota del día, del suceso, y hacer el relato cultural, del tejido social más amplio. También vamos hablar de temas más duros, por así decirlo, como sobre política e instituciones, pero el tratamiento no va a ser la noticia”.
Para Villatoro, ese periodismo más lento es el más apropiado para un medio regional como Impronta, porque es difícil para el lector acompañar de cerca la cotidianidad de todos los países. “Tenemos una historia bastante interesante de una artista en El Salvador, cuando yo leo sobre ella, eso me sirve como guatemalteco, porque no se trata si el Congreso de El Salvador hizo esto, sino que habla de las conexiones humanas”.
El optar por hacer un medio regional, explicó Villatoro, se dio por pensar que Centroamérica se ve, desde afuera, como un bloque homogéneo, como si todos los países fueran iguales. Por ello, el periodista cree que existe un potencial por explorar para que la región hable de sí misma y se comprenda mejor desde esta perspectiva interna. Agregó que “es necesario ir contando Centroamérica como un espacio en donde las personas LGBT puedan ser libres para ser ellas”.
Actualmente, el equipo de Impronta está formado por tres periodistas permanentes y alrededor de 25 colaboradores. La revista tiene su sede en Guatemala, donde se fundó y donde se encuentra el equipo permanente, pero tiene corresponsales en toda la región. Todo el trabajo se realiza de forma remota, debido a las limitaciones impuestas por la pandemia.
La emergencia sanitaria, de hecho, fue uno de los motivos de la creación de Impronta. Sus fundadores planearon inicialmente realizar un festival literario presencial, que terminó siendo cancelado. Fue entonces cuando entendieron que una revista sería la mejor opción para dar espacio a estas narrativas LGBT y aún así dar una mayor permanencia al contenido que la que podría brindar un festival presencial.
El deseo de poner en marcha Impronta también surgió a partir de la carrera profesional de Villatoro. Él trabajó en el sitio guatemalteco Plaza Pública, entre otros medios, y se especializó en periodismo de investigación y de datos, cubriendo corrupción y derechos humanos. Durante este período, se dio cuenta de que era difícil abordar a profundidad las cuestiones LGBT en los medios. El tema se consideraba episódico, vinculado a fechas especiales.
“El LGBT se cuenta en junio, si hay orgullo [Día Mundial del Orgullo LGBT], OK, vamos a hablar de eso y si no, ya no hablas. Como periodista he trabajado mucho esos temas, pero la verdad es que ha sido un poco difícil”, dijo Villatoro, que fue instructor de un MOOC del Centro Knight sobre perspectiva de género el año pasado.
De acuerdo con el periodista, los asuntos LGBT en América Central siguen “en el closet”.
“No es un tema que se hable tan libremente, que ha sido invisibilizado, o cuando se aborda se hace de una manera un poco tímida o estereotipada. Somos [en Impronta] mucho de la palabra identidad, porque la parte estereotípica de la cobertura LGBT se centra en la sexualidad. Si bien la sexualidad es parte, estas identidades son más profundas”.
Por ese motivo, Villatoro, junto com otros periodistas, comunicadores y columnistas, crearon la ONG Visibles, en Guatemala – Impronta es uno de los proyectos de la organización. La revista no tiene fines de lucro y, actualmente, recibe financiamiento de la ONG holandesa Hivos.
Villatoro dijo que el objetivo también es trabajar con los anunciantes, ofrecer servicios y solicitar convocatorias públicas y subvenciones de otras fundaciones; ya se han otorgado algunos grants, pero aún no se pueden anunciar. En abril, quiere lanzar una versión impresa de la revista y luego establecer un área para involucrar a la audiencia, con suscripciones.
A pesar de tener un modelo de negocio bien elaborado y en pleno desarrollo, llama la atención que el manifesto de lanzamiento de la revista tenga varias menciones sobre el cierre o la muerte del medio de comunicación – tal vez es un reflejo de la violencia extrema contra las personas LGBT y el enorme desafío de financiar y hacer periodismo en la región.
“Impronta nace y eso implica una eventual muerte asegurada. [...] Impronta nace para morir y con su muerte, como con cualquier otra, vienen semillas, brotes, grietas, temblores, secuelas. Ecos y secuelas”, señala el texto.
Pero eso no significa necesariamente una visión pesimista, según Villatoro. “Esperamos que la revista siga viviendo, pero en el caso que cierre, queremos que digan que esa revista dejó una huella”.