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Gatopardo apuesta en el futuro del periodismo narrativo en América Latina de cara a su 25 aniversario

La revista Gatopardo hizo historia cuando ganó en dos de las cinco categorías –Texto y Fotografía– de los Premios Gabo, en julio pasado.

“La Noche de los Caballos”, la crónica de largo aliento ganadora, cuya trama gira alrededor de un rescate equino y del true crime, fue escrita por el periodista argentino Diego Fernández Romeral, con fotografías de Anita Puchard Serra.

Su calidad literaria y sus impactantes imágenes son ilustrativas del tipo de periodismo por el que Gatopardo es conocida y de las áreas en las que la revista está apostando para el futuro.

Gatopardo ha logrado mantenerse como fuerte impulsor del periodismo narrativo en América Latina, donde existen cada vez menos espacios editoriales que permitan costear y publicar reportajes de larga extensión y lenta producción. La circulación de los medios impresos en la región cayó 16.3 por ciento en 2020, y para 2024 se pronosticaba una caída de 2.7 por ciento.

“A nivel regional creo que ya no hay espacios que se puedan sostener, que te permitan hacer una crónica de 60 mil caracteres”, dijo a LatAm Journalism Review (LJR) Fernández Romeral. El periodista resaltó que otras revistas similares en América Latina, como Etiqueta Negra, de Perú, han cerrado, mientras que otras lo siguen haciendo, pero no con el impacto de Gatopardo.

“Hay gente que todavía está muy interesada en ese tipo de periodismo, pero no sé cómo se podría canalizar eso en ganancias para una empresa”, agregó.

Gatopardo quiere desafiar esa tendencia. En 2020 inició un proceso de reinvención con el fin de seguir produciendo periodismo narrativo de calidad y al mismo tiempo buscar formas de asegurar la sostenibilidad financiera.

Cuatro años después, la revista ha tomado decisiones que le han traído resultados positivos: diversificar sus fuentes de ingreso, mantenerse como un medio de nicho, reconceptualizar la revista como un producto de colección y consolidar una fiel comunidad de lectores.

De cara a su 25 aniversario, que se celebrará el próximo año, Gatopardo se encuentra en un proceso de reposicionamiento de marca, que incluye el rediseño de su sitio web y estrategias para atraer a los lectores más jóvenes. Con ello, la revista pretende marcar la pauta que seguirá en los próximos años.

Mentalidad enfocada en la sostenibilidad

Luego de la adquisición de Gatopardo por parte de la firma de inversiones mexicana Acacia Capital, en 2020, los nuevos dueños introdujeron a la sala de redacción de la revista una mentalidad enfocada en priorizar las decisiones de negocio al mismo nivel que las editoriales.

“Tanto el presidente como el vicepresidente de Gatopardo se dedican a las finanzas. Entonces desde ahí la mirada es otra. Y como buenos empresarios, ellos saben que la sostenibilidad es muy importante”, dijo a LJR Diana Amador, coordinadora editorial de la revista. “Yo, que soy la que coordina el equipo y toma las decisiones, tuve que interiorizar también la parte de la sostenibilidad en mi propia cabeza. No fue nada fácil, porque como periodista nadie te enseña finanzas, te enseñan periodismo”.

El primer cambio de la nueva administración, a finales de 2020, fue cambiar la periodicidad de la revista impresa de mensual a trimestral. Luego, vino una reconceptualización para convertir la publicación en un artículo de colección con características que le dieran un valor agregado, como papel de mayor calidad, diseño de lujo y preponderancia de las fotografías.

En términos editoriales, la exigencia de calidad también subió. La curaduría del contenido se volvió más estricta, con una prioridad enfocada en la creación de “reportajes extraordinarios con autores extraordinarios y grandes fotografías", en palabras de Amador.

“Ahora estamos pensando todo el tiempo en cómo hacer ese periodismo entrañable y trascendente que te haga apropiarte de un objeto físico por mucho tiempo”, dijo. “Ya como un artículo de colección, pues esa revista impresa se comercializa de otra forma”.

La diversificación de sus ingresos jugó un papel fundamental en la nueva etapa de Gatopardo. Actualmente, dijo Amador, la revista se financia principalmente a través de la venta de contenidos pagados, la edición de libros para organizaciones e instituciones públicas y el aporte de aliados financieros que patrocinan proyectos específicos. Aunque en últimas fechas, la producción de contenido audiovisual para empresas se ha convertido en su principal fuente de ingresos.

Cover of narrative journalism magazine Gatopardo. (Photo: Courtesy Gatopardo)

Tras el cambio de administración en Gatopardo, la revista fue repensada como un artículo de colección con papel de mayor calidad, diseño de lujo y preponderancia de las fotografías. (Photo: Cortesía Gatopardo)

Amador atribuye el éxito de ese modelo de negocio a que los productos comerciales que producen cuentan con la misma calidad del contenido de la revista en términos de narrativa, autores y diseño. Pero, sobre todo, a que, aunque los ingresos han aumentado, la revista ha resistido las tentaciones de intentar aumentar el número de integrantes de su equipo y de expandirse a otros públicos.

Actualmente la redacción en Ciudad de México consiste de 15 personas, entre las cuales hay un periodista dedicado a escribir reportajes de largo aliento y dos investigadores que hacen artículos más breves y contenido para redes sociales. No obstante, los propios editores también llegan a escribir sus propios reportajes.

Pero es la red de colaboradores externos que tiene Gatopardo en toda América Latina la que hace el grueso de los reportajes de largo aliento, dijo Amador.

“Los medios reciben estas ayudas económicas y lo que hacen inmediatamente es crecer, o sea, contratar gente. Eso no funciona porque abres otro boquete de dinero”, dijo Amador. “Nosotros decidimos que no, que somos un medio de nicho y no vamos a estar expandiéndonos porque no tiene sentido. No solo es una decisión editorial, sino también financiera”.

Bajo esa lógica, todos los proyectos de Gatopardo están sujetos a un presupuesto establecido a principios de año, el cual lleva un control muy estricto, dijo Amador. A nivel editorial, ese control impacta en los criterios de los editores para seleccionar los reportajes que se producen, de modo que la calidad deseada esté asegurada sin que se vea amenazada la sostenibilidad del medio.

“Uno no está acostumbrado a que te digan ‘no puedes hacer esto porque no puedes gastar’. Pero al final a mí también me sirve porque es un filtro más para aprobar una historia. Es preguntarte ‘¿esta historia vale tanto la pena para que se lleve el 20 por ciento de mi presupuesto?’”, dijo.

Gatopardo está por extender la transformación visual de su producto impreso a su versión digital. El lanzamiento de una versión rediseñada de su sitio web está programada para septiembre de 2024, dijo Amador. Esto, como parte de una campaña de reposicionamiento de marca que busca relanzar la revista en el marco de su 25 aniversario.

También el próximo año la publicación planea estrenar un programa de suscripciones en el que se ofrecerá una experiencia de navegación personalizada en su nuevo sitio web, mientras que el acceso al contenido seguirá siendo gratuito para todos, dijo Amador.

“Lograr la sostenibilidad financiera ha sido un reto, como lo es para todos en esta industria, pero nuestro objetivo no es convertir a Gatopardo en un negocio altamente rentable, sino garantizar la longevidad de un medio de comunicación, manteniendo la calidad y nuestros valores para servir a la sociedad como un lugar para entendernos mejor en una región y un mundo polarizados y cambiantes”, dijo a LJR Alejandro Legorreta, presidente de Gatopardo y de Acacia Capital.

A la conquista de los ‘centennials’

El equipo de Gatopardo está consciente de que contar con una comunidad de lectores afianzada es un factor fundamental para la sostenibilidad del medio. Aunque saben que la revista no es un medio masivo y no pretenden expandirse a otras audiencias, sí están interesados en hacer crecer su público nicho de personas que gustan del periodismo narrativo, sobre todo de las generaciones más jóvenes.

Es por eso que una parte importante de la estrategia de Gatopardo está enfocada en sus plataformas digitales. Amador dijo que este año redoblaron sus esfuerzos en Instagram y TikTok para enganchar al público de la Generación Z.

La estrategia de Gatopardo en Instagram incluye la publicación de las imágenes espectaculares que acompañan a sus reportajes, o incluso fotoensayos no ligados a contenido escrito. Además, el equipo de audiencias tiene por objetivo publicar copies que transmitan suficiente información en sí mismos, pero que a su vez inviten al lector a trasladarse al sitio web.

“No nada más tengo que buscar el like, también te tengo que ofrecer información, te tienes que ir con algún dato”, dijo a LJR Mariano Mangas, editor de audiencias de Gatopardo. “Se hace toda una planeación con el fin de que cuando tu usuario entra a Instagram o a TikTok no nada más se lleva una imagen bonita o un diseño bien trabajado, sino que también se lleve alguna cifra, algún conocimiento, o algo que te aporte valor, para que estos copies te dejen una sensación de ‘quiero leer más’”.

En TikTok Gatopardo publica videos en los que el community manager y la reportera más joven de la redacción hablan sobre temas relevantes o explican los reportajes de la revista con pequeñas pistas de lo que estos abordan.

A decir de las métricas, estas estrategias están funcionando. De acuerdo con Mangas, en el último semestre la revista registró un incremento de 200 por ciento en su número de seguidores en Instagram, además de que sus publicaciones pasaron de tener de entre 30 y 50 interacciones en 2023 a un rango de 500 a mil este año. También, sus números indican que cerca del 30 por ciento del tráfico en el sitio web de Gatopardo viene de Instagram específicamente.

Screenshot of a TikTok video showing a female reporter of Gatopardo magazine talking. (Photo: Screenshot of Gatopardo's TikTok)

Este año, Gatopardo redobló sus esfuerzos en Instagram y TikTok para intentar enganchar al público "centennial". (Foto: Captura de pantalla del TikTok de Gatopardo)

Para el rediseño su sitio, el medio recurrió a expertos en experiencia de usuario para asegurarse de que los lectores pudieran consumir con facilidad las historias de largo aliento que caracterizan a Gatopardo. Reportajes como “La Noche de los Caballos” alcanzan las 10 mil palabras, con tiempos de lectura de más de 40 minutos.

Amador explicó que el nuevo sitio incorporará un tipo de periodismo multimedia en el que fotografías de gran formato juegan un papel preponderante y en el cual las historias están acompañadas de contenido en otros formatos como videos, audios o gráficos.

Para el rediseño de su sitio, Gatopardo realizó una encuesta entre los suscriptores de su newsletter que les dio una idea clara que lo que a su audiencia le gusta y lo que no. Además, han convocado a algunos de sus lectores para participar en pruebas de la nueva página web y para dar sugerencias de contenido.

Amador dijo que los lectores formarán parte importante en la nueva etapa de la revista, ya que participarán como “un editor más”, con constante interacción con la redacción. Inclusive, planean abrir en 2025 un espacio físico de encuentro que estará abierto al público para eventos y conversatorios.

“Nuestra siguiente apuesta tanto ahora para el lanzamiento del sitio como para lo que viene es escuchar a la audiencia”, dijo Amador. “Hemos hecho distintas cosas para afianzar una comunidad porque eso es lo único que puede sostener a un medio de comunicación”.

En la búsqueda de voces locales

Otra importante pieza en el futuro de Gatopardo tiene que ver con el desarrollo de nuevas voces que conformen la nueva generación del periodismo narrativo.

A lo largo de su historia, una gama de autores de gran prestigio han escrito en las páginas de Gatopardo, entre ellos los mexicanos Carlos Fuentes y Lydia Cacho, el colombiano Felipe Restrepo, y los argentinos Martín Caparrós y Leila Guerriero. Esta última es actualmente la editora para América Latina de la revista.

Sin embargo, desde hace tres años Gatopardo ha llevado a cabo diversos esfuerzos para encontrar e impulsar voces locales y promover así una cobertura periodística más justa e inclusiva de regiones remotas de América Latina.

“Durante décadas se ha invisibilizado un montón el trabajo de los periodistas locales y hay un extractivismo consciente, deliberado y muy cínico de parte de muchos periodistas de ir a los estados, extraer la información y regresarse a la ciudad”, dijo Amador. “Creo que esas prácticas tienen mucho que ver con la violencia que sufren los periodistas [locales]. Esta idea de que los grandes cronistas solamente están en la Ciudad de México, salieron de escuelas privadas y estudiaron literatura no es cierta”.

La revista ha implementado una iniciativa en el Caribe y otra en la Península de Yucatán para ayudar a periodistas y fotógrafos de esas regiones a producir historias sobre sus comunidades. En el segundo caso, los periodistas seleccionados recibieron capacitación y seguimiento por parte de editores de Gatopardo, y algunos de ellos han continuado publicando reportajes en la revista.

“El periodismo narrativo no es algo que simplemente hagas así como un talento natural, pero vas trabajando un poquito con ellos, y cuando tienen el talento, salen adelante”, dijo Amador. “Si le apuestas mucho más a este talento joven y a esta mirada mucho más fresca, encuentras historias que nunca vas a ver porque estás en la Ciudad de México”.

Amador dijo que este año planean repetir la experiencia y en un futuro extenderla a otras regiones de México. Esto, con el fin de que en un mismo espacio convivan historias tanto de autores consagrados de América Latina como de periodistas locales nuevos.

“El periodismo narrativo en algún momento se volvió como muy de una élite, digamos, inaccesible”, dijo Amador. “Parecía como que la lista de cronistas capaces de hacer este trabajo era muy chiquita y que tenías que trabajar siempre con ellos, pero también nos viene bien escuchar otras voces. Sabemos que están allá afuera y que solo tenemos que hacer esta chamba de ir a buscarlos”.

Teresa Mioli colaboró en la realización de este artículo

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