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Los apagones agravan el bloqueo informativo para periodistas independientes cubanos

Los cortes de electricidad, algunos de los cuales duran hasta varios días, han afectado a Cuba desde el año pasado, intensificándose en frecuencia desde septiembre de 2025.

Además de perturbar la vida cotidiana, para los periodistas que trabajan en la isla y los medios independientes que operan exclusivamente online, han profundizado el bloqueo informativo y se suman a las restricciones impuestas por el Estado.

“En estos momentos los apagones afectan el trabajo del diario 14ymedio tanto como la represión”, dijo a LatAm Journalism Review (LJR) la periodista Yoani Sánchez, directora del medio digital.

La pérdida de energía eléctrica conlleva la pérdida de la conectividad a internet, lo que afecta a todo, desde la comunicación con las fuentes hasta la propia capacidad de actualizar y acceder a los sitios web.

Además, estos cortes están afectando a la salud física y mental de los periodistas cubanos.

Y en un país donde las protestas se criminalizan con frecuencia, hablar abiertamente sobre la crisis energética ha llevado incluso a detenciones.

Yoani Sánchez, director of the digital outlet 14ymedio

“En estos momentos los apagones afectan el trabajo del diario 14ymedio tanto como la represión”, dijo a LJR la periodista Yoani Sánchez. (Foto: Cortesía)

 

Apagones agravan aislamiento de medios independientes

En un nivel básico, Sánchez dijo que el corte de energía tiene un impacto muy negativo en la navegación web dentro de Cuba, donde alrededor de 7.8 millones de personas utilizaban internet a principios de 2025.

“La mayoría de las antenas de telecomunicaciones del monopolio estatal Etecsa no cuenta con baterías que las mantengan funcionando cuando no hay energía”, dijo ella.

El resultado, agregó Sánchez, es una doble desconexión: sin electricidad ni señal, los reporteros pierden contacto con sus fuentes y no pueden publicar ni actualizar contenido en línea. 

“Con la llegada del apagón llega también la desconexión, lo que daña no solo el trabajo de publicar contenido en internet sino el contacto con fuentes en las provincias o al interior de pequeñas comunidades”, dijo Sánchez.

La crisis energética también paraliza instituciones y ministerios, lo que limita el acceso a información oficial y retrasa gestiones necesarias para la verificación de datos o la realización de trámites burocráticos, dijo ella.

El medio digital Cubanet, con sede en Miami, también ha visto afectada sus operaciones debido a los apagones en la isla. Claudia Padrón, editora en jefe del medio, dijo a LJR que una de las mayores dificultades que están teniendo es poder proporcionar equipos —computadoras, teléfonos— actualizados a sus casi 30 colaboradores dentro de Cuba. 

“En muchos casos nuestros colaboradores trabajan con computadoras antiguas que tienen que estar conectadas a la corriente eléctrica para funcionar”, dijo Padrón. “Lamentablemente el medio no tiene los recursos para reponer todos los equipos o que los equipos de todos nuestros colaboradores en la isla sean nuevos y  tengan batería extra”.

Además, las visitas al sitio web de Cubanet han ido decreciendo en la medida en que han aumentado los apagones. 

“Inclusive estuvimos revisando si había alguna falla en el sitio web porque aunque tenemos años bloqueados en Cuba usamos sitios espejos desde donde las personas en la isla pueden entrar”, dijo Padrón. 

El director de Diario de Cuba, Pablo Díaz, explicó que el medio también ha sufrido una disminución del tráfico web desde la isla, así como dificultades para la edición y envío de materiales audiovisuales.

“En primer lugar los cortes eléctricos afectan muchísimo la conectividad; el tráfico desde Cuba ha caído en el último mes, y lo relacionamos directamente con los apagones”, dijo Díaz a LJR.

“También nos preocupa que a veces perdemos contacto con nuestros periodistas porque se quedan sin batería o sin conexión, lo cual es especialmente grave porque son personas en situación de riesgo”, agregó. “Todo el trabajo se ve condicionado por estas interrupciones permanentes de electricidad”.

Adelth Bonne, un periodista quien hace videos en directo para Cubanet, explicó que los cortes de luz afectan su trabajo reporteril de forma diaria.  

“Necesito de un internet fuerte y de una buena iluminación cuando estoy transmitiendo. Gracias a los apagones he tenido que bajar la frecuencia de los videos”, dijo a LJR.

Los apagones incluso provocaron un susto en su casa a principios de este mes.

“En la mañana del 5 de octubre, luego de unas seis veces en las que quitaban y ponían la luz —en un intervalo de 15 minutos— hubo un cortocircuito en mi cocina y ocurrió un incendio bastante fuerte”, dijo Bonne. “Si los vecinos no me despiertan y yo no llego a estar aquí, pues hubiera perdido la casa completa”.

En varias provincias del oriente de la isla, como Santiago de Cuba y Holguín, los cortes eléctricos pueden llegar hasta las 20 horas diarias, mientras que en La Habana suelen extenderse por unas ocho horas al día, incluyendo noches y madrugadas. Incluso se han registrado apagones consecutivos de varios días. 

Adelth Bonne, a journalist who makes live videos for Cubanet

Adelth Bonne, un periodista quien hace videos en directo para Cubanet, explicó que los cortes de luz afectan su trabajo reporteril de forma diaria.  (Foto: Cortesía)

Según las investigaciones y el análisis del especialista Jorge Piñon, colaborador sénior del Instituto de Energía de la Universidad de Texas en Austin, la actual crisis energética en Cuba responde a un colapso técnico del sistema termoeléctrico nacional, compuesto en su mayoría por equipos soviéticos de más de 40 años de antigüedad que han recibido muy poco mantenimiento operativo y de capital. 

Durante décadas, dijo Piñon, los presupuestos del Estado se destinaron prioritariamente a la construcción de infraestructura turística en lugar de a la modernización del sistema eléctrico. Según sus estimaciones, el país necesitaría entre 5.000 y 8.000 millones de dólares estadounidenses y al menos tres a cinco años para recapitalizar el sector. 

“Lamentablemente, Cuba no tiene ni el tiempo ni el dinero”, dijo a LJR.

 

Criminalización de la protesta

El régimen cubano restringe activamente la libertad de expresión en la isla, penalizando las protestas públicas para exigir mejoras en el suministro energético.

José Gabriel Barrenechea, reportero de 14ymedio, está detenido desde noviembre de 2024 por participar en una protesta pacífica en la provincia de Villa Clara, en la región central de Cuba. 

“Su único delito fue acompañar a sus vecinos, sin ninguna acción violenta, en sus reclamos para que se restableciera el suministro eléctrico”, dijo Sánchez. “Reportar sobre cacerolazos, consignas gritadas en medio de la oscuridad y personas detenidas por exigir que ‘pongan la corriente’ se hace más peligroso”. 

El Observatorio Cubano de Derechos Humanos reportó en sus redes sociales que el juicio contra Barrenechea concluyó el pasado 24 de septiembre y que la defensa había presentado numerosos testigos que confirmaron el carácter no violento de la protesta, frente a la acusación sostenida por la fiscalía que pide seis años de cárcel. 

 

Secuelas físicas y psicológicas

Los prolongados cortes eléctricos no solo interrumpen las rutinas domésticas y laborales, sino que también dejan huellas en la salud física y mental de los periodistas cubanos. 

“El estrés es constante porque prácticamente no da tiempo a hacer nada en el hogar, malamente cocinar y luego comerse fría la comida”, dijo a LJR la periodista independiente Inalkis Rodríguez. “Día tras día es lo mismo y las noches son eternas porque hay calor y mosquitos, al día siguiente suena la alarma bien tempranito y con la mala noche toca levantarme y preparar a la niña para que vaya a la escuela”.

LJR conversó con otros periodistas independientes en la isla, quienes prefirieron no dar sus nombres por seguridad, y la queja principal era el agotamiento por no poder dormir bien durante las noches, y el aumento de la inseguridad producto al estado de oscuridad en las calles.

Cuando las luminarias no funcionan, se reduce dramáticamente la visibilidad, lo que facilita delitos como robos, asaltos y agresiones. Un reciente informe del Observatorio Cubano de Auditoría Ciudadana documentó una “escalada delictiva sin precedentes” durante los primeros seis meses de 2025, con un promedio de 7,3 delitos diarios y un marcado incremento en robos y hurtos de ganado, entre otros.

“Es muy, muy difícil tratar de sobrevivir y trabajar en Cuba”, dijo Rodriguez. “La vida se nos va intentando respirar”.

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