A un año de asumir la presidencia de México, Claudia Sheinbaum ha marcado un contraste en su trato hacia la prensa. No obstante, conserva rasgos de la política de comunicación del expresidente Andrés Manuel López Obrador, en cuyo mandato el periodismo de vigilancia del poder registró un declive, según el historiador británico Andrew Paxman.
Aunque la violencia y hostilidad hacia los periodistas en México persiste –en lo que va del mandato de Sheinbaum han sido asesinados al menos ocho comunicadores–, la retórica de la presidenta es significativamente menos agresiva y confrontativa, dijo Paxman.
Sheinbaum “evita criticar a periodistas y medios independientes”, dijo Paxman a LatAm Journalism Review (LJR). “Se trata de un cambio retórico importante que me complace enormemente y creo que debemos reconocerlo.”
Pero agrega: “La situación sigue siendo muy grave en el terreno”.

En su nuevo libro, Paxman escribe sobre la apertura y la evolución de la prensa mexicana hacia el periodismo crítico desde la década de 1980. (Foto: Cortesía)
En su nuevo libro, “Mexican Watchdogs: The Rise of a Critical Press Since the 1980” (Vigilantes mexicanos: El surgimiento de una prensa crítica desde la década de 1980), Paxman escribe sobre la apertura y evolución de la prensa mexicana al pluralismo político y al periodismo crítico e investigativo desde la década de los ochenta.
“Creo que una clave para comprender la relación actual y la relación reciente entre Morena y la prensa es saber cómo se ha practicado el periodismo en México durante la mayor parte del siglo 20”, dijo Paxman.
El autor, quien actualmente es profesor de historia y periodismo en el Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) en México, explica en su libro que el periodismo vigilante del poder, o periodismo watchdog, como se le conoce en inglés, pudo florecer en México a partir de la presidencia de Carlos Salinas de Gortari, en los 90, por la convergencia de varios factores políticos y económicos.
En su intento por proyectar una imagen democrática ante las negociaciones de un Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá, Salinas de Gortari redujo los controles sobre la prensa y adoptó una actitud más tolerante hacia la crítica, explicó Paxman. Al mismo tiempo, el aumento de la inversión publicitaria privada, la liberalización del mercado de papel periódico y el impulso de empresarios visionarios favorecieron el surgimiento de medios más independientes, profesionales y modernos en México, agregó.
Ese periodismo de vigilancia del poder tuvo un auge durante la administración de Enrique Peña Nieto, de 2012 a 2018, dijo el autor, pero su declive inició cuando el partido de izquierda nacionalista y populista Morena llegó a la presidencia en 2018 con su fundador López Obrador al frente.
La llegada de López Obrador a la presidencia representó una política hacia la prensa radicalmente nueva, Paxman dijo.
Hasta antes de 2018, el periodismo investigativo y de vigilancia del poder se ejercía con relativa libertad, dijo el autor. Pero medidas como el recorte radical en subsidios en forma de publicidad oficial, la constante descalificación y estigmatización de medios y periodistas, y la imposición de la agenda informativa desde Palacio Nacional, contribuyeron al debilitamiento de ese periodismo, agregó Paxman.
Varios medios críticos sufrieron recortes significativos en pauta publicitaria oficial, dijo Paxman, mientras que otros más alineados con López Obrador recibieron generosos subsidios que los consolidaron como órganos de propaganda de facto, agregó.
Paxman cree que esa relación financiera entre el gobierno y los medios no ha cambiado mucho en la presidencia de Sheinbaum, y cree que los apoyos a medios pro gobierno continúan.
Al recorte en pauta oficial en el gobierno de López Ogrador se sumó también la caída de publicidad comercial. El casi nulo crecimiento económico registrado durante el gobierno de López Obrador impactó en el sector de la publicidad, dijo Paxman.
Muchos periodistas que antes hacían periodismo de vigilancia del poder en los grandes diarios se volvieron independientes y continuaron publicando sus investigaciones de forma individual, principalmente a través de libros, dijo Paxman.
El formato de libro se ha convertido en un importante vehículo para el periodismo de investigación. Periodistas como Anabel Hernández, Diego Enrique Osorno y Nayeli Roldán han publicado en libros investigaciones periodísticas que han cimbrado la vida pública en México.
También en los últimos 15 años han surgido colectivos de periodismo que publican periodismo de vigilancia del poder en plataformas digitales. No obstante, suelen batallar para lograr financiamiento, dijo Paxman.
“La Mañanera” es como se le conoce popularmente a la conferencia de prensa matutina que López Obrador instituyó desde que era Jefe de Gobierno de la Ciudad de México y que reinstituyó como presidente. Se trata de un encuentro diario con periodistas en Palacio Nacional, donde el mandatario fija la agenda informativa del día, con la que es difícil que los medios compitan, dijo Paxman.
“La Mañanera” se dio a conocer mayormente por ser el principal espacio de descalificación, ataques e intimidación a opositores, incluidos periodistas, por parte del presidente. Prensa “opositora”, “conservadora”, “chayotera” (corrupta) y “fifí” (de élite) fueron algunos de los calificativos más comunes que usó López Obrador para denigrar a medios críticos.
Paxman dijo que con esa retórica, López Obrador enviaba –intencionada o desintencionadamente– el mensaje de que los periodistas eran el enemigo. El autor cree que esa pudo haber sido una de las posibles razones por las que las cifras de asesinatos de periodistas no bajaron durante esa administración.

La presidenta Sheinbaum sigue celebrando las conferencias de prensa matutinas diarias que inició su predecesor, aunque los ataques contra la prensa en las mismas han disminuido. (Foto: Captura de pantalla del canal de YouTube de la Presidencia de México)
“La forma en que ciertos políticos corruptos y ciertas organizaciones criminales habrían interpretado su retórica contra la prensa es: ‘tenemos luz verde para seguir quitándonos de encima a periodistas que se entrometen en nuestros asuntos’”, dijo. “Hay varios tipos de elementos retóricos que, en mi opinión, permiten a actores corruptos en los estados pensar: ‘si mato a un periodista, probablemente no va a pasar nada’”.
En el sexenio de Felipe Calderón, quien inició la guerra contra los cárteles de la droga (2006-2012) fueron asesinados 48 periodistas por causas relacionadas con su profesión, de acuerdo con cifras de Artículo 19. En la administración de Peña Nieto la cifra fue de 47 periodistas asesinados. En la de López Obrador el número fue el mismo.
La presidenta Sheinbaum continúa ofreciendo conferencias matutinas diarias. Y aunque la estridencia contra la prensa es menor, mantiene como uno de sus asesores más cercanos a Jesús Ramírez Cuevas, excoordinador de comunicación de López Obrador y considerado por muchos como co creador de esas conferencias.
Una de las narrativas que se originaban en “La Mañanera” es la de que los periodistas son por naturaleza “chayoteros”, término que se usó popularmente en México para nombrar a reporteros que recibían sobornos de sus fuentes, algo que según Paxman actualmente ya rara vez ocurre.
“Pero la idea de que los periodistas están comprados sigue muy presente en la percepción que el público tiene de la prensa, porque sucedió por mucho tiempo”, dijo. “Si se critica a un periodista por ser ‘chayotero’, sea cierto o no, se trata de una crítica que resuena porque el público en general percibe que, históricamente, los periodistas han sido ‘chayoteros’”.
Mientras que el periodismo de vigilancia del poder caía en picada durante la presidencia de López Obrador, la popularidad de influencers y vlogueros con mensajes pro gobierno crecía como la espuma, dijo Paxman.
Este tipo de comunicadores, caracterizados por contenido sensacionalista y titulares estilo “clickbait”, ganaron mucha influencia desde el inicio del sexenio y sirvieron como cámara de eco de los mensajes de “La Mañanera”, dijo el autor.
“Si AMLO criticaba a un periodista en particular, como Carlos Loret de Mola, que es un periodista multiplataforma muy destacado que trabaja principalmente en radio y YouTube, o si criticaba a Ciro Gómez Leva, a Enrique Krauze o incluso a Carmen Aristegui, ellos [los vlogueros] amplificaban esas críticas en sus canales de YouTube, en sus tuits y en sus cuentas de Facebook”, dijo Paxman.
Muchos de esos vlogueros eran beneficiados en “La Mañanera” con asientos en las primeras filas, la oportunidad de hacer preguntas al presidente y el acceso más fácil a políticos del gobierno, dijo Paxman.
Si bien muchos de estos influencers han sido señalados de estar en la nómina del gobierno, Paxman cree que la mayoría no necesita subsidios oficiales, ya que muchos de ellos llegan a facturar entre 50 mil y un millón de pesos mexicanos al mes (entre 2,700 y 54,000 dólares estadounidenses) por publicidad en redes.
“Yo utilizo el término ‘monetizar su estridencia’”, dijo Paxman. “Entre más escandalosos son, más tráfico alcanzan. Y ese tráfico se traduce en ingresos”.
En su libro, Paxman plantea que existe una triple amenaza a la libertad de prensa en México: la violencia de los cárteles de la droga, la crisis de sostenibilidad de los medios y el uso a conveniencia de la publicidad oficial.
En ese contexto, el periodismo que se hace en los estados, fuera de la capital y de las grandes ciudades, es el más amenazado y el que mayores obstáculos enfrenta, dijo Paxman.
El autor plantea en “Mexican Watchdogs” que existen dos tendencias claras en el periodismo en los estados mexicanos: la autocensura por amenaza del crimen y el regreso de los medios “oficialistas” que viven a expensas del gobierno.

Andrew Paxman es un historiador y profesor de periodismo nacido en Gran Bretaña, cuya labor se centra en los medios de comunicación, la política y la historia moderna de México. (Foto: perfil de Paxman en X)
En muchos estados donde el crimen organizado tiene fuerte presencia, son cada vez más los medios locales que han decidido dejar de cubrir el crimen organizado por el peligro que esto representa, dijo Paxman.
“Hay zonas de Tamaulipas, Michoacán y otros estados donde hay una fuerte presencia [del crimen organizado] y donde existen zonas de silencio”, dijo. “Y han logrado seguir haciendo un buen trabajo como periodistas a pesar de todo”.
Eso se suma a que en los estados, tradicionalmente los gobiernos suelen beneficiar económicamente a los medios que los tratan bien, lo cual, dijo Paxman, se hizo más evidente bajo el gobierno de López Obrador. El autor ve un regreso cada vez más marcado de las coberturas pro gobierno.
“Por ejemplo, en la década de los noventa, el estado de Puebla contaba con tres periódicos independientes bastante sólidos. Hoy en día, no creo que haya ninguno”, dijo Paxman. “Hay dos buenos sitios de noticias en Puebla: E-Consulta, que es un servicio de noticias diario, y Lado B, que es una especie de revista de noticias. Son buenos medios independientes, pero los medios impresos y otros medios en línea viven básicamente a costa del Estado”.
En su libro, Paxman propone un sistema de subvenciones para el periodismo en los estados de México, como el que existió en las décadas de los 60 y 70 en muchos países europeos cuyos gobiernos se dieron cuenta que muchos medios de pequeñas ciudades corrían el riesgo de desaparecer.
Esto, dijo, está respaldado por investigación académica que muestra también que los gobiernos locales son menos eficientes y más propensos a la corrupción cuando los medios locales desaparecen.
“Estas instituciones están supervisadas por un consejo plural y, a lo largo de décadas, han cultivado la tradición de conceder subvenciones sin influencia partidista con el fin de garantizar la supervivencia de los medios impresos, y supongo que hoy en día también de los medios digitales”, dijo. “Me gustaría ver que se hiciera algo similar en México”.
La edición internacional en inglés del libro de Paxman fue lanzada el 28 de octubre, pero una versión en español que profundiza más en López Obrador y Sheinbaum estará disponible en el verano de 2026, dijo el autor.