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Plaza Pública: periódico digital independiente y sin fines de lucro investiga temas tabúes en Guatemala (Entrevista)

Plaza Pública es un periódico digital independiente sin fines de lucro que nació en enero de 2011 en Guatemala. El Centro Knight para el Periodismo en las Américas conversó con el periodista Martín Rodríguez Pellecer, fundador y director del proyecto, el cual describe como una plataforma en la que "los ciudadanos discuten, argumentan y se fiscalizan entre sí y al poder". Plaza Pública se ha dedicado a la investigación y cobertura de temas que la prensa tradicional guatemalteca ha considerado tabú: la situación agraria, la corrupción pública-empresarial y el narcotráfico, entre otros. En la víspera de las elecciones presidenciales de Guatemala, que se realizarán este domingo, 6 de noviembre, el fundador y director del medio habla de la trayectoria de Plaza Pública, el impacto que generó la publicación de los cables diplomáticos de Wikileaks y los desafíos que implica realizar periodismo de profundidad en su país.

Rodríguez Pellecer, de 28 años, fue reportero para el diario guatemalteco Prensa Libre entre 2001 y 2007, año en que ganó el Premio Latinoamericano de Periodismo de Investigación de IPYS y Transparencia Internacional y que empezó a publicar su columna, Wachik Aj, en elPeriódico y en su blog.

Este perfil de Plaza Pública es el primero de una serie que realiza el Centro Knight sobre proyectos de periodismo independiente y sin fines de lucro en América Latina. Para más información sobre Plaza Pública, vea este video con la editora Julie López.

Centro Knight: En pocos meses, Plaza Pública se ha convertido en un referente periodístico en Guatemala. ¿Cómo nació el proyecto? ¿Qué hay detrás del nombre? ¿Cuál es su misión? ¿Qué lo distingue del resto de medios informativos del país?

Martín Rodríguez Pellecer: Gracias por la consideración, pero sentimos que estamos lejos de ser un referente de periodismo. En ocho meses probablemente hemos conseguido ser un respiro para los lectores sobre Guatemala, nacionales y de afuera, porque los medios tradicionales son, más unos que otros, muy superficiales, conservadores y dependientes de los empresarios y ahora de los políticos.

Plaza Pública nació cuando la universidad jesuita (Rafael Landívar) me contactó en agosto de 2010 para proponerme construir un medio de profundidad. Es el sueño de todos los periodistas: hacer un periódico que sea profundo, que no tenga que depender de anunciantes y que tampoco tenga que congraciarse con los políticos. Y después de unas pequeñas negociaciones sobre niveles de autonomía, echamos en andar el proyecto y convoqué a un equipo de periodistas experimentados, comprometidos y con mística, que no son muchos, entre periodistas, fotógrafa y gráfico (webmaster) empezamos cinco personas.

En Plaza Pública somos parte de la universidad, con la que nos sentimos muy a gusto, y desde el primer editorial, que es nuestra constitución, dejamos por escrito que somos autónomos. Entonces la universidad nos da total independencia para decidir el contenido periodístico.

El nombre viene de la tradición habermasiana que considera que los medios en democracia tenemos que ser como plazas públicas en las que los ciudadanos discuten, argumentan y se fiscalizan entre sí y al poder.
Nuestra misión es hacer periodismo. Con apellidos como periodismo de profundidad, periodismo independiente, investigativo, pero al final con un nombre que los medios tradicionales y algunos alternativos olvida: periodismo. Queremos profundizar la información sobre el país, poner en el debate nacional temas relegados como las relaciones entre política y economía, política y crimen organizado o temas sociales.

CK: ¿Cómo se sostiene el proyecto? ¿Quién lo financia? ¿Cómo está buscando Plaza Pública su sostenibilidad a largo plazo?

MRP: La universidad paga nuestros sueldos, nos da una oficina, y nos da respaldo además, porque nos metemos a ver temas muy duros de política, de crimen organizado, y agradecemos tener un respaldo institucional fuerte para no estar solos en medio del mar. La relación que tenemos es por medio de un consejo editorial que está formado por el vicerrector de investigación, el vicerrector administrativo, el director de Incidencia Pública, una periodista independiente y yo. Hablamos cada semana de cómo va el periódico y la misión de este consejo es velar porque nos mantengamos fieles a la primera editorial, que es donde decimos nuestra línea, cuáles son nuestros principios y qué es lo que queremos hacer en la democracia guatemalteca.

Además tenemos un fondo del Media Programme del Open Society Institute con sede en Londres por US$100,000 anual. Eso nos permite completar los salarios y adquirir algún equipo. La URL [Universidad Rafael Landívar] financia alrededor de US$200,000.

Plaza Pública es uno de los veinte objetivos quinquenales de la Universidad, lo que nos garantiza una base de financiamiento. Además, a partir del año 2012, empezaremos a buscar donantes particulares, institucionales y a vender pequeñas dosis de publicidad.

CK: ¿Cuál es el perfil de quienes conforman su equipo? Por otro lado, es notable que en su sección de blogs, Plaza Pública cuenta con la participación de colaboradores muy diversos. ¿De qué maneras buscan la participación de otros periodistas y la interacción con sus lectores?

MRP: Empezamos cuatro periodistas, todos con alguna experiencia en medios de comunicación escritos de entre cinco y veinte años; todos cansados de la falta de independencia de los medios escritos tradicionales y con ganas de hacer periodismo independiente y de profundidad, mucho más dinámico –o como dice (la periodista colombiana) María Teresa Ronderos, menos acorbatado–. Empezamos a planificar todo en diciembre del 2010. Yo estuve en Bogotá viendo las experiencias de La Silla Vacía, de Verdad Abierta, de Semana, y en El Salvador viendo la experiencia de El Faro. Conversé con Carlos Fernando Chamorro en Nicaragua para ver la experiencia de El Confidencial. Y el 3 de enero de este año empezamos a preparar el periódico –cuatro periodistas, una asistente administrativa, un editor gráfico/webmaster, y estudiantes universitarios. Ahora somos, en total, 22 personas, entre dos editores, cuatro reporteros profesionales, dos artistas, una fotógrafa, un gráfico, dos programadores, dos administrativos y siete estudiantes.

Es un equipo joven, con mucha mística y muchas ganas de hacer periodismo. Contamos, además, con unos 30 colaboradores ad honorem para la sección de blogs. Los hemos ido escogiendo con la premisa de que tienen cosas interesantes que decir y pocas puertas abiertas en otros medios; logramos ya un balance de género y etáreo y buscamos más equilibrio étnico-cultural.

CK: ¿A qué lectores va dirigido Plaza Pública? Y ¿quiénes lo leen en la actualidad?

MRP: Va dirigido a todos los que quieran leer un poco más a profundidad sobre Guatemala. En el país hay unos 3 millones de usuarios de Internet, en unos 9 millones de adolescentes y adultos, en su mayoría (no totalidad) de centros urbanos. Nos leen entre 10 y 15 mil personas únicas cada semana (google analytics) y por nuestros seguidores en facebook podemos intuir que son mayoritariamente urbanos, de clases media y alta, mestizos y blancos.

Queremos llegar a los tomadores de decisión, pero sobretodo aportar a la construcción de una masa crítica, como aspiraría cualquier medio independiente.

CK: La región centroamericana es actualmente una de las más peligrosas del mundo para ejercer el periodismo. ¿Qué dificultades y riesgos supone hacer periodismo de investigación en Guatemala? ¿Qué implicaciones tiene esto para la cobertura de Plaza Pública?

MRP: Pues la región era más peligrosa hace 30 años, cuando era el agujero negro del planeta. Ahora hay algunos riesgos, pero sorteables, más desde la Ciudad de Guatemala, en donde hay más institucionalidad que en el interior. Los riesgos son presiones de políticos y empresarios, la amenaza lejana de enojar a algún narco, políticos intolerantes que lo amenazan a uno con demandas, políticos perversos que usan el nombre de uno para campañas negras, los gajes del oficio.

Lo difícil es que los políticos a veces nos boicotean y no quieren hablarnos, “porque hacemos preguntas incómodas”, y es mucho más fácil que les contesten el teléfono a los medios tradicionales. Pero no es algo que imposibilite hacer periodismo.

CK: Plaza Pública se ha caracterizado por cubrir temáticas tradicionalmente consideradas tabú o tratadas de manera superficial y/o tendenciosa por los medios de comunicación dominantes del país; entre ellas: la situación agrariala crisis alimentariala corrupción empresarial y pública y los entramados del crimen organizado y el Estado. ¿Por qué han decidido abordar tan decisivamente dichos temas y cuáles han sido las reacciones?

MRP: Abordar estos temas es nuestra razón de ser en Plaza Pública. Por eso comenzamos un medio más independiente. Para cubrir la corrupción empresarial pública, los entramados del crimen organizado y el Estado, los temas de los más débiles en el agro. Porque estábamos cansados de no verlo en las páginas o en las pantallas de los medios tradicionales y consideramos que es esencial para la comprensión del país, para que todos los ciudadanos tengan más información para tener más soberanía.

Nos han tachado de comunistas, porque muchos poderosos no pueden relacionar independencia o no ser conservador con ninguna otra figura. La gente con poder creemos que está desconcertada, porque están acostumbrados a que los medios tengan agendas para arruinar personas sin ninguna responsabilidad de presentar cierto balance –que no es lo mismo que objetividad–. Entonces muchas veces no entienden que lo que hacemos básicamente se resume en una palabra: periodismo. Eso sí, hay un cierto reconocimiento también de parte de los que tienen poder, saben que trabajamos mucho y que somos disciplinados.

CK: ¿Cómo ha repercutido en Plaza Pública el haber recibido de WikiLeaks los cables diplomáticos sobre Guatemala? ¿Cuál ha sido la reacción de los guatemaltecos a los cables? ¿Era lo que ustedes esperaban?

MRP: Nos puso a otro nivel nacional e internacionalmente. Fue como somatar la mesa para mostrar que estábamos presentes en el debate nacional y que nos habíamos constituido como el medio más independiente del país en menos de seis meses. Plaza Pública fue el medio más joven, más pequeño y el último al que le dieron los cables en exclusiva en el mundo, y en total nos los dieron a unos 50 medios.
Nos sorprendió, naïvmente, que los medios tradicionales (Prensa LibreSiglo21 y, en menor medida, elPeriódico) ignoraran totalmente el contenido de los cables, cuando ellos habían estado rogando a WikiLeaks que se los diera. Fue una muestra más de su falta de independencia y de su orgullo herido.

Los cables triplicaron nuestras visitas y nos pusieron en boca del mundo político, y nos ha permitido ser una carta de presentación.

Fue fascinante haberlos conseguido.

CK: La actual contienda electoral se libra entre dos candidatos controvertidos que no han demostrado interés por fomentar una prensa independiente. Plaza Pública denunció recientemente una campaña negra en la que se le utilizaba para desprestigiar a uno de ellos. En lo personal, ¿qué te dice el hecho de que se haya utilizado el nombre de Plaza Pública de esta manera? Por otro lado, ¿cómo ves es el panorama para el periodismo en Guatemala en los próximos cuatro años y para Plaza Pública en particular?

MRP: Pues por un lado es casi un piropo porque muestra que Plaza Pública está construyendo tanta credibilidad que es utilizada hasta para fines viles. Por otro lado, es una muestra de la perversidad de los políticos del partido Líder, quien creemos que es el responsable de esto.

El panorama no es optimista. El PP y sus amigos exmilitares no sé cuán tolerantes serán con las críticas, pues no se les ha fiscalizado en serio. Y Manuel Baldizón es una verdadera amenaza para la libertad de prensa, pues cree en un modelo autoritario con una prensa servil y es gamonal para hacer campañas de desprestigio contra periodistas o para intentar censurar sus críticas.

A esto se le suma la amenaza del crimen organizado, que se disputa el país.

CK: En tu opinión, ¿cuál es el papel de la prensa para la ampliación y profundización democrática en el llamado “post-conflicto” guatemalteco? ¿Cómo crees que podría fortalecerse el buen oficio periodístico en el país?

MRP: El papel de la Prensa es clave para fortalecer a los ciudadanos, para que tengan información más profunda y completa y puedan tomar mejores decisiones en su vida personal y en su vida política. Aunque creo que dista de ser el cuarto poder de una democracia, creo que una prensa independiente puede ser un contrapoder que fiscaliza a quienes tienen poder. Y es muy importante recordar que nuestro deber no sólo es fiscalizar a quienes están en el Gobierno o el Congreso, sino a todos los que tienen poder, empezando por los empresarios y terminando por los ciudadanos.

Guatemala ha sido un país autoritario desde antes del conflicto armado interno y las dictaduras de 30 años (1954-1984), y lo que hizo ese período fue profundizarlo, profundizar ese estado autoritario, de ilegalidad, mafioso. Y la única manera de combatir a profundidad el autoritarismo es la palabra.

CK: ¿Existen proyectos periodísticos que te sirvan como modelos de inspiración? ¿Colabora Plaza Pública con ellos?

MRP: Sí, tenemos muchos que nos inspiran. El Faro en El Salvador, La Silla Vacía en Bogotá, El Confidencial en Nicaragua, ProPublica en Nueva York. Tenemos alianzas con varios de ellos para reproducir contenido de manera gratuita. Pero también nos inspiran medios que no son únicamente digitales, como Semana en Colombia, la agencia EFE –que nos da su material de manera gratuita por medio de la Fundación EFE– o El País en España, pues al final de cuentas lo que hacemos en Plaza Pública es periodismo clásico.

CK: ¿Cuáles son las perspectivas de Plaza Pública como proyecto a mediano y largo plazo? ¿Qué potencialidades y limitaciones le ves a los nuevos medios digitales y a las redes sociales, tomando en cuenta que Guatemala sigue siendo un país de conectividad muy limitada, especialmente en las áreas rurales? ¿Proyectan dar el salto al papel? ¿Dónde ves el proyecto en 5 y 10 años?

MRP: Guatemala tiene 3 millones de internautas. Es un tercio de los adultos y adolescentes del país, y con mucho crecimiento. Tenemos todavía campo para crecer, y lo haremos. Este es un proyecto a largo plazo. Optamos por seguir el modelo de ProPublica, que es tener licencia de Creative Commons, que es que la gente puede usar nuestro contenido de manera gratuita, pero citando nuestro sitio. Somos el primer medio centroamericano con licencia de CopyLeft. Y pues lo que hace ProPublica es llegar a acuerdos con el NYTimes o el Washington Post para que ellos reproduzcan sus investigaciones, de manera gratuita para ambos. Nosotros lo intentamos hacer, pero los matutinos tradicionales no son tan maduros y todavía creen que la historia es la que sólo ellos cuentan. Sí tenemos un acuerdo con La Hora, que es un vespertino pequeño; otro acuerdo con el IGER, que es una radio popular y educativa de los jesuitas; y estamos procurando acuerdos con canales de televisión, pues una de nuestras tareas pendientes es crecer y llegar a la mayor cantidad posible de ciudadanos.

En 5 y 10 años nos vemos como uno de los medios más serios y de calidad del continente, de vanguardia en la relación entre periodismo y tecnología, siendo un semillero de periodistas de otra generación, menos dicotómica y superficial, que ayude a que los ciudadanos y ciudadanas de Guatemala y Centroamérica tengan una visión más completa y crítica de su país y sus democracias, para poder tener más poder y soberanía en relación a sus autoridades y a los más poderosos.

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