Por primera vez en sus 21 años de historia, el Simposio Internacional de Periodismo Online (ISOJ) se celebró exclusivamente en línea en 2020. Para ver este panel en inglés, haga clic aquí. Para ver otros paneles en su idioma original (inglés), haga clic aquí.
En todo el mundo, una nueva generación de líderes populistas apunta contra los periodistas como sus enemigos políticos. Aunque las prácticas y las estrategias difieren, sus resultados previstos son similares: evitan rendir cuentas de sus actos.
Durante el Simposio Internacional de Periodismo Online (ISOJ) 2020, Katie Kingsbury, editora de la página editorial de The New York Times, moderó el panel “Todos los ataques del presidente: enfrentando a los gobiernos que usan las redes sociales como armas y hacen campaña contra los medios independientes”, donde periodistas de Brasil, Hungría, México y Polonia discutieron el impacto que tiene este panorama en el periodismo profesional.
Diez años desde que el primer ministro Viktor Orbán llegó al poder en Hungría, una de las últimas voces independientes que quedan en el país es el nativo digital 444.hu. Fue fundado en 2013, ya bajo el gobierno de Orbán, pagando un alto precio por descubrir corrupción, llamar la atención sobre la injusticia o hablar sobre problemas sistémicos.
“El año pasado, después de testificar ante la Comisión de Justicia y Asuntos Internos del Parlamento Europeo sobre la libertad de prensa, me llamaron traidor y agente extranjero en la televisión de horario estelar”, dijo Peter Erdelyi, editor sénior y director de 444.hu. “Cuando mi medio descubrió la escasez en los hospitales cuando estalló la pandemia de coronavirus en Europa, presentadores en el mismo canal de televisión pidieron nuestro arresto”.
Erdelyi explicó que 444.hu estableció protocolos de seguridad para hacer frente a las amenazas e intimidaciones provenientes de figuras políticas de alto rango. “Hemos practicado varios escenarios y nos preparamos para saber qué hacer si alguien te molesta cuando estás en una cobertura o simplemente con tu familia. Estas no son soluciones perfectas y no detendrán los ataques, pero nos ayudan a mantener seguros a nuestros reporteros”, dijo.
Hoy en Hungría, 476 medios de comunicación, periódicos, revistas, portales en línea, canales de televisión y estaciones de radio están bajo la estricta correa de la Fundación Centroeuropea de Prensa y Medios. “Este aparato mediático se usa para desacreditar e intimidar a opositores reales o percibidos del régimen. Estos medios no presentan opiniones críticas y casi todas las declaraciones políticas hechas dentro de ellos provienen directamente del gobierno”, dijo Erdelyi.
El régimen de Orbán en Hungría es considerado como un modelo para los populistas de derecha en todo el mundo. Fue uno de los pocos líderes que asistió a la toma de posesión de Jair Bolsonaro en Brasil en 2019. El presidente brasileño fue congresista durante casi tres décadas, ganando notoriedad principalmente por sus comentarios escandalosos hacia las mujeres, homosexuales y comunidad negra, pero también por ser un partidario del régimen militar que gobernó Brasil desde 1964 hasta 1985.
“Es parte de nuestra cultura como periodistas lidiar con los ataques de presidentes, ministros, gobernadores, alcaldes, senadores, congresistas y empresarios. Sin embargo, el presidente, Jair Bolsonaro, ha elevado la intensidad, la frecuencia e incluso la ferocidad de tales ataques”, dijo Sérgio Dávila, editor en jefe de Folha de S. Paulo. Bolsonaro se ha expresado sobre el periódico como “basura” varias veces.
Como uno de los principales blancos del presidente junto con TV Globo, Folha ha adoptado algunas medidas inusuales para una organización de noticias. Una de las más importantes es haber permitido que un periodista demande al presidente. Durante la campaña, Patrícia Campos Melo reportó cómo los empresarios alineados con Bolsonaro fueron responsables de financiar la difusión masiva de noticias falsas a través de WhatsApp en contra de su principal oponente.
“[Bolsonaro] sugirió que ella había intercambiado favores sexuales por la información. [Entonces] Patrícia Campos Melo presentó una demanda contra Bolsonaro y uno de sus hijos (el congresista Eduardo Bolsonaro), específicamente en relación con las insinuaciones sexuales hechas por el presidente”, dijo Dávila.
Katie Kingsbury (The New York Times), Sérgio Dávila (Folha de S. Paulo), Peter Erdelyi (444.hu), Anna Gielewska (Fundación de Reporteros – Polonia) y Juan E. Pardinas (Reforma).
Las principales organizaciones de medios de comunicación en Brasil coordinaron para dejar de cubrir las conferencias de prensa diarias celebradas fuera de Palácio do Alvorada, donde los reporteros de diferentes medios están sujetos al abuso verbal del presidente. Los medios también están colaborando para informar sobre el último número de casos confirmados de COVID-19, ya que el Ministerio de Salud del país dejó de publicar los números totales.
“En un entorno extremadamente competitivo como el de la prensa brasileña, esto es algo completamente nuevo”, dijo Dávila.
En Polonia, sin embargo, los periodistas están viendo una repetición de lo que sucedió en Hungría. A medida que Andrzej Duda, recientemente reelegido, aumenta su dominio del poder, las organizaciones de medios temen el mismo destino que sus colegas en Hungría.
“El mayor problema es que los populistas y propagandistas de todo el mundo, desde Europa Central hasta Estados Unidos, Brasil y [el resto de] América del Sur, son más efectivos que los periodistas al mostrar un mundo primitivo simple, al encontrar nuevos enemigos, alentar el miedo y aumentar la polarización”, dijo Anna Gielewska, vicepresidente de Fundación de Reporteros (Polonia) y becaria JSK 2019/20.
Gielewska aboga por una mayor colaboración y apoyo internacional para que las historias puedan tener un impacto más amplio, lo que hace más difícil silenciar a los periodistas en sus países. También señala un componente clave para mantener vivo el periodismo: el dinero.
“No sólo dinero para historias, sino también para fortalecer la posición organizativa de los medios independientes, su liderazgo y sostenibilidad. (...) Los medios de comunicación débiles que luchan por sostenibilidad no podrán hacer frente a este desafío fundamental de nuestros tiempos”, dijo.
Este es un desafío que los periodistas mexicanos también han enfrentado durante mucho tiempo, mucho antes de que las redes sociales impulsaran a los políticos populistas de derecha. Siendo uno de los países más peligrosos para ser periodista, con docenas asesinados en la última década, México sufre la violencia de los carteles de la droga. Los que trabajan en periódicos regionales son los más vulnerables, dijo Juan E. Pardinas, director general del periódico Reforma. En lugar de proporcionar un entorno más seguro para los periodistas, la administración anterior dirigida por Enrique Peña Nieto compró un software israelí muy costoso para espiar a periodistas críticos, dijo.
“Era un escritor de opinión aquí en el periódico y fui blanco. Mi esposa fue atacada. Y piensas que en un país en el que tienes tantas amenazas por el crimen organizado que el gobierno está usando sus recursos [para comprar] un software muy costoso y muy sofisticado para usar en contra de alguien que está escribiendo artículos de opinión en el periódico. Es una especie de broma”, dijo.
Pardinas dijo que la situación de los periodistas mexicanos no mejoró mucho con la llegada del actual presidente Andrés Manuel López Obrador. Durante las conferencias de prensa diarias del presidente, que según Pardinas son más como “monólogos”, se permiten pocas preguntas y las críticas no son bien recibidas.
“Si publicas cualquier crítica, te etiquetan como ‘prensa golpista’, como si estuvieras creando una especie de contexto sociopolítico y una narrativa para impulsar un golpe de estado… Y él trae eso a la narrativa, que nosotros queremos restablecer el sistema político anterior, que, como dije antes, era muy peligroso para los periodistas”, aseguró.
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