Cuando la investigación periodística conocida como los “Pandora Papers” fue revelada en octubre de 2021, salieron a la luz en medios de todo el mundo miles de casos de empresas offshore, propiedades secretas y fortunas ocultas de cientos de personajes poderosos de la política, los negocios, el deporte y el entretenimiento de todo el planeta.
Los “Pandora Papers”, considerada la más grande colaboración periodística en la historia, fue liderada por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ, por sus siglas en inglés) y contó con la participación de más de 600 periodistas de más de 150 medios en 117 países y territorios. De América Latina estuvieron involucrados 30 medios de comunicación y más de 100 periodistas de 19 países.
Gran parte de los medios latinoamericanos participantes fueron organizaciones independientes y emprendimientos periodísticos pequeños y medianos, cuya relevancia se fortaleció a raíz de esta filtración, no solo por el impacto que sus investigaciones han tenido en sus países, sino también porque trabajaron de la mano con grandes medios de todo el mundo bajo las mismas condiciones y estándares, según contaron algunos de los periodistas involucrados.
“Todos y cada uno de los grupos de medios en Brasil han hablado sobre lo que hemos revelado, de modo que mejoró nuestra relevancia. Esto hizo que más personas voltearan a vernos y entendieran que estamos produciendo gran periodismo”, dijo a LatAm Journalism Review (LJR) Guilherme Waltenberg, periodista del diario digital Poder360, uno de los medios brasileños que participaron en los “Pandora Papers”. “Seguimos los mejores estándares del mundo y creo que es una oportunidad para nosotros de mostrar al resto del país que somos también una buena opción para darles acceso a información relevante”.
Al igual que en anteriores investigaciones basadas en filtraciones de documentos, como los “Panama Papers” y los “Paradise Papers”, para el ICIJ fue importante poner un piso parejo para todos los medios seleccionados a la hora de colaborar en los “Pandora Papers”, sin importar su tamaño o estructura, siempre que cumplieran con determinados lineamientos periodísticos y éticos y que sobre todo estuvieran dispuestos a participar en el modelo de radical sharing (intercambio radical) con el que el consorcio aborda este tipo de colaboraciones.
“Lo importante para nosotros es contar con periodistas que estén dispuestos a compartir con todos, a manejar la información al mismo nivel. Es decir, a dejar los egos a un lado y tratar a todos con el mismo nivel”, dijo a LJR Emilia Díaz-Struck, coordinadora de América Latina del ICIJ y editora de datos de los “Pandora Papers”. “Este tema de si son medios grandes o chicos se diluye. Es un conjunto de periodistas que colaboran durante una gran cantidad de tiempo para investigar juntos un tema”.
A decir de algunos periodistas latinoamericanos en esta investigación, participar en colaboraciones transfronterizas permite a los emprendimientos periodísticos integrarse a la red de confianza que el ICIJ ha venido tejiendo desde su fundación, en 1997.
Esta colaboración les ayudó también a profundizar hallazgos sobre anteriores casos de corrupción, como el caso Lava Jato o el de la Banca Privada d’Andorra, y aumentar su impacto en las agendas públicas de sus países.
“Nos fortalece el hecho de trabajar y poder hacer red con colegas de otros países, saber que tenemos apoyo en otros países y que esos colegas pueden apoyarse en nosotros cuando consigan historias. Es como ir armando esa red de periodistas que nos ayudamos”, dijo a LJR Patricia Marcano, coordinadora de redacción de la plataforma de periodismo independiente Armando.Info y coordinadora del equipo venezolano de periodistas que trabajaron en la investigación de los “Pandora Papers”.
Nunca en una filtración de documentos se había encontrado a tantos funcionarios de alto nivel –incluyendo presidentes y expresidentes– como en los “Pandora Papers”, con más de 330 políticos a nivel mundial, de acuerdo con el ICIJ. Más de 90 de ellos son de países de América Latina, lo que convierte a la región en la zona del mundo con más presencia de personajes de alto nivel en la filtración.
De los 35 presidentes, expresidentes y líderes mundiales que aparecen en los documentos, 14 son de América Latina. De acuerdo con el ICIJ, Argentina es el país de la región con mayor presencia de beneficiarios finales de compañías offshore y el tercero que más aparece en toda la filtración.
En el top 10 por país también aparecen Venezuela, Guatemala y Brasil. En el caso de este último, los medios brasileños participantes encontraron que el actual ministro de Economía, Paulo Guedes; y el presidente del Banco Central, Roberto Campos Neto, presuntamente tienen empresas en paraísos fiscales.
Lo anterior explica la relevancia del trabajo de los medios de la región en los “Pandora Papers”, según los periodistas participantes.
“Por primera vez estamos presentando una posible compañía offshore ilegal de un funcionario público”, dijo Waltenberg. “Fue tan relevante mostrar que el ministro más importante tiene una compañía offshore activa que creo que ni siquiera tuvieron tiempo de defenderlo. Hace unos días, Guedes fue convocado por el Congreso para explicar a la gente qué está pasando y por qué no cerró [la empresa offshore]. Eso fue fuerte”.
La filtración que dio origen a los “Pandora Papers” consistió en 11.9 millones de documentos de múltiples extensiones y formatos. Esto representó 400 mil archivos más que los “Panama Papers” en 2016.
Además, el ICIJ señaló que los “Pandora Papers” provienen de 14 despachos legales que gestionan la creación y el manejo de empresas offshore, a diferencia de la filtración de hace cinco años, en la que solo un despacho estuvo involucrado.
Pero pese al incremento en volumen y nivel de detalle de los datos filtrados, uno de los más grandes retos para los periodistas ha sido explicar a la sociedad por qué una filtración más como los “Pandora Papers” es relevante en sus vidas.
“Cada filtración nos toca volver a explicar por qué es importante y qué es lo valioso, porque son secretos y tramas que permanecen ocultos justamente porque hay gente poderosa que quiere que se mantengan así y la labor está en dar luz a eso”, dijo Marcano.
Si bien tener empresas offshore no es ilegal, la secrecía que este tipo de firmas ofrece puede servir para ocultar flujos de dinero ilícitos, actos de corrupción, lavado de dinero y evasión fiscal, entre otras actividades ilícitas, de acuerdo con el ICIJ.
Los medios que han publicado reportajes derivados de los “Pandora Papers” han puesto énfasis en la importancia de distinguir entre la filtración de los datos en sí y las historias de interés público que se derivan de esos datos.
“La filtración como tal es el punto de partida para una investigación y para nosotros decidir qué va a hacer esta investigación es pensar en cuál es el componente de interés público de esa información que ha permanecido oculta a los ciudadanos”, dijo Díaz-Struck. “Es la historia del periodismo escalado a niveles de –en este caso– casi un tsunami de datos y de cómo poderlos minar, pero el principio sigue siendo el mismo: detectar historias que sean de gran relevancia para los ciudadanos”.
Esa diferencia es la que hace que, por ejemplo, los periodistas no den a conocer todos los documentos o publiquen todos los nombres de las personas que son mencionadas en ellos, como exigen algunos.
“La gente quiere que publiques las listas de las personas que están involucradas, pero el periodismo no es publicar una lista de personas y ya”, dijo Marcano. “Es lo que marca la diferencia entre un trabajo periodístico y un trabajo que no es responsable. Todos estamos muy responsablemente buscando las historias de interés público, y además contrastando. A los involucrados se les llama con varias semanas de anticipación para tener su versión”.
La experiencia que han ganado los medios independientes a lo largo de las colaboraciones globales sobre filtraciones se ha visto reflejada en investigaciones periodísticas irrefutables, más nutridas y con más impacto como las de los “Pandora Papers”, coinciden Waltenberg y Marcano.
“En mi opinión, los ‘Pandora Papers’ son incluso más importantes que los ‘Panama Papers’ o los ‘Paradise Papers’, por varias razones. Una de ellas es que los periodistas ya sabemos cómo investigar estos archivos, porque no es la primera investigación. Estamos más preparados, con más experiencia en lo que se refiere a analizar todos esos datos”, dijo Waltenberg.
“Si la carga de trabajo es mucha y el personal y los recursos son limitados, ¿qué es lo que gana Armando.Info? Obviamente además del prestigio y del impacto que pudieran tener estas investigaciones en la vida pública, digamos que como medio cómo se fortalece”, agregó Marcano.
Colaboraciones periodísticas como los “Pandora Papers” implican una organización y logística de dimensiones titánicas. Por ello, el ICIJ y sus miembros alrededor del mundo han desarrollado una metodología que garantiza la confidencialidad, secrecía y buen manejo de los datos en las investigaciones que se realizan.
El ICIJ recibe los datos, los analiza y los organiza en una base de datos navegable. Para ello la organización desarrolló Datashare, una herramienta de código abierto que permite cargar enormes cantidades de datos y buscar en ellos de forma segura y con encriptación.
“Son documentos súper complejos, en miles de formatos y formas. Hay por ejemplo PDFs, a veces de 10 mil páginas. Hay imágenes, documentos de Word, archivos de audio… Todo eso se sube a ese sistema que ha desarrollado nuestro equipo y se hace buscable”, explicó Díaz-Struck.
Datashare, que está disponible para que periodistas puedan usarlo en sus redacciones, incluye tecnologías de reconocimiento óptico de caracteres (OCR, por sus siglas en inglés), que permite digitalizar texto de manuscritos.
Tras recibir y analizar la información filtrada, el ICIJ determina qué países están representados en los datos.
La organización localiza en esos países a medios y periodistas que cumplan con determinados criterios periodísticos, éticos y de colaboración. Algunos son periodistas miembros de la organización o parte de la red que el consorcio ha conformado en anteriores proyectos.
“Son todos grandes periodistas de investigación con gran cantidad de habilidades que al conjugarlas le dan fuerza a la investigación y ayudan a profundizar. Algunos tienen las mejores fuentes vivas y otros son muy buenos, por ejemplo, en temas de documentos, otros tienen muy buen componente de trabajo de data. Todos pueden hacer de todo pero hay fortalezas en cada uno en el momento en el que se montan los equipos”, dijo Díaz-Struck.
La base de datos del ICIJ es puesta a disposición de los periodistas convocados de manera virtual. Dada la confidencialidad de la investigación, la mayoría de los medios limita el acceso en sus redacciones a unos pocos editores.
Los periodistas de cada medio buscan en la base de datos conforme a distintos criterios. En el caso de los “Pandora Papers”, las búsquedas iniciales se basaron en casos anteriores de corrupción en cada país, funcionarios públicos, ex funcionarios o personajes de interés público que son o han sido investigados por casos financieros.
El sistema arroja desde copias de pasaportes, actas de creación de empresas offshore, hojas de cálculo de empresas proveedoras, memorándums, cheques, entre otros tipos de documentos. Estos resultados van dando pistas a los periodistas sobre las historias que pudieran encontrar.
“Vamos detectando historias, las vaciamos en un archivo compartido y entonces empezamos a mirar todas las posibles opciones que puede haber de historias venezolanas. Luego filtramos, hacemos una jerarquización de cuáles temas son viables”, explicó Marcano sobre cómo trabajó el equipo de “Pandora Papers” en Venezuela.
Gracias a tecnologías de machine learning y procesamiento de lenguaje natural (NLP, por sus siglas en inglés), la plataforma es capaz de detectar automáticamente nombres y organizaciones y extraer entidades. También permite cargar listas de personajes y cruzarlos con la base de datos general, así como marcar documentos, personalizar búsquedas y filtrar resultados.
Una vez que los editores encuentran potenciales historias viables, reparten los temas entre sus equipos de reporteros y estos comienzan las investigaciones periodísticas de forma tradicional.
Para investigaciones transfronterizas, la comunicación entre los participantes es fundamental. El ICIJ cuenta con Global iHub, una herramienta basada en la tecnología de código abierto Discourse que permite la comunicación entre todos los participantes en todo el mundo.
“Es como una red social donde la gente va creando grupos y subgrupos y va compartiendo en la medida en que van explorando información y van explorando los documentos”, dijo Díaz-Struck. “Nuestro equipo ha ajustado la herramienta a nuestras necesidades y le ha incorporado todos los componentes de seguridad, de encriptación, entre otros, para que la gente pueda comunicarse”.
El ICIJ tiene un coordinador general del proyecto, así como coordinadores regionales alrededor del mundo. También cuenta con una persona que ayuda con el entrenamiento a los periodistas en el uso de las herramientas. Y en cada país, los medios participantes organizan su propia coordinación y sostienen reuniones periódicas sobre los avances de sus investigaciones.
Para los “Pandora Papers”, los medios de América Latina sostuvieron reuniones con los coordinadores del ICIJ una vez por mes para compartir hallazgos, cruzar información y ver cómo las historias se conectaban.
El Consorcio suele realizar al menos una reunión presencial cuando se trata de colaboraciones de gran dimensión con el fin de fortalecer la red de confianza y coordinar esfuerzos. Sin embargo, el COVID-19 impidió esta reunión para los “Pandora Papers”, lo cual obligó al equipo a mejorar sus metodologías de organización y colaboración a distancia.
Cada medio se asegura de contrastar los datos de la filtración con otro tipos de documentos, como registros de anteriores investigaciones e información obtenida vía transparencia, para asegurar la veracidad de las historias. Asimismo se realiza verificación de hechos y se contacta a las personas señaladas en las investigaciones para conocer su versión.
El ICIJ y los medios involucrados acuerdan una fecha y una hora determinada para publicar un primer paquete de investigaciones. Y cada medio calendariza el lanzamiento de sus reportajes subsecuentes y artículos de seguimiento durante varias semanas.