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Laura Zommer, pionera de la verificación de datos en Argentina, emprende batalla contra desinformación en español en Estados Unidos

La periodista argentina Laura Zommer vio el futuro.

Cuando arrancó en 2012 como directora ejecutiva de la plataforma de verificación de datos Chequeado, el concepto de desinformación o fake news no estaba tan extendido como en la actualidad. En ese momento, ella apostó por un “periodismo de nicho”. 

El equipo de Chequeado, una referencia mundial del fact-checking y el primer sitio de América Latina dedicado exclusivamente a esta práctica, comenzó haciendo verificación de discursos públicos.

“Hacíamos el chequeo si un funcionario, es decir, alguien con nombre, apellido y título decía algo que no coincidía con los hechos”, dijo Zommer a LatAm Journalism Review (LJR). “Pero luego advertimos que había días que todo el mundo hablaba de un tema que nosotros no podíamos decir quién lo había hecho o quién lo había puesto en circulación”.

Después de 12 años dirigiendo un equipo que fue pionero del periodismo digital en la región latinoamericana, Zommer dio el salto al norte del continente y cofundó Factchequeado, una organización que lucha contra la desinformación que afecta a las comunidades latinas e hispanas en Estados Unidos. 

Actualmente es la responsable de esta redacción de cara a una próxima elección presidencial estadounidense, a celebrarse el 5 de noviembre, y que se ha visto amenazada por la creciente desinformación.

En julio, Zommer recibió una mención especial en el Premio Maria Moors Cabot 2024, los galardones internacionales de periodismo más antiguos que son entregados por la Universidad de Columbia en Nueva York.

El jurado la consideró una “visionaria y faro de integridad e innovación en el periodismo moderno de las Américas”. 

Los medallistas de oro fueron Lalo de Almeida, de Brasil; Carlos Ernesto Martínez, del sitio de investigación salvadoreño El Faro; John Otis, de NPR y del Comité para la Protección de los Periodistas de Estados Unidos; y Frances Robles, de The New York Times. El think tank y organización de periodismo de investigación InSight Crime también recibió una mención especial.

LJR conversó con Zommer sobre lo que significa para ella este reconocimiento. También sobre sus mayores desafíos durante su experiencia en América Latina, cómo vislumbra el futuro y cómo mantiene la confianza del público en los procesos de verificación de datos. 

La entrevista ha sido editada con fines de brevedad y claridad.

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El equipo de Factchequeado desde Estados Unidos, España y Argentina cubriendo en vivo el debate Harris-Trump. (Foto: Captura de pantalla).

1. Ahora estás liderando Factchequeado que sirve a las comunidades latinas que viven en Estados Unidos. ¿Por qué es importante luchar contra la desinformación en español en Estados Unidos?

Hay más de 65 millones de hispanos en los Estados Unidos, según la última actualización del censo. De ellos, más de 42 millones dicen que hablan español en su casa.

Muchos de ellos tienen el deseo de informarse en español, pero no hay suficiente oferta informativa. Nosotros necesitamos garantizar que estamos en los canales y en los formatos que la gente está eligiendo para informarse.

Entonces vos me decís por qué es importante combatir la desinformación. La respuesta es sencilla: porque hay desinformación. 

Nosotros abordamos una población que no fue suficientemente investigada, casi no hay investigaciones sobre cómo circula la desinformación en español, cuáles son los principales tópicos, cuáles son los principales actores, etc. Buscamos servir a los que quieren informarse en español en Estados Unidos y así contrarrestar la desinformación. 

Además, la desinformación no tiene fronteras. Lo que se origina en los Estados Unidos después llega a América Latina o España y viceversa. Entonces trabajar estrategias que puedan entender más sobre cómo circula o cómo funciona la desinformación en español en Estados Unidos también nos puede hacer más efectivo el combate de la desinformación en otros países.

 

2. En un entorno mediático cada vez más polarizado, ¿cómo mantienes la imparcialidad y la confianza del público en los procesos de verificación de datos (fact-checking)?

Esta es una pregunta que a mí me quita el sueño desde que empecé con Chequeado en 2012 porque no alcanza con ser autónomo sino que hay que parecer autónomo e independiente. O sea, uno tiene que ser legítimo para aquellos actores que podrían beneficiarse de lo que uno hace. No alcanza que yo esté segura de que lo estoy haciendo bien, es necesario que los que van a leerme o van a mirarme me crean.

Nosotros tenemos una estrategia identificada por la Red Internacional de Factchecking que consiste en un código de principios que nos obliga a que tengamos una metodología transparente y que tratemos de manera igual, por ejemplo, a los demócratas y republicanos en los Estados Unidos, a un actor del sector público y del sector privado, a un medio que es más afín editorialmente y a uno que es menos afín, etc.

Obviamente lidiamos con la polarización como podemos. Todos preferimos vivir en entornos democráticos, menos polarizados, porque a más polarización menos deliberación democrática. Es decir, mientras mayor sea la polarización más fácil es que la desinformación circule. 

Nuestra herramienta es hacer nuestro trabajo profesionalmente, hacerlo de modo transparente y esto implica transparentar todo: metodología, financiamiento, conflictos de interés, etc.

Part of the Chequeado team, at the Media Party 2023 in Buenos Aires. (Photo: Courtesy)

Parte del equipo de Chequeado en la Media Party 2023 en Buenos Aires. (Foto: Cortesía)

 

3. Lideraste por 12 años Chequeado, una de las primeras iniciativas de fact checking del Sur Global, ¿cuál fue tu mayor desafío?

Tuve un caso fuerte de una presentadora de televisión muy famosa en Argentina que había tomado dióxido de cloro durante la pandemia. Ella nunca nos perdonó que le hiciéramos fact-checking. Entonces, tiempo después publicó durante tres días en televisión abierta fotos de mi casamiento, dijo que mi marido y yo teníamos una mansión de no sé cuántos millones de dólares en Miami. La casa era en realidad otra persona que tiene el mismo apellido de mi marido, pero que no tiene nada que ver con él y se podía comprobar fácilmente. 

Eso fue un problema, pero uno se sale de escena y se puede proteger de cierta manera. Pero, mi mayor desafío tiene que ver con darme cuenta de que como líder era menos cuidadosa de mi equipo de lo que podía ser. 

Cuando terminamos la campaña de un proyecto colaborativo en 2019, todos estábamos a punto del burn out, incluida yo. Son cosas que debo corregir y no quiero que pasen en Factchequeado. A los equipos hay que cuidarlos.

Tengo ahora 50 años, nuestra generación de periodistas era mucho menos consciente de los cuidados de salud mental y cuidados del equipo necesarios. Por suerte, ya hoy somos más conscientes.  

 

4.¿Cómo imaginas el futuro del fact-checking en una era de inteligencia artificial (IA) y deepfakes? ¿Qué herramientas o estrategias necesitarán los periodistas para adaptarse a estos desafíos?

Venimos discutiendo esto desde hace dos años, cuando empezó la IA a ser famosa. Se habla de la revolución que podría traer y yo no estoy diciendo que no lo traiga. Pero, todavía no lo vimos, no lo estamos viendo. 

Sí hay algunos casos. Por ejemplo, en Estados Unidos hemos visto el uso de la voz e imagen de Jorge Ramos, el presentador de Univisión, para presentar falsas ayudas del gobierno de Joe Biden; imágenes de Trump abrazando a comunidades afro o a Kamala Harris con símbolos comunistas o junto al rapero P. Diddy, detenido por acusaciones de tráfico y abuso sexual. 

No es que no vemos pero te podría decir que la IA reforzó la desinformación pero todavía no la revolucionó. O sea, los desinformadores no la necesitan por el momento. A ellos les alcanza con un Photoshop o con una foto antigua que circule en chats de WhatsApp.

Lo que espero del fact-checking es que empecemos a adoptar estrategias de IA que nos hagan más rápidos para la reacción y que nos permita producir más barato contenido de calidad y distribuir a menor costo también. 

Además, no sólo tenemos que colaborar con los humanos sino también con la tecnología, tenemos que darle a la tecnología lo que hace mejor que nosotros que son muchas tareas mecánicas y de volúmenes y quedarnos nosotros donde todavía somos irremplazables.

Somos irremplazables en lo que tiene que ver con desinformación en español en las posibilidades de entendimiento cultural y entendimiento de contexto. 

Parte de las razones de por qué la desinformación es circular es porque es un problema global e hiper local a la vez. Cuando vemos que la desinformación prendió es cuando le agregaron algún elemento que la hace relevante para esa comunidad. Comprender eso, todavía los humanos lo hacemos mejor que la tecnología.

 

5. ¿Cómo te sientes con este reconocimiento en el Premio Maria Moors Cabot 2024 y en qué lo diferencia de otros que has obtenido?

Este reconocimiento es para mí valiosísimo porque  pasa en Estados Unidos que es donde estoy ahora haciendo mi apuesta profesional, y además en una escuela de periodismo como la de Columbia. Es un premio que en el mundo de los periodistas es muy prestigioso y es muy lindo lo que el jurado dijo de mí. 

Cuando empecé en Chequeado, me adelanté, aposté a esto que era, en ese momento, un tipo de periodismo de nicho que los periodistas de investigación no se lo tomaban muy en serio. Y yo dije esto es serio, el problema es serio y necesitamos mejores estrategias para enfrentar este problema. Siempre es lindo que a uno le digan que se adelantó de algún modo.

 

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