Un reportero gráfico fue ejecutado a tiros la noche del domingo 14 de abril en la ciudad de Coronel Fabriciano, Minas Gerais, de acuerdo con el diario Estado de Minas. Walgney Assis Carvalho, de 43 años, se desempeñaba como fotógrafo freelance del Jornal Vale do Aço, el mismo medio en el que trabajaba el reportero Rodrigo Neta, asesinado hace 37 días en la misma región de Minas. Ambos trabajaban en el cubrimiento de asuntos policiales y eran conocidos por denunciar crímenes que involucran a la policía. Con este caso, se eleva a cuatro el número de periodistas brasileños asesinados desde comienzos del 2013.
Carvalho se encontraba en un barco pesquero que solía frecuentar, cuando un hombre encapuchado se le acercó y le disparó a quemarropa en tres ocasiones. Según el sitio web del diario Vale do Aço, el fotógrafo falleció en el lugar de los hechos.
Testigos que presenciaron el crimen le dijeron a la policía militar que se percataron del movimiento de un hombre que estuvo alrededor del barco durante toda la noche. Después del crimen, el sujeto salió del lugar y escapó en una motocicleta, informó el portal Terra.
El diputado Durval Ângelo, presidente de la Comisión de Derechos Humanos de Minas Gerais, afirmó en su cuenta de Twitter que el reportero gráfico pudo haber sido ejecutado por tener información sobre los posibles autores del crimen de Rodrigo Neto. La policía aún no se ha pronunciado sobre esta hipótesis, informó G1.
Hace una semana, profesionales de la prensa y amigos de Neto exigieron que se investigara el caso, el cual continúa sin resolverse.
Impunidad
Las dos muertes en poco más de un mes encendieron el debate sobre la impunidad en crímenes contra periodistas en Brasil. En este sentido, el país es el tercero del continente, según Carlos Lauria, coordinador senior del programa de las Américas del Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ).
Marcelo Moreira, presidente de Abraji y representante del Instituto Internacional para la Seguridad de la Prensa (INSI) seccional Brasil, alertó que la falta de castigos para estos crímenes puede alimentar la autocensura. "Cuando se mata a un periodista, se está perjudicando la libertad de expresión. Y si estos casos se repiten y la sensación de impunidad aumenta, ello genera una reacción negativa en los periodistas, quienes quedan con miedo de escribir porque saben que no estarán protegidos", dijo en una conversación con el Centro Knight.
Después de la muerte de Walgney, el profesional que reemplazó a Rodrigo Neto renunció al puesto en el diario Vale do Aço, según un reporte de Abraji.
"Tenemos que fortalecer la campaña contra la impunidad. No percibimos una red de solidaridad entre los mismos periodistas brasileños. Ya es hora que la Asociación Nacional de Diarios (ANJ), Fenaj, Abraji y otras instituciones relacionadas con los medios, creen una organización para pensar en cómo garantizar la seguridad de los periodistas", añadió, citando a la INSI como ejemplo en Europa.
En febrero, el Instituto Internacional de Prensa (IPI, por sus siglas en Inglés) emitió un comunicado llamando la atención sobre el problema e instando al congreso brasileño a aprobar el proyecto de ley que federaliza la investigación de este tipo de crímenes. La propuesta no es un consenso entre organizaciones defensoras de la liberta de prensa en Brasil.
Nota del editor: Esta historia fue publicada originalmente en el blog Periodismo en las Américas del Centro Knight, el predecesor de LatAm Journalism Review.