“Necesito una traducción clara y precisa que sea adecuada para plataformas periodísticas como The New York Times, The Washington Post o The Guardian. El tono debe ser natural y coloquial, pero profesional, que garantice que el significado se adapte a un público de habla inglesa. Además, se debe seguir el Libro de Estilo de The Associated Press”.
Esto es lo que dice el prompt (instrucción) que usa el Centro de Periodismo Investigativo (CPI), una galardonada organización independiente de noticias de Puerto Rico, para traducir sus historias de español a inglés a través de la inteligencia artificial.
En diciembre de 2023, el CPI recibió una beca del American Journalism Project (AJP), organización con sede en Washington D.C. que apoya el trabajo de medios de noticias locales y sin fines de lucro, para ampliar el alcance de sus historias a públicos de habla inglesa. El resultado ha sido la integración de un asistente de IA en las traducciones del CPI que, según sus creadores, no compromete la calidad y los matices culturales de las historias.
Llegar a ese resultado requirió meses de ensayo y error.
Noel Algarín, editor en inglés del CPI, fue el encargado de liderar el proyecto que comenzó en el verano de 2024. El primer ejercicio que hizo fue tomar múltiples historias ya publicadas en español y traducirlas utilizando cinco herramientas distintas de inteligencia artificial: ChatGPT, DeepL, Microsoft Word, Google Translate, y Claude.
La herramienta de IA que mostró el mejor desempeño fue Chat GPT. “Las demás herramientas mostraron incoherencias significativas, como cambiar el género de las personas mencionadas en los relatos, omitir pasajes enteros del texto, ignorar los acentos o producir traducciones demasiado literales”, dijo Algarín a LatAm Journalism Review (LJR).
Noel Algarín, editor de CPI en inglés. (Foto: Cortesía)
A partir de ahí, Algarín creó un flujo de trabajo para que las traducciones de ChatGPT estuviesen respaldadas por la revisión de editores. También fue probando diferentes prompts para dar instrucciones más detalladas de traducción a la herramienta.
Sin embargo, Algarín notó que las traducciones de ChatGPT eran de una calidad inconsistente. “A veces no traducía las historias completas o hacía resúmenes en vez de traducciones”, dijo.
Así que con la ayuda de Liam Andrew, jefe de producto y tecnología de AJP AI Studio, acogió la idea de crear un asistente de IA personalizado utilizando la API, la interfaz de aplicación de OpenAI.
“Fue entonces que comenzamos a ver resultados más alentadores y consistentes”, dijo Algarín. “Este chatbot especializado en el entorno de IA de OpenAI fue entrenado para la tarea concreta de hacer traducciones para el CPI y notamos una clara mejoría comparado a los esfuerzos anteriores”.
Al trabajar con la API, el equipo pudo reducir la aleatoriedad o creatividad en las respuestas de la IA y “dar la sensación de que el artículo estaba escrito originalmente en inglés”, dijo Algarín. También las traducciones preservan mejor los matices de los contextos puertorriqueños.
Durante los últimos tres años, el CPI ha buscado maneras de ampliar su huella más allá de los límites de Puerto Rico. Han analizado datos demográficos, han hecho sesiones de escucha y visitado diversas comunidades para conocer lo que quiere su audiencia.
“Como parte de ese esfuerzo entendimos que era también fundamental que cada vez una mayor cantidad de nuestro contenido estuviera completamente bilingüe”, dijo a LJR Carla Minet, directora ejecutiva del CPI. “El 35% de nuestra audiencia está en Estados Unidos”.
Cuando el American Journalism Project puso en marcha el proyecto Product & AI Studio, un nuevo programa para explorar la aplicación inteligente de las tecnologías emergentes en el periodismo local, el CPI no dudó un segundo en postularse.
“El trabajo del CPI con modelos de preentrenados en traducciones destacó [entre las propuestas] como una oportunidad para probar cómo la IA puede ayudar a las redacciones locales a atender a audiencias multilingües”, dijo a LJR Roshni Neslage, directora de comunicaciones del AJP.
Como parte de la subvención, el CPI recibió US $20.000 para llevar a cabo el proyecto.
Carla Minet, directora ejecutiva del CPI. (Foto: Cortesía)
Antes de esta subvención, el proceso consistía en que una persona hacía la traducción y luego una editora revisaba el texto traducido. “La traductora continúa, pero en lugar de traducir historias que muchas veces superan las 2.500 palabras, tiene un rol más enfocado a la revisión, corrección y control de calidad de cada texto”, dijo Algarín.
A principios de 2025, el CPI recibió una segunda subvención del AJP pero esta vez para utilizar herramientas de inteligencia artificial para otros propósitos de la organización más relacionados a la generación de ingresos, creación de newsletters y análisis de datos de audiencia.
A finales de 2024, Algarín publicó un documento en el que se detalla cada experimento y lección aprendida en el proyecto. Según Neslage, esta puede servir como guía para que otras redacciones prueben el uso de IA en sus traducciones.
Entre las recomendaciones que da Algarín se encuentran la importancia de la interacción con las herramientas y el perfeccionamiento a través de los ensayos. También el mantener la transparencia sobre el uso de la IA para así no perder la confianza de los lectores.
Por otra parte, en el documento se deja claro que aunque la IA ha demostrado ser una valiosa herramienta para mejorar la productividad en las traducciones, la supervisión humana sigue siendo indispensable sobre todo para matizar la narración y la sensibilidad cultural.
“El rigor con el que se están trabajando las traducciones es mayor porque hay un proceso de revisión de por lo menos tres filtros de edición”, dijo Minet. “No está sobre la mesa sustituir a nadie de la redacción con la IA. Nuestra premisa siempre fue que esto nos permitía hacer más cosas, acelerar ciertos procesos, pero no sustituir de ninguna manera nuestra metodología de trabajo y seguimos firmes en esa posición”.