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La amenaza que se avecina (y posibles soluciones) para el periodismo latinoamericano financiado por donantes extranjeros

  • Por Francisca Skoknic/Instituto Reuters de Estudios Periodísticos
  • 21 agosto, 2024

*Este artículo fue publicado originalmente por el Instituto Reuters de Estudios Periodísticos y se reproduce aquí con autorización.

En una región asolada por la pobreza, la desigualdad y los ataques a la libertad de prensa, los periodistas latinoamericanos se han aventurado en el periodismo sin ánimo de lucro para defender la democracia.

Entre los medios que producen periodismo galardonado y de gran impacto en la región se encuentran El Faro de El Salvador, fundado en 1998, Ciper de Chile (2007), IDL-Reporteros de Perú y La Silla Vacía de Colombia (2009), Animal Político de México (2010), Agência Pública de Brasil y Plaza Pública de Guatemala (2011), por nombrar algunos.

Sin embargo, la mayoría de los medios no han encontrado un modelo de financiación sostenible. Los ingresos publicitarios son limitados para temas tan controvertidos y las audiencias con menos ingresos tienen dificultades para pagar por las noticias. Esto ha llevado a una excesiva dependencia de fondos extranjeros para financiar su trabajo. Según un estudio de SembraMedia, las subvenciones son la principal fuente de ingresos de las organizaciones sin ánimo de lucro, y representan una media del 63% de sus ingresos.

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Francisca Skoknic comparte los resultados de su proyecto en el Spring Showcase de 2024. (Imagen: Andrew Bailey)

Recopilación de datos

Para evaluar por mí misma la dependencia de los donantes extranjeros de los medios de comunicación independientes de América Latina, analicé 40 medios independientes de 16 países. Me centré en los medios que producen periodismo de interés público, desempeñan un papel importante en sus países y reciben financiación extranjera institucional.

Tras revisar la información sobre financiación publicada por cada uno de estos medios, fue posible identificar 70 fuentes de ingresos diferentes. Entre ellas: fundaciones filantrópicas (Open Society Fundations (OSF), Fundación Ford, Luminate, etc.), empresas privadas (Google, Meta), organizaciones internacionales (UNESCO, PNUD) y entidades vinculadas a gobiernos o partidos políticos (USAID, Fundación Konrad Adenauer, etc.).

A pesar de la variedad de fuentes de ingresos, destacan dos organizaciones: de los 40 medios de comunicación estudiados, 26 recibieron subvenciones de OSF y 13 de la Fundación Ford.

Entre 2016 y 2022, esos 40 medios recibieron más de US 27 millones de dólares de OSF y la Fundación Ford. Aunque la Fundación Ford concedió aproximadamente la mitad de subvenciones que la organización de Soros, sus subvenciones fueron significativamente mayores, lo que significa que la cantidad total donada estuvo casi a la par.

OSF ha sido clave a la hora de conceder subvenciones de creación a nuevos medios y luego fomentar su crecimiento, mientras que Ford tiende a respaldar a los que cuentan con un historial. Ana Joaquina Ruiz, Asociada de Programas para México y Centroamérica de la Fundación Ford, me dijo: “OSF tiene más capacidad de financiar cosas más innovadoras y nosotras (Ford) pues como más conservadoras en financiar cosas que pueden aportar en el largo plazo”.

Un tercer actor importante a tener en cuenta en este ecosistema es Luminate, creada por el fundador de eBay, Pierre Omidyar. Los datos disponibles públicamente muestran que solo ha distribuido 11 subvenciones entre 2016 y 2022 entre los 40 medios que analicé. El tamaño medio de cada subvención fue de US 360.000 dólares, mucho más que la media de las subvenciones de la Fundación Ford (US 240.000 dólares) o del OSF (US 135.000 dólares).

Cabe señalar, sin embargo, que no se han encontrado datos coherentes sobre la duración prevista de cada subvención. Un análisis del importe medio concedido por año podría ofrecer una imagen diferente.

Cambio de estrategias

Los cambios internos en OSF han preocupado a los medios de comunicación de muchos países, no sólo de América Latina. Así lo reconoció Mary Fitzgerald, directora de los programas de periodismo de OSF, al iniciar su intervención en el Festival de Periodismo de Perugia, en abril de este año: “Nombraremos algunos elefantes en la sala. Trabajo para Open Society Foundations, que ha pasado por un largo y doloroso proceso de revisión de su estrategia, que sé que afecta a muchos de ustedes en esta sala…”.

La revisión de la estrategia dio lugar a la congelación de las solicitudes de nuevos fondos y a la distribución de lo que OSF denominó “subvenciones de salida” a los beneficiarios existentes. Internamente, la revisión ha provocado el despido del 40% de su personal. La reorganización ha sido el tema de muchas conversaciones entre los líderes de las redacciones financiadas por la filantropía, que temen que todo esto sean señales de que OSF está abandonando la región.

El director de un medio de comunicación latinoamericano, cuya principal fuente de financiación ha sido OSF durante años, me dijo que su presupuesto para el próximo año sufría un déficit de financiación del 25%. “Están siendo irresponsables. Demasiada gente depende de ellos, no pueden simplemente retirarse del periodismo”, dijo.

La verdad es que OSF no se está retirando exactamente del periodismo, pero la incertidumbre en torno al futuro de uno de los mayores financiadores debería considerarse como un cuento con moraleja sobre los riesgos de un modelo generalizado en la región. Aún no está claro cómo afectarán los cambios a la financiación del periodismo en América Latina, pero es seguro que será diferente de lo que ha sido en las dos últimas décadas y probablemente no incluirá financiación general en todos los ámbitos. “Está por verse”, afirma Susan Valentine, directora de Medios de Comunicación y Expresión de OSF, cuando se le pregunta si seguirán dando financiación básica.

En abril de 2024, Valentine explicó que están pasando de una estructura con programas regionales y temáticos a otra centrada en lo que ellos denominan “oportunidades” en relación con cuestiones globales. Habrá una “oportunidad” relacionada con el periodismo llamada “Medios de comunicación y desinformación”, que está previsto que dure ocho años. OSF aún está trabajando en las cuestiones clave que se abordarán en esta nueva etapa, pero Valentine mencionó temas como el papel de la tecnología emergente (en particular la IA), los modelos de negocio, la participación de la audiencia, la defensa legal, los medios de comunicación en el exilio y algunas innovaciones políticas, como los códigos de negociación relativos a las grandes empresas tecnológicas. “No estamos pensando específicamente en el periodismo de América Latina o África, sino en garantizar que el Sur Global participe en estos debates”, dijo, añadiendo que su plan aún necesita aprobación y que “todavía pueden cambiar muchas cosas”.

Ana Joaquina Ruiz, Asociada de Programas para México y Centroamérica de la Fundación Ford, dijo que en los últimos años han sentido más presión por parte de las organizaciones que buscan subvenciones porque otros financiadores han abandonado la región. “La salida que más hemos sentido es la de OSF”, dijo Ruiz. “Nosotros (Ford) seguimos teniendo el mismo presupuesto, entonces sentimos que se va a terminar complicado el panorama, en el sentido de que algunos medios van a tener que encontrar maneras de financiarse. (...) A título personal también te puedo decir que también creo que sí es cierto que hay donantes que van y vienen de la región, y hay donantes que cambian sus estrategias”.

Investigando las lagunas de oportunidad

No se puede obviar la necesidad de financiación de donantes para sostener el periodismo independiente en América Latina, pero el ejemplo de OSF pone de relieve la necesidad de fuentes de financiación más diversificadas.

En mi proyecto completo, enlazado aquí como PDF, exploro nuevos modelos de financiación de audiencias, financiación universitaria y el potencial de los agregadores de financiación para mitigar algunos de los problemas recurrentes a la hora de atraer donantes locales, al tiempo que proporcionan un amortiguador frente a los cambios en las prioridades de los donantes.

El Fondo Internacional para los Medios de Comunicación de Interés Público (IFPIM) es un ejemplo de este enfoque, ya que en sus dos primeros años de funcionamiento ha recaudado importantes fondos de gobiernos, empresas y organizaciones sin ánimo de lucro. En América Latina, se ha lanzado recientemente en Brasil un agregador nacional de fondos apoyado por el IFPIM y filantropías internacionales, mientras que en Colombia una ONG local está diseñando un fondo que pretende recaudar fondos del gobierno, organizaciones filantrópicas y empresas privadas.

Es demasiado pronto para evaluar si los agregadores van a ser capaces de transformar el ecosistema de financiación en la región, pero al menos en teoría, podrían ayudar a resolver algunas de las deficiencias del modelo actual.

Este proyecto no pretendía encontrar la bala de plata o el modelo de negocio perfecto para el periodismo de interés público en América Latina, sino mostrar los riesgos de las actuales estructuras de financiación y destacar fórmulas que podrían informar un ecosistema más sostenible.

Lo que está claro es que hay muchas personas con talento y organizaciones sinceras que pueden ayudar a que el periodismo de interés público sea más sostenible.

Traducido por Katherine Pennacchio

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