Este artículo fue publicado originalmente en GIJN y ha sido republicado aquí con autorización.
Por Ana Beatriz Assam
La muerte de Tim Lopes cambió para siempre el periodismo de investigación brasileño. En 2002, un reportero de TV Globo (el canal de televisión más importante del país) fue secuestrado, torturado y asesinado mientras trabajaba encubierto para investigar la explotación sexual de menores por narcotraficantes en una favela de Río de Janeiro.
El crimen sacudió a los medios de la nación y provocó que los profesionales de la comunicación pidieran condiciones más seguras para hacer periodismo. En este contexto, se creó la Associação Brasileira de Jornalismo Investigativo (o Abraji, su acrónimo en portugués).
El punto de partida fue el seminario “Periodismo de investigación: la ética, técnicas y peligros”, dirigido por el recién formado Centro Knight para el Periodismo en las Américas. Después del evento en 2002, el periodista Marcelo Beraba invitó a otros 44 colegas de distintos medios brasileños para unirse en una asociación profesional.
El llamado de Beraba llegó por correo electrónico y sus ambiciones eran claras: “una institución formada y mantenida por sus periodistas, independiente de los periódicos y entidades de clases, centrada en el intercambio de información entre nosotros, para la formación y reentrenamiento, para profundizar aprendizajes y el uso de herramientas en el área del periodismo de investigación, para la creación de un archivo y base de datos y para la promoción de seminarios, congresos y talleres de mejora profesional”.
David E. Kaplan, director ejecutivo de la [Global Investigative Journalism Network] GIJN, estaba allí representando la organización estadounidense Investigative Reporters and Editors (IRE). “Fue un momento emocionante ver a los mejores periodistas de Brasil unirse en solidaridad y crear una agenda ambiciosa para el futuro”, recordó Kaplan.
La creación formal de Abraji ocurrió en el siguiente seminario, cuando se reunieron cerca de 140 periodistas en el auditorio de la Escuela de Comunicación y Artes de la Universidad de São Paulo.
“Hubo una motivación inmediata con la muerte de Tim Lopes en 2002. No el detonante, por decirlo de alguna manera, pero sí la motivación inmediata”, explicó Beraba, quien se convirtió en el primer presidente de Abraji. “La razón de que eso generara algo racional en el momento de gran indignación y tristeza por la muerte de Tim fue que ya habíamos pensado en la necesidad de tener algún tipo de organización parecida al IRE en Brasil”.
La iniciativa de crear una entidad que protegiera, apoyara y formara a periodistas brasileños recibió de forma gradual el apoyo de entidades nacionales e internacionales.
“Mi administración resultó ser de implementación, de crear Abraji desde cero”, recordó Beraba. “Pero teníamos apoyo importante del Centro Knight y de la Fundación McCormick y, con estos recursos, comenzamos a redactar los estatutos y a crear un pequeño equipo profesional”.
“Yo acababa de recibir una subvención y asumí la causa de estos periodistas como el primer proyecto del Centro Knight”, explicó Rosental Alves, director del Centro Knight para el periodismo de la Universidad de Texas en Austin. “Luego de la creación de Abraji, el Centro Knight siguió financiando los primeros años de la asociación brasileña, porque sabíamos que allí estaban los periodistas de investigación brasileños más importantes y que necesitaban una estructura profesional”.
Desde entonces, Abraji se ha mantenido fiel a sus principios originales: capacitación profesional, defensa de la libertad de expresión y el derecho de acceso a la información pública.
Abraji comenzó organizando eventos. El primero se realizó en marzo de 2003, en la ciudad de Londrina, y brindó un seminario sobre las técnicas para cubrir el crimen organizado, en asociación con el Centro Knight y la Universidad Estatal de Londrina. Luego, coordinaron un seminario sobre cómo practicar el periodismo en zonas de riesgo y ofrecieron capacitación en, lo que después se llamaría en las salas de redacción brasileñas, reportaje asistido por computadora (CAR, por sus siglas en inglés) o periodismo de datos.
“Ese mismo 2003 realizamos un seminario internacional sobre el derecho de acceso a la información pública en Brasilia”, comentó Beraba. Allí nació la idea de crear el Foro para el derecho al acceso a información pública, una coalición de entidades de sociedad civil, organizaciones de medios e investigadores brasileños dedicados al cabildeo por el derecho a una mayor transparencia gubernamental. Esta red jugó un papel importante en la aprobación de la Ley de Acceso a la Información en Brasil (LAI), que se promulgó en 2012.
Abraji ha promovido muchos eventos y proyectos. Quizás el más resaltante es el Congreso Abraji, que se realiza cada año desde 2005. Esta conferencia es la reunión más grande de periodistas en Brasil y del mundo.
En 2013, Abraji se unió a GIJN y fusionó el congreso con la octava Conferencia de Periodismo de Investigación de GIJN y la quinta Conferencia de Periodismo de Investigación Latinoamericana (COLPIN, organizada por el Instituto Prensa y Sociedad de Lima). Esta iniciativa logró un récord de 1.350 personas de 93 países en Río. “Ese evento fijó el estándar para las reuniones internacionales de periodistas que destapan escándalos”, señaló Kaplan de GIJN. “Con una mezcla extraordinaria de periodistas, editores, expertos en datos y seguridad, hackers, profesores, estudiantes, y personal de ONGs, nuestra Conferencia Global no volvió a ser la misma”.
El decimoséptimo congreso de Abraji se realizó del 3 al 7 de agosto de 2022 e incluyó más de 80 actividades y casi 200 oradores. Por primera vez, el evento se efectuó en un formato híbrido, con dos días virtuales gratuitos y dos días de paneles presenciales en São Paulo. Más otra jornada dedicada a talleres y clases sobre periodismo de datos, llamado el “Domingo de datos”.
Durante el tiempo de pandemia, las ediciones 2020 y 2021 del Congreso de Abraji se hicieron de manera virtual y sin costo, con un resultado de más de 10.000 suscriptores. La última conferencia presencial, que ocurrió en 2019, tuvo la segunda audiencia más numerosa en la historia de Abraji con casi 1.200 personas.
“El formato siempre ha sido presencial y valoramos mucho los contactos que permite hacer el evento”, explicó Natália Mazotte, presidenta actual de Abraji. “Pero después de la pandemia, se hizo evidente el valor de la programación en línea, como una manera de incluir a periodistas de otras regiones. Y, para mantener el mayor acceso y fomentar la diversidad de los participantes, optamos por el modelo híbrido”.
Esta actividad da la posibilidad de que se creen contactos entre periodistas de investigación, fomentar la certificación profesional y exponer los mejores reportajes en Brasil. Sin embargo, Beraba también resaltó la importancia del congreso para exponer metodologías de reportaje y mostrar “cómo lo hicieron”, dar un enfoque cooperativo y para compartir conocimientos que, según él, antes no era algo común en el periodismo brasileño.
Aparte del congreso, Abraji organiza varios cursos durante el año. Además, cuenta con muchos programas que ayudan a promover los principios de la defensa de la libertad de expresión y el derecho al acceso a la información pública. La mayoría de estos proyectos es el resultado de la alianza entre la asociación, otras importantes organizaciones brasileñas periodísticas y la sociedad civil. Entre estos esfuerzos están:
Abraji también produce informes anuales, que monitorean los ataques contra profesionales periodísticos, comunicadores y medios de comunicación. Además de casos de ataques con sesgo de género, que hablan del peligroso entorno al que se enfrenta la prensa brasileña. Desde 2019, este control ha formado parte de la red latinoamericana Voces Del Sur.
“El reto principal de Abraji es común para todas las organizaciones sin fines de lucro en Brasil: la sostenibilidad a largo plazo”, explicó Mazotte. “Hay poca cultura filantrópica en el país, así que no es fácil conseguir diversas fuentes de financiamiento para la organización”.
En la actualidad, la institución se mantiene a través de patrocinios institucionales o directos de sus proyectos, cuotas de membresía de sus 350 asociados y el ingreso de eventos. En los planes a futuro está la implementación de un fondo de dotación, que garantiza la viabilidad a largo plazo de Abraji y lo fortalecería para enfrentarse a nuevos desafíos.
El personal y dirección de la asociación incluye un consejo ejecutivo de 11 miembros, un consejo fiscal de tres directivos, un consejo de curaduría conformado por expresidentes y un empresario invitado, además de 12 empleados. Cada dos años se celebran las elecciones del nuevo consejo ejecutivo.
“Es una organización que se renueva con frecuencia”, afirmó Cristina Zahar, la secretaria ejecutiva. “Creo que eso es lo que convierte a Abraji en el bastión que es hoy”.
“Ojalá en mis años de formación e iniciación en la carrera de periodista hubiese contado con una entidad como Abraji”, dijo Dorrit Harazim, una galardonada periodista brasileña que fue homenajeada en la quinta edición del Congreso de Abraji. Ella resalta la formación a profesionales que han logrado durante estos años. “Por sus cursos, seminarios, talleres, accesibilidad e intercambio permanente de información, la entidad en 20 años ya ha ampliado los horizontes profesionales de una generación”.
La idea de mejorar técnicas periodísticas más allá del salón de clases, que muchas veces no tiene suficiente aplicación práctica, y aprender sobre temas que no están en el programa educativo rígido de las universidades brasileñas, ha atraído a muchos estudiantes. Rosental Calmon Alves recordó, por ejemplo, los talleres sobre CAR promovidos por Abraji en 2003, en un momento en que esta práctica era poco conocida en el país. “Abraji fue pionero, un explorador de las técnicas más novedosas para la investigación periodística”, expresó.
Con sus numerosos proyectos en distintas áreas, Abraji se ha convertido en un referente para periodistas y también para el periodismo brasileño. En 2003, teniendo solo un año, ganó el Premio de periodismo Esso, la distinción más importante que reciben los profesionales de la prensa en Brasil. En 2012, recibió el Premio a la libertad de prensa de ANJ por su desempeño en la formación de periodistas y por su papel fundamental en la promulgación de la Ley de Acceso a la Información en Brasil.
“Abraji ha superado nuestros sueños más descabellados”, afirmó Alves. “No es que no existiera el periodismo de investigación en Brasil antes de Abraji, sino que, de cierta manera, formuló la existencia de un tipo de periodismo profundo que no estaba claro para muchos periodistas brasileños. Abraji ha ayudado a elevar el nivel del periodismo de este país en estos 20 años de actividad”.
Para Harazim, el éxito de Abraji surgió de la necesidad de una institución independiente, formada y mantenida por periodistas, que se centrara en la mejora del conocimiento profesional. “Había una demanda reprimida y no lo sabíamos”, explicó. “Fue tanto así que, en solo unos años, se estableció el trípode de la misión original: la defensa de una ley de acceso a la información, la libertad de expresión y de nuestras cualificaciones en un nuevo contexto mundial”.
La asociación también ha subido a una posición prestigiosa entre las organizaciones de la sociedad civil. Es común ver citas de Abraji o de su personal en medios brasileños cuando existen noticias de amenazas a la libertad de expresión o ataques a periodistas.
“Abraji no solo se ha convertido en una organización de periodistas profesionales con una voz importante entre los medios brasileños, sino también en un estándar para otras asociaciones en distintos países”, aseveró Alves. Incluso, el modelo que se usó para crear Abraji (seminarios seguidos de la creación de una organización de prensa) se ha replicado en otros lugares de Latinoamérica.
Del mismo modo, Abraji ha cumplido con su razón de ser original luego de la muerte de Tim Lopes: servir como una guía de seguridad para los profesionales de la prensa. “Abraji termina siendo un escudo para periodistas y vehículos bajo ataque y, debido a la legitimidad que ha desarrollado con el tiempo, logra exigir responsabilidad de las autoridades para que se investiguen y combatan estos ataques”, explicó Mazotte. “Una institución como esta es crucial para que los periodistas se sientan más seguros y apoyados para realizar su trabajo”.
La importancia de la seguridad y protección para los periodistas es vital en este momento. Según su informe anual, Reporteros sin Fronteras revela que la retórica agresiva adoptada por el gobierno de Jair Bolsonaro hacia los periodistas y los medios ha “ayudado a fomentar una actitud hostil y de desconfianza hacia los periodistas en general”.
“Considero que, en los últimos tres años y medio, el reto se ha hecho más difícil. Todos los gobiernos después de la redemocratización han tenido problemas con la libertad de la prensa y de expresión. Ninguno lo ha puesto fácil, pero después de 2019 cuando Bolsonaro tomó posesión, empeoró”, aseguró Beraba.
Debido a una tendencia generalizada y preocupante hacia la erosión de la democracia en el mundo y el avance de las autocracias, Zahar afirmó que se ha vuelto incluso más importante defender el periodismo como manera de fortalecer la democracia en el Brasil con Bolsonaro. “Veo a Abraji peleando cada vez más para defender los derechos a la libertad de expresión, de prensa y de acceso a la información”, agregó.
Entre estas batallas está una lucha contra las campañas de desinformación, que se han vuelto cada vez más frecuentes en las redes sociales. “Tenemos todos los problemas de un ecosistema de información con poco control, que termina ayudando a difundir desinformación y contenido engañoso”, explicó Mazotte. “Abraji necesita encontrar formas de adaptarse y lidiar con esta complejidad”.
“Nuestra tarea es seguir haciendo nuestro trabajo y siempre velar por el esfuerzo colectivo con otras organizaciones”, expresó Beraba. “No creo que una organización sea capaz de enfrentarse a esta situación por sí sola. Es necesario el trabajo colectivo y Abraji siempre se ha centrado en esta idea”.