La periodista Carolina Valladares Pérez ha reportado en varios países autoritarios y peligrosos para profesionales de la prensa, como Irak y Venezuela. No se imaginaba, sin embargo, que sería en Estados Unidos donde el gobierno silenciaría sus reportajes.
“No puedo creer que fui a Medio Oriente, pasé por todo eso, y ahora que estoy en Estados Unidos, me enfrento a la mayor represión a mi libertad de expresión”, dijo Valladares Pérez a LatAm Journalism Review (LJR). “Eso no puede pasar en Estados Unidos. Sabes, no pasé por todo eso solo para que me silenciaran”.
Valladares Pérez, corresponsal en Washington del servicio en español de Voice of America (Voz de América), se encuentra entre los 1.300 empleados de la cadena de medios estatal que fueron puestos en licencia indefinida por la administración de Donald Trump. Entre ellos, 550 empleados que no eran empleados federales fueron notificados posteriormente de que iban a ser despedidos el 31 de marzo.
El 14 de marzo, el presidente Trump emitió una orden ejecutiva eliminando la Agencia de Estados Unidos para los Medios Globales (USAGM, por sus siglas en inglés) que supervisa VOA y otros medios del gobierno estadounidense como Radio Free Europe y Radio Free Asia. La medida estuvo acompañada de una declaración de la Casa Blanca titulada “La Voz de América radical”, en la que la administración acusó al medio de promover “propaganda radical”. La declaración cita un artículo de Dan Robinson, un periodista que trabajó en VOA durante más de tres décadas, y acusa a la red de sesgo izquierdista.
Las acusaciones del gobierno decepcionaron a los periodistas de VOA entrevistados por LJR, quienes defienden su neutralidad y profesionalismo. Voz de América, dicen, se adhiere a exigentes estándares de objetividad y tiene una cobertura política inusualmente equilibrada, con una regla estricta establecida en la ley de que las opiniones políticas contrastantes merecen el mismo espacio.
Estos principios alimentan un servicio que existe en casi 50 idiomas y que, según el propio medio, llega semanalmente a más de 350 millones de personas. VOA produce contenidos para internet, televisión y radio, distribuidos por una red de más de 3.500 emisoras y estaciones de radio afiliadas.
En América Latina, VOA atendió a cerca de 450 afiliados, entre radios, televisión y plataformas en línea, desde grandes audiencias hasta radios locales, dijo Valladares Pérez. VOA llegó a toda la región, desde la frontera con México hasta Centroamérica, pasando por Brasil y Argentina. La caída del servicio dejó a miles de oyentes sin acceso a noticias estadounidenses, como Norte Stereo, una emisora que atiende a unos 30.000 oyentes en Cúcuta, en la región fronteriza entre Colombia y Venezuela. El director de la estación escribió recientemente a VOA para reconocer sus noticias por promover una lucha contra la desinformación y la violencia, dijo Valladares Pérez.
“Te hace darte cuenta de lo mucho que importa cada espectador, especialmente en regiones que pueden no estar tan cerca de lo que está sucediendo en Estados Unidos”, dijo Valladares Pérez. “Para nosotros es importante llegar a todos en el continente, sin importar el tamaño de la audiencia. Pero mientras hablo aquí, no estoy creando contenido para nuestras estaciones afiliadas”.
Carolina Valladares Pérez reportando desde la Casa Blanca para Voz de América antes del cierre de la agencia. (Foto: Carolina Valladares Pérez/VOA)
En América Latina, VOA priorizó la cobertura de la migración, manteniendo un sólido equipo de corresponsales y contratistas en Washington, Texas, Arizona, México y el Triángulo del Norte, dijo Valadares Pérez. Además, la política exterior estadounidense fue un tema central, abarcando las relaciones con países como Canadá y México, cuestiones comerciales y la posición estadounidense ante conflictos como la guerra en Ucrania.
“Al cubrir migración o audiencias del Congreso, siempre incluíamos una voz del Partido Demócrata y otra del Partido Republicano”, dijo Valladares Pérez. “No empezaba a escribir una historia si tenía tres voces de un lado pero ninguna del otro. Sólo empezaba cuando tenía el mismo número de fuentes de ambos lados: una y una, dos y dos, tres y tres”.
La regla tiene que ver con la estructura de la organización. Voz de América surgió en 1942 para contrarrestar la propaganda nazi. Su propósito era promover la política exterior estadounidense a través de un proceso de interacción con audiencias extranjeras, no con otros diplomáticos.
En 1960, el expresidente estadounidense Dwight Eisenhower estableció un estatuto para la emisora, pero su aplicación fue un desafío, especialmente durante la guerra de Vietnam, cuando el gobierno estadounidense quería evitar la divulgación de malas noticias. El expresidente Gerald Ford convirtió ese estatuto en ley en 1976.
La legislación exige que VOA presente una “proyección equilibrada y completa del pensamiento y las instituciones estadounidenses”, garantizando al mismo tiempo una perspectiva integral de la vida estadounidense. En 1994, una ley estableció que un “firewall” la protegería.
“Tenemos un flujo de trabajo editorial muy riguroso, con múltiples rondas de edición”, dijo a LJR Jessica Jerreat, editora de libertad de prensa en VOA. “También tenemos lo que llamamos un Editor de Balance, que presta atención no sólo a la precisión de la información, sino que también verifica cómo representamos todo, si tergiversamos algo, si necesitamos otra voz”.
Jerreat dirigió una sección editorial sobre los desafíos y riesgos de los medios de comunicación en todo el mundo, un ejemplo del valor que la red otorga a la libertad de expresión global. La cobertura se centró en países donde hay mayor represión a los medios como Nicaragua, Venezuela, Rusia, Bielorrusia, Hong Kong y Myanmar. Reportaron casos como el de La Prensa, en Nicaragua; y el de José Rubén Zamora, periodista preso en Guatemala.
Además de los desafíos, también destacaron avances positivos, como las iniciativas en Ghana y Kenia para combatir la desinformación y el trabajo de periodistas exiliados de Nicaragua, Myanmar y Ucrania.
"Puede ser una cobertura deprimente, ¿no? Sabemos que estamos presenciando un retroceso en las libertades civiles", dijo Jerreat. “Pero también se está haciendo un trabajo fantástico. Siempre buscamos las pequeñas victorias”.
La labor de difundir información incómoda a gobiernos autoritarios se extendió a varios temas. VOA tenía, por ejemplo, un equipo en Venezuela que cubría el régimen autoritario de Nicolás Maduro de manera crítica.
“Eran nuestros corresponsales en el terreno. Nos dieron noticias. Entrevistaron al [candidato presidencial] Edmundo González una vez antes de las elecciones. Así que tuvimos acceso a fuentes en el terreno”, dijo Valladares Pérez. “Maduro no desmanteló este equipo. Este gobierno lo hizo. Es muy importante decirlo”
El reportero Liam Scott ha estado con VOA desde 2023, cubriendo libertad de prensa. Su principal foco eran países como Irán, China y Rusia. Dice que la principal diferencia entre VOA y medios de comunicación de los rivales geopolíticos de Estados Unidos es la independencia editorial.
“Somos un componente muy importante de la diplomacia pública estadounidense porque realmente representamos y encarnamos el compromiso del país con la democracia y el compromiso con la prensa libre”, dijo Scott a LJR.
Según Nicholas Cull, historiador de diplomacia pública y profesor de la Escuela Annenberg de Comunicación y Periodismo de la Universidad del Sur de California, esta independencia es un elemento central para que la agencia cumpla su papel de promover los intereses estadounidenses.
“Históricamente, VOA ha sido muy útil para los intereses estadounidenses, y también para los valores que Estados Unidos supuestamente representa en el mundo, como ayudar a la gente a descubrir sus propios medios de comunicación libres”, declaró Cull a LJR. “Pero para ser creíble, VOA no puede estar vinculada al gobierno. Al igual que la BBC, su credibilidad reside en presentar todas las versiones de una historia, criticando a gobiernos que quizá no estén acostumbrados a ser criticados”.
Es precisamente esta dificultad para aceptar críticas lo que ha llevado a Trump a volverse contra la cadena, le dijo a LJR Kate Wright, coautora de “Capturing News, Capturing Democracy”, sobre la cadena y el presidente en su primer mandato.
“El momento de este anuncio [de suspensión] es interesante. Están sucediendo muchas cosas en el mundo, incluyendo los bombardeos de Gaza, lo que está sucediendo en Ucrania, una serie de protestas masivas a favor de la democracia en Hungría, Serbia y Turquía. Voz de América necesita reflejar diversas opiniones al respecto, y eso podría incluir críticas a la administración actual”, dijo Wright. “Creo que a Trump le puede resultar preocupante que estos periodistas reciban financiación federal y, sin embargo, puedan criticar a una administración en funciones. Yo diría que ese es precisamente su papel como periodistas”.
El viernes, seis periodistas de VOA, sindicatos y organizaciones de libertad de prensa demandaron a USAGM, a su director interino Victor Morales y a la fiscal especial Kari Lake, impugnando el cierre de la cadena. La demanda, presentada en el Distrito Sur de Nueva York, alega que las acciones del gobierno violan sus derechos bajo la Primera Enmienda de la Constitución de Estados Unidos, que protege la libertad de expresión, y usurpan el control del Congreso de Estados Unidos sobre el poder del presupuesto federal.
“Lo llamamos un caso de emergencia constitucional, sobre la destrucción de un medio de comunicación”, dijo a LJR en una entrevista David Seide, del Proyecto de Responsabilidad Gubernamental (GAP), uno de los abogados principales del caso. “Nuestro objetivo final es reincorporar a todos los empleados despedidos. Queremos que VOA sea reincorporada”.
Por ahora, los más vulnerables son los empleados de países autoritarios, quienes podrían perder sus visas de trabajo y verse obligados a regresar a países donde sus vidas corren riesgo, dijo Scott.
“Decenas de empleados de VOA en Washington tienen visas J-1, y si las pierden, podrían tener que regresar a países cuyos gobiernos tienen un historial de encarcelamiento de críticos”, dijo Scott. “Se considera que dos contratistas rusos con visas J-1, que serán despedidos oficialmente a finales de marzo, corren un riesgo significativo de ser encarcelados si regresan a Rusia”.
Mientras tanto, sin poder trabajar, Valladares Pérez defiende un principio que, según ella, es fundamental para su misión en VOA.
“No hablamos en nombre del gobierno. No somos portavoces. Somos periodistas”, afirmó. “No le corresponde a la Casa Blanca decirnos cuál es el interés estadounidense”.