Por Isabela Fraga
Con una pena actual de hasta tres meses de prisión por el delito de difamación en Brasil, esta puede aumentar hasta mínimo dos años, si el proyecto de reforma al Código Penal, que está en trámite en el Senado, es aprobado. El aumento de la sanción, propuesta en el borrador del proyecto, está en contra vía de lo señalado por diversas organizaciones civiles y países de América Latina, que buscan despenalizar este tipo de delitos - responsable de limitar la libertad de expresión y perjudicar a varios periodistas del continente.
Como comparación, la Ley de Prensa, promulgada durante la dictadura militar en Brasil y derogada en 2009, contemplaba una pena de hasta tres años de prisión por el delito de difamación - un año menos que la máxima pena propuesta en la reforma al Código Penal, que prevé hasta cuatro años de cárcel. No es de extrañar, por lo tanto, que el proyecto, cuyo autor es el senador Pedro Taques, haya sido ampliamente criticado por abogados y jueces.
Uno de los críticos más acérrimos es el abogado y ex-ministro de Justicia, Miguel Reale Junior, para quien la actual propuesta conlleva el "riesgo de una verguenza internacional", según el sitio web Consultor Jurídico.
El tiempo parece ser uno de los mayores problemas del proyecto de reforma. En sólo ocho meses, una comisión de juristas designados por el Senado tendrá que debatir, pensar y escribir la parte más general y conceptual del derecho penal, revisar todos los delitos y señalar todas las denominadas "leyes extravagantes" que están dispersas en la Constitución. Esta premura fue una de las razones para que el abogado René Dotti dejara la comisión que asesoraba el Senado y se uniera a quienes critican la propuesta, según Globo.
El abogado Thiago Bottino, profesor de la Fundación Getulio Vargas y miembro del Comité Permanente de Derecho Penal del Instituto de Abogados Brasileños (IAB), le dijo al Centro Knight que "la idea de la reforma es sistematizar los delitos, sanciones, etc. Y que era peligroso hacerlo en tan solo ocho meses".
Bottino también hizo hincapié en lo absurdo de los cambios con relación a los delitos contra la honra. "La calumnia, la difamación y la injuria no deberían ser delitos. No tienen la gravedad suficiente para ser discutidos en el área penal, pueden ser resueltos en el ámbito civil", afirmó. Pero ¿porqué, entonces, proponen agravar la pena? "Creo que, en general, los gobernantes le tienen un poco de miedo a la prensa, les incomoda". Esa puede ser la razón.
Nota del editor: Esta historia fue publicada originalmente en el blog Periodismo en las Américas del Centro Knight, el predecesor de LatAm Journalism Review.