Este artículo fue publicado originalmente en el portal MediaTalks y una versión reducida ha sido traducida al español y republicada aquí con autorización.
Londres - Luego de un año que terminó con 55 periodistas asesinados en el mundo, de acuerdo con UNESCO, 2022 inicia con un conteo aterrador: en el primer mes se registraron nueve crímenes contra periodistas en cinco países, lo que representa el 16% del total de muertes de 2021 .
América Latina, que en 2021 ocupó el segundo lugar en número de delitos letales contra periodistas (solo detrás de Asia), tomó la delantera este año al contabilizar siete casos (cuatro en México, dos en Haití y uno en Honduras).
El último día del mes, el conteo registró el asesinato del mexicano Roberto Toledo, el cuarto profesional de la prensa asesinado en tres semanas en el país.
Perro esperando a su dueña es el retrato de la crisis
Una de las imágenes más impactantes de la ola de violencia contra la prensa es la del perro de la periodista mexicana Lourdes Maldonado esperando que regrese su dueña, sin saber que esas cintas amarillas señalaban el lugar donde le dispararon en la cara dentro de su coche.
Los profesionales de la prensa asesinados este año, además de Lourdes Maldonado, son José Luis Gamboa, Margarito Esquivel y Roberto Toledo (México); Wilguens Louissaint y Amady John Wesley (Haití); Pablo Rivera (Honduras); Hasnanin Shah (Pakistán) y Pu Tuidim (Myanmar).
En diciembre, dos profesionales ya habían perdido la vida en Myanmar, uno bajo custodia de la junta militar que tomó el poder en el país hace un año y el otro baleado por las fuerzas militares del país durante una protesta.
El conteo de enero aumenta cuando agregamos el caso de Muratkhan Bazarbayev, conductor de Almaty TV, de Kazajstán, quien fue asesinado el 7 de enero, cuando un vehículo de la cadena fue baleado durante los enfrentamientos que se apoderaron del país.
Menos periodistas muertos en guerras
Siguiendo una tendencia observada en 2021, el informe de enero confirma que las dos mayores amenazas para el periodismo en el mundo son: las acciones de los regímenes autoritarios y la venganza de miembros del crimen organizado o figuras políticas insatisfechas con la cobertura de actos de corrupción.
Hace cinco años, como señaló la UNESCO cuando publicó el número de muertos de 2021, más periodistas perdían la vida cubriendo guerras y conflictos civiles.
Las organizaciones adoptan diferentes criterios para sumar los delitos, pudiendo o no incluir en la lista hechos no plenamente confirmados, como muertes en represalia por el trabajo o apoyo a profesionales y ciudadanos periodistas.
Según el conteo de Reporteros sin Fronteras, el número de muertes en 2021 (49) fue inferior al registrado por la UNESCO, incluidos los empleados de organizaciones grandes e independientes o aquellos que ayudaron a los corresponsales en su trabajo de campo.
Esto todavía representa casi dos muertes por mes. En enero de este año, el récord es de dos por semana.
México: cuatro crímenes contra periodistas en tres semanas
El caso de México es el más emblemático de la venganza contra periodistas por parte de delincuentes o políticos sospechosos de corrupción.
En solo tres semanas de enero hubo cuatro crímenes en el país, lo que demuestra que el patrón de violencia de los últimos años no ha cambiado a pesar de las declaraciones de indignación del gobierno ante cada nuevo caso.
Según Reporteros sin Fronteras, 47 profesionales de los medios fueron asesinados por su trabajo en el país en 10 años, el mismo número que en Afganistán.
El tercer caso ocurrido en enero, el de Lourdes Maldonado, desató protestas en el país y en Estados Unidos por su brutalidad y por el hecho de que la periodista estaba bajo protección del gobierno.
El cuerpo de la comunicadora fue encontrado en Tijuana el 23 de enero, en su automóvil, con heridas de bala en el rostro.
Una semana antes había ganado un caso laboral contra un canal de televisión propiedad de un exgobernador del estado.
La protección había sido otorgada por el gobierno por amenazas relacionadas con el proceso legal, denunciadas por Maldonado directamente al presidente Andrés Manuel López Obrador.
También en Tijuana, una de las zonas más conflictivas de México, el fotógrafo Margarito Martínez recibió un disparo frente a su casa el 17 de enero.
Fue asesinado en lo que parecía ser una emboscada cuando salía de su casa para cubrir una falsa advertencia de radio sobre un incidente con víctimas.
Antes que ellos, el 10 de enero, José Luis Gamboa Arenas fue apuñalado en el estado de Veracruz, en la costa del Golfo de México.
Gamboa era director general del diario digital Inforegio y transmitía en Facebook criticando la inseguridad e impunidad del crimen organizado.
Sus acusaciones se acercaron al exgobernador del estado, Miguel Ángel Yunes Linares, y a sus familiares, todos vinculados a alcaldías de varios municipios.
Según un reportaje del diario El País, el periodista insistió reiteradamente en sus artículos en que Veracruz se había convertido en la puerta de entrada de la sustancia fentanilo a Estados Unidos.
El último día del mes, el camarógrafo y editor de video Roberto Toledo completó la secuencia de violencia, asesinado por tres hombres cuando se disponía a grabar una entrevista.
El director del sitio de noticias donde trabajaba dio una emotiva declaración, recordando que estuvo bajo protección del gobierno por amenazas, pero fue en vano.
Honduras: crimen contra líder de radio comunitaria
El caso de Honduras es otro que muestra la vulnerabilidad del periodismo independiente en pequeñas comunidades y en medios de comunicación más pequeños, que carecen de la protección de los grandes medios de comunicación.
Pablo Rivera, asesinado el 9 de enero, era un líder de la comunidad indígena lenca y dirigía la estación de radio local Tenan.
En 2021 la radio había sufrido amenazas, sabotaje y robo de equipos para impedir las transmisiones.
La organización Artículo 19 señaló que el crimen coincidió con las críticas de Radio Tenán a la gestión del alcalde Efraín Muñoz.
“El asesinato de comunicadores comunitarios como Hernández Rivera tiene un impacto profundo en el trabajo de los proyectos a los que pertenecen, y también envía un mensaje intimidatorio a los miembros de su equipo, al punto que se está considerando cerrar el medio”, dijo la organización en un artículo sobre el crimen.
Haití: un caso que recuerda a Tim Lopes
Es difícil no recordar el caso del periodista brasileño Tim Lopes al conocer la historia del brutal crimen contra los haitianos
El 6 de enero, los reporteros haitianos fueron baleados [...] mientras investigaban enfrentamientos entre pandillas en la capital, Puerto Príncipe.
Hace siete meses, otro periodista de Haití había sido asesinado. Amady John Wesley, de 30 años, trabajaba para la estación de radio canadiense Écoute FM. La cadena dijo que el reportero fue asesinado "salvajemente" y suspendió su cobertura en Haití a raíz del crimen.
La otra víctima, Louissaint, de 22 años, colaboraba con varios medios digitales en Puerto Príncipe. Un tercer reportero que se encontraba en el lugar, Wilmann Vil, logró escapar.
El presidente de la Asociación de Medios en Línea de Haití, Gordson Lebrun, culpó del crimen a las pandillas Toda-Poderosas y exigió justicia.
“Todo indica que fue un ataque deliberado contra periodistas”, dijo Carlos Jornet, presidente de la Comisión de Libertad de Prensa e Información de la SIP.
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Crímenes contra periodistas quedan impunes
Como viene siendo habitual, asociaciones de periodistas locales y organizaciones globales que defienden la libertad de prensa se han expresado en términos similares a los del secretario general de la Federación en cada nuevo caso.
Sin embargo, el clamor no ha surtido efecto.
La falta de castigo es un sello distintivo de los crímenes contra periodistas, como lo señala una encuesta publicada por el Centro para la Protección de Periodistas con motivo del Día Internacional para Poner Fin a la Impunidad de los Crímenes contra Periodistas.
Durante la última década, los responsables de aproximadamente ocho de cada diez asesinatos de periodistas en todo el mundo no han recibido ningún castigo, concluyó el CPJ.
En México, según el Sindicato de Periodistas, el 95 por ciento de los casos quedan impunes.
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