Hace poco más de un mes, el estado brasileño de Rio Grande do Sul empezó a sufrir la mayor catástrofe climática de su historia. Una combinación de factores, como el intenso volumen de precipitaciones, relacionado con el cambio climático provocado por la acción humana, y fallos en estructuras como diques y bombas de drenaje, provocaron inundaciones que afectaron a 475 de los 497 municipios del estado. Más de 580.000 personas se han quedado sin hogar y hasta el momento se han confirmado 172 muertes a causa del desastre.
Los periodistas que viven en el estado y se dedican a la cobertura local han trabajado duro para informar sobre esta tragedia climática, que también ha afectado personalmente a muchos de ellos. LatAm Journalism Review (LJR) habló con profesionales de tres medios nativos digitales con sede en Porto Alegre, la capital de Rio Grande do Sul, quienes hablaron sobre cómo se organizaron en medio del caos para informar a la población.
Las aguas que cubrieron ciudades enteras, destruyeron carreteras y paralizaron el estado no detuvieron al periodismo.
“A diferencia de otras profesiones, el periodismo no se detiene”, dijo a LJR Marcela Donini, editora en jefe de Matinal Jornalismo. “Al contrario: intensificamos nuestra cobertura”.
Matinal, una plataforma de periodismo y cultura que surgió en Porto Alegre en 2019, realiza reportajes de investigación sobre la ciudad y el estado. También distribuye un newsletter matutino de lunes a viernes, con contenido propio y una curaduría de noticias que pueden interesar a sus suscriptores.
El 3 de mayo, pocos días antes del inicio de las fuertes lluvias e inundaciones en el sur del estado, el centro de Porto Alegre se inundó por primera vez desde 1974. Matinal inició entonces su operación extraordinaria para cubrir las inundaciones en la ciudad, poniendo a todo su equipo de 15 personas, incluidos los responsables de marketing y administración del sitio, en la cobertura.
“Concentramos el 100 por ciento del equipo en esta cobertura, que empezó siendo muy intensa. Mantuvimos este ritmo hasta el fin de semana pasado [26 de mayo], que fue el primer fin de semana en que tuve un día libre desde que empezó todo esto”, dijo Donini.
Además de ediciones extra del newsletter, Matinal también envió ediciones extra a través de su comunidad de WhatsApp, Zap Matinal, con actualizaciones sobre la situación en la capital y el estado para sus lectores. Y publicó un resumen de noticias en sus perfiles de redes sociales, compartiendo no sólo enlaces a su propio contenido o al de otros medios, sino también información útil para la población.
Mientras tanto, todos los miembros del equipo se veían afectados por la inundación, dijo Donini.
“Nadie [del personal] se quedó sin hogar, pero algunas personas tuvieron que abandonar sus casas porque se inundó mucho alrededor de su edificio, y se fueron a casa de familiares a toda prisa. Mi suegro y su mujer están en mi casa, por ejemplo, porque la suya sigue bajo el agua. Hubo gente que se quedó sin agua y sin electricidad, porque en las zonas inundadas se cortó la luz y hubo escasez de agua en muchos barrios de la ciudad”, contó.
El equipo de Sul21 vivió una situación similar. El sitio independiente de noticias lleva operando desde 2010 y es administrado, desde 2020, por un colectivo integrado por sus periodistas. Realiza cobertura local centrada en la ciudad de Porto Alegre, pero llevaba cubriendo la relajación de las leyes medioambientales en Rio Grande do Sul desde 2023, cuando tres fenómenos meteorológicos extremos en el estado dejaron 75 muertos.
“Entre el viernes 3 [de mayo] y el sábado 4 fue el momento en que nos dimos cuenta de que estábamos viviendo una situación nunca vista”, dijo a LJR la editora Ana Ávila.
Ella era la única persona de guardia ese fin de semana, pero pronto se dio cuenta de que todo el equipo debía involucrarse en la cobertura.
“Nos dimos cuenta de que no había forma de que alguien pudiera hacerlo [solo]. Nos pusimos manos a la obra y conseguimos que prácticamente todo el mundo trabajara”, dijo.
“Desde entonces, trabajamos bajo una presión constante, todos prácticamente sin un día libre y haciendo turnos. Nuestras estructuras físicas también están al límite, porque todos nos hemos visto afectados por la inundación. Casi todos tuvieron que abandonar sus casas, porque incluso donde no llegó el agua, empezamos a quedarnos sin electricidad, agua potable e internet”, contó Ávila. “Está el caos de los alrededores, de toda la ciudad, y está lo que estamos viviendo cada uno de nosotros”.
Thaís Seganfedo, directora de periodismo y editora de Nonada Jornalismo, tuvo que abandonar su piso para no quedarse tirada en la inundación. Ella y Rafael Gloria, director ejecutivo del medio, están casados y vieron cómo el agua subía y golpeaba el edificio donde viven entre el 6 y el 7 de mayo.
“Incluso pasó un camión del Ejército preguntando si queríamos que nos rescataran. Decidimos coger a nuestro perro y marcharnos el martes por la mañana temprano [7 de mayo]. Después resultó ser la decisión correcta, porque el agua subió y se mantuvo bastante alta durante quince días”, contó Seganfredo a LJR.
Seganfredo y Gloria fundaron Nonada en 2010 en Porto Alegre. A diferencia de Matinal y Sul21, que cubren la ciudad y el estado, Nonada se dedica a la cultura, con especial atención a las políticas culturales, las comunidades tradicionales, las culturas populares y la memoria y el patrimonio.
En 2022, Seganfredo hizo un reportaje sobre el impacto de la crisis climática en el patrimonio cultural brasileño. En enero de este año, Nonada creó la sección Clima y Cultura, que cubre la intersección entre la emergencia climática y el sector cultural. Poco más de tres meses después, el equipo de tres personas -Seganfredo, Gloria y la reportera Anna Ortega- tuvo que cubrir esta situación en su propia ciudad.
“Ver lo que estaba pasando aquí fue surrealista”, dijo Seganfredo.
Nonada empezó a cubrir las inundaciones en Rio Grande do Sul mapeando los bienes históricos afectados por las aguas. A continuación mapeó los lugares culturales y las comunidades tradicionales afectadas. También realizó reportajes sobre el impacto de la catástrofe climática en los profesionales de la cultura y en el sector del libro y la lectura, informando sobre las pérdidas de bibliotecas, librerías y colecciones de editoriales en el estado. Y cubrió el trabajo de los voluntarios culturales para llevar arte y hospitalidad a niños en los refugios para desplazados - según Defensa Civil, más de 37.000 personas en todo el estado se encuentran actualmente en refugios.
A través de una red informal de periodistas culturales de todo el país, Nonada empezó a difundir su trabajo y a animar a otros medios a replicarlo, como hicieron las revistas Afirmativa, de Bahía, O Grito, de Pernambuco, y Fórum, de São Paulo.
“Queríamos hacer una cobertura de forma que ayudara a los medios de comunicación de fuera de Rio Grande do Sul”, dijo Seganfredo.
Sul21 y Matinal pudieron basar su cobertura de la tragedia climática en los reportajes que realizan a diario sobre la actuación de los poderes públicos en Porto Alegre y Rio Grande do Sul. Como sus equipos conocen la escena local y tienen relaciones con fuentes sobre el terreno, sabían dónde buscar en su cobertura e incluso anticiparon el contexto que culminó en la tragedia.
“La precariedad del Dmae [Departamento Municipal de Aguas y Alcantarillado de Porto Alegre], por ejemplo, ha estado en nuestra agenda desde 2021”, dijo Donini. “Siempre estuvimos al tanto, por lo que pudimos capitalizar nuestra propia cobertura. Ahora hemos dado continuidad a temas que ya nos eran familiares, y vemos que algunas historias también aparecen en otros sitios”.
Ávila citó un artículo que Sul21 publicó el 14 de mayo sobre un manifiesto firmado por más de 30 especialistas, entre ellos antiguos directores de la Dmae y del Departamento de Alcantarillado Pluvial de la capital de Rio Grande do Sul, en el que denunciaban la falta de mantenimiento del sistema que protege a la ciudad de las inundaciones y sugerían medidas inmediatas a tomar por las autoridades.
“Lo divulgamos al día siguiente [de la firma del manifiesto]. Este documento está teniendo repercusión nacional sólo ahora. Apareció en el Jornal Nacional [el 23 de mayo] y en otros grandes medios nacionales, pero desde el día 14 estamos trabajando con este documento y produciendo historias y entrevistas basadas en él. Nos damos cuenta de que poco a poco empieza a salir de nuestra burbuja y a llegar a otros lugares, más lejos”, dijo Ávila.
El impacto de los reportajes también pudo medirse por el aumento de visualizaciones de los posts y de seguidores en las redes sociales. Según Donini, el perfil de Instagram de Matinal recibió 5.000 nuevos seguidores, el alcance de las publicaciones aumentó un 623 por ciento y las interacciones con las publicaciones crecieron un 1.200 por ciento. Además, la audiencia del sitio web de Matinal se duplicó en mayo.
Según Ávila, el perfil de Instagram de Sul21 experimentó un aumento del 1.800 por ciento en el alcance y del 611.5 por ciento en el número de interacciones con las publicaciones. El sitio web de Sul21 registró un aumento del 200 por ciento de visitas en mayo.
Seganfredo dijo que un post en el perfil de Instagram de Nonada sobre cómo los líderes de las religiones de origen africano crearon una red para ayudar a las comunidades de estas religiones en el estado tuvo más de 40.000 visitas. Este se convirtió en “el post con el que tuvimos más alcance y engagement, por mucho”, dijo. También según Seganfredo, el alcance del perfil aumentó un 218 por ciento en comparación con abril, con 94.000 cuentas alcanzadas, y el engagement aumentó un 188 por ciento. La audiencia del sitio web de Nonada aumentó un 20 por ciento.
Cubrir las inundaciones planteó a los reporteros desafíos materiales y emocionales, dijeron los periodistas consultados por LJR. El equipo de seguridad y la colaboración con profesionales de otros medios de comunicación fueron necesarios para que pudieran desplazarse en medio de las inundaciones.
Donini destacó “la cierta precariedad” de medios digitales como Matinal, el cual se financia principalmente con el apoyo de sus suscriptores y aún lucha por ser financieramente saludable, y no tiene la estructura para reportar en el terreno en condiciones adversas.
“Uno de nuestros reporteros me dijo ‘voy a salir a hacer un reportaje’, y yo le dije ‘pero ni siquiera tengo botas de agua para prestarte, no estábamos preparados para eso, ni siquiera tenemos impermeables, no te voy a poner en esa situación’. Pero él dijo ‘yo tengo, puedo arreglármelas aquí’, y fue [...] Todo se hizo con miedo, pero confiando en el sentido común del reportero, porque surgió de su iniciativa, y pidiéndole que tuviera cuidado de no entrar en zonas inundadas y que lo hiciera lo más lejos posible”, relató.
Una reportera de Nonada también fue a hacer reporteo en el terreno en Porto Alegre, dijo Seganfredo.
“Estábamos muy preocupados por su seguridad. Nuestra reportera ha viajado incluso en barco [a las zonas afectadas]. Siempre es importante preguntarle cada hora cómo está, si está a salvo. En el pasado hemos recibido clases sobre este tema, pero nunca nos habíamos especializado en la seguridad física de los reporteros. Es algo que hemos aprendido en la práctica y hablando con otros colegas aquí en la región”, explicó.
Seganfredo dijo que lo primero que pensó al empezar esta cobertura fue en la necesidad de cursos centrados en la cobertura de fenómenos meteorológicos extremos.
“Si hubiéramos tenido eso, habríamos sabido mucho mejor y mucho más rápido qué hacer, cómo hacerlo, qué equipo comprar, dónde ir. Ni siquiera sabíamos eso. Y también las precauciones. Anna [Ortega, reportera], quien se está metiendo en el agua, tuvo que tomar profilaxis contra la leptospirosis. Así que si hubiera más cursos, y creo que ahora los habrá, sabríamos mucho mejor [qué hacer]”, dijo.
En el momento álgido de las inundaciones, era difícil desplazarse por la ciudad, y Ávila comentó que los profesionales de Sul21 se ponían en contacto con gente de otros medios para viajar juntos.
“Nuestra fotógrafa es una mujer joven. No quería ponerla en una situación de mayor riesgo o mayor vulnerabilidad. Así que si viajaban juntos en grupos más grandes, sentíamos que estaban un poco más seguros y protegidos”, explicó.
A pesar de las dificultades, Donini afirmó que un punto positivo fue que todo el equipo de Matinal se implicó en la cobertura, consciente de su responsabilidad ante el público.
“Imagino que en otras redacciones pasó lo mismo, porque ocurre todo el tiempo. Cuando se produce un acontecimiento de este tipo, de esta magnitud, quienes trabajan con gusto y comprenden su propósito en una situación de emergencia se involucran fácilmente en la cobertura. Eso no significa que la gente no esté cansada”, dijo.
Ávila cree que una de las lecciones aprendidas de esta cobertura es que “nos necesitamos mucho los unos a los otros como comunicadores y periodistas”.
“He visto, por ejemplo, que otros medios locales han intentado hacer reportajes de investigación, en la línea de lo que nosotros también hacemos, para reflexionar un poco más sobre las cosas y no simplemente informar de las noticias. Y nos hemos complementado de una forma u otra”, dijo.
Esta experiencia ha reforzado el sentimiento de comunidad entre los periodistas que se han dedicado a esta cobertura y les ha hecho sentirse menos solos, dijo Ávila.
“Hemos visto mucho reconocimiento a nuestro trabajo y mucho de este enfoque más colectivo de la comunicación”, dijo. “Muchas veces nos sentimos aislados en el periodismo local, cubriendo algo muy nuestro, algo que conocemos, algo que nos toca, y a veces muy alejados del resto del país o del resto de los medios. Y creo que este momento sirvió para demostrar que formamos parte de una red más amplia, de una comunidad en cierto modo”.