Periodistas en países de habla hispana y portuguesa ya pueden acceder a una base de datos de periodismo colaborativo en sus idiomas locales. El Center for Cooperative Media de la Montclair State University, en Estados Unidos, tradujo esta plataforma que lista los proyectos de cooperación entre redacciones para que más profesionales de América Latina se puedan inspirar en sus ejemplos.
La directora del Center for Cooperative Media, Stefanie Murray, explica que, desde que la iniciativa fue creada, hace dos años, periodistas de diversos países se pusieron en contacto para pedir ayuda con sus propios proyectos de colaboración. La traducción es un intento para ofrecer recursos de apoyo a personas fuera de Estados Unidos.
“La colaboración se está convirtiendo en algo común fuera de Estados Unidos, por eso era un paso natural traducir nuestra base de datos a otros idiomas para ayudar a que creciera y fuera útil para otros periodistas”, dijo Murray al Centro Knight. “Dado el gran número de periodistas de lengua española en Estados Unidos y en todo el mundo, queríamos traducir el banco de datos a español para empezar”.
La base de datos reúne información detallada sobre 176 proyectos de periodismo colaborativo. Es posible ver ejemplos de las herramientas y del financimiento utilizado en cada caso, además de entender el impacto generado por los trabajos y conocer los premios recibidos por las colaboraciones.
La idea es que el número de entradas aumente con la colaboración del público. Los formularios para agregar nuevos proyectos a la base de datos también fueron traducidos al español y al portugués.
“Confiamos en que tener este recurso disponible en varios idiomas realmente nos ayudará a ampliar el banco de datos y brindar apoyo a proyectos en todo el mundo”, dijo Murray.
El trabajo de traducción quedó a cargo de Guilherme Amado, vicepresidente de la Asociación Brasileña de Periodismo Investigativo (Abraji, por su acrónimo en portugués) y reportero de investigación del periódico O Globo. Él pasó un año investigando colaboraciones como JSK Fellow, en la Universidad de Stanford, en Estados Unidos. Ahí, Amado se dio cuenta que una de las principales barreras para la cooperación entre redacciones es la cultural.
“Iniciativas como esta base de datos son esenciales, pues diseminan la cultura de colaboración en el periodismo con ejemplos de colaboraciones exitosas en diferentes escalas”, dijo el periodista al Centro Knight. “(En América Latina) existe una cuestión lingüística. Existe un ‘Tratado de Tordesillas’ que hace que la colaboración (de países de habla hispana) con periodismo brasileño sea menos frecuente”, agregó, en referencia al acuerdo con el que se dividió al continente americano entre España y Portugal.
Felizmente, el espíritu colaborativo se ha fortalecido en la región, de acuerdo con Amado. Él cita como ejemplo las coaliciones para combatir la desinformación, como el Projeto Comprova, de Brasil, y Verificado2018, de México, además del más reciente trabajo transnacional del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ, por sus siglás en inglés), los Implant Files.
Para él, ese movimiento de mayor colaboración fue incentivado por organizaciones como el Instituto Prensa y Sociedad (IPYS). Amado cree, sin embargo, que la cooperación entre redacciones latinoamericanas puede llegar aun más lejos, en una escala local, nacional o inclusive continental. Las ventajas, de acuerdo con el periodista, son muchas: aumento en la diversidad de voces, mejora en la calidad y la precisión de la información y la reducción de costos.
Hay muchos temas en América Latina que pueden ser base para colaborciones transnacionales, como la Amazonia y hasta la música latina, según Amado. “Estas historias están esperando a periodistas que las den a conocer”, dijo. “Pero con la reducción de fondos de los grandes medios, la oportunidad de enviar a periodistas brasileños es mucho menor. Pero la colaboración puede ser la respuesta para contar bien esas historias que necesitan un punto de vista internacional”.