“Madre, no aguanto más esta guerra”, dice una pequeña de 10 años en un audio publicado por el periódico Extra, de Río de Janeiro, Brasil. La niña es habitante de Manguinhos, una comunidad de la Zona Norte de esa ciudad brasileña, donde las confrontaciones armadas son cotidianas.
La palabra que ya era usada informalmente por los cariocas que viven en áreas de riesgo se convirtió en parte del discurso oficial del periódico Extra, de Grupo Globo. El 16 de agosto, el Extra creó la sección “Guerra do Rio” (“Guerra de Río”), para reportar “todo aquello que se escapa al patrón de normalidad civilizada, y que sólo vemos en Río”, de acuerdo con el editorial que presentó la iniciativa. “Los crímenes que ocurren en cualquier metrópoli del mundo: homicidios, robos, crímenes sexuales” siguen siendo publicados en las páginas policíacas tradicionales.
Sin embargo, la decisión generó controversia y fue criticada por periodistas y especialistas en seguridad pública. Dos semanas después del lanzamiento, la sección todavía es tema de debate público.
Las Fuerzas Armadas brasileñas –que desde el 28 de julio operan en Río de Janeiro- niegan la existencia de una guerra. En entrevista reciente con el diario Estadão, el portavoz del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas, coronel Roberto Itamar Cardoso Plumo, dijo que el uso del término es una “exageración mediática”.
“La verdad es que cualquier cosa que pasa en Río, a veces de menor gravedad, acaba resonando en Brasil y en el mundo”, declaró Plump, de acuerdo con Estadão.“Da la impresión de que Río de Janeiro vive una guerra, y no es así. Esa imagen de guerra es una exageración mediática, no corresponde a la realidad”.
Después de la declaración, el Extra publicó un reportaje en su portada sobre una película de propaganda oficial del Gobierno federal que, de acuerdo con el diario, “refuerza el preconcepto de elegir la salida bélica como solución para las comunidades pobres”.
El anuncio de la decisión de crear una nueva sección en el periódico ocupó toda la primera plana del 16 de agosto, e incluyó el titular “É guerra” (“Es guerra”) y la revelación de un documento confidencial de la Secretaría de Seguridad que ubica 843 áreas de Río de Janeiro dominadas por grupos armados, llamadas “territorios controlados ilegalmente”. Las diez regiones más violentas suman 23 kilómetros cuadrados “donde la Constitución brasileña no vale nada”, escribió el autor del artículo, el periodista Rafael Soares.
El reportaje elegido para inaugurar la sección resultó de un trabajo de cinco meses de investigación de Soares. “Ese documento es confidencial, ni siquiera a través de la Ley de Acceso a la Información lo pude conseguir”, contó Soares al Centro Knight. “Cubrimos tantos casos de violencia que creamos una cierta resistencia. Intenté romper esa banalización y mostrar el drama que la ciudad vive con números impactantes. No tenía idea [del número de áreas controladas ilegalmente], nunca se hizo un estudio así”.
La palabra “guerra” ya era usada de forma puntual en medios como O Globo, Época, UOL, El País y O Dia para describir comparativamente la violencia en Río de Janeiro. En Extra, el uso del vocablo para nombrar toda una sección se convirtió en un posicionamiento: “fue una forma que encontramos para gritar ‘¡esto no es normal!’ Es una opción que tenemos para no dejar que nuestro ojo periodístico se acostumbre ante la barbarie”, se lee en el editorial de lanzamiento.
“Asaltos existen en cualquier lugar del mundo, pero una bala perdida que alcanza a un bebé en el vientre de su madre no sucede en cualquier lugar del mundo. Las situaciones han llegado más allá de la normalidad”, dijo el editor asistente Giampaolo Braga, responsable de coordinar la cobertura de Guerra do Rio, al Centro Knight. “Estaba ocurriendo una desensibilización del lector. Cuando se presenta el primer caso de niño muerto por bala perdida, es una gran conmoción. Pero cuando son más de mil, no podemos pensar que es normal”.
Con el fin de promover un cambio en la violenta cotidianidad de la ciudad, Extra y O Globo organizaron el seminario “Reage, Rio!” (¡Reacciona, Río!”), el 30 y 31 de agosto, para discutir soluciones para la crisis en el estado en temas como seguridad, movilidad urbana y economía. El 3 de septiembre, los principales debates fueron publicados en ediciones especiales de los dos diarios.
Soares aclara, sin embargo, que la posición de los reporteros permanece neutral.
“El periodista busca una posición crítica sobre lo que está sucediendo. Buscamos información que pueda mejorar el debate”, afirmó el reportero.
Los reportajes que encajan en el concepto de guerra del periódico han ganado espacio en las paginas con un diseño gráfico estilizado. Ejemplos de artículos de “Guerra do Rio” incluyen la ejecución del centésimo policía militar asesinado este año en el estado de Río de Janeiro, la megaoperación de las Fuerzas Armadas en favelas cariocas y hasta el caso de un cachorro baleado durante un tiroteo.
“Colocar todo el material de policía en una misma página acaba colocando en un espacio menor lo que debería estar más destacado. Hacemos un esfuerzo diario para huir de la banalización”, explicó Braga.
El editorial informa que, más que páginas especiales, lo que cambió también fue el “hecho de ver, interpretar y contar lo que esta sucediendo a nuestro alrededor”. “No hay cambio en la manera de abordar, sino en la manera de analizar. Antes, eran situaciones que quedaban separadas a lo largo de la edición. La sección nos permite dar una visión más amplia sobre la violencia en Río”, resumió Braga.
Sin embargo, para los cuatro reporteros que trabajan en la cobertura de seguridad pública de Extra, el único cambio, dice Soares, fue una ampliación del espacio –lo que antes abarcaba una página en la versión impresa, hoy ocupa tres.
“Eso fue interesante para nuestro trabajo y generó un debate fundamental”, dijo Soares, y resaltó: “En los últimos años hemos trabajando en una línea respetando los derechos humanos y vamos a continuar así. Es un posicionamiento que yo y otros reporteros tenemos. Continuamos con el trabajo de dar cara y voz a las víctimas de la violencia”.
“En el lanzamiento de la sección, el periódico hizo una especie de defensa previa al afirmar que “el discurso de guerra, cuando es desvirtuado, sirve para encubrir la truculencia de la policía que dispara primero y pregunta después”. El texto remata: el Extra defiende una guerra “basada en la inteligencia, en el combate a la corrupción policial, y que ataque, no a la población civil, sino al poder económico de las mafias y de todas sus articulaciones”.
“Crear una sección de guerra después de 30 años viviendo en periódicos en Río de Janeiro y enfocarse en la Policía da una sensación de derrota. Llegar a este punto no es ningún orgullo, es un fracaso. El Extra debe ser el único periódico en el planeta que tiene una sección de guerra en un país que no reconoce la guerra”, afirmó el director de redacción del periódico, Octavio Guedes, en el video de lanzamiento.
Críticas y polémicas
El estreno de “Guerra do Rio” fue recibido con polémica por la prensa y especialistas en seguridad pública. El principal punto que los críticos señalaron es que el posicionamiento legitima posibles abusos del uso de la fuerza y violaciones de derechos humanos del Estado.
“[La palabra guerra] en la conversación informal, no tiene problema, está bien –pero cuando gana tonos oficiales, se abre una tapa peligrosa, más allá de meras cuestiones semánticas. La guerra implica rendición o exterminio total del enemigo, y eventual sacrificio de inocentes en nombre del objetivo. Las leyes cambian, los derechos individuales son revocados. La vida diaria de toda la población –no solo de una parte- se altera profundamente”, escribió el periodista Aydano André Motta, de Projeto Colabora.
La periodista especializada en seguridad pública Cecilia Olliveira afirmó que la creación de la sección respalda una política fracasada de seguridad. En un artículo para The Intercept Brasil, ella citó un estudio de la Universidad de Río de Janeiro (UFRJ) que apunta una relación recíproca entre el Estado y la prensa a favor de una visión de mundo en común que alimenta el miedo y la inseguridad de la población.
En ese sentido, Olliveira señaló que la Policía Militar del Estado de Río llegó a agradecer, en Twitter, la nueva sección del periódico. Pera ella, eso significa tomar una dirección contraria a la de cumplir el papel de prensa, que es el de fiscalizar los poderes y no avalar el discurso estatal.
“El discurso gubernamental es reproducido en los periódicos. Cuando se asume que es una guerra, se ignora una serie de factores que han sucedido”, dijo Olliveira al Centro Knight. “Se ignora la falta de planeación en seguridad pública, la falta de inversión en inteligencia, la corrupción y el dinero desviado del Gobierno de Sérgio Cabral [ex Gobernador de Río, quien hoy está preso acusado de corrupción] y las diferentes razones de la violencia”.
Otro punto de discordancia es en relación a la precisión del uso del término “guerra”. En 2008, el periodista João Paulo Charleaux había escrito que el contexto de violencia brasileño no empata con la definición legal o humanitaria. Desde el punto de vita del Derecho, guerra es “un conflicto armado entre las fuerzas armadas de dos o más países”, escribió Charleaux. Y en el aspecto humanitario, el estado de guerra es definido por la Convención de Ginebra de 1949 , en la que algunos derechos humanos quedan reducidos y la prerrogativa del uso letal de la fuerza es ampliada.
“Un periodismo de calidad debería, por lo tanto, velar por el uso correcto de este término, tanto como lo hace la sección de deportes, que no llama penalti a una falta cometida fuera del área de penalti”, escribió Charleaux, quien también resumió para el sitio Nexo los dos lados del debate.
El fundador de la Agência de Notícias da Favela, André Fernandes, tiene otra definición de guerra. Para él, es la cotidianidad de brutalidad policiaca que los habitantes de las favelas viven desde hace años. “La Policía entra en las favelas de forma desorganizada y siempre mata inocentes. No hay ninguna inteligencia y sí mucha brutalidad en la operación policial que sucede desde el día 11 en Jacarezinho […]”, escribió.
En un reportaje para El País, la periodista María Martin escribió: “Entre las discusiones virtuales, a favor y en contra, ha surgido otra opción: lo que sucede en Río no tiene nombre”. Pero para Olliveira, la cuestión no es pensar un término de definición, sino entender que generalizar la situación de Río en apenas un concepto significa simplificar de más.
“Cuando lo llamas guerra, simplificas y lo simplificas incorrectamente. No se puede simplificar, porque la situación de Río no es simple”, dijo.
Nota del editor: Esta historia fue publicada originalmente en el blog Periodismo en las Américas del Centro Knight, el predecesor de LatAm Journalism Review.