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“Los periodistas evitan ser críticos con el Tribunal Supremo porque temen sufrir consecuencias”: 5 Preguntas para Rubens Valente de Brasil

El periodista brasileño Rubens Valente tuvo un vuelco en su vida tras la publicación de su libro “Operación Banquero: las pruebas secretas del caso Satiagraha” en 2014, sobre la breve detención del banquero Daniel Dantas. Citado como personaje importante en uno de los capítulos del libro, el magistrado del Supremo Tribunal Federal de Brasil (STF) Gilmar Mendes demandó a Valente por daño moral. El periodista fue condenado a pagar una indemnización del equivalente a 70 mil dólares estadounidenses.

“Hubo un efecto que provocó la peor censura de todas: la autocensura. Varios temas sobre el STF dejaron de ser escritos e investigados críticamente porque los periodistas temían las consecuencias”, dijo Valente.

Cinco Perguntas para Rubens Valente

Después de sufrir un duro golpe en su vida personal, profesional y financiera, el exreportero de Folha de S.Paulo y UOL recibió el apoyo de una red de solidaridad, que organizó una “vaquita” virtual [campaña de recaudación] para pagar la indemnización. A punto de completar el pago, Valente ha llevado su caso a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) para que el episodio sirva de advertencia.

LatAm Journalism Review (LJR) invitó a Valente a participar en su sección “5 Preguntas”. En esta entrevista, el periodista habla de las consecuencias de la condena, la pérdida de credibilidad del Poder Judicial y del simbolismo del episodio para la libertad de prensa en Brasil.

(*Esta entrevista ha sido editada por razones de extensión y claridad)

LJR: ¿Cuál es el impacto de la condena en su vida personal y profesional?

Rubens Valente (RV): Llevo ocho años con este proceso, agotando mi atención y horas de trabajo ayudando a mi abogado, he tenido noches de insomnio, la sensación de que mi patrimonio se dilapidaría en pocos días. La cantidad corresponde a todo lo que recibí de indemnización por despido laboral tras 21 años de trabajo en Folha de S.Paulo, que sería una especie de colchón para mi jubilación. También se produjo el efecto de una profunda desconfianza en el poder judicial.

Y es esa desconfianza la que provoca incluso una crisis personal. Lo ocurrido desmonta todo lo que aprendí como periodista. Hemos aprendido que si no te equivocas, no cometes un error material grave y no utilizas un insulto grave, no serás condenado, porque estás protegido por la libertad de expresión y de prensa y por el derecho a la información. Estoy convencido de que no me he equivocado, de que nunca ofendí a nadie, y sin embargo fui condenado. A partir de ahora, no tengo ninguna seguridad jurídica para trabajar.

Así que me acojo una vez más a la sentencia del juez de primera instancia, que declaró: “no hay contenido falso en el libro. No hay ofensa” [en primera instancia, Valente fue absuelto]. De hecho, él llega a escribir: “es una obra con pocos adjetivos”. En mi opinión, al hacer una narración objetiva de los hechos, no podía ser condenado. Revisamos el libro 12 veces. Sabíamos que estábamos tratando con gente muy poderosa de la República y que no podíamos cometer errores, y somos conscientes de que no lo hicimos.

Considero que [mi condena] es un mensaje directo no sólo del magistrado Gilmar Mendes, sino del Supremo Tribunal Federal, a todos los periodistas, en el siguiente sentido: tienen un límite, que es decir cosas que no nos gustan.

LJR: Después de la decisión del tribunal, ¿cómo intentó usted tratar los temas relacionados con el magistrado Gilmar Mendes y el STF?

RV: Dejé de hacer cualquier investigación periodística referida al magistrado Gilmar Mendes. A lo largo de ocho años se me acercaron personas que habían leído mi libro y tenían información que me permitiría desarrollar una investigación periodística sobre diversos aspectos de su carrera, como las decisiones que tomó y sus relaciones con los abogados. Algunos de ellos tenían documentos.

Para no ser acusado de utilizar mi posición de reportero, en Folha de S.Paulo y UOL, como venganza o algo por el estilo, me tuve que abstener de hacer cualquier reportaje sobre él. Vivo en Brasilia desde hace 12 años. Una de las áreas que me interesaban era el Supremo Tribunal Federal, y después de este proceso disminuí esta cobertura, porque Gilmar Mendes tiene una posición de gran influencia en el tribunal.

Hay otro coste que no es sólo mío, sino de toda la prensa. Hubo un efecto disuasorio, inhibidor, que no es tangible. Y eso ha provocado la peor censura de todas: la autocensura. Varios temas sobre el STF ya no se escriben ni se investigan críticamente porque los periodistas temen las consecuencias, y se encuentran en la delicada posición de cubrir críticamente un tribunal que tendrá la última palabra sobre un posible caso contra él.

LJR: ¿Qué espera de la consideración del caso por parte de la OEA? ¿Hay alguna esperanza de revertir la situación?

RV: Presentamos la solicitud en diciembre de 2021. Me representan Abraji, Media Defence - una organización no gubernamental de Londres que actualmente actúa en más de 50 casos, en todo el mundo, de periodistas víctimas de demandas - y Robert F. Kennedy Human Rights, de Washington, DC.

​​Como mi caso se agravó, en marzo los abogados organizaron una audiencia en la OEA, y fui a la CIDH en Washington. Las organizaciones pagaron el boleto de avión, el hotel y la comida. Allí hablé con los responsables de la libertad de expresión, y dije que era la primera vez que me sentaba delante de una persona, en cualquier instancia, para hablar de mi caso. Es uno de los fundamentos de nuestra solicitud, que se ha ofendido el derecho al procedimiento contradictorio. Me gustaría que un perito experto en portugués y literatura analizara mi libro, porque el magistrado dice una cosa, yo digo otra, un juez me absolvió [en primera instancia], otro juez me condenó. La única salida es una revisión técnica de un experto externo.

Si la CIDH decide remitir mi denuncia a la Corte, tiene un efecto político simbólico, pero no práctico. Puede decirle al gobierno brasileño que encontró problemas graves que afectaron el derecho a una defensa completa. No revierte la decisión, pero queda como advertencia, y eso es lo que buscamos.

El Poder Judicial, cuando un magistrado alega algo sobre alguien, tiene que rodearse de otras pruebas, evidencias, pericias, hechos concretos. De lo contrario, será la palabra de una persona contra la de otra. La palabra de los magistrados, que son colegas del magistrado.

LJR: Después de que el presidente Jair Bolsonaro amenazara a un reportero con agredirlo en 2020, Gilmar Mendes afirmó que “es inadmisible censurar a los periodistas por la mera insatisfacción con el contenido que se transmite”. En el programa “Roda Viva” de TV Cultura, en 2019, Mendes se declaró “fanático empedernido” y “defensor” de la libertad de prensa. ¿Cree que el magistrado se contradice al pedir una indemnización por daños morales por el contenido expuesto en su libro?

RV: Con el tiempo, Gilmar Mendes ha ido reescribiendo y reposicionando su figura en el panorama nacional. En los últimos años se ha presentado como un gran defensor de la libertad de prensa, pero sabemos que hace unos años presentó más de una docena de demandas contra periodistas y organizaciones de prensa.

Una de las razones por las que Gilmar Mendes aparece en mi libro como un personaje importante es que, en su momento, había realizado numerosos ataques al Ejecutivo brasileño. Puso en duda al Ejecutivo, diciendo que hubo escuchas telefónicas contra magistrados del Tribunal Supremo, que nunca se encontraron. El discurso que va alterando y remodelando tal vez tranquilice su consciencia, pero no borra lo ocurrido poco antes.

El magistrado también tuvo, en todo momento, la posibilidad de llegar a un acuerdo con las partes en mi caso. Podría llamarnos y decir que aceptaría 100 mil reales [US $20.400], sin corrección monetaria, pero no lo hizo [Nota editorial: el valor de la reparación original fue corregido o ajustado en los ocho años del proceso de acuerdo con la inflación]. Incluso le pedimos que la deuda se pagara a plazos, y tampoco aceptó. Posteriormente, el editor del libro inició conversaciones con el abogado de Gilmar Mendes, que tampoco dieron lugar a nada.

Condenação de Rubens Valente em processo por danos morais movido pelo ministro do STF Gilmar Mendes gerou enxurrada de doações para ajudar o jornalista a pagara idenização. “Foi uma espécie de velório em vida,” disse Valente.

La condena de Rubens Valente en una demanda por daño moral presentada por el magistrado del Supremo Tribunal Federal Gilmar Mendes ha generado una avalancha de donaciones para ayudar al periodista a pagar la indemnización. “Fue una especie de funeral en vida”, dijo. (Foto: Bruno Santos)

 

 

LJR: Mirando hacia atrás, ¿vale la pena toda la carrera que ha desarrollado y el libro que ha escrito? ¿Se arrepiente de haber publicado ese libro?

RV: No me arrepiento ni de una coma, ni de nada de lo que he hecho. El periodismo me ha traído las mejores cosas que he experimentado en mi vida. El periodismo me llevó a esta condena, pero por otro lado me permitió ver toda esta solidaridad. Volvería a escribir lo que está escrito porque tenemos la convicción de que no hubo ningún error.

Si tenía alguna duda sobre el periodismo, se acabó en la “vaquita” que se inició para pagar esta deuda. Mis redes sociales se inundaron, más de 2.400 personas ayudaron con dinero, además de innumerables mensajes, correos electrónicos de apoyo, agradecimiento y ánimo. Aunque tenemos alguna idea de lo que hemos hecho durante nuestra vida, la “vaquita” me permitió escalar todo de una manera muy rápida y directa. Era una especie de funeral en vida. Ahora sé lo que pasaría si me voy. Sé quién enviará flores, e incluso sé quién lo celebrará, que afortunadamente es la minoría.

Los aportes alcanzaron el 92 por ciento del objetivo, lo cual es una cifra increíble, con la que no podría haber soñado. Hubo contribuciones de 5 y 10 reales (US 1 y 2 dólares), lo que me emocionó mucho, porque la gente dio lo que podía dar, así como cantidades más generosas. Esta cantidad era suficiente para saldar la deuda que tenía el editor, porque yo pensaba que ya había pagado mi parte. Ahora me quedan unos 26 mil reales (US $5.500) por pagar.

Tuve la suerte y el acierto de contar con esta red de solidaridad. Pero muchos no cuentan ni contarán con algo así. Sabemos de colegas encarcelados por el ejercicio del periodismo. Si Brasil cree realmente que la prensa y el trabajo periodístico son un pilar de la democracia, tiene que tomar medidas concretas para garantizar ese pilar, y no limitarse a apoyar el periodismo de dientes para afuera. Necesitamos medidas concretas. Uno de los pasos concretos es la revisión de la metodología de una acción promovida por un juez.

No es algo que vaya a cambiar de la noche a la mañana, pero espero que mi caso sirva de reflexión y ejemplo sobre lo que está pasando, que afecta a todos los sectores de la judicatura. Y la salida también tiene que venir de ahí, pero no sé si están dispuestos a iniciar esta reflexión.

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