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Fotoperiodista brasileña Adriana Zehbrauskas recibe el Premio Maria Moors Cabot: “Esta profesión es sobre los demás, no sobre nosotros mismos”

“Siempre debemos recordar que esta profesión es sobre los demás, no sobre nosotros mismos y que tenemos una gran responsabilidad al retratar y exponer a las personas, especialmente en situaciones de gran vulnerabilidad”.

Así ve su profesión la fotoperiodista brasileña que vive en Estados Unidos Adriana Zehbrauskas, reconocida internacionalmente por su sensibilidad y empatía al cubrir personas en situaciones vulnerables en las Américas. Ha reportado historias que van desde el asesinato de 43 estudiantes en Ayotzinapa, México, hasta madres cuyos hijos sufren las consecuencias del Zika.

Ella es una de las ganadoras de los premios Maria Moors Cabot 2021 que otorga la Escuela de Periodismo de la Universidad de Columbia, la primera edición otorgada exclusivamente a mujeres.

Los premios “honran a periodistas y organizaciones de noticias por la excelencia profesional y la cobertura del hemisferio occidental que promueve el entendimiento interamericano”. La entrega de los premios se celebrará el 12 de octubre.

LatAm Journalism Review (LJR) conversó con Zehbrauskas sobre su carrera y los desafíos que enfrenta trabajando en un campo aún dominado por profesionales masculinos. Habló sobre el momento actual del fotoperiodismo en Brasil (“Sin [inversión] veo un futuro muy incierto”), y aconseja a los jóvenes profesionales reflexionar sobre si esto es realmente lo que quieren hacer con sus vidas: “El camino es largo y a menudo extremadamente frustrante”.

LatAm Journalism Review: ¿Cuándo y por qué decidió entrar al periodismo?

Zehbrauskas, vencedora do Prêmio Cabot: ‘Fazer fotojornalismo é caro, é preciso viajar, investir em equipamento, segurança, [pagar] honorários decentes. Sem isso vejo um futuro muito escuro.’ Foto: Crédito: Dario Lopez-Mills

Zehbrauskas, ganadora del Premio Cabot: ‘El fotoperiodismo es costoso, tienes que viajar, invertir en equipo, seguridad, [pagar] honorarios decentes. Sin eso veo un futuro muy incierto’. (Foto: Dario Lopez-Mills)

Adriana Zehbrauskas: Desde que tengo uso de razón. Mi padre me mandaba a comprar el periódico de los domingos al quiosco y me pasaba el día leyendo, recortando y guardando artículos, fascinada. El periódico era como un portal mágico a otros lugares y culturas, una fuente inagotable de historias fascinantes. Y por eso entré al periodismo, para contar historias.

LJR: Este año, todos los Premios Cabot han sido para mujeres. ¿Con qué desafíos ha lidiado como mujer haciendo periodismo en América Latina?

AZ: El fotoperiodismo siempre ha sido una profesión predominantemente de hombres. A nivel mundial, solo el 15% de fotoperiodistas son mujeres, de acuerdo con un estudio de 2015 realizado por Reuters Institute y World Press Photo. Los desafíos siempre han sido muchos y diversos, desde conseguir una buena historia hasta enfrentar el machismo que permea a las sociedades latinoamericanas. Me han preguntado por qué hago fotografías de los hijos de otras personas en vez de cuidar de los míos, por ejemplo. O, si el reportero que trabajaba conmigo es mi marido y, ante la negativa, me preguntaron: “¿Y tu marido te deja viajar así?”.

LJR: ¿Cuál es la mayor equivocación que ha cometido en su carrera, qué ha aprendido de ello y de qué manera ha influido en su trabajo?

AZ: Ah, hay muchos errores, desde los más básicos y técnicos, como perder una fotografía por no estar enfocada, hasta errores de juicio que hicieron que pasara desapercibido algún momento importante de la historia. Pero pienso que el peor fue sentir temor/vergüenza de admitir que necesitaba ayuda. Es mejor ser honesta y aprender, que sufrir en silencio y ¡seguir equivocándote!

LJR: ¿Cuál es la historia más interesante que ha cubierto recientemente?

AZ: Haiti, sin duda alguna. Un país fascinante e intenso, pero con muchos problemas y extremadamente difícil de trabajar. [Ver la cobertura fotográfica de Zehbrauskas del terremoto de magnitud 7.2 que golpeó al país el 14 de agosto de 2021]

LJR: En años recientes, la situación de los medios en Brasil se ha tornado cada vez más complicada. ¿Cuál es su visión del futuro cercano del periodismo en su país?

AZ: He visto prácticamente desaparecer las áreas de fotografía de muchos de los diarios y revistas brasileñas. Ya ni siquiera tenemos editores de fotografía. Se necesita una gran inversión, tanto financiera como humana. El fotoperiodismo es costoso, tienes que viajar, invertir en equipo, seguridad, [pagar] honorarios decentes. Sin eso veo un futuro muy incierto.

LJR: ¿Qué consejo le daría a los periodistas jóvenes? 

AZ: Que se pregunten honestamente por qué quieren ser fotoperiodistas y si están dispuestos a asumir los sacrificios que impone esta profesión. Creo que a muchos les atrae la falsa promesa de una vida de aventuras y glamur, premios y éxito, cuando en realidad el 90% de la profesión es disciplina, investigación, diligencia. El camino es largo y muchas veces extremadamente frustrante. Es necesario recordar siempre que esta profesión es sobre los demás, no sobre nosotros mismos y que tenemos una enorme responsabilidad al retratar y exponer a las personas, principalmente en situaciones de mucha vulnerabilidad.

LJR: ¿Qué significa recibir este premio para usted?

AZ: Un honor inmenso, especialmente porque es un premio no específicamente de fotografía, es decir, reconoce al fotoperiodismo a la par con otras formas de periodismo, normalmente mejor remuneradas y con mayor prestigio. Reconoce el poder que tiene el fotoperiodismo de construir puentes y llevar conocimiento a través de historias visuales narradas con compasión y empatía.

 

*Nota editorial: Rosental Alves preside el Consejo del Premio Cabot y es fundador y director del Centro Knight para el Periodismo en las Américas que publica LatAm Journalism Review.

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