La investigadora Olga Khrustaleva está a la búsqueda de periodistas y activistas en América Latina que quieran compartir sus experiencias de censura en internet.
Su objetivo: mapear tipos de censura en internet en la región y descubrir cómo periodistas y activistas están logrando adecuarse a ello.
Khrustaleva, candidata doctoral en la American University, está llevando a cabo este proyecto experimental como investigadora de Google Policy con la organización sin fines de lucro Derechos Digitales, con sede en Santiago, Chile. Dicho organismo de alcance latinoamericano tiene como objetivo “el desarrollo, la defensa y la promoción de los derechos humanos en el entorno digital”.
La primera parte del proyecto consiste en una encuesta anónima, disponible en español y portugués, dirigida a periodistas y activistas que han experimentado alguna forma de censura en internet. Incluye, por ejemplo, amenazas de actos de violencia, ataques DDoS, acciones legales, entre otros. Quienes llenan la encuesta también pueden agregar acciones que consideren hayan sido producto de censura y que no hayan sido incluidas en la lista. También hay preguntas sobre los efectos de la censura en los encuestados.
“Esto nos puede dar una idea de lo que sucede en la región, del tipo de cosas con que está lidiando la gente y cuán mala o no es la situación de censura en diferentes países. Porque el objetivo es incluir la mayor cantidad posible de países, y la mayor cantidad de gente posible”, explicó Khrustaleva.
Además de las encuestas, la otra parte del proyecto consiste en entrevistas a profundidad realizadas por Khrustaleva. Hay un espacio en la encuesta en donde los encuestados que quieren participar pueden dejar su correo electrónico.
Juan Carlos Lara, director de investigación y políticas públicas en Derechos Digitales, dijo que el trabajo de Khrustaleva abordará una circunscripción que la organización no ha contemplado muy de cerca: la de los periodistas.
“Ella está armando una base de conocimiento y un conjunto de historias que nunca habíamos visto como organización, relacionadas a derechos humanos y el internet”, dijo Lara.
Derechos Digitales quiere entender cómo se muestra la censura en los medios, "más allá de las mediciones, más allá de los porcentajes e índices”.
“Según como lo vemos, esto crea un entorno en el cual nuestro conocimiento es mayor, en el que tenemos más contacto con el mundo periodístico y también un espacio donde podemos desarrollar diferentes estrategias para abordar los problemas que ellos tienen, ya sean estos desde el punto de vista de la seguridad, o relacionados a políticas, o si están relacionados a organizaciones de derechos humanos que usualmente lidian con temas de internet”, dijo Lara.
Aunque el proyecto recién empezó, Khrustaleva dijo haber visto ya algunas respuestas que la han hecho pensar distinto respecto a lo que significa la censura en internet. Por ejemplo, algunas respuestas indicaron la dificultad y el costo asociado al acceso a internet e información como una forma de censura.
En cuanto a seguridad digital, Khrustaleva dijo que la mayoría de los encuestados usa algún tipo de protección, como la encriptación end-to-end en las comunicaciones o Tor, un buscador que permite los movimientos anónimos en internet.
“Muchos encuestados dicen que la censura ha cambiado su comportamiento online y offline, en el sentido en que ahora prefieren reunirse en persona en vez de sostener comunicaciones electrónicas, algo que sí les afecta”, dijo Khrustaleva.
La investigadora dijo que, además de mapear la censura en diferentes países de la región, uno de los propósitos del proyecto es “crear conciencia sobre la censura en la región”. Más sensibilización sobre el tema puede significar un cambio en la situación, en el comportamiento de los gobiernos o de organizaciones privadas que a veces actúan como censores, explicó.
Lara subrayó que el acercamiento de Derechos Digitales al proyecto es más como organización de derechos humanos que desde un punto de vista periodístico. Quieren ver “cómo podría ser este un ambiente que obstaculiza la libertad de expresión, y por tanto, crea un entorno menos provechoso para la sociedad en su conjunto, en donde la libertad de expresión no es suficientemente fomentada por aquellos que suelen estar más relacionados con su ejercicio, como en el caso del periodismo”.
Nota del editor: Esta historia fue publicada originalmente en el blog Periodismo en las Américas del Centro Knight, el predecesor de LatAm Journalism Review.