Melva Frutos fue de las primeras periodistas en cubrir uno de los episodios más sangrientos registrados en el norte de México, específicamente en el estado fronterizo de Coahuila.
La masacre en el poblado de Allende, a 60 kilómetros de la frontera con Texas, ocurrida entre el 18 y el 20 de marzo de 2011, pasó casi inadvertida por los medios de comunicación nacionales y por la mayoría de los medios de Coahuila. Fue hasta que Frutos y el reportero de la revista Proceso Juan Alberto Cedillo se trasladaron a la zona para indagar y vieron con sus propios ojos el horror de la tragedia, que la masacre se convirtió en noticia a nivel internacional.
Más de 300 personas fueron asesinadas o desaparecidas por parte de integrantes de un grupo criminal. Casas enteras fueron destruidas y negocios fueron saqueados. De todo eso poco se supo hasta que Cedillo y Frutos publicaron reportajes al respecto.
Para la periodista, quien es cofundadora de la Red de Periodistas del Noreste de México, que congrega a periodistas de seis estados para brindarles apoyo y capacitación, la cobertura de la masacre de Allende retrata lo que implica hacer periodismo de investigación en el norte de México, una región que históricamente ha sufrido la presencia de cárteles de la droga y altos niveles de violencia y corrupción.
“Cuando conformamos la Red, en 2014, veníamos de un trabajo muy arduo de cubrir la inseguridad desde el 2008, que estaba en una situación increíble: periodistas asesinados, amenazados, desaparecidos en los tres estados donde empezamos la Red”, dijo Frutos durante su participación en el panel “Cómo investigar la corrupción en el norte de México”, celebrado el 1 de abril en la ciudad de Tampico, Tamaulipas. “No podían publicar [...] porque estaban amenazados. Tenían que publicar lo que esa gente [los criminales] les decían o no publicar nada”.
El panel formó parte del festival de periodismo, arte y memoria “Contra el Olvido”, organizado por el medio digital de periodismo independiente Elefante Blanco. Además de Frutos, originaria del estado de Nuevo León, en la charla participaron las periodistas de investigación Ana Victoria Félix (también de Nuevo León), Priscila Cárdenas (de Sonora) y Shalma Castillo (de Tamaulipas). El panel estuvo moderado por Carlos Manuel Juárez, director editorial de Elefante Blanco.
Las panelistas coincidieron en que el riesgo de practicar el periodismo de investigación en sus estados es alto, aunque es igualmente alta la necesidad de hacerlo para exigir acciones y rendición de cuentas a las autoridades.
Además de la violencia generada por la presencia de grupos criminales, los estados fronterizos han sido escenario de enormes escándalos de corrupción protagonizados por funcionarios de administraciones estatales recientes, como la del gobernador Miguel Riquelme, de Coahuila y las de los exgobernadores Francisco Javier Cabeza de Vaca, de Tamaulipas; Claudia Pavlovich, de Sonora; Jaime Rodríguez, de Nuevo León; y César Duarte, de Chihuahua (hoy preso en Estados Unidos).
Ante ese panorama, las periodistas estuvieron de acuerdo en que hace falta mayor involucramiento por parte de los ciudadanos para que el periodismo de investigación tenga los efectos necesarios y que los riesgos de ejercerlo valgan la pena.
“Creo que la valentía que tomamos debería incidir en los ciudadanos. O sea, incidir en los temas a los que nos estamos dedicando a investigar: corrupción, violaciones de derechos humanos, migración… Temas que deberían tener una repercusión, porque principalmente por eso lo hacemos”, dijo Castillo, periodista independiente quien lidera su propio portal, Shalma News.
En agosto de 2022, Castillo publicó el reportaje de investigación “Covid en Tamaulipas. La mina de oro que encontraron algunas empresas”, en el que reveló que las autoridades de salud de ese estado desviaron parte del presupuesto autorizado para combatir la pandemia a través de empresas fantasma. El reportaje demostró que los hospitales sufrieron escasez de insumos durante la emergencia sanitaria, pese a las supuestas inversiones del gobierno.
La periodista compartió que fue extenuante la labor de obtener acceso a documentos oficiales, así como a información de los supuestos proveedores de insumos médicos. Incluso uno de ellos, dijo, le respondió de forma amenazante a sus cuestionamientos sobre sus contratos con el gobierno estatal.
“El decir ‘yo en mis manos tengo los documentos que dicen que se están invirtiendo millones de pesos y a la vez se está muriendo tanta gente’, esa era mi indignación y claro que vivirlo de cerca me motivó a investigarlo más a profundidad”, dijo.
Castillo agregó que reportajes de investigación como el suyo son en realidad herramientas que la sociedad podría usar para denunciar y exigir a las autoridades rendición de cuentas sobre cómo utilizan el dinero público.
“Nos quejamos que los gobiernos roban, pero cuando ustedes como lectores tienen en su poder un reportaje como el que hemos hecho, como los que hacen [...] todos los periodistas que exponen este tipo de casos de corrupción, son elementos para ustedes como ciudadanos”, dijo. “Uno como periodista dice: ‘te estoy dando la herramienta para que con esto tú puedas hacer una denuncia, poder exigir al Gobierno que te rinda cuentas, porque al final de cuentas es de tu dinero’”.
Por su parte, Cárdenas, periodista del medio digital Proyecto Puente, dijo que el periodismo de investigación es un elemento para cambiar realidades, hacer justicia y exhibir los excesos en los que caen algunos gobernantes. Aunque incomodar a funcionarios que cometen actos de corrupción también pone a los periodistas en una zona de riesgo.
La periodista contó que cuando publicó un reportaje en el que reveló que la administración de la gobernadora Pavlovich había gastado 3o millones de pesos mexicanos en un concierto altruista para recaudar fondos para la construcción de un albergue para niños indígenas que nunca se construyó, ella y Proyecto Puente recibieron actos intimidatorios.
“Nos mandaron una corona de muertos [a la redacción]. Nunca supimos de dónde vino, pero fue un tipo de intimidación para que dejáramos de publicar al respecto”, contó. “[...] Únicamente vamos a parar esos excesos los periodistas investigando y los lectores indignándose y exigiendo rendición de cuentas”.
El periodismo de investigación debe servir para transmitir a los lectores la indignación social que los lleve a tomar acciones y decisiones, dijo a su vez Félix, periodista del periódico El Norte, de Nuevo León. Sin embargo, en muchas ocasiones, los periodistas se topan con indiferencia por parte de la sociedad.
“Cuando hablas de estos temas, generalmente puede llegar a recibirse como ‘ah, ¿a mí eso en qué me afecta inmediatamente?’ Pero la verdad es que sí nos afecta a todos. El que existan esos temas de corrupción, el que haya ese tipo de desfalcos prácticamente en nuestras narices es algo que sí nos debe indignar y que nos debe mover a la acción también”, dijo.
En entidades con ambientes tan hostiles como lo son las de la frontera de México con Estados Unidos, las medidas de seguridad a la hora de hacer periodismo de investigación se vuelven algo primordial.
Aunque a veces incluso las más cuidadosas medidas de seguridad son insuficientes para evitar la autocensura. Las panelistas compartieron que algunos colegas y ellas mismas han tenido que abandonar investigaciones por amenazas de criminales o funcionarios.
Solo en Tamaulipas, los niveles de censura y autocensura llevaron a ese estado a ser considerado en 2017 una “zona silenciada” para ejercer el periodismo y la libertad de expresión por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
Por ello, los periodistas de investigación en esos estados tienen que implementar protocolos de seguridad más estrictos que los que se ponen en práctica en otras partes del país. Frutos compartió algunas medidas que toma cuando debe trasladarse a coberturas en terreno, las cuales incluyen compartir constantemente su ubicación, tratar de pasar lo más desapercibida posible y no usar equipo fotográfico o de video muy aparatoso.
También dijo que en coberturas como la de la masacre de Allende en 2011, en donde pudiera haber vigilancia por parte del crimen organizado, medidas como viajar acompañada de un compañero del sexo opuesto y aparentar ser una pareja de turistas disminuyen los riesgos.
“Ir dos hombres o cuatro hombres juntos a ciertas zonas de Tamaulipas y Coahuila [los convierte en] un blanco fácil”, explicó. “Nosotros siempre que hacemos ese tipo de investigaciones, las hacemos con muy bajo perfil, vamos como turistas o visitantes del lugar, y más en una zona tan ‘caliente’”, dijo.
Las mujeres periodistas enfrentan riesgos adicionales que van más allá de la inseguridad, como los que tienen que ver con la discriminación laboral y los ataques a la credibilidad por razones de género.
“Hay aspectos propios por ser mujer que te limitan ciertas coberturas. La nota roja, por ejemplo. [Te dicen] ‘En lugar de que vayas tú, mejor que vaya tu compañero que es varón, porque es de noche’”, contó Félix. “Definitivamente hay una brecha en el salario como en todos los trabajos. Además tienes que pelear tu credibilidad ante el funcionario por el hecho de ser mujer y ser joven. Tienes que convencer que conoces del tema, que tienes las herramientas para estar en donde estás, cuando esto a lo mejor no se cuestionaría si fueras un hombre de tal edad”.
La precariedad laboral, que incluye extensas jornadas de trabajo y salarios insuficientes, es otro factor que limita la práctica del periodismo de investigación en el norte de México y dificulta que los periodistas quieran incursionar en ese tipo de periodismo, dijo Félix.
Frutos agregó que los periodistas se enfrentan a la negativa de los editores de medios sostenidos por publicidad a hacer reportajes de largo aliento frente a los artículos de nota diaria que generan mayor cantidad de vistas.
“A veces quieres hacer un trabajo de investigación y no tienes los recursos porque es real, ahorita hay periodistas que ganan 6 mil pesos al mes [cerca de 300 dólares estadounidenses]. [...] Los hay en Tamaulipas, en Coahuila, en Nuevo León, en todo México”, dijo. “Hay una precarización importantísima. Por eso cuando tú quieres hacer un trabajo de profundidad, que te requiere tiempo y dinero, necesitas apoyos”.
Sin embargo, hay formas en las que los periodistas pueden pasar gradualmente de la nota diaria al periodismo de investigación pese a las circunstancias adversas. Una de ellas, recomendó Castillo, es comenzar a contrastar la información de las notas diarias con bases de datos y documentos oficiales. Eso permitirá poco a poco hacer un periodismo más completo hasta llegar a hacer notas de periodismo de datos y reportajes a más largo plazo.
“Es válido reportar lo que sucede en el día, pero después yo decía ‘¿por qué el Secretario de Seguridad Pública dice que no pasa nada y que en Tamaulipas la seguridad ha mejorado?’”, dijo Castillo. “Entonces yo voy a ver qué dicen los datos. Y ya no es lo que digo yo como reportera, sino lo que dicen los datos oficiales y también es válido enriquecer tu nota del día agregándole estos datos”.
Las integrantes del panel tienen en común que forman parte del Hub de Periodismo de Investigación de la Frontera Norte, conocido coloquialmente como Border Hub. Se trata de una iniciativa del Border Center for Journalists and Bloggers (BCJB) de Edinburg, Texas, en alianza con el International Center for Journalists (ICFJ) que tiene por objetivo promover el periodismo de investigación y de datos en los estados de la frontera entre México y Estados Unidos.
Al Border Hub lo integran una red de periodistas y medios que brindan apoyo en proyectos de investigación sobre temas relacionados con corrupción, inseguridad y rendición de cuentas.
“La iniciativa que tiene este proyecto es un enfoque de 360 grados del periodismo [...], que es darle al periodista todas esas herramientas que en su sociedad se le han negado, o a las que no tiene tal vez ese acceso, como el financiamiento para poder solventar los gastos que puedan salir de su investigación”, explicó Félix, quien es coordinadora editorial del Border Hub.
El proyecto también cuenta con mentores expertos en temas de transparencia, periodismo de datos y fiscalización, así como de temas jurídicos y de seguridad.
“El tema jurídico es sobre cómo ayudarte a ti como periodista a tener ese respaldo cuando te enfrentas a un monstruo como lo es el aparato del sistema, los grupos políticos y de poder”, explicó Félix. “También [consiste en] darte las herramientas para que tú como periodista puedas desarrollar protocolos de seguridad y sepas realizar tu reportaje de una manera que no vayas a poner en peligro tu integridad”.
El Border Hub abrió su convocatoria de subvenciones para medios independientes u organizaciones ciudadanas de la frontera norte de México que busquen aumentar sus capacidades de investigación periodística. Las subvenciones incluyen un monto de US 15 mil dólares en un año, mentorías y acompañamiento profesional.
Asimismo, la iniciativa ofrece becas a periodistas para realizar reportajes de investigación sobre corrupción, transparencia y rendición de cuentas. Las becas, que incluyen estipendio, apoyo en gasto de investigación, mentorías y acompañamiento profesional, están abiertas para periodistas integrantes del Border Hub. Para pertenecer a esta red, es necesario tomar uno de los cursos que se ofrecen como parte de la iniciativa.