Hablar de Nicaragua y de su periodismo es pensar inevitablemente en persecución y exilio, pero sobre todo en valentía, resistencia y reinvención. Fue justamente sobre estos temas que cuatro periodistas nicaragüenses hablaron durante el 16º Coloquio Iberoamericano de Periodismo Digital el pasado 16 de abril en el panel “Nicaragua: periodistas excarcelados y desterrados”.
Dagmar Thiel, directora de Fundamedios USA y quien moderó la conversación, comenzó señalando que la mejor manera de describir al periodismo de Nicaragua es con palabras como “sobrevivir y reinventarse”. Y es que si algo dejaron claro los periodistas del panel es que a pesar de los obstáculos (como allanamiento de medios, robos de materias primas e insumos), amenazas, exilio, y hasta el destierro de los últimos días, “la dictadura no ha logrado callarnos”.
Sin embargo, Juan Lorenzo Holmann, Miguel Mendoza, Martha Irene Sánchez y Aníbal Toruño hablaron los retos que enfrentan actualmente para seguir con su trabajo y lo que puede hacer la comunidad internacional para ayudar en este momento.
Durante 19 meses que estuvo en la cárcel El Chipote, al periodista deportivo Miguel Mendoza le preguntaban constantemente por qué empezó a hablar de temas políticos teniendo en cuenta la fuente que cubría. “Soy más ciudadano que otra cosa”, dice Mendoza. Según explicó, especialmente después de abril de 2018 – época de las mayores movilizaciones ciudadanas y represión gubernamental – él no quería ser como algunos periodistas deportivos que “están en una burbuja”. Fue así que hizo uso de sus redes sociales para denunciar “lo que estaba pasando”, incluido el asesinato de jóvenes estudiantes y ciudadanos en general, aseguró.
Desde el primer día que fue sacado de la cárcel por ser uno de los 222 presos políticos desterrados y enviados a Estados Unidos, Mendoza comenzó a publicar en sus redes sociales lo que pasaba en su país. En YouTube tiene un programa en el que entrevista a otros presos políticos excarcelados y quiere seguir haciendo periodismo. Sin embargo, en el exilio no ha sido fácil, entre otros temas, por la situación económica. De hecho, aseguró que ha pensado en ejercer otros tipos de trabajo y en “los ratos libres” hacer periodismo.
Por eso su llamado es para lograr un mayor apoyo al periodismo independiente: “Dios quiera [que todo el periodismo en Nicaragua] no se nos apague. Porque si la gente encargada de hacer el financiamiento respectivo para todos los medios de comunicación que están en el exilio y están luchando [no apoyan], entonces va a ganar la dictadura porque los medios van a quedar en blanco, se van a apagar porque uno necesita sostenerse”.
En una línea similar se pronunció Juan Lorenzo Holmann, CEO del diario La Prensa, el más antiguo del país y el último diario impreso en el país hasta hace unos años. Holmann, como Mendoza, fue uno de los presos políticos desterrados y también se encuentra en Estados Unidos tratando de continuar con el diario, ahora digitalmente.
La Prensa, con 96 años, representa la historia de Nicaragua, según Holmann. Por eso, su objetivo es no solamente llegar a los 100 años, sino pasarlos. Holmann dice con orgullo que a pesar de que sus instalaciones fueron allanadas y robadas, no los han callado.
“No van a callar nunca al periodismo independiente. Eso es una cosa que no sólo a La Prensa le compete o es responsabilidad de La Prensa. Es responsabilidad de muchos periodistas independientes que han aceptado ese reto y lo han hecho con mucha valentía y con mucha prestancia, con dignidad”, asegura. “Creo que Nicaragua es el único país o el país en Latinoamérica que tiene más periodistas en el exilio trabajando […] porque tenemos un país ahí, tenemos un país -- es cierto que nosotros estamos afuera --, pero ese país está secuestrado. Nosotros a través de nuestro trabajo, tenemos el deber, la ilusión y el compromiso de rescatar ese país para volver y comenzar a construir nuevamente la sociedad que todos soñamos. Una sociedad en la que todos nos podamos expresar libremente sin el temor de que alguien nos esté siguiendo o nos persiga o suframos nuevamente exilio, cárcel e inclusive la pérdida de la vida”.
Su llamado de ayuda va a tres grupos: sus lectores, a colegas y a organizaciones que puedan dar financiación a medios. A su audiencia le pide que continúen el apoyo, pero especialmente que paguen por la información. A otros periodistas les pide que no dejen de cubrir Nicaragua, que vean a ese país como una especie de espejo para determinar lo que puede pasar en otros lugares de la región, pero particularmente para que no se pierda la atención sobre lo que sucede. Y finalmente, pide a las organizaciones o fundaciones que apoyen al periodismo independiente, en especial al que se encuentre en el exilio por la dificultad para conseguir dinero.
El apoyo financiero es para Aníbal Toruño, director y dueño de Radio Darío, también es una petición primordial de ayuda. A lo largo de la historia de su radio, la emisora ha sido destruida en seis ocasiones, incluidos dos incendios. Toruño, antes de este “exilio permanente”, tuvo que salir de Nicaragua por diferentes atentados en su contra. El pasado 15 de febrero, fue declarado traidor a la patria y le fue retirada la nacionalidad. Posterior a esto siguieron otras acciones como congelar sus cuentas, ocupar la casa de sus hijos, y finalmente allanar las instalaciones de Radio Darío, sede que el gobierno convertiría en una estación de policía.
Debido a estos ataques y al retiro de sus licencias en 2018, Radio Darío vio la necesidad de transitar hacia lo digital. “Es indudable una de las experiencias más difíciles, sobre todo exigente”, dice. Ahora desde el exilio han intentado seguir informando y como el caso de La Prensa también dice con orgullo que han logrado seguir haciéndolo. “El gran desafío y la gran victoria que nosotros hemos tenido, es que no nos han podido callar y seguimos venciendo la censura, seguimos reinventando para encontrar formas y maneras de poder seguir llegando [a la gente]”.
Sin embargo, la financiación ha sido lo más difícil. “Si algo teníamos como medio de comunicación es que éramos competitivos. Nuestros artículos, nuestros programas, nuestros noticieros eran buenos y siguen siendo buenos. El gran clavo que nosotros tenemos es que no tenemos país. Por lo tanto, la pauta o la generación de ingresos producto de eso no la tenemos”, dijo.
Al igual que Holmann hace un llamado para recibir el apoyo financiero de organizaciones, pero también del público para que pague por la información.
Para Martha Irene Sánchez, directora del medio República 18 y presidenta de la organización Periodistas y Comunicadores Independientes de Nicaragua (PCIN), además el apoyo financiero, la ayuda a periodistas en el exilio también debe venir de los gobiernos.
Haciendo eco de las palabras durante ISOJ del también periodista nicaragüense Carlos Fernando Chamorro, aseguró que la situación de muchos periodistas ya no trata de un exilio por la crisis, sino un “exilio permanente”.
“Nosotros tenemos que pasar de sobrevivir a vivir, porque no podemos seguir siendo víctimas. Depende de nosotros también qué papel vamos a ponernos en esta dictadura que nos ha quitado demasiado. Y no solo estos que nos competen a nosotros, como la libertad de prensa y libertad de expresión, sino que se ha extendido incluso a nuestras familias. De ahí que nosotros como PCIN, también hacemos un llamado importante a que queremos seguir ejerciendo el periodismo, pero seguir haciéndolo con condiciones que dignifiquen, que nos dignifiquen como personas”, aseguró Sánchez.
En ese sentido, para Sánchez es necesario que los gobiernos “asuman un compromiso real” con las personas exiliadas. Explicó que, en muchos casos, pasan en “una sala de espera en incertidumbre” durante cinco, diez o hasta 15 años hasta quedarse en un país de manera permanente.
“No podemos seguir en esa incertidumbre. Ya nos echaron de nuestro país. Como decía don Aníbal [Toruño], no tenemos país. Necesitamos una seguridad migratoria para nosotros y para nuestra familia”, pidió Sánchez.
Sánchez, quien también ha intentado mantener un medio desde Costa Rica, quiso mencionar a los periodistas que siguen en Nicaragua y quienes hacen un “periodismo de catacumba”: escondidos, sin firmar los artículos y con el temor de ser perseguidos. Y por eso, muy orgullosa también destaca lo logrado por el periodismo nicaragüense que se hace fuera y dentro del país.
“El mensaje contundente que le hemos dicho a esta dictadura es: nos pudiste encarcelar, asesinar – como el caso de nuestro colega Ángel Gahona –, nos echaste al exilio, pero no nos has silenciado”, aseguró.