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La violencia en las redes sociales está cambiando las prácticas personales y profesionales de los periodistas, según estudio

Los periodistas latinoamericanos no solo deben lidiar con intimidaciones y violencia en su trabajo diario de calle, cada vez más son también víctimas de ataques y acoso en línea. 

Y aunque esta situación va en aumento, todavía queda mucho por saber sobre cómo reaccionan los periodistas al acoso en línea y cómo lo interiorizan, así como cuáles son las consecuencias para sus rutinas. Los investigadores Summer Harlow,  profesora asociado de periodismo en la Universidad de Houston; Ryan Wallace, doctorando en periodismo en la Universidad de Texas en Austin; y Lourdes Cueva Chacón, profesor adjunto de la Universidad Estatal de San Diego, se dieron la tarea de analizar este problema y le dieron respuesta en la publicación “Digital (In)Security in Latin America: The Dimensions of Social Media Violence against the Press and Journalists’ Coping Strategies” [La (in)seguridad digital en América Latina: Las dimensiones de la violencia en las redes sociales contra la prensa y las estrategias de afrontamiento de los periodistas].

Esta investigación se realizó con el apoyo del Centro Knight y la Universidad de Houston y se publicó el pasado 7 de octubre en Digital Journalism.

“Teniendo en cuenta que los periodistas ya han tenido que desarrollar varios mecanismos y estrategias para responder al acoso fuera de línea, pensamos que sería importante entender si esas estrategias son diferentes o únicas cuando se trata de acoso en línea. En particular, nos centramos en las redes sociales, ya que es donde se practica cada vez más el periodismo, y sabemos que en las redes sociales abundan los trolls, la desinformación y el anonimato, que permiten que se produzca el acoso”, contó a LatAm Journalism Review (LJR) Summer Harlow. 

“Además, queríamos hablar con los periodistas y no limitarnos a contar el número de incidentes de acoso/violencia, por lo que realizamos focus groups [grupos de discusión] con periodistas de toda la región”.

Esta investigación tuvo una muestra de 20 periodistas de América Latina, seleccionados a dedo por ser usuarios activos de redes sociales. 

Participaron específicamente nueve hombres y 11 mujeres de periódicos, emisoras y medios digitales de Argentina, Brasil, Chile, República Dominicana, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Paraguay y Perú. Cada grupo de discusión incluía entre seis y ocho participantes.

“Un estudiante de posgrado nativo de México moderó los tres grupos utilizando el mismo guión. Se preguntó a los participantes sobre su uso de las redes sociales para el periodismo, sobre las políticas de las empresas en materia de redes sociales o las directrices para dirigir su uso, así como sobre los tipos de amenazas y acoso en línea y las reacciones a los mismos”, dice el estudio. 

La investigación solo considera la perspectiva de los periodistas y no se toma en cuenta la visión de otros actores, ya sean políticos o tecnológicos. 

Hallazgos de la investigación

La investigación intentó dar respuesta a dos preguntas. En primer lugar, ¿cuáles son las dimensiones de la violencia en las redes sociales contra los periodistas? Y en segundo lugar, ¿cómo difieren los actores y las estrategias de respuesta a la violencia en las redes sociales contra la prensa a nivel individual, organizacional o industrial?

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La investigadora Summer Harlow es una de las autoras de: La (in)seguridad digital en América Latina: Las dimensiones de la violencia en las redes sociales contra la prensa y las estrategias de afrontamiento de los periodistas. (Foto: Cortesía)

En la primera pregunta los investigadores examinaron las dimensiones de la violencia en las redes sociales, identificándola como 1) personal, 2) orquestada y 3) con consecuencias en el mundo real. Descubrieron que la violencia en las redes sociales a menudo se originaba desde los gobiernos o los ciudadanos de a pie, y que las mujeres y los periodistas LGBT+ eran especialmente objeto de acoso en las redes sociales. Los ataques suelen ser personales atacando las vidas privadas de los periodistas.

La segunda pregunta de investigación reveló que  los periodistas participantes dependían solo de ellos mismos para protegerse de los problemas de salud mental, el estrés o para establecer estrategias para mantener las amenazas de las redes sociales relacionadas con el trabajo separadas de su vida personal. Muchos de ellos eran periodistas autónomos o trabajan en medios de comunicación sin políticas formales de seguridad digital. 

“Las conclusiones de este estudio sugieren que necesitamos un enfoque múltiple de la violencia en las redes sociales, ya que los periodistas no pueden soportar por sí solos la carga de protegerse a sí mismos y a la industria del periodismo en general. Sugerimos que la violencia en las redes sociales debe tomarse tan en serio como la violencia física u offline, ya que la violencia en las redes sociales tiene consecuencias en el mundo real. La violencia en las redes sociales está cambiando las prácticas personales y profesionales de los periodistas, perturbando y aumentando su producción de noticias y su seguridad”, explicó Harlow a LJR.

Harlow también explicó que en el estudio descubrieron que la censura colectiva no procede únicamente de individuos descontentos, sino que forma parte de campañas orquestadas por gobiernos, partidos políticos y partidistas. En el estudio se refieren a estos individuos como “agentes provocadores de las redes sociales”, ya que trabajan en nombre de los gobiernos y los partidos para suscitar la censura colectiva como parte de las campañas orquestadas de acoso y ataque en línea contra los periodistas. Según Harlow, estos agentes provocadores de las redes sociales son actores nuevos o emergentes en el proceso de elaboración de las noticias, que influyen en las prácticas periodísticas y representan una amenaza para la libertad de prensa.

¿Qué sigue?

Los investigadores contaron a LJR que están trabajando en otros estudios a partir de focus groups. En uno de ellos están examinando específicamente las percepciones de los periodistas sobre las políticas de redes sociales de los medios en donde trabajan. 

Una política de redes sociales es un documento que describe la forma en que una organización y sus empleados deben comportarse en línea. Estas políticas, según Harlow, pueden ser importantes para ayudar a proteger a los periodistas de la violencia en redes sociales y muy pocos medios las tienen de manera oficial.

Latinoamérica ya está plagada de violencia física y acoso offline contra la prensa. Pero, la violencia en las redes sociales puede ser potencialmente tan peligrosa como el acoso offline.

“Debemos tomarnos más en serio la violencia en las redes sociales, y las empresas periodísticas no deben limitarse a descartarla. Las consecuencias de la violencia en las redes son similares a las de la violencia fuera de línea, de modo que, aunque las redes sociales representan posibilidades potencialmente positivas para la expresión/participación democrática y una mayor capacidad para que los periodistas se conecten entre sí y con sus audiencias, también representan nuevas formas de acoso y violencia así que los periodistas deben elaborar estrategias únicas para enfrentar”, dijo Harlow. “Esperamos que, al identificar las distintas dimensiones de la violencia en las redes, podamos entender mejor cómo esta está cambiando las prácticas periodísticas y, tal vez, podamos elaborar estrategias para afrontar con éxito la violencia en redes que puedan aplicarse en toda la región”.

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