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Laboratorio de Periodismo Performático explora narrativas innovadoras en la frontera entre el periodismo y el arte

La periodista Alejandra Torrijos migró de su natal Colombia a Argentina hace alrededor de una década. Al poco tiempo de llegar a Buenos Aires, como una forma de contrarrestar el desarraigo que produce la migración, buscó actividades culturales que la remitieran a su país. Fue así como comenzó a acudir a fiestas de salsa.

Poco tardó en darse cuenta que la salsa y otros ritmos afroantillanos que en Colombia se viven como parte inherente de la cultura, en Argentina se experimentan como una reinterpretación “casi hollywoodense” que sintió ajena. Sin embargo, tras buscar un poco más, la periodista dio con varios grupos de migrantes colombianos, venezolanos, peruanos y cubanos que organizaban fiestas de salsa que le resultaban más familiares.

Tras conocer en una de esas fiestas a la fotógrafa argentina Laura Sussini, a Torrijos se le ocurrió que sería buena idea contar las historias de los migrantes que acudían a esos eventos a través de la manera en que estos viven la salsa en Buenos Aires. Primero, lo hicieron desde una aproximación periodística, a través de perfiles y retratos. Pero luego, ese proyecto tomó forma de un performance, al que titularon “Pena y Pachanga”.

People dancing in a salsa party

“Pena y Pachanga” es un performance en el que se cuentan historias de migración y apego melancólico cultural. (Foto: Captura de pantalla del YouTube de Revista Anfibia)

El performance fue desarrollado a partir de la posterior participación de Torrijos y Sussini en la segunda edición del Laboratorio de Periodismo Performático, en 2022, una iniciativa del medio nativo digital argentino Revista Anfibia y la organización cultural con sede en Buenos Aires Casa Sofía que promueve el cruce entre la investigación periodística y las artes como una forma innovadora de contar historias. Durante el Laboratorio, los participantes seleccionados desarrollan paralelamente una investigación periodística y un performance artístico como forma de contarla.

“Los proyectos surgen de duplas que están trabajando juntas: un académico, periodista, o investigador y un artista”, dijo a LatAm Journalism Review (LJR) Julieta Hantouch, directora de Casa Sofía y una de las coordinadoras del proyecto. “Las obras se elaboran en un laboratorio donde se trabaja desde esas dos disciplinas. No es un texto con el que se arma una obra de teatro. Es una investigación periodística en la que se profundiza, a la que se le dan un montón de vueltas y se le entra a través de distintos planos a la información”.

La idea del Laboratorio fue de Cristian Alarcón, director de Revista Anfibia, quien desde años atrás, en la búsqueda de nuevas formas de contar historias, se venía planteando la idea de explorar las fronteras entre el periodismo y el arte y de buscar cómo el periodismo podía expresarse desde una perspectiva artística. Así fue como en 2018, junto con Casa Sofía, lanzaron la convocatoria para una primera edición del Laboratorio de Periodismo Performático.

“En ese Laboratorio se fueron trabajando distintas propuestas y proyectos que traían postulantes, que eran duplas entre el mundo académico, periodístico y el mundo artístico en distintas disciplinas”, dijo Hantouch. “Se fueron trabajando  proyectos o situaciones que tenían que ver con la coyuntura política, social, económica, que se podían poner en escena o cruzar a través de distintas variables, con distintas disciplinas artísticas, desde la danza, el performance, el teatro, el biodrama, la música”.

El Laboratorio consiste de dos meses de talleres y tutorías con Alarcón y con la dramaturga Lorena Vega, durante los cuales se trabajan los temas, las historias y la puesta en escena hasta que se logre un sentido en conjunto. En el caso “Pena y Pachanga”, Torrijos y Sussini escenificaron una fiesta de salsa en la que aparecen personajes a contar sus historias de migración y de su vínculo con la música.

“Son varias personas desde distintas disciplinas trabajando para generar un sentido, que eso es en definitiva lo que se quiere lograr”, dijo Torrijos a LJR. “Hay un trabajo periodístico de base en donde se encuentra una problemática de una parte de la realidad que se quiere mostrar”.

Algunos proyectos de periodismo performático que se estrenaron atados a una coyuntura o momento específico no se volvieron a presentar. Pero otros, como “Pena y Pachanga”, se van actualizando y adaptando conforme se van presentando. La pieza de Torrijos se estrenó en abril de 2022, en un festival con motivo de los 10 años de Revista Anfibia, y se presentó recientemente el 17 de septiembre de este año en Buenos Aires.

“Es como el periodismo, cuando hay algo que sucede en la actualidad que no puede quedarse quieto”, dijo Hantouch. “Otras obras que hablan de temas mucho más sostenibles o universales [...] se han repuesto varias veces. En el caso de ésta [‘Fiesta y Pachanga’], que tiene que ver con la migración, le pasa particularmente eso, que todo el tiempo migra, su contenido migra”.

Entre los temas de otras piezas performáticas derivadas del Laboratorio están las maternidades, la transición de género, el femicidio, la big data, la discriminación de  mujeres en el futbol, entre otros.

Algo más que arte basado en hechos reales

El periodismo performático no se trata de escenificaciones basadas en hechos verídicos o adaptaciones escénicas de investigaciones periodísticas. Tiene que ver con una investigación periodística o académica que se cruza con una disciplina artística desde la cual surgen distintas preguntas que le dan forma a una propuesta de narración performática, explicó Hantouch.

“Es un trabajo que se hace de manera conjunta con personas que vienen de distintas disciplinas y con asesoramientos, como si fueran también curadores de cada una de esas ramas, que van acompañando ese proceso tanto desde el periodismo y la investigación como desde la parte artística. Entonces ahí es donde se da ese cruce”, dijo.

Aunque la pieza de Torrijos tiene origen en una historia personal, la investigación periodística le agrega un sentido colectivo que se ve reflejado en el performance, al tener a personas con historias similares contando un fenómeno cultural y social como lo es la migración y el apego melancólico a su cultura.

Colombian journalist Alejandra Torrijos and Argentinian photographer Laura Sussini

La periodista Alejandra Torrijos y la fotógrafa Laura Sussini fueron seleccionadas para la segunda edición del Laboratorio de Periodismo Performático. (Foto: Captura de pantalla del YouTube de Revista Anfibia)

“Ese sentido colectivo se logra con el periodismo narrativo que encuentra una capa de lectura profunda”, dijo Torrijos. “Eso es lo que hace Anfibia con sus textos: poder tener un análisis y una capa de sentido profundo en el hecho. Y ese hecho con un sentido profundo después se encuentra en escena unas herramientas para contar lo que hay”.

Explorar la frontera entre el periodismo y el arte permite aprovechar el componente emocional de éste último para apelar a la emocionalidad, los recuerdos y las sensaciones del espectador, dijo Hantouch. Para ella, las piezas del Laboratorio tienen que ver con lo que provoca el arte, y con lo que éste y el periodismo tienen para aportar a las noticias o a la coyuntura actual.

El periodismo performático permite también ampliar el alcance de las investigaciones periodísticas a audiencias que naturalmente no las consumirían. Hantouch puso el ejemplo de la pieza “La revolución y algo rico para el postre”, que habla de los vínculos entre madres e hijas y que fue desarrollada en el Laboratorio por la socióloga experta en cuidados Eleonor Faur y su hija, la actriz y especialista en videoarte Ana Minujin.

“Puedes leer una nota [informativa] o puedes ir a ver un performance que te moviliza desde un montón de otros lugares”, dijo Hantouch. “[...] Que una especialista súper reconocida en investigación sobre políticas de cuidado tenga la posibilidad de hablar de eso y decirlo a través de un formato distinto, y que pueda llegar a muchas más personas que las personas académicas que investigan sobre eso, definitivamente es un alcance mucho más amplio”.

Aunque no todas las piezas del Laboratorio ponen al periodista autor en escena contando su historia, en la mayoría de los casos éste siempre participa de manera protagónica. Eso contrasta con lo que aprenden los periodistas en su formación profesional, sobre que la primera persona generalmente debe evitarse y que nunca deben ser protagonistas de la nota.

No obstante, parte de la noción de cruzar los límites del periodismo consiste en explorar casos en los que el protagonismo del periodista y la narración en primera persona estén justificados y contribuyan al sentido que el autor quiere dar a su pieza, de acuerdo con Torrijos.

“En el periodismo narrativo, la primera persona está satanizada, pero si tú revisas a [la periodista peruana] Gabriela Wiener, a [la escritora colombiana] Margarita García Robayo, ahí hay otra manera de hacer periodismo en primera persona y que sigue siendo periodístico”, dijo. “Como dice también [la periodista argentina] Leila Guerriero en algún punto, si está la primera persona es porque lo amerita la historia. Creo que en este tipo de periodismo, se aplica esto del periodismo en primera persona, lo hace necesario”.

Torrijos y Hantouch están conscientes que, como muchas innovaciones en el periodismo, existe una resistencia inicial, sobre todo cuando se trata de propuestas tan diferentes a lo que existe en la industria periodística tradicional. Sin embargo, consideran que la propuesta del Laboratorio responde a la exigencia de las audiencias de nuevos formatos y de la pregunta de a dónde va el periodismo, que ha estado presente a lo largo de la historia de Revista Anfibia.

“Si bien [el performance] es algo que está sucediendo en otros ámbitos, como en el podcast, no deja de ser algo súper novedoso y algo que está empezando a pasar”, dijo Hantouch. “Necesariamente va de la mano de la crisis del periodismo, de los medios más tradicionales, de repensar formatos tradicionales que no son sostenibles”.

Para entender el periodismo performático, de acuerdo con Torrijos, ayuda pensarlo como una extensión del periodismo narrativo o de largo aliento, en el que hay espacio para encontrar escenas, voces y tonos específicos como una manera de narrar que es diferente a la de la nota diaria.

“[El periodismo narrativo] es la base que me permite encontrar el tono o la manera en la que quiero contar una historia y que después hay todas unas personas más expertas en narración en vivo o en encontrar la manera de contar esa escena en vivo, que le dan sentido”, dijo.

Two individuals performing on stage.

“Yo Elijo mi Nombre” es el performance de la periodista Ivanna Soto, sobre la transición de género del músico invidente Eric Roman Montenegro. (Foto: Captura de pantalla del YouTube de Revista Anfibia)

El Laboratorio no es todavía un proyecto sostenible financieramente, de acuerdo con Hantouch. Hasta ahora, se ha podido producir nueve performances en dos ediciones de la iniciativa en Argentina gracias al apoyo de organizaciones como la Universidad Nacional de San Martín, el laboratorio de experimentación Cronos, el Centro Artístico Fundación Proa y la plataforma de promoción de arte La Bienal.

No obstante, el proyecto ha llamado la atención más allá de las fronteras argentinas y ya tuvo ediciones en Chileen Colombia.

“No es hoy algo sostenible por sí mismo, ni que genere ganancias, pero sí es algo que empieza a ser cada vez mejor recibido y más demandado también en las mismas organizaciones periodísticas que buscan financiar discusiones que tienen que ver con el futuro y el sostenimiento de la democracia, o con los formatos periodísticos. Es algo que empieza también a ser notorio”, dijo Hantouch.

Las piezas de las primeras dos ediciones del Laboratorio se siguen presentando en festivales artísticos. Este año, además de “Pena y Pachanga”, también se han exhibido “La revolución y algo rico para el postre” y “Yo elijo mi nombre”, esta última de la periodista Ivanna Soto, sobre la transición de género del músico invidente Eric Roman Montenegro.

Aunque no hay planes de una tercera edición del Laboratorio, para el próximo año se está preparando un performance que será protagonizado por el propio Alarcón y que tendrá como punto de partida una investigación periodística sobre las terapias de conversión con testosterona.

“Ahora estamos creando una nueva obra donde Cristian Alarcón es el protagonista, y donde aquello que se piensa en términos más artísticos, teatrales, performáticos está absolutamente atravesado por una investigación periodística que está sucediendo a la vez y se alimenta y se retroalimenta”, dijo Hantouch. “[...] No es una investigación periodística que se pone en escena de alguna manera, es algo que surge en conjunto y eso me parece que es clave”.

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