La impunidad en los asesinatos de periodistas siempre ha sido un problema en la mayoría de los países de América Latina.
Los primeros pasos, como el hallazgo de los responsables y el determinar los motivos, son especialmente difíciles en Honduras, un país con la más alta tasa de homicidio del mundo y en donde, según la organización con sede en París Reporteros Sin Fronteras (RSF), “la impunidad es la regla”.
En las últimas dos semanas, varios periodistas del país centroamericano han sido asesinados y no hay una clara explicación sobre quién los mató o por qué.
El 4 de julio, dos personas en una motocicleta dispararon al menos en 29 oportunidades en contra del auto de Joel Aquiles Torres, de 48 años y propietario de una estación de televisión hondureña, mientras viajaba por el municipio de Taulabé, de acuerdo con la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP). Torres era dueño del Canal 67 y accionista de una compañía de televisión por cable.
En el departamento de Copán, en la frontera con Guatemala, el camarógrafo del Canal 13 Deibi Adalí Rodríguez fue asesinado cerca de su casa el 28 de junio. El asesinato tuvo lugar en medio de una jornada de protestas contra la corrupción en Honduras, según el Comité por la Libertad Expresión (C-Libre).
Días antes, el 25 de junio, dos hombres mataron a Jacobo Montoya Ramírez, de 52 años, en su casa en el municipio de Copán Ruinas. Algunas organizaciones han dicho Montoya Ramírez era un periodista de radio y televisión, mientras que otros medios dijeron que era el hermano de dos periodistas.
En la costa norte de Honduras, el periodista de Canal Teleport y activista LGTBI Juan Carlos Cruz Andara fue encontrado muerto con múltiples heridas de arma blanca en su casa de Puerto Cortés el 22 de junio. En febrero, había recibido una amenaza de muerte anónima la cual había sido reportada a la policía, informó el diario La Prensa.
Posiblemente destacando las dificultades para obtener información precisa y determinar los motivos detrás de los asesinatos, las diferentes organizaciones de defensa han decidido informar sobre estos o deciden omitir los nombres de algunas de las víctimas antes mencionadas. Además, cada organización tiene sus propios criterios para determinar si un asesinato está relacionado con el trabajo de la víctima como periodista. Algunas organizaciones también tienen en cuenta todos los trabajadores de la prensa, mientras que otros informan sólo los casos de periodistas.
La SIP pidió recientemente a las autoridades a investigar los asesinatos de Torres, Rodríguez y Cruz Andara, pero no mencionó a Montoya Ramírez. La organización también pidió que se investiguen los recientes asesinatos de periodistas en México, en donde recientemente tres periodistas fueron asesinados en el lapso de una semana.
Claudio Paolillo, presidente de la Comisión de Libertad de Prensa e Información de la SIP, dijo que el nivel de violencia en algunos países de la región hace difícil decir si los ataques contra periodistas se producen debido a su trabajo.
RSF condenó la reciente violencia e informó sobre el asesinato de Torres, Montoya Ramírez y Cruz Andara, pero no mencionó a Rodríguez.
La organización dijo que “Honduras fue uno de los países más mortíferos para los periodistas en 2014” en América Latina después de México, Colombia y Brasil.
A principio de este año, el 23 de febrero, el periodista de Rabio Globo Erick Arriaga fue asesinado. Como en su momento reportó el Centro Knight para el Periodismo en las Américas, las autoridades relacionaron su muerte con la operación de bandas criminales en la zona y no con su trabajo como periodista, sin embargo algunas organizaciones rechazaron dicha versión.
En mayo, el periódico hondureño Tiempo publicó una editorial en el que destacó los desafíos que enfrentan los periodistas del país.
“Somos conscientes de las dificultades existentes, de un tiempo acá exacerbadas, para actuar en libertad. La amenaza – velada y abierta –, la persecución, las represalias, el asesinato, se ciernen sobre los comunicadores sociales y los medios que no se someten al dictado de aquellos interesados en abatir la libertad de expresión. Pero la magnitud del desafío es, en la profesión periodística, el mayor aliciente para hacer valer su vocación y su voto de servicio a la sociedad”.
Ese mismo mes, RSF publicó un informe que detalló cómo los periodistas de Radio Globo y Globo TV trabajan en medio de asesinatos, amenazas, secuestros, acoso, bloqueo de información, demandas por difamación, cierres de radio y los recortes en la publicidad oficial desde el golpe de estado 2009.
En su Informe Mundial 2015 Human Rights Watch (HRW) dijo sobre Honduras que “[l]os periodistas y los activistas campesinos son particularmente vulnerables a la violencia, pero el gobierno por lo general no juzga a los responsables ni brinda protección a quienes se encuentran en riesgo.
HRW citó estadísticas del Comisionado Nacional de los Derechos Humanos (CONADEH) las cuales señalan que más de 30 periodistas han sido asesinados desde 2009.
Nota del editor: Esta historia fue publicada originalmente en el blog Periodismo en las Américas del Centro Knight, el predecesor de LatAm Journalism Review.