Miles de partidarios del expresidente brasileño Jair Bolsonaro invadieron y vandalizaron el 8 de enero las sedes del Congreso Nacional, la Presidencia de la República y el Supremo Tribunal Federal (STF) en Brasilia, la capital del país. Varios periodistas fueron agredidos y amenazados mientras cubrían los actos terroristas, como han sido calificados los sucesos de este domingo por gran parte de la prensa y la clase política brasileñas. Los actos fueron perpetrados por golpistas afines a Bolsonaro, que desde el 30 de octubre de 2022 promueven disturbios en todo el país porque no aceptan la derrota del expresidente en las elecciones presidenciales que dieron el triunfo a Luiz Inácio Lula da Silva, quien asumió la presidencia de Brasil el 1 de enero de 2023.
El Sindicato de Periodistas Profesionales del Distrito Federal (SJPDF) ha recabado hasta el momento 12 casos de periodistas que fueron agredidos, robados y amenazados mientras realizaban su trabajo, y en al menos dos casos, policías se negaron a auxiliar a los profesionales de la prensa.
Un reportero del periódico O Tempo relató en primera persona lo que vio dentro del Congreso Nacional y las agresiones que sufrió. Según él, cuya identidad fue reservada por el periódico, no hubo resistencia policial cuando los golpistas entraron en el Congreso. Les acompañó desde la calle hasta el interior del edificio, y fue abordado por algunos de ellos por no ir "vestido como un patriota", con símbolos alusivos a la bandera brasileña o al Ejército de ese país.
"Me robaron el gafete. Dijeron que iban a romperlo. Se llevaron mi cartera, se llevaron mis documentos. Se llevaron mi dinero, veinte reales [cerca de 4 dólares estadounidenses]. Eso era todo lo que tenía. Se llevaron mi teléfono móvil. No dejaban de repetir que yo era un ‘petista [simpatizante del PT, partido de Lula] infiltrado’. Le contesté que no, que estaba allí por trabajo. Fue entonces cuando me pusieron una pistola en la cintura, diciendo que iba a morir. Otro me puso la mano en la oreja y me dijo que tenía otra pistola en la espalda. Sentí algo, como un pequeño barril. Y no paraban de insultarme. Dijeron varias palabrotas. Empecé a suplicar por mi vida. Utilicé varios argumentos. Ciertamente utilicé palabras inconexas. Me entró el pánico. Nada podía convencerles de que me dejaran ir. Dijeron que nunca saldría de allí", contó el periodista.
Dijo que abandonó el Congreso Nacional entre puñetazos y patadas y pidió ayuda a los agentes de policía que se encontraban fuera del edificio, quienes le dijeron que no podían hacer nada por él.
O Tempo publicó una versión en audio del relato del reportero con imágenes de la depredación en el Congreso:
También fue agredida la periodista Marina Dias, quien cubría los actos terroristas para el diario estadounidense The Washington Post. "Me rodearon, me patearon, me empujaron, me insultaron. Me rompieron las gafas, me tiraron del pelo e intentaron quitarme el móvil. Esta gente debe ser castigada. Esto es un crimen", escribió en Twitter. Según el relato de la agresión publicado en el periódico, "un oficial de la Marina entró en la multitud y la sacó" del grupo que la estaba agrediendo.
Un reportaje del sitio web Poder360 fue testigo de la agresión a Dias e informó que una manifestante confirmó "que había cogido las gafas de la reportera, las había roto con sus propias manos y luego dijo que el grupo debía matar la periodista".
"La violencia del episodio asustó incluso a otros manifestantes presentes, que llegaron cerca para ver la situación e increparon al grupo que rodeaba a la periodista diciendo que no podían matarla. Las fuerzas de seguridad se llevaron a la reportera muy asustada y llorando", de acuerdo con sitio web, que grabó un video de la agresión a Dias.
El fotoperiodista de Poder360 Sérgio Lima también fue agredido mientras grababa los actos frente al edificio del STF. Los bolsonaristas rodearon al reportero gráfico e intentaron llevarse sus tarjetas de memoria, sin éxito, informó el sitio.
Una fotoperiodista del sitio web Metrópoles, cuya identidad no fue revelada, también fue agredida a patadas y puñetazos y sufrió el robo de su equipo. Dijo que fue identificada como trabajadora de los medios de comunicación por un bolsonarista y luego rodeada por unos 10 hombres. "Se reunieron a mi alrededor gritando e insultándome. Intenté salir de allí, pero me dieron un puñetazo en el estómago y agarraron el equipo mientras me daban patadas", relató. Le exigieron que les entregara su teléfono móvil y la tarjeta de memoria de su cámara, e intentaron impedir que abandonara el lugar. "Tuve que esquivarlos para salir de allí", dijo.
El fotoperiodista Pedro Ladeira, de Folha de S. Paulo, recibió patadas, empujones y sufrió el robo de su equipo de trabajo delante del Palacio de Planalto, sede de la Presidencia, según relató al periódico. Dijo que fue rodeado por seis hombres y, mientras era agredido por ellos, una mujer mayor que acompañaba al grupo consiguió arrancarle parte de su equipo, una cámara Canon DX y un lente. "Mientras me agredían, decían que estaban allí para apoderarse de Brasil, y que yo estaba allí para confrontarlos’ porque era fotógrafo”, dijo Ladeira.
Según el SJPDF, además de los casos citados anteriormente, una reportera de Rádio Jovem Pan fue insultada y seguida cuando salía de la zona, y un hombre intentó abrir la puerta de su coche y le apuntó con una pistola; a un reportero de TV Band le destrozaron el teléfono móvil mientras grababa los hechos en video; a un reportero de Agence France Presse le robaron el equipo y el teléfono móvil y fue agredido; a un fotoperiodista de Reuters le robaron el equipo y el teléfono móvil; a un reportero de la Agência Brasil le arrancaron la placa de la espalda y sufrió cortes en el cuello; una periodista que grababa los hechos para el portal Brasil 247 fue amenazada y tuvo que borrar las imágenes de su teléfono móvil, y un policía le apuntó con un fusil cuando pidió ayuda; y un reportero de la agencia turca Anadolu fue abofeteado en la cara mientras cubría el vandalismo en el Palacio de Planalto.
Varias organizaciones condenaron públicamente los actos terroristas y las agresiones a los trabajadores de la prensa que cubrían la violencia en Brasilia el domingo.
"El SJPDF se solidariza con todas y todos los profesionales y exige a las fuerzas de seguridad del DF [Distrito Federal] acciones efectivas para que algo así no vuelva a suceder. También exigimos a las empresas [de noticias] que adopten medidas de protección, refuercen a sus equipos y los equipos de protección individual para que los profesionales puedan realizar su trabajo con seguridad", señaló el sindicato.
"Periodistas brasileños, en el ejercicio de su trabajo profesional, han sido víctimas de intimidaciones y agresiones por parte de miembros y simpatizantes de este grupo político violento y antidemocrático (...) Exigimos la investigación y el castigo riguroso de los responsables de este grave atentado contra la democracia brasileña, incluidos financiadores y directores. Alertamos también sobre la necesidad de que las fuerzas de seguridad combatan el cercenamiento de la labor de los periodistas, víctimas recurrentes de la ola de violencia de las hordas bolsonaristas", señaló la Federación Nacional de Periodistas (Fenaj) en un comunicado publicado el día 8.
La Asociación Brasileña de Periodismo de Investigación (Abraji) y la Asociación de Periodistas de Educación (Jeduca) publicaron una nota conjunta en repudio a los "ataques a periodistas que sólo cumplían su papel de seguir e informar sobre estos hechos que atentan contra la democracia brasileña".
La nota destacó que Abraji, en asociación con Fenaj, registró 77 ataques de violencia política contra la prensa entre el 30 de octubre de 2022, cuando comenzaron los disturbios promovidos por los golpistas bolsonaristas, y el 6 de enero de 2023.
"Abraji ha localizado, en grupos de mensajes bolsonaristas, amenazas de invadir también medios de comunicación como forma de coaccionar, constreñir e impedir el ejercicio del periodismo. La libertad de prensa está garantizada constitucionalmente y un periodismo libre y seguro es fundamental para mantener el Estado democrático de derecho", afirmaron las entidades.
La Asociación Nacional de Periódicos (ANJ) declarou en un comunicado que "la libertad de prensa es inherente al Estado democrático de derecho, que no puede tolerar ni convivir con el desorden y el vandalismo" y exigió "una postura firme de las fuerzas de seguridad contra estos ataques a la libertad de prensa y a la democracia".
La Asociación Brasileña de Radiodifusoras y Televisoras (ABERT) dijo que es "inconcebible la omisión del gobierno del Distrito Federal en la protección de los Tres Poderes de la República y en garantizar la seguridad de la prensa que está en las calles de la ciudad en coberturas complejas", según un comunicado publicado en su página web.
"Las invasiones y actos de depredación de edificios públicos, así como los ataques a profesionales de los medios de comunicación son una afrenta a la democracia y a la Constitución brasileña. ABERT pide a las autoridades responsables una investigación rigurosa de los hechos, con identificación y castigo de los criminales", declaró la asociación.
La Asociación Brasileña de Prensa (ABI) afirmó en un comunicado que "repudia con vehemencia tales actos de terrorismo y vandalismo y lamenta que la policía y las fuerzas de seguridad no hayan actuado para impedir semejante violencia contra la propiedad pública y la democracia".